Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Más dulce que la miel por arelii-ierOo

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Se me escapa de las manos tanta miel 
Roba de mis labios la tentación. 
Dulcemente rozaremos piel con piel 
No olvidarás, nuestro fogoso amor. 

Hazme de una vez sentir 
Que está pasión no tendrá fin 
Y que no fue un error, hacerte el amor 
Por favor déjame besar tu ser 
El mundo que otros no ven 
Solo intoxícame, que feliz seré 
Ahogado en tu calidez. 

Sin temor deséame más y más que te complaceré 
Si en verdad me amas toca mi cuerpo y obsesiónate. 
Sueño con locura tenerte entre mis blancas sábanas 
Y que jures serme fiel. 

 

El dulce príncipe se había esmerado en su creación, había tardado algunas horas, pero sabía que valdría la pena. Suspiró al verlo, esperaba que le gustara al vampiro. Nunca había hecho algo parecido, o al menos no para él, pensaba que a Marshall no le gustaban aquellas “cursilerías”, puesto que de entre todas las criaturas que conocía de la tierra de Aaa, aquel vampiro era muy sombrío y misterioso, para nada sentimental, o incluso amigable. Recordó porque habían decidido ser pareja en primer lugar. Amaban pelear el uno contra el otro, era algo habitual que no podían dejar de hacer, se volvió una necesidad; pero las peleas se convirtieron en algo más, se dieron cuenta de ello cuando supieron que aquella necesidad no era por las discusiones cotidianas, sino por querer estar uno con el otro. Esa vez que se percataron de la chispa, se desató el fuego. Las llamas no podían detenerse. Conocieron lo que era la pasión, el amar de verdad. No querían separarse, habían descubierto algo nuevo dentro de ellos y no lo dejarían escapar. Liberaron sus prejuicios, únicamente querían sentirse y ser felices juntos. Entonces… ¿por qué Gumball no quería celebrar aquella fecha con su amado? Simplemente porque al encontrarse a cargo de un reino entero, su pueblo estaba antes que nada y eso incluía a Marshall. Aunque al ver la tristeza en ojos del vampiro, el dulce príncipe no pudo evitar sentirse completamente culpable y dejar a un lado sus deberes. Ya no importaba si alguien los veía y quebrantaba su propia ley, ya no importaba en absoluto.

 

Marshall iba en camino al dulce reino, no podía estar enojado con Gumball, pero ya no hablaría más sobre el asunto. Únicamente esperaba que el príncipe no se hubiese enfadado.

 

Llegó al castillo, los sirvientes de Gumball ya sabían que el vampiro era un muy buen “amigo” de su monarca, así que no se alarmaron al verlo entrar. Buscó al príncipe por todos lados y llegó a la cocina. Observó de espaldas al pelirosa y se acercó levitando sin hacer algún ruido.

 

Gumball sintió un aliento frío recorrer su cuello y se giró rápidamente. Agitado por el susto y por ver el rostro de Marshall.

 

El vampiro se asustó un poco, ya que el príncipe nunca, cuando se asustaba, era tan brusco. Marshall observó detrás de Gumball una caja con cobertura de color rojo y un moño. Se acercó aún más para poderla tomar.- ¿Qué es esto?

 

El príncipe tomó la caja antes de que Marshall la tocara.- ¡Nada!

 

El vampiro se enojó e intentó arrebatarle el objeto.- ¿Por qué no quieres que lo vea?- Forcejeó para que lo soltara y como el príncipe se aferraba a la caja, ambos cayeron. Gumball se sonrojó al sentir el cuerpo de Marshall sobre el suyo.- ¿Me estás engañando verdad?

 

El príncipe lo miró con un gesto de inmensa duda.- ¿Qué estás diciendo?

 

-Por eso no quieres que celebremos San Valentín ¿verdad? ¡Piensas dejarme!- Gumball se había asustado aún más, usualmente desde que comenzaron a estar juntos el vampiro nunca le había gritado de esa manera.- ¿Por quién te irás? ¿Por el príncipe mora? ¿Fiona? ¿o es uno de tus estúpidos súbditos?- El vampiro tomó con fuerza las muñecas de Gumball y amenazó con sus colmillos.

 

-¡Marshall me lastimas!- Gumball se retorcía un poco intentando liberarse.

 

-¿Te lastimo? ¡¿Y tú que crees que haces?! Te la pasas en tu mundito rosa de perfección y de sirvientes que cumplen tus caprichos. No conoces el dolor o la soledad. ¡Sólo eres un niño mimado que juega con los demás para desaburrirse de sus títeres de azúcar!- Marshall dejó caer una lágrima y soltó al príncipe.- ¡No quiero volver a verte! ¡Agradece que no te maté!

 

Gumball antes de ver al vampiro marcharse se levantó rápidamente del suelo y tomó su brazo.- No amo a nadie más que a ti.- Marshall intentó soltarse.- Nunca podría engañarte.- Dijo casi en un susurro y se aferró, abrazándose a la cintura de Marshall. No sabía cómo interpretar aquello, así que sólo se dejó llevar, como siempre lo hizo desde que conoció a Gumball.- Claro que conozco la soledad y conozco el dolor, tú dolor. No quiero apartarme de ti, sólo quiero hacerte feliz.- Marshall se apartó y giró para poder ver a Gumball, quien ahora era él quien dejaba brotar lágrimas, recorriendo su mejilla. El vampiro secó cada una y lo abrazó con posesión.

 

El eco de un te amo se escuchó, seguido de los chasquidos de un par de besos, para después convertirse en una oleada de amor y pasión.

 

-Perdona por no respetar tu decisión.- Marshall se había resignado a ser él quien ofreciera disculpas.

 

-Perdóname a mí. Es una fecha especial que sino comparto contigo ¿con quién más podría?.- Marshall sonrió y volvió su mirada a la caja que continuaba en el suelo.

 

-Entonces ¿qué es eso?

 

Gumball lo tomó y lo acercó a las manos del vampiro.- Es un regalo para ti.

 

Marshall se sintió muy apenado por lo que había dicho momentos atrás y por haber imaginado situaciones que no eran.- Lo siento por…

 

Gumball depositó un suave beso sobre los labios del no muerto.- Me encantan tus celos.- El vampiro era muy difícil de hacer sonrojar, pero Gumball sabía exactamente cómo provocarlo.- ¿Qué esperas? Ábrelo.

 

Marshall primero succionó el color de la envoltura y después con los mismos colmillos abrió el obsequio.- ¿Bubba…?- Si antes el vampiro había tomado un color rojizo en las mejillas, ahora aquel color era blanco comparado con el rojo que ahora se hallaba en su rostro.- No me digas que esto es para mí.

 

-No, bueno sí.- Gumball tomó de las manos del vampiro ropa interior hecha de caramelos.- Lo usaré yo, pero lo disfrutarás tú.- Marshall nunca había visto aquella mirada de deseo que ahora Gumball le dedicaba. El vampiro lo tomó por los hombros y lo acercó a sí, quitando su ropa, desgarrándola y lamiendo cada parte donde las prendas ya no se posaban.- ¡Marshall! ¡Ahhh! ¡No hagas eso!

 

-Quiero mi regalo ahora.- Casi fue un ronroneo a oídos del príncipe.

 

-Pero, podrían escucharnos.-Marshall tocaba sin permiso la entrepierna de Gumball.- Ahhhhhh mmmmm ¡Marshall!

 

-Yo no soy el que está haciendo ruido.- Susurró el vampiro, al mismo tiempo que besaba el cuello del príncipe.

 

Bajó los pantalones y la ropa interior de este, lo recostó sobre la mesa de la misma cocina y colocó su obsequio sobre su amado, obligándolo a usarlo.

 

Lamió cada dulce y no bastó mucho para que sintiera un bulto debajo del mismo.

 

-Marshall mmmmm….

 

-Sabes, siendo de dulce no tenías por qué hacer esto.

 

-Ahhh…. Sólo quería que tuvieras algo que morder.

 

Marshall volvió a sonreír y mordió los labios de Gumball.- Para eso tengo a mi dulce príncipe. –Lamió el lóbulo de la oreja de Gumball.- A mi Bubba puedo chuparlo, morderlo y masticarlo.- Dijo lo más sensual que su voz le permitía y el príncipe gimió ante esto. Marshall bajó de nuevo para atender la entrepierna de su amado. Todos los caramelos eran de color rojo, lo cual le encantó aún más al vampiro. Mordió cada uno de ellos y los comió, revelando así el miembro erecto del menor.- Por fin llegué a la mejor parte.- Lo tomó entre sus manos y lamió de arriba abajo, masturbándolo al mismo tiempo y arrancándole mayores gemidos al príncipe.

 

Sintió llegar el clímax y para no hacer mayor ruido como hasta ahora, Gumball mordió su mano hasta hacerla sangrar un poco. Marshall lamió con más ímpetu la crema batida que ahora cubría todo el miembro. Se dedicó un segundo a observar al príncipe, verlo tan inocente provocaba dentro de él pecaminosos pero deliciosos pensamientos. Tomó la mano de Gumball y lamió el dorso para retirar los restos de jarabe de cereza que habían salido de las venas de Gumball.

 

Gumball abrió completamente sus ojos, ya que Marshall comenzó a quitarse la ropa provocativamente delante de él. El azabache, al terminar, separó las piernas del príncipe, colocándose en medio de las mismas.

 

Tomó su miembro y lo posicionó cerca de la entrada de Gumball, acariciándolo.- Ahhhhhh hazlo ya mmm…- Presionó y entró con algo de dificultad, pero no era la primera vez que lo hacían. Marshall tomó las caderas del príncipe y lo pegó más a él para estar completamente dentro de él. Gimieron al unísono y comenzó el lento pero fuerte vaivén, donde el vientre de ambos rozaba y sus rostros permanecían al mismo nivel. Sintiendo más adrenalina, Marshall tomó las piernas de Gumball y las levantó para ponerlas sobre sus hombros e intensificar la estreches del príncipe. Ambos gimieron aún más alto, pero sin llamar la atención de alguno de los sirvientes de afuera. Sus labios se unieron y las embestidas subieron de nivel. Marshall sentía las contracciones de las paredes de Gumball, provocándole un muy placentero masaje a su miembro. Sentían llegar el orgasmo y el vampiro no pudo evitar hacer un mayor esfuerzo para incrementar la velocidad. Terminaron en un completo orgasmo, de los cuales, los vientres de ambos terminaron cubiertos de crema batida y el príncipe con la semilla del vampiro escurriendo un poco sobre su parte posterior.

 

Se besaron con inmensa ternura y sin separar sus frentes.- Eres una goma de mascar rellena.- Soltó Marshall.

 

-Qué romántico eres.- Ironizó Gumball y lo miró con un ligero puchero.

 

-Y tú eres lo más dulce que he probado.- Volvió a besarlo y salió dentro de él, para abrazarlo y no soltarlo.- Feliz San Valentín Bubba.

 

-Aún no es…- Miró el reloj de la cocina.- ¿Ya es media noche?

 

-Te lo dije.- Marshall tomó de entre sus ropas las hojas que escribió para Gumball y arrancó de su diario. Las extendió al príncipe y esperó a que las leyera.- Este… es mi regalo.

 

Tardó unos cuantos minutos y observó todas las expresiones del príncipe al leerlas.- Me encanta.- se abrazaron de nuevo.- Es el mejor obsequio que me han dado.- Sonrió y el vampiro también.

 

-Seguimos desnudos.- Marshall rió un poco y continuó observando el cuerpo de su amado cubierto de los fluidos de ambos.

 

Gumball se alarmó y tomó rápidamente su ropa para cubrirse.- ¡Cállate!

 

-También te amo Bubba.

 

Notas finales:

Tarjetas de San Valentín de Hora de Aventura :D

http://fc01.deviantart.net/fs71/i/2012/044/7/e/adventure_time_valentines_by_cleveravian-d4pmbnc.jpg


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).