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Cioccolato por KuroAshi_ZxS

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Notas del fanfic:

Holas!! n.n aqui vengo con otro fic, pero que esta vez esta inspirado en la fecha que muchos aman (y otros odian) como lo es San Valentin .3. ademas de que, tal y como dice el nombre del fic (chocolate en italiano) esta pequeña historia se tratara justamente de eso ewe

Este fics constara de pequeños capitulos que intentare actualizar todos los dias de tal forma que termine con el ultimo cap el jueves 14 o el viernes a mas tardar n.n asi que, probablemente, este fic no tenga mas de 4 mini caps ewé 

Un saludo a todos los que esten leyendo esto, y espero sinceramente que les guste este pequeño trabajo nun

Notas del capitulo:

One Piece es propiedad de Eiichiro Oda, si no quien sabe...

Mil disculpas por las posibles faltas ortograficas y espero les guste n.n

Este fic va dedicado a  CarisMai TTuTT en recompenza a no poder ser parte de su serie de San Valentin TTuTT solo espero te guste, se que no podra compenzar del todo mi fallo Q__Q

El peliverde suspiro enojado mientras caminaba por las enormes calles de aquella isla tratando de ubicarse, buscar un camino que lo llevase de vuelta al Sunny o al menos, toparse con alguno de sus nakama en el camino.

Pero más que el evidente malhumor que traía consigo y que lograba espantar a todo aquel que pasase cerca suyo, era el solo recuerdo de esa maldita, según él, fecha. Ese estúpido día que todos los estúpidos años había intentado evadir y que ahora, por más que lo intentase, no podría salir victorioso como en otras ocasiones… porque mañana, era San Valentín…

Vale que él no era un hombre muy romántico, y que a pesar de llevar conviviendo años ya con la tripulación Mugiwara y cada vez que la llegada a una isla (especialmente si no tenía barcos ni bases de los marines en los alrededores) y que, para su mala suerte, este coincidía con la llegada de esa fecha; el barco y, porque no, la correspondencia, se veía llena de regalos en conmemoración al día de los enamorados.

De ser posible, había dicho una vez el mentiroso entre carcajadas, les habría llovido chocolate encima junto con cartas de dudosas procedencia y largas declaraciones de amor.

Vale que también se divertía de lo lindo haciendo competencias de quien tenía más regalos o había recibido mas chocolates con el cocinero, intentando ganarse el uno al otro aunque siempre, y de un modo total y completamente sorprendente, ambos acababan en empate con la cantidad justa de presentes como si fuera una más de sus habituales peleas. Y que, claro está, ambos empezasen a discutir sobre si ellos (o Luffy, para que mentir) había robado alguno de ellos aunque eso a Zoro, no le importase en lo más mínimo.

Todos sabían que al espadachín no le gustaba lo dulce, odiaba ese sabor empalagoso de los caramelos pero por sobre todo, odiaba el chocolate. Pero más que nada, odiaba el chocolate de San Valentín.

Por eso solía repartir sus regalos a los chicos, y dejar guardada una pequeña cantidad para el renito ya que, con lo inocente que solía ser, siempre perdía la comida a manos del capitán.

Recordaba con gracia como un año el cocinero había hecho una enorme figura del Merry con todo el chocolate derretido proveniente de todos los regalos de los miembros de la tripulación; y como otro, durante el cual habían desembarcado en la zona desierta de una isla, habían hecho una linda hoguera con las cartas que para variar, tenían declaraciones de amor y algunas más obsesivas, amenazas de secuestro dependiendo a quien fueran dirigidas.

El día de los enamorados significaba para los tripulantes de Sunny Go un día de dulces gratis, y para los mayores, oportunidades de disfrutar de la compañía de alguien más o de los descuentos de las tiendas como era el caso de Nami.

Pero para dos tripulantes en específico, ese día significaba algo más. Y ese era justamente el motivo por el cual, Zoro estaba en aprietos en esos momentos.

Aún más furioso consigo mismo el espadachín se sentó en uno de los bancos de un pequeño parque de aquella cuidad, revolviendo su cabello al n poder encontrar una solución a sus problemas o, para ser más exactos, al problemático que tenía por pareja.

Porque Sanji era eso: un problema andante.

Desde que se habían conocido él sabía que el cocinero era la persona más opuesta y contradictoria que podría haber encontrado en su vida pero que, y aun sin saber del todo como y porque, hace ya más o menos un año que le había propuesto ser su pareja una noche en que ambos se habían quedado de guardia en el barco.

Quizás porque eran tan diferentes era porque sus caracteres solían chocar entre sí, que ellos dos no eran diferentes solo físicamente, sino que psicológicamente también.

Zoro era fuerte y musculoso, Sanji era delgado y alto. Zoro era un gruñón y valiente guerrero, Sanji era un caballero y un excelente estratega. Zoro era un adicto al alcohol, Sanji lo era con el tabaco y los cigarrillos. A Zoro le gustaban las comidas saladas, a Sanji le gustaba el dulce…

Y eso era, justamente esa última diferencia, era la que lo ponía en aprietos.

¿Cómo hacerle un regalo al cocinero, considerando sus gustos, que estuviese de acuerdo a la ocasión y que pudiesen compartir como la pareja que eran? Sin duda, todo un enredo mental para el pobre espadachín…

A fin de cuentas, por más que lo pensase, siempre llegaba a una misma conclusión: chocolates.

Derrotado y sin saber ya más que hacer se dirigió a la primera tienda de dulces que encontró en su camino donde, guiado por los concejos del ancianito que atendía el local (quien no tuvo problemas con escuchar la historia del moreno y aceptarle por su condición sexual) acabo comprando una bonita caja de bombones de variados sabores al no saber las preferencias que tenía su novio con los chocolates. Una linda caja en forma de corazón para su desgracia, pero que al menos como detalle a su gusto, un listón azul marino decorando la presentación.

Salió corriendo de la tienda sin siquiera prestar atención a los gritos del dueño de aquella tienda y se apresuró a llegar al barco rápidamente, o al menos, todo lo rápido que su sentido de la orientación se lo permitió.

 No podía dejar que nadie, ni menos el cocinero, se diera cuenta de que había comprado un regalo de San Valentín. No era tanto el miedo que alguno de ellos descubriese su relación secreta que tenía con el rubio, sino más que nada el bochorno que pasaría si alguien se diese cuenta de la caja de chocolates. Eso sin duda, seria toda una deshonra para un espadachín de su talla y la peor vergüenza que hubiese pasado en su vida… y que, aunque se lo negase a el mismo y a los demás, también tenía miedo que se arruinara la sorpresa para su amado cocinero…

Tsusuku (o tal vez no XD)

Notas finales:

Espero les haya gustado y sus rew n.n tratare de subir el proximo cap mañana si es que quieres que continue con la historia n.n

Nos Leemos!!! x33

Kuro-Chan!!!


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