1. El comienzo de la desventura.
Era un día como otro cualquiera en el barco de los Sombreros de Paja. Comenzando con un buen y merecido desayuno preparado por el cocinero de la tripulación, donde no faltaban, las “aventuras” de cierto narizota, la admiración palpable por dichas historias de un pequeño médico, los datos sobre una isla cercana según lo contado por la navegante, la tranquilidad mientras tomaba su café de la arqueóloga, los típicos comentarios del esqueleto, la puesta a punto del tupé del ciborg, la lucha por evitar que el capitán se zampara el desayuno de todos o la monótona peleílla matutina del ero-Cook y el marimo. Una muy típica mañana.
O eso pensaban hasta que un golpe contra algo puso en aviso a la tripulación al completo e hizo que salieran a mirar. Habían chocado contra algo, no se podía apreciar a simple vista pero si se notaba en los huesos. Un aire frío que helaba el alma y ponía la piel de gallina. Antes de que pudieran reaccionar, una bala de cañón estuvo a punto de impactarles si no hubiese sido por la rápido que se movió el primer oficial, Zoro. Temporalmente dejaron el misterio para encargarse de los malditos marinos que empezaron a rodear el barco.
Casi como si hubiese sido por arte de magia se encontraron a una flota de marines que no les dejaron espacio ni para respirar. Así mientras preparaban un plan para salir de ahí, los tres monstruos de la tripulación dieron rienda suelta a su afán por derribar enemigos. Especialmente Zoro y Sanji que con el grito - ‘¡5 MINUTOS!’ – Uno se encendió el cigarrillo de su boca y el otro se ató el pañuelo a la cabeza, comenzando a dar patadas y espadazos por doquier, contando a cuanto enemigo derribado se ponía en su camino de juntarse con Luffy en el mástil del barco. A su paso fueron dejando una montaña de cadáveres y heridos graves. Espalda contra espalda, Zoro, él y su capitán como tantas otras veces.
Sanji vio como un marine que le resultaba muy familiar apuntaba con su arma a Robin. La morena andaba distraída usando su fruta del diablo para acabar con otros dos que querían pillar a Nami, tan distraída estaba que ni cuenta se dio de la bala que a punto estaba de impactarla en su espalda. Velozmente el rubio dejó la formación en la que se encontraba y corrió – ‘¡¡¡ROBIN SWANNNNN!!! – La morena giró la cabeza sorprendida - ¡¡¡CUIDADO!!!’ – Y fue derribada por una muy preocupada mancha negra que se interpuso en el trayecto de la bala, recibiendo de pleno el disparo en una de sus preciadas manos el rubio. Lo cual no evitó que siguiera en la batalla, posando las manos en el suelo y girando sobre sí mismo para dar con una de sus patadas al marine que se había atrevido a ir contra una de sus damas. Por supuesto que el brutal impacto de la patada le partió el cuello.
-‘¡¡NAMIIIIIIIIIIIII…!! ’ – Todos miraron hacía donde provenía el angustiado grito.
Al mismo tiempo, Zoro, tras ver correr al ero-Cook, posó su atención en los dos marines que estaban acercándose a la navegante. Parecía que Robin iba a pararlo, por los brazos que salieron de las espaldas de estos, pero cuando parecían que les haría alguna llave, de repente, los brazos desaparecieron. Zoro corrió todo lo que sus pies podían dar de si pero justo en el último momento uno de ellos clavó su espada en la pelirroja, siendo derribado después por el peli verde en un fútil intento de que no alcanzara a su nakama pero si evitando que el otro marine que se acercaba sigilosamente continuara, matándolos instantáneamente. Cayendo la muchacha en los brazos del primer oficial que aun se encontraba en el suelo tras su deslizamiento -‘¡¡NAMIIIIIIIIIIIII…!!’-
La batalla se estaba volviendo cada vez más cruenta y sangrienta, parecía que no terminaría nunca, los chicos estaban empapados de la sangre de sus rivales que se mezclaban con las heridas propias que estos les estaban infligiendo. La lucha no tenía cuartel. Chopper intentaba evitar que Nami se desangrara, no podía moverla del lugar, los enemigos se le acercaban a pesar de que sus nakamas hicieron un círculo protector a su alrededor. Estaba muy preocupado, podría tener dañados órganos internos, tenía pinta de ser muy grave pero hasta que no se libraran de los marines no podría hacer nada.
Golpes y golpes se oían. En medio de esto, Sanji se le ocurrió una idea. Crearía una brecha entre media de la línea enemiga por donde podrían aprovechar para huir, llendo al barco de la marina. Zoro parece que le leyó el pensamiento saltando a la misma vez que el rubio al agua mientras sus compañeros aguantaban el ataque en su barco. Subieron al barco que se encontraba a estribor, si meter ni un ruido. Así sólo con una mirada, se entendieron a la perfección. Zoro llamó la atención de los marines que salían del interior del barco, Sanji cual felino se metió y profundizó dentro del mismo hasta hallar con la sala de maquinas donde se encargó de destrozar todo lo que veía y que crearía una gran explosión que en breve momentos llevaría el buque a pique. Salió corriendo derribando a los marines que se le interponían. Zoro como siempre percibió ese olor característico a especias y tabaco de su compañero dejándose llevar por este al agua. A la misma tiempo que una gran explosión hundía el barco.
Poco después fueron pescados del mar por los brazos de Luffy que los arrastro de manera poco apropiada a su barco para escapar por el hueco que habían creado. Todos se pusieron manos a la obra para llegar a zona segura y una vez en ella, los dos muchachos pudieron observar los semblantes abatidos de sus nakamas, algunos con lágrimas en sus ojos. La tristeza los inundó y poco después la preocupación, al ver como el marine que intentó matar a Robin y pensaban que se había cargado Sanji, los cogió desprevenidos y atacó, matando a…
Todo estaba borroso, la imagen se distorsionó, las voces se difuminaron hasta desaparecer. Se hizo el vacio. La nada. Y de pronto abrió los ojos y vomitó todo lo que tenía dentro (lo que venía siendo nada a esas horas de la mañana). Se levantó en calzoncillos sin preocuparse de que le vieran sus damas y salió corriendo hacia la cocina donde se encontró a toda la tripulación al completo esperándole en medio del bullicio de siempre.
- ‘¿Sanji te encuentras mejor?’ – preguntó el renito.
– ‘Nos tenías muy preocupados cocinero-kun’- le dijo la arqueóloga.
-‘¡¡SANJIIII….!! ¡¡CARNEEEEEEE…!!!’- Un muy sonriente Luffy le saltó encima para pedírselo.
Mientras que cierto marimo estúpido no le quitaba la vista de encima esperando que hablara.
- ‘¡SUPERRRR… Comeremos nuevamente en condiciones!’- Pose de inclusive.
Un despistado cocinero más pálido de lo acostumbrado sólo pudo pregunta todo confuso ‘¿¡QUÉ DEMONIOS HABÍA PASADO!?’.
- ¡¡¡TIERRAAAAAAAAAAA… A LA VISTAAAAAAAAAAAA…!!! –
FIN CAPÍTULO UNO
Próximo capítulo: 2. Hasta las rosas más bonitas tienen espinas