En una villa lejana de la ciudad, existía un pequeño orfanato, donde niños y niñas de todas las edades que no tengan ningún familiar viven. Muchos de sus padres murieron pero también existen casos especiales, como tener padres en la droga o males de la cabeza que la seguranza social les quito los hijos para darles un futuro mejor, lejos de, dolor o sufrimiento.
- ¡Me gustaría ser un príncipe! – dijo un chico de pelos negros como la noche y ojos oscuros como el abismo, piel blanca como la leche, que tenía 6 años
- ¡Creo que algún día encontraras la persona que te amara al punto de hacerte su príncipe! – le sonrío dulcemente un hombre alto de pelo gris que tenía su boca tapada y que cuidaba de los pequeños
- ¿Lo crees, Kakashi-san? – dijo el pequeño
- ¡No tengo dudas Sasuke-kun! – le respondió con una sonrisa
- ¿Y porque no un doncel? – preguntaba el otro encargado de cuidar de los niños, este tenía el pelo castaño y los ojos igualmente castaños, pero tenía una cicatriz en su cara por el día del asesinato de sus queridos padres, había estado en una depresión muy grande casi a punto de cometer suicidio pero la persona que lo salvo de esa soledad y le dio amor fue ni más ni menos que Kakashi, a partir de ese día, se hicieran novios y pase lo que pase están juntos
- Claro que si, Iruka-chan, tu eres mi lindo doncel, como esta mi Hinako-chan? – dijo mientras tocaba la panza de Iruka, que futuramente tendría la hija tan esperado de Iruka y Kakashi
- Esta con mucha hambre – dijo graciosamente el peli-castaño – me pide comida a toda hora, espero no quedar muy gordo – se decía preocupado Iruka
- Bueno le daremos de comer enseguida, gordito – dijo haciendo enojar un poco a Iruka – jeje dime sasuke, que clase de chicas te gustan? ¿O quizás doncel?
- A mí me encantan las rubias! – dijo Sasuke, sasuke era un chico alegre pero un poco frio y era muy difícil quitarle alguna emoción, solo kakashi y iruka podían quitar una sonrisa del rosto del menor debido a hubieren sido ellos que lo habían ayudado a dejar de vivir en la calle después de sus padres hubieran sido muertos y su hermano desaparecido
- ¿Fascinación por rubios, no? – se rio su acompañante en la charla
En algún lugar de la ciudad de Suecia, un rubio de ojos de un azul zafiro, piel bronceada y con tres marquitas en cada mejilla que lo hacían verse como un travieso pero adorable zorro, hijo de gente adinerada corría por los pasillos de su gran casa en dirección al cuarto de su amada madre
- ¡Mami, mira que hice! – dijo el pequeño, sentándose al lado de la cama de su madre donde esta dormía.
- Naru-chan... – dijo su madre con una sonrisa cansada pero alegre por ver a su preciosidad de hijo
- Naruto no deberías molestar a tu madre mientras duerme, sabes que ella está muy cansada y necesita descansar – dijo un rubio mayor que llegaba con una bandeja de comida para su esposa – Kushina deberías comer, te he traído la comida con tu medicina. – le dijo a su esposa con una encantadora sonrisa
- Gracias Minato, enseguida la tomo pero primero mirare lo que me ha traído mi pequeño tesoro – dijo a su esposo mientras sonreía a su pequeño hijo que ni los 6 años alcanzaba – ¡Vamos, Naru-chan muéstrame que hiciste!
- Mira mira! Este es mi dibujo! Esta eres tú, mama, este es papa, y aquí estoy yo y deidara-nii-san! – dijo el pequeño rubio animadamente mientras mostraba con sus pequeños deditos el dibujo que anteriormente había hecho
- ¡Qué lindo Naru-chan!! – le dijo animadamente su madre pero de seguida tosió sonoramente haciendo que su esposo se quedara un poco aprensivo
- Kushina! – dijo el rubio alto preocupado – mejor toma tu medicina y duérmete, así es más seguro – replicó su esposo
- Está bien… ¡Naru-chan, ve a jugar con tu hermano, estoy segura que le gustara que juegues con el!
- Está bien… - se fue el pequeño
- Kushina… creo que deberías descansar más… sabes que no quiero que te pase nada – dijo su esposo tiernamente pero con un poco de preocupación
- No te preocupes… no me pasara nada… - kushina intento calmar su esposo
- Claro… - respondió
Naruto había corrido hasta llegar a la habitación de su hermano, donde este se alaba acostado en su cama, este tenía ya sus 10 años cumplidos. Su hermano, deidara, era algo similar a Naruto y a su padre Minato, pero al contrario de los dos rubios, este tenía el pelo grande, y sus azules ojos eran de un color más mar, y no tanto de “cielo”, había heredado su actitud explosiva de su abuela pero en lo contrario de esta que su actitud explosiva era física, la de deidara era mental y le encantaba explotar todo. Una vez, deidara con su genialidad, se puso a explotar sus trabajos de química… el resultado fue casi todas las ventanas rotas y llevo el sermón del año, a las miradas de todos deidara era solo el “chico problemático” pero tenía momentos de ternura exagerada y lo peor de todo: tenía un complejo de hermano mayor.
- Deidara-nii-san! – le llamo Naruto – ¿podemos jugar? ¡Porfis!!
- ¡Naru-chan~! ¡Claro que si~! – ¡decía feliz de la vida deidara – hace mucho que no jugamos, Naru-chan!
- L-lo sé – dijo tímidamente el mejor mientras era abrazado, besado y sabe más dios, por deidara
Los dos jugaran bastante, les gustaba jugar juntos, además porque Naru era muy bueno jugando al escondite, probablemente por ser pequeño, pero odiaba ser el quien tendría que procurar, le encantaba esconderse.
Jugaron por largas horas hasta que su padre les ordeno que fueran a cenar, la cena era como todos los otros días, era comida deliciosa y costosa, para una familia tan adinerada, lo comer bien era lo importante, tanto así como las maneras como se trataba la gente, la educación era rigorosa, y había ciertas cosas completamente prohibidas, como el ser rudo, ese era uno de los peores pecados, pero en la familia Namikaze, el peor pecado era mentir, lo que la mayoría de la gente adinerada solía hacer. Minato tenía un grande sensor de mentiras, y cuando le mentían ya lo había raciocinado, se sorprendía de cómo la gente adinerada mentía hasta llegar al colmo, era como una soma, mentían siempre que podían, por eso mismo, Minato solo confiaba en muy pocas personas.
Vivian en una casa grande, era un color castaño por fuera y blanco adentro, tenía un bello jardín, con muchas flores donde kushina solía estar leyendo un libro o cantando una cancion a los animales como los pájaros, un gigante portón en la entrada de un color blanco perla, dos grandes árboles de cerejera, donde había un columpio donde Naruto le gustaba estar, la casa en si era acogedora, tenía 3 andares, el primer andar tenía una gran cocina, dos grandes salas, una de comer y otra de tiempo libre y un baño, las dos salas eran exageradamente grandes, así como la cocina. En el segundo andar, había 4 habitaciones, también muy grandes, eran la de Naru, la de deidara, la de sus padres y la de hospedes, donde por veces dormían familiares que visitaban la familia.
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En la cena, solo estaban Deidara, Minato y Naru, su madre estaba muy enferma, con risco de muerte, cosa que Naru no sabía, apenas Deidara y Minato.
- Que riiico! - grito el menor de los rubios
- Naruto, compórtate, no queremos despertar a tu madre – dijo su padre
- … - el menor se callo
- ¿Padre… como está mama? – pregunto deidara
- Ella… dice que está bien pero siento que me miente… - dijo preocupado
- … - el silencio continuo por un largo tiempo
Pasados unos meses, Minato estaba alado de kushina, cogiéndola de la mano, y dándole pequeños besos en esta, pero la mujer no hacia cualquier movimiento, simples mente tenía el rosto pálido y sin muestra de sentimiento, lo que hizo que Minato empezara en un largo llanto
- Lo siento señor Namikaze… pero su mujer… - le decía el doctor que también estaba dolorido, había empezado a gustarle la compañía de su paciente, no de una manera amorosa pero de una manera amigable, ella le hablaba de su familia, de sus alegrías y de sus sueños y el se sentía tan feliz de escucharla, ni todos sus pacientes eran tan puros, principalmente alguien tan noble como Kushina, ella tenía sueños tan poco ambiciosos, tan normales que le hacían ver de dónde se alimentaba su alegría: de sus pequeños hijos que eran felices por apenas poder correr por el jardín, unos seres tan puros que serian brevemente llevados al nuevo mundo: “el mundo noble, que destruya la pureza de las personas”, no que no hubiesen personas puras en la nobleza pero la mayoría era de decir NO, porque sus ambiciones eran tan fáciles de concretizar con dinero o mujeres… Pero lo de kushina, sus sueños se podían contar con los dedos de una mano, eran tan simples pero tan compensadores al mismo tiempo, como una cosa pequeña que por dentro es inmensa…
- Lo sé… lo sé- repetía el esposo ahora viudo de su amada mujer – lo sé… - volvió a su llanto
- ¿Papa…? – dijo un niño que ni los 6 años alcanzaba, mientras miraba a su madre en la cama y a su padre llorando
- … - el doctor se viro y vio el pequeño niño, se le lleno el corazon lleno de ternura y de pena, y se le escaparan unas lagrimas
- ¿…papa? ¿Porque están llorando? ¡Le he venido a mostrar un dibujo a mama! ¿Ella está durmiendo? – pregunto el menor inocentemente acercándose a la cama donde estaba su amada madre – ¿mama? ¿Mama me escuchas? ¡Mama, tengo algo que mostrarte!! ¿Mama? ¡Mama es mi dibujo! ¿Mama no lo quieres ver? – el pequeño empezaba a llorar… no entendía pero su corazon lloraba, le dolía mucho, no sabía qué hacer, su mama no le respondía – ¿mama……? – pregunto mientras lloraba sonoramente haciendo que su padre le mirara
- Naruto… ven aquí – dijo Minato, empezando a abrazar a su hijo y llorando sobre su hombro, y al final le sussuro al oído – mama ya no está… ella fue para un lugar mejor… - le dijo tiernamente…
- N-no… ¿mama esta solo durmiendo verdad? Ella solo… - el pequeño lloro por largo tiempo… hasta que no aguanto y se durmió
Pasados 6 meses, Minato apareció en casa con una mujer de grandes pechos, pelo albino blanco y ojos muy negros, se podría decir que era muy joven y bonita
- Chicos… - Minato llamo a sus hijos – esta es mi novia, la actriz Haru Morikawa – presento su nueva novia
Deidara se lleno de rabia, entendía que su padre solo quería llenar el espacio de su madre, pero como una zorra de aquellas le era imposible entender a su padre. Naruto simples mente no entendía que pasaba a su alrededor, era demasiado inocente, solo con 5 años había descubierto que su madre no iba a despertar nunca más, entretanto había puesto en la cabeza que algún día su madre volvería para besarle la frente y correrían alegremente por el jardín, aun recordaba las conversaciones con su mama:
* ¿Naru-chan te gusta el jardín verdad? *
* Sí, ¡me gusta mucho!! *
* Algún día correremos los dos en aquel jardín *
* ¿Enserio? ¡Yo quiero jugar en aquel jardín, mama! *
* ¡Cuando mi enfermedad desaparezca jugaremos a muchas cosas! *
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* Mama vamos a jugar afuera! *
* Perdón Naru-chan, hoy no podre *
* ¿Porqué no…? *
* Lo siento de verdad, aun me siento enferma, pero ven aquí mi pequeño, ¿te daré uno de aquellos besitos que te gustan mucho, si?
* ¡Sí!!!! *
Era tan inocente que no sabía que esa zorra le destruiría su familia… y todo lo más preciado que tuviera… hasta mismo su inocencia y su pureza...