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Forgiveness por Katja Kitayima

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Notas del fanfic:

El primer fic de SHINee que escribí, concretamente iniciando con mi pareja favorita: JongKey. A partir de ellos es que nació mi curiosidad y gusto por comenzar escritos en este fandom.


Tiene poco más de seis meses que lo tenía finalizado y listo, pero no estaba muy segura de querer publicar, realmente siento que me falta bastante, pero, por algo he de empezar; así que, con este inicio mi batalla en este fandom, veremos que tal me va :)

Notas del capitulo:

Esto fue la primera historia (idea) que se desarrolló en mi mente cuando comencé con el gusto de esta pareja; implica algunos aspectos reales, combinados por supuesto con el lado "fiction" de toda fangirl.

Originalmente planeado para ser algo mucho más dramático y angst, pero, como siempre, mi lado fluff gana. No puedo evitarlo, es que me encantan~

Si vuelves a hacerlo, ya no te perdonaré. ¿Lo entiendes?

 

El tono de voz con que lo había dicho fue demasiado severo para alguien que siempre tenía una fresca sonrisa en el rostro, y tan triste para ser de la clase de personas que hallaban, hasta en lo más mínimo, un motivo para alegrarse y reír.

 

Así era Key: así siempre había sido, con él y con todos a su alrededor a pesar de las poses de diva y destellos de soberbia que solía poner ante y fuera de las cámaras.

 

Nada nuevo; cuando Kibum se enfadaba con él, bastaba con que le hiciera unos cuantos mimos, algunas cosquillas, risas y sonrisas o incluso algún mal chiste que le devolviera el semblante radiante con que se levantaba cada mañana.

 

Sin embargo, en esta ocasión, Jonghyun supo que su compañero iba muy en serio.

 

Suspiró fuertemente, ni siquiera pudo levantar la mirada para enfrentarse al chico de cabello artificialmente rubio que estaba de frente a él, tan solo unos centímetros de distancia lo separaban del rostro del más joven. No se atrevía a darle la cara después de lo que le había hecho, porque, simplemente, los amigos como ellos no se hacían esas cosas, no se traicionaban.

 

A partir de ese momento Jonghyun no habló más; el nudo en su garganta parecía asfixiarle de manera tal, que, el sólo respirar le dolía hasta los huesos. Y no lloró tampoco, ni una sola lágrima,  por más que su sensibilidad a flor de piel se lo pedía a gritos y sentía que en cualquier momento explotaría de impotencia.

 

No.

 

Jonghyun se conservó apacible y en pie mientras escuchaba todas y cada una de las palabras que Key tenía que decirle. Soportó, incluso, aún siendo un suplicio, cuando le dijo que le había roto el corazón.

Dejando de lado los sentimentalismos, el mayor de los Kim había entendió a la perfección a lo que su compañero se refirió con eso.

 

Asintió muy lentamente, inclinándose con ligereza hacia adelante para topar contra la frente de su amigo. Se quedó allí durante algunos minutos en los que ninguno se movió. Tal vez pensó que aquel silencio era el momento óptimo para darle la respuesta que le debía, cuando le diría sin voz que,  “sí, lo entiendo”,  porque ésta vez no podría hacer hacer uso de su típica sinceridad bromista y gritar a los cuatro vientos en un exagerado tono y voz aguda que le perdonara.

 

No, las fuerzas ya no le alcanzaban para eso.

 

Jonghyun pudo percibir el suave aliento a menta fresca de Key chocar contra su rostro, y no tenía ni jodida idea de lo que estaría pasando por su mente en ese instante, incluso  a pesar de saber que le conocía mucho más de lo que debería. Instintivamente levantó su mano para posarla en la mejilla del otro, como usualmente hacía cuando gustaba de tener ese tipo de contacto físico con su amigo; porque era su amigo, y mucho más que eso, aunque aún a estas alturas no terminaba de aclararse esos sentimientos.

Le repasó el rostro con un cierto dejo de ternura, como si hubiese sido una súplica muda pidiéndole, “por favor, perdóname”; cambió la dirección para alojarse ahora en cuello, subió de nuevo y le rozó con la punta de los dedos.

 

Notó que tampoco Key estaba llorando, cosa rara dado que ambos eran los que cumplían el patrón de los más llorones dentro del grupo; su tersa piel estaba seca y cálida, probablemente sonrojado, mas no a causa de alguna palabra o caricia coqueta que solía soltarle como era costumbre en sus juegos rutinarios.

 

Le dolía en el alma. Jonghyun realmente sentía que algo en su interior se había roto en mil pedazos cuando escuchó la voz de Key en ese estado, reclamarle tan sutilmente, sin lágrimas de por medio y de la forma más cruel y tajante. Había sentido como si, después de haber volado demasiado alto, no se hubiese dado cuenta de que había pasado su límite y rebasado la delgada línea que lo separaba de su zona de bienestar; y para cuando se dio cuenta de ello ya iba cayendo en picada y sin control para estamparse directamente contra el suelo.

 

El choque fue bastante duro, y el verdadero dolor se hizo presente cuando las heridas comenzaron a abrirse, cuando el mismo Key las había hecho sangrar al decidir que la indiferencia y el alejamiento eran la mejor opción para lidiar con la traición de su amigo.

 

Key se lo dijo claramente y sin tapujos, no pudo pasar por alto el hecho de que le hubiese cambiado por aquella mujer, por ella que había sido fruto de sus deseos como el casanova y mujeriego que era.

 

Una mujer, por todos los cielos.

 

Es que el problema radicaba precisamente en el género, porque poco hubiera importado si hubiese sido con un chico, en todo caso el daño hubiese sido menor, perdonado, olvidado y a seguir adelante.

 

Pero resultaba que Kim Kibum no encontraba rivales en nadie más que en  las personas de su sexo (biológico) opuesto; eran todo lo que él siempre deseó (y deseaba por momentos) y que, desgraciadamente, jamás tendría, incluyendo quizá al objeto de su afecto. Fue por eso que su enfado e indignación habían llegado a un nivel crítico

 

Lamentablemente Jonghyun no lo había entendido hasta ese momento.

 

Y fue en ese punto, cuando Key le volteó el rostro, que sintió las imperativas ganas de derramar alguna lágrima, de llorar por el sentimiento que se alojó en la base de su pecho, subiendo para cortarle el paso de aire. Quería llorar sin que le importara, pero la presión estaba llegando a su límite, su querido Kibummie parecía no tener reacción ante sus caricias, ante el modo tan acostumbrado que tenía de tocarle, quería fervientemente sentirlo cerca de nuevo y tener su atención, deseaba encontrarse de nuevo con Key, su compañero, su amigo, su pareja, su contraparte del poder gemelo. Porque lo que ellos tenían era algo único y especial que nadie más podría entender,

 

Exhaló entrecortado cuando un ligero espasmo se produjo de su cuerpo, la tensión de sus músculos se redujo a niveles alarmantes y se sintió como de gelatina cuando las fuerzas le abandonaron. Y casi estando a punto de soltar un sollozo, las manos de Key se habían alojado ya sobre su rostro, tomándole entre ellas y bajando hasta su cuello en suaves caricias, regresando y repasando un par de veces más, sus dedos se enredaron entre las hebras de cabello castaño que bajaban por su nuca. Le sintió aproximarse hasta el punto en que sus labios se habían fusionado con los suyos en lo que sintió fue el beso más sufrido de toda su vida.

 

Jonghyun ni siquiera se asombró por el hecho: aunque había sido la primera vez que besaba realmente a alguien de su mismo sexo, no se sintió extraño por saber quién era la persona con la que lo hacía.

Mas fue curioso, porque nunca consideró que Key encajara en alguna de esas clasificaciones; Key, simplemente era Key, y quizá por eso es que ese beso había sido por demás satisfactorio en todo sentido. Ni con toda su experiencia en ese rubro  pudo predecir lo que aquello le causó a los sentidos, se sentía extraordinariamente bien, como todo cuando estaba cerca de él.

 

El menor le besó un par de veces más, ligeramente, dejando que su boca le recorriera la comisura de los labios en suaves toques; finalizó cuando intercambió su boca por la yema de los dedos, deslizándolos a lo largo. Jonghyun se relamió los labios en un gesto con tintes eróticos a la vista de su compañero.

 

Le sonrió, no pudo evitarlo. El otro le correspondió como el reflejo de un espejo con un tímido semblante.

 

Quiso creer que aquello era el “te perdono” por parte de Key, pero no le apeteció preguntárselo; no podría lidiar con eso ahora si la respuesta no iba por ese camino. Era mejor seguir creyendo que las cosas no habrían de cambiar todavía.

 

Esa misma tarde tuvieron sexo por primera vez en la habitación que compartían: sin prisas, con tanto que aprender y experimentar, dejándose guiar con lo que su instinto les daba. Se encontraban solos a propósito, parte del plan diseñado por sus prudentes compañeros justo para que se decidieran a resolver aquello que, hasta ellos mismos habían notado, se había vuelto una pesadilla recurrente.

 

Terminaron recostados uno junto al otro, de frente y con la mirada aún sosteniéndose sobre la ajena por lapsos, mientras el cansancio se los permitía. Jonghyun le acarició la mejilla con los dedos, palpando con las puntas la suavidad de aquellos rasgos ahora vueltos al color pálido acostumbrado de su faz. Le sonrió como un tonto y loco enamorado de aquellos que acostumbran salir en los dibujos animados sabatinos, de esos personajes cuyo corazón suele saltar por encima del pecho como yunque en resortera.

 

Key le miró con un rastro de fascinación; o al menos eso le pareció al mayor cuando el otro había comenzado a imitarle con los movimientos de los dedos, enfocándose en seguir las líneas que se formaban en su rostro cada vez que sonreía o amenazaba con reír. Le trazó el contorno de los huesos marcados que sobresalían en sus pómulos, siguiendo hasta hallar la manera de escalar la pequeña  nariz que pensó era uno de los rasgos que más le atraían de él.

 

Dejó escapar una ligera risa cuando esos gestos se transformaron en las caras que siempre le hacían reír por lo tonto que lucían en su rostro, frunciendo el ceño, inflando sus cachetes o enseñándole la lengua de vez en cuando.

 

Jonghyun le besó, se acercó para tomarle los labios al no poder resistir la tentación de probar de nuevo esa insaciable boca. Key suspiró cerrando sus ojos, sus manos se habían entrelazado en un delicado movimiento.

 

De nueva cuenta el castaño quiso besarle, pero esta vez Key interpuso sus manos, aún estrechadas, entre el espacio que separaba sus rostros; naturalmente que el otro se quejó con un bufido juguetón cuando le cortó de tajo la inspiración, pero Kibum pensaba que era necesario antes de continuar; porque, sí, a partir de ese punto que ambos habían aceptado ya, tratarían de un modo nuevo su relación.

 

—Eres mío, Jonghyun— sentenció serio. Entreabrió los ojos para mirarle y cambiar el semblante a una cálida sonrisa con destellos de malicia.

 

Había sido directo con su afirmación. Si Kim Kibum lo decía, no había poder humano que lo refutara, ni siquiera el mismo Jonghyun.

Y no se asombró por la aseveración, esa seguridad y porte que el rubio poseía le eran mucho más atractivos que cualquier otro rasgo que pudiera conocerle, le tenían tan fascinado que por eso Key se había convertido en el obscuro objeto de su afecto.

 

—Soy tuyo —respondió solemne tras guardar silencio unos segundos, como si quisiera encontrar el mejor tono para expresarlo.

 

—Espero no tener que recordártelo todo el tiempo, idiota.

 

—Es una promesa, Kibummie

 

Se acercó a sus labios, susurrando, sellando el pacto con un beso. Key sonrió satisfecho.

Notas finales:

Muchas gracias por leer, se agradecen comentarios, opiniones, críticas, todo aquello que puedan decirme en pos de mejorar :)


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