“Aún recuerdo el momento en que te conocí. Jamás pensé que llegarías a saber de mi existencia, así que cuando me hablaste por primera vez… sentí que podría morir feliz”
Prólogo
“5 años después de la tragedia”
(POV: Narrador)
—Dime, ¿hay algo que desees con todo tu corazón?, algo que creas imposible, algo así como… ¿un milagro?
…
Un hombre pelinegro y de ojos a juego despertó completamente agitado. Era la 5ta vez que soñaba con ese recuerdo, ese recuerdo de su infancia, de aquel niño sin rostro haciéndole la misma pregunta, solo una sombra de su pasado que apenas y recordaba, la cual no estaba seguro si en verdad conoció o simplemente era su imaginación.
Sasuke Uchiha. 30 años de edad. Aparentemente soltero. Famoso empresario reconocido mundialmente en la industria empresarial por sus numerosos logros a lo largo de su carrera. Hijo de Fugaku Uchiha y Mikoto Uchiha, antiguos dueños mayoritarios de la compañía Uchiha, quienes murieron en un accidente aéreo cuando Sasuke tenía 7 años de edad. Hermano menor de Itachi Uchiha, ex-miembro de la famosa banda de rock Akatsuki y actualmente ejerciente de su carrera como licenciado en derecho. Ese era Sasuke Uchiha, el hombre perfecto, tan frio y deslumbrante… pero había algo que nadie sabia de él, una parte de su pasado que se aseguró de no difundir, y algo tan vano para aquellas personas que llegaron a saberlo…
La cabeza le dolía, sentía que todo daba vueltas… ya no tenia mas sueño y al reloj le faltaban 30 minutos para sonar. Decidió preparar el baño para su ducha matutina. Ese día sería desgastante pues tenía que ir al orfanato de la ciudad, ya era tiempo de dar el donativo semestral del año que la empresa Uchiha, o más bien Sasuke aportaba de su bolsa.
El semestre pasado le había tocado al hospital general por lo que ahora era tiempo de donar al gran orfanato situado a orillas de la ciudad, el único orfanato, por lo cual era tan grande. Estaba seguro que al llegar los niños correrían a abalanzarse de sus piernas como lo hacían cada vez que lo veían. Al pensar en eso una media sonrisa se dibujó en su rostro, esos niños eran tan escandalosos… tan llenos de vida…y esa era su debilidad. Pero entonces recordó la pregunta que siempre repetían los niños al momento de su llegada, lo cual borró todo rastro de felicidad de su rostro.
Al terminar de alistarse salió dispuesto a dirigirse al orfanato sin que su asistente se diera cuenta. Se había levantado 30 minutos antes, así que lo más probable era que aún no llegara. Fue entonces que, ante su total sorpresa, ahí estaba su asistente personal, de pié junto al coche del Uchiha.
— ¿Intentando huir sin mi, jefe? —preguntó con burla el chico de cabellos rojos mientras se recargaba y cruzaba de brazos graciosamente.
—Cállate Gaara, no molestes tan temprano —replicó el pelinegro para subir al coche de mala gana. Era fin de semana por lo cual le daba esos dos días libres a su chofer, el cual solo lo llevaba de la casa a la oficina y viceversa, para lo demás incluso tenía otro coche, o mas bien otros coches.
—Lo siento Sasuke —se “disculpó” el pelirrojo al momento de subir al asiento del copiloto.
—A veces me pregunto porque no te he despedido aún —se quejó Sasuke arrancando el coche.
—Eso es porque no puedes hacer nada por ti solo, ser humano desorganizado —la frialdad con la que hablaba Gaara solía desesperar al Uchiha, parecía un robot más que un ser humano. Aún así lo consideraba su amigo, ya que ambos habían pasado por momentos muy tristes juntos, algo que solo a ellos dos podía afectarles de sobremanera.
Ya frente al orfanato…
—Bien Sasuke, yo te esperaré en el auto, por favor no tardes mucho, quiero regresar rápido a mi casa.
—Nadie te dijo que vinieras, solo tú desperdicias tus días de descanso molestando a tu jefe.
—Tenía que asegurarme de que no intentara escapar de su compromiso. Se bien lo que le provoca ver a esos niños, tan parecidos a…
—Gaara no digas cosas innecesarias —se quejó el pelinegro saliendo del auto y azotando la puerta tras él.
—Ese idiota, ¿Qué se cree, mi madre? —se quejaba mientras entraba desganado al orfanato por la puerta principal. Pero su cara de pocos amigos se desvaneció al ver que todos los niños de la institución lo esperaban en la recepción, con sonrisas en sus rostros y cartas y dibujos en sus manos.
— ¡UCHI-SAN, VINISTE! —gritaban eufóricos mientras corrían a abrazarse de las piernas del mayor.
—Claro que no faltaría, niños bobos —reía al momento de mostrarse “disgustado” por las suposiciones de los menores.
—Vamos a jugar, Uchi-san —decían los niños mientras lo tomaban de las manos y la ropa y lo arrastraban hasta el patio.
—Solo un poco, mi tonto asistente me espera en el auto y no quiero que se aburra demasiado —dijo Sasuke ya una vez adentrados en el patio.
— ¿Gaa-chan? ¡Dile que venga a jugar con nosotros!
—Lo siento, al parecer esta un poco cansado por mi culpa, si tuviera ánimos se habría bajado del coche.
Los niños miraron con tristeza a Sasuke.
—Entonces… —comenzó a hablar uno de los niños—, hoy tampoco vendrá a vernos ¿verdad?… él…
Sasuke bajó la mirada con pesar. Ahí estaba esa pregunta de nuevo, la que temía volver escuchar como todas las veces que iba.
—No, lo siento, hoy solo hemos venido Gaara y yo.
—Vaya —suspiraron pesadamente la mayoría de los niños—, ¿Y porque no vino? ¿Nunca vendrá a vernos?
—Esto… yo…
— ¡OH UCHIHA-SAN, CUANTO TIEMPO! —llegó gritoneando sonrientemente la encargada de la casa hogar, interrumpiendo el ambiente tenso que se había creado entre los niños y Sasuke. La mujer llevaba un gato entre sus brazos y varios mas había regados por ahí. A ella le encantaban esas pequeñas criaturas, pero por su situación de encargada de un orfanato no podía darse el lujo de mantener tantas mascotas.
—Oh, es verdad, cuanto tiempo Nekobaa-san —contestó cortésmente el pelinegro—, por cierto, aquí esta el cheque con el donativo, no lo pierda por favor—dijo entregándole un cheque en las manos.
—Oh muchas gracias, es una gran alegría que usted venga a visitarnos —la sonrisa de la mujer era tan amplia que parecía irreal— aunque es una verdadera lastima que Uzumaki-san no pueda venir él mismo a dejarnos este cheque personalmente.
El cheque que la mujer llevaba en las manos tenía la marca de agua de la empresa Uchiha, mas sin embargo se encontraba a nombre de Naruto Uzumaki…
Sasuke esbozó una media sonrisa.
—Si, pues verá, él tampoco pudo venir hoy, así que…
—Oh pero no se preocupe, debe ser un hombre muy ocupado para que incluso alguien de tanto rango como usted venga en su representación.
—Si, eso debe ser…
—Uchi-san —interrumpió otro de los niños—, ¿Uzumaki-san nunca vendrá a conocernos? ¿Acaso le caemos mal?
—No claro que no, no le caen mal, es solo que…
—Sasuke, es hora de irnos, tienes trabajo que hacer —la voz inexpresiva de Gaara se escuchó desde la entrada al patio.
— ¿Gaara? —preguntó con sorpresa el azabache.
— ¡GAA-CHAN! —gritaban eufóricos los niños mientras se colgaban a sus piernas como hicieron con Sasuke.
—Hola niños —contestó el pelirrojo con poca alegría en su voz, aunque eso significaba que en realidad se alegraba de verlos—, me harían un gran favor si me llamaran “san” en vez de “chan”, igual que a Sasuke.
—Gaa-chan no te lleves a Uchi-san —replicaron los niños al mismo tiempo, ignorando totalmente su petición—, acaban de llegar, no se vayan.
—Descuiden, se que la visita fue rápida pero prometo que vendremos a verlos pronto, solo como visita y sin apuros, ¿De acuerdo?
Los niños asintieron de mala gana, pues sabían que Uchi-san y Gaa-chan eran hombres muy ocupados.
Sasuke suspiró con alivio. No era que quisiera alejarse de los niños así como así, era solo que se sentía tan incomodo en esos momentos…
…
Y ya una vez en el coche…
—Creo que me debes una, “Uchi-san” —dijo con burla el pelirrojo dirigiéndose al Uchiha.
—Cállate, nadie pidió tu ayuda.
—No sostengas el volante con tanta furia, podrías causar un accidente.
—No lo sostengo con furia.
—Claro que sí.
El silencio se hizo incomodo al paso de los minutos, hasta que Gaara se atrevió a romperlo de nuevo.
—Algún día tienen que saber que Naruto no ira a verlos, no es sano que los mantengas con esa esperanza, Sasuke…
Sasuke detuvo el auto a orillas de la carretera, sus ojos estaban empañados con lágrimas sin desbordar.
—Ese dinero que tengo lo conseguí a costa de las lágrimas y la sangre de Naruto… creo que es mas que justo que él se lleve todo el crédito… y opino que tú crees lo mismo ¿No es así Gaara?
Ambos mantenían la cabeza gacha. No podían verse el uno al otro. Gaara golpeó el puño contra el tablero del elegante coche.
— ¿Sabes Sasuke? En estos 5 años que hemos estado conviviendo tan cerca, y mas que nada conviviendo en buenos términos, muy difícilmente he aprendido a verte como a un amigo, así que te diré esto como amigos que somos: tienes que superarlo, lo pasado es pasado y no hay nada que hacer, no es como si pudieras regresar el tiempo y corregir todos tus errores.
— ¡LO SE! Eso lo se… —las lágrimas por fin surcaron las mejillas del Uchiha— se que no hay nada que pueda hacer pero… no puedo vivir así, han pasado solo 5 años y aún así… aún así… ha sido una eternidad.
Los ojos de Gaara demostraban tener lástima del Uchiha, su sufrimiento era el de alguien que había dejado escapar al amor de su vida.
—Sasuke arranca el auto, no puedes aparcar aquí —se limitó a decir ante la situación. Nunca había sido muy bueno para expresarse.
Sasuke se limitó a limpiar sus lágrimas y obedecer a su asistente. Emprendió el camino hacia su oficina, pero en el trayecto decidió quedarse en casa todo el día por lo que llegó primero a casa de Gaara a dejarlo. Ambos se despidieron y antes de irse Gaara le dijo:
—No te deprimas Sasuke, necesitamos que nuestro jefe esté cuerdo… Sal a divertirte, ríe un poco, ten algo de sexo; que estoy seguro que llevas por lo menos 5 años de castidad —finalizó antes de salir del auto.
—Idiota —murmuró por lo bajo, Gaara si que había aprendido a conocerlo bien.
…
Ya una vez en su mansión, Sasuke arrojó todo lo que llevaba puesto al grado de quedar semi desnudo, solo unos bóxers cubrían su intimidad. Todo el día lo pasó así, almorzó así, realizó un papeleo pendiente que llevaba arrastrando desde semanas atrás así, se pasó la tarde viendo películas con finales deprimentes… así. Básicamente así era un día libre en la vida de un rico y solitario empresario como Sasuke. Las 12 de la noche dieron sin que este se diera cuenta, por lo que tomó una ducha y se fue a la cama.
Ya una vez acostado en su amplia cama no podía dejar de recordar las palabras de Gaara, a los niños pidiendo ver al generoso donador que les permitía tener regalos de navidad… Todo era muy difícil.
Sasuke lanzó un profundo suspiro al aire. Dejó caer uno de sus brazos al lado derecho de la cama, ese lado tan frío y vacío. Una lágrima resbaló por su rostro. Era tan insoportable, los días desde hace 5 años atrás… era como vivir en el infierno.
—Naruto… —susurró débilmente antes de caer en un profundo sueño.
…
—Dime, ¿hay algo que desees con todo tu corazón?, algo que creas imposible, algo así como… ¿un milagro?
Ese no era el mundo terrenal, de eso estaba seguro. Sasuke se encontraba dentro de su mundo de sueños, ese mundo que pasaba de ser el paraíso a ser un averno, dependiendo de la situación.
Pero esta vez se encontraba en completa oscuridad. Solo escuchaba esa desconocida y casi inaudible voz. Esa voz que le repetía una y otra vez la misma pregunta…
— ¡Y QUE IMPORTA SI TENGO UN GRAN DESEO O NO! —gritó con furia al viento—, Nadie ni nada me regresará la felicidad, el amor, a esa persona…
Un destello de luz deslumbró los ojos del pelinegro. Esa área oscura donde se encontraba al fin se llenaba de albor.
Y ahí estaba, frente a él había aparecido una imagen reconfortante, una imagen tan hermosa y perfecta… el recuerdo de aquel día en que todo comenzó, cuando lo conoció… ese día de verano hace 14 años, poco después de terminar el primer año de preparatoria, que aunque no fue una experiencia muy grata, aun así fue especial porque lo conoció a él…
Todo era un sueño; no, más bien, un recuerdo, un bello recuerdo del lejano pasado de Sasuke. Estaba feliz, porque por fin, después de tanto tiempo podía volver a soñar con esos tiempos, cuando su vida cambio por completo… cuando una sola persona fue capaz de llenar su corazón e invadir sus pensamientos.
—Naruto…
Y así fue como Sasuke se dejó llevar y calló en el más profundo de los sueños, una recreación de su tormentoso y triste, pero a la vez bello pasado.
Continuará…