La rosa negra es una de las más hirientes armas del caballero de picis, englobando daño físico como daño emocional.
Una rosa negra es una noche negra sin estrellas,
Una rosa con color de noche,
Una noche que lastima que hiere,
Una noche que separa partiendo el corazón como la más afilada espada,
Una espada afilada como el arma de capricornio,
Una espada que es envainada bajo un cuerpo de cabellos nocturnos,
Un cuerpo que sale en la nocturnidad como si simbolizara la muerte,
La muerte de un corazón causada por el desinterés hacia la persona amada,
La persona amada que muere a causa de una aludida rosa negra personificada por la silueta de un hombre cabellos cielo.
Son los pensamientos que he tenido hacia ti Albafica, porque tú me has herido en lo mas profundo de mi ser.
Llevo dos años tratando de olvidar tu aroma, tus labios, tus ojos. Desde aquel día en el rodorio cuando entrenábamos caí encima de ti y bese tus dulces labios por accidente, no paso mucho para que fuera a tu templo a decirte que te amaba, me costó mucho trabajo tomar la decisión, pero soy un hombre recto responsable de mis sentimientos, por eso no dude en ir y decirte lo que sentía.
Salgo de mi templo para toparme con tu silueta fina y mortal, en tus labios llevas tu rosa negra, es irónico, hace poco que pensaba en ti, parece que te invoque con el pensamiento.
Nos miramos sin mostrar gesto alguno, quiero que me mires, que veas lo que tu arma me ha causado. Y lo que mi espada te ha causado.
Puedes verme de piedra por fuera pero la verdad es que tú me has matado y desecho por dentro, me incrustaste tu rosa negra para ya no vivir y ser tan solo un cascaron duro, un ser sin sentimientos, un hombre que ya no duerme por las noches, un hombre que ya no siente dolor, alegría, enojo y mucho menos amor.
=o=
Te miro y me da nostalgia ver en lo que por mi culpa te has convertido, tu mirada me corta tal cual Escalibur.
Recuerdo cuando fuiste a declararme tu amor a mi templo, todo serio y formal pero con un aire sensible, te vi y me parecía hermoso, me eras hermoso.
Te correspondí al sentimiento por un tiempo, aun no me encontraba seguro de ser el santo de picis, pero ver a mi maestro preocupado por no tener un descendiente acepte junto con el riesgo que conlleva.
Comencé a alejarme de ti, siempre fuimos muy discretos, las muestras de afecto las demostrábamos estando los dos solos porque así nos sentíamos a gusto, pero todo eso cambio dando un giro de 180° , yo me alejaba de ti dándote excusas cuando querías compartir tiempo conmigo, pesaron los meses y te cansaste, te cansaste de mi actitud y me preguntaste que era lo que me pasaba, y yo te conteste que quería terminar que era lo mejor ambos seriamos santos y no tendríamos tiempo para amar, pero tu sabias que había algo mas y te lo dije, te dije que mi sangre era venenosa que por ese motivo ya no podíamos seguir.
Pero tú no entendiste y seguiste insistiendo porque cuando tomas una decisión no hay poder humano o divino que te haga desistir de tu objetivo, llegando al punto en que nos agarramos a golpes, tu lastimándome con tus afilados brazos y yo incrustando en tu corazón mi letal Rosa Piraña esa rosa negra que destruye todo lo que toca marcando con ello el final de nuestra relación que alguna vez tuvimos.
Nos levantamos de la arena, para dirigirnos cada quien a su lugar, ya no hizo falta decirnos algo. El interés en amar a otro se esfumo en nuestro encuentro quedando vacios por dentro, ahora solo nos encomendamos a nuestras obligaciones de caballeros amando solo a nuestra diosa.
Camino sin vacilar mirándote con las misma expresión que la tuya, porque en mi tampoco hay amor o algún otro sentimiento porque mi rosa destruyo todo, quedando solo un cascara.
Al salir del templo me detengo mirando al cielo nocturno.
-. Tú serás la única rosa de mi jardín a la que ame El Cid
Digo y mis palabras se las lleva el aire junto con los pétalos negros.