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De egos y furor por Katja Kitayima

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Notas del fanfic:

Fic dedicado (y escrito) especialmente para Helen Karlray por motivo de su pasado cumpleaños. ¡Espero que te guste!

Me tomó mucho tiempo terminarlo, pero fue difícil dado que no veo a esta pareja en otro plan más que amistoso,  sin embargo, es su pareja favorita y por supuesto su regalo :).

 

 

Notas del capitulo:

El fic en sí era bastante largo como para dejarlo todo en un sólo capítulo, razón por la cual lo dividí en tres.

Choi Minho y Kim Jonghyun.

 

Competitivos hasta rabiar, orgullosos, de carácter fuerte y con un temperamento algo difícil debido a lo rápido que solían perder la paciencia ante las situaciones de lo más cotidianas. Últimamente todo eso se había convertido en una pequeña e infantil guerrilla inocente, sin más víctimas que lamentar que sus sensibles orgullos.

 

No les extrañaba; ni a ellos, ni a sus compañeros de grupo, ni a toda la gente que trabaja con ellos a diario, porque, a pesar de lo mucho que pudiesen llegar a joderse el uno al otro, siempre terminaban disculpándose entre ellos con una sonrisa o una risa maniática en los mejores términos que su amistad les permitía; la mayor parte del tiempo, aquella serie de peleas fingidas les arrancaban las risas a cualquiera que estuviese a su alrededor.

 

Una buena terapia que les permitía relajarse del estrés diario de sus agendas.

 

Que si Jonghyun se había burlado de Minho por la foto de actualidad que había salido de él en la red, con una pose bastante hilarante que dejaba mucho que trollear, según palabras del vocalista; que si Minho gustaba de imitar a Jonghyun cuando cantaba cono ese agudo tono que le ponía los vellos de punta.

Que si él, que si el otro, que si ellos. Todo el día era estar escuchando la sarta de tonterías con las que se burlaban entre sí, incluso, hasta cuando se demostraban afecto fraternal con cada abrazo que aprovechaban para darse en cualquier ocasión que lo ameritara.

 

A final de cuentas, Choi Minho y Kim Jonghyun eran los peculiares personajes que les hacían la vida diaria mucho más amena.

 

Sin embargo, en las últimas semanas las cosas habían comenzado a cambiar de manera drástica. No lo notaron tempranamente porque aquello fue tan paulatino que les parecía normal que todos los días se vieran envueltos en una de sus múltiples peleas.

No notaron cuando las palabras y los gestos empezaban a alcanzar proporciones inusitadas para ser sólo un juego.

 

Anteriormente ya se los habían hecho notar; no sólo la gente de producción a su alrededor se había dado cuenta de ello y sufrían de las consecuencias de su malhumor, ahora, hasta sus propios compañeros de grupo comenzaban a quejarse de aquel par: les habían agotado la paciencia por completo y el ambiente llegaba a puntos tensos.

 

Y la razón era simple: tenían que controlar su carácter. No era nada agradable el tener que escuchar, a diario y a toda hora, las quejas y su malhumor por cualquier cosa que no les pareciera.

 

—¡Hiciste trampa! —su semblante de enfado era más que evidente por la fiera mirada que lanzó al más bajo.

 

A Minho le dolía el orgullo cada vez que alguien, especialmente Jonghyun, le superaba en lo que consideraba alguna de sus actividades fuerte, como el tan aclamado video juego de soccer que recién había adquirido y quiso probar en alguna inocente víctima.

 

—No hice trampa ¡todo fue perfectamente legal!

 

Le contestó el de mayor edad sin dejar de tomarlo más como una burla que por llevarle la contraria. Sin embargo, ambos chicos solían perder la paciencia tan fácilmente, que, cuando menos lo pensaban ya habían dicho cosas que su mas obscuro consciente reprimía.

 

—Tramposo —continuó ya con un gesto de hastío, soltando el control platinado de su consola de videojuegos.

 

—Qué mal perdedor eres Minho —le hizo una mueca tal, que fue mejor que el otro no pudiese observarla o desataría una hecatombe.

 

—Tú eres el que no sabe competir limpiamente— respondió en tono acusador.

 

Onew, quien se encontraba en la cocina almorzando un poco de cereal de avena y miel, les miraba sin prestar demasiada atención a su pequeña pero acalorada discusión. Suspiró. Allí iba de nuevo una larga tarde de dimes y diretes entre aquel par de temperamentales egos.

 

—¿De nuevo? — Taemin se acercó, apoyando los codos sobre la mesa, resignado a pasar las próximas tres o cuatro horas escuchándolos argumentar sin sentido— es la quinta vez en dos días....esto se pone cada vez peor.

 

El mayor asintió con algunos sonidos guturales sin dejar de degustar su cereal. La verdad es que en esas ocasiones ya ni tratar de calmarlos era bueno, porque a los cinco minutos estaban de nuevo gritándose y gritándoles a los demás por su mal humor.

 

Aquello simplemente ya era cosa de todos los días; a cualquier hora, con cualquier situación y en donde quiera que se encontraran. Siempre terminaban en la misma situación.

 

—De acuerdo, ¡ya estoy harto!

 

Key gritó desde el otro lado de la habitación, acercándose hasta sus compañeros que seguían observando desde la cocina.

 

El rubio se plantó justo a su lado, sin querer acercarse aún a los dos chicos en pelea. No les temía, pero sus gritos y palabrería sin fundamentos le irritaban los oídos.

En serio, ese par ya lo estaba sacando de sus casillas y en ese instante deseó tanto arrojarlos por la ventana para conseguir por lo menos cinco minutos de silencio.

 

Sin embargo los tres notaron que las cosas se estaban poniendo realmente feas. Minho se puso en pie casi al mismo tiempo que Jonghyun, ahora estaban de frente y con el rapero haciendo presunción de sus centímetros de más, cosa que por supuesto molestaba a Jjong, mas no intimidaba. Ahora su labia se había convertido en ofensas del tipo: “te golpearé si no te callas”.

 

De inmediato, Key supo que aquello tenía que ser frenado en ese momento, o tendrían que llamar al ejército —incluso a control animal— para evitar una tragedia.

 

—¡Suficiente!

 

Se había interpuesto entre sus compañeros, ante las miradas de temor y nerviosismo que Taemin y Onew le daban por su extrema valentía de ir a meterse en medio del huracán.

 

Pero Key lo tenía todo fríamente calculado: por más terrible que estuviese la situación, sabía que Jonghyun jamás levantaría la mano en su contra ni por error. Y Minho no atacaría a menos que fuese atacado primero.

 

—El empezó —dijo el más bajo cruzándose de brazos, a punto de agotar su paciencia.

 

—¿Y ahora soy yo el culpable?—replicó el otro enfadándose más. El tono de su voz era cada vez más fuerte.

 

—No me importa quién demonios empezó, pero cállense ya. ¡¡Son demasiado molestos!!

 

Jonghyun rió abiertamente ante el comentario; sin embargo su intención parecía haber sido más por joder a Minho que por diversión. Últimamente sentía esa pequeña ira contra su amigo  esparcirse por todo su cuerpo sin razón alguna.

 

—Pero si sólo estábamos jugando, ¿no Minho? —Jonghyun intentó darle un pequeño golpecillo sobre el hombro, pero fue repelido por la mirada asesina que el aludido le soltó. Curiosamente, Minho comenzaba a sentir cierto hastío en torno a su hyung; lo que antes le divertía, ahora parecía serle demasiado fastidioso.

 

—Pues yo no estoy jugando. Esto se termina aquí y ahora— puntualizó Key, tras haber girado la vista hacia Onew y Taemin, quienes asintieron con la cabeza en señal de acuerdo mutuo. Los dos chicos restantes se quedaron callados ante la inminente falta de palabras: incluso ellos mismos sabían que ese estado de mal humor no era nada saludable.

 

La decisión se había tomado ya, por el bien de los cinco y su diaria convivencia.

 

Lo primero era detectar el problema. De acuerdo, esa parte podría ser más que obvia, pero era esencial descubrir el verdadero punto del asunto. Entre dimes y diretes, acusaciones y malas caras por parte de algunos, llegaron a la conclusión de que tanto Minho como Jonghyun padecían del comúnmente llamado estrés por exceso de trabajo, el nivel de irritabilidad en sus casos los había llevado a los extremos de tensión. Era lógico, en esos últimos meses sus actividades tanto grupales como individuales se habían incrementado alarmantemente y sin descanso.

 

Los dos aludidos se miraron entre sí como tratando de comprender el diagnóstico, el cual fue descrito en términos más catedráticos por el mismo Onew, ya que Key los había llamado, vulgarmente, el par de niños mimados y amargados faltos de atención;  en resumen: me molestan demasiado.

 

Esa tarde, los cinco reunidos en torno a la mesa de cocina revisaban una pequeña lista que su manager les había entregado con algunas posibles soluciones.

 

—¿Clases para el manejo de la ira? —Jonghyun leyó la frase lentamente, como deletreando cada palabra en un tono de sorpresa y risas que le acarreó las miradas serias de sus compañeros— no me jodas, ¿En serio existe eso?

 

Casi muere por un ataque de risa de no ser porque Key lo acalló con un ligero golpe sobre la cabeza.

 

—Por supuesto que existe, y es lo que ustedes dos necesitan. —declaró el rubio sin inmutarse.

 

—Yo no necesito esto, sé controlar mi carácter.

 

Y de repente, las miradas de todos se habían enfocado en Minho y en su tranquila aseveración; Jonghyun soltó de nuevo una risilla burlona. El chico elevó la vista al sentirse observado y sin dejar de mirar con ojos de furia a su hiperactivo amigo.

.

Y ahí estaba, de nuevo. Esa sensación que Minho tenía de querer ir y tomar por el cuello al más bajo, y quizá clavar sus dedos en esa vena que saltaba a la vista con lo escandaloso de su risa.

 

—Mentiroso, apenas y puedes controlar tu apetito, menos tu carácter —el mayor de los Kim concluyó el comentario con un tono burlón. No podía evitarlo, las palabras simplemente le salían tan natural cuando de molestarle se trataba; se sentía tan  satisfecho cuando Minho se enfadaba.

 

—Tengo mucho más control que tú, en todo aspecto —respondió altanero, seguro de sus palabras ante un Jonghyun que enseguida cambió de semblante a uno desafiante.

 

—¿Qué quieres decir con eso? —giró el cuerpo para encararlo.

 

Pelea de miradas. El uno al otro examinándose como animales salvajes a punto de cumplir con la cadena alimenticia.

 

El ambiente se tensó inmediatamente, todos sabían lo que seguiría después.

 

—No, no de nuevo —El más joven ya sufría de una ligera frustración que le daba dolores de cabeza sin razón aparente. Se dejó caer rendido en brazos sobre la mesa.

 

Key suspiró molesto, dispuesto a hacer rodar cabezas en cuanto escuchara de nuevo una de esas múltiples peleas Flaming Charisma vs Bling Bling por el poderío absoluto de "yo soy mejor que tu".

Iba muy en serio, la diva ya tenía lista una serie de instrumentos de tortura y pena capital salidos de su pequeño gran estuche de acicalamiento personal, al cual, por cierto,  Jonghyun le tenia un miedo natural desde que una vez Key había querido darle algunos toques modernos a su look con su contenido.

 

Onew casi siempre era el último en decir o hacer algo. Generalmente podía quedarse callado mientras viera que la situación no pasara a mayores, o que Key callara a Jonghyun como solía hacerlo cuando su hiperactividad se salía de control; sin embargo, últimamente el poder sobrenatural que poseía el rubio ya no estaba funcionando en ese aspecto. Dos de las ovejas de su rebaño se estaban descarriando; la pequeña oveja negra de aspecto malévolo, traviesa y ruidosa, contra la oveja de suave pelaje blanco, silenciosa pero orgullosa campeona de raza pura entre las demás.

 

Ya, bueno, como el líder que era tenia que poner orden, les agradara o no.

 

—Esta es la razón por la que tomarán esas clases —puntualizó el castaño con un tono bastante serio— eso o comenzarán a dormir en el patio.

 

Taemin y Key los observaban con los brazos cruzados, afianzando la decisión tomada por Jinki. Cuando eso sucedía, tres contra dos, no había nada más que objetar: se haría lo que la mayoría decidiera, aún si les gustaba o no.

 

Tal parecía que ese ultimátum los había convencido de que debían actuar antes de que todo resultara en una catástrofe; Choi y Kim asintieron ya sin decir palabra alguna; total, nada perdían con intentarlo.


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