SWEET CUTE LOVE
I
“Serás mi esposa” – exclamó el crío de 9 años al jovencito de 14.
Kai no sabía si reírse, seguir con su actual expresión de ¿Ah?, o qué…
La carita de Takanori se mostraba seria tras haber dicho aquello. El castañito sonrió satisfecho tras su resolución y tomo la mano del chico para seguir caminando a la que sería su nueva escuela. La misma de Kai, no podía estar más emocionado.
- Pero por ahora somos novios ¡nee….! – continuó el menor.
Kai caminaba sin decir nada, sonriendo. Era solo un niño. . .
Al llegar lo guió hasta el que sería su salón y luego se despidió indicándole donde se encontrarían a la salida.
El día en el colegio fue normal, durante el receso no se encontraron ya que era diferentes las horas, pero al sonar el último timbre, Kai se encontró con el niño justo donde le había dicho.
Caminaron entonces hacia sus casas. La familia de Takanori se había mudado al lado de la de Kai. Kai le preguntó sobre su día y él le comentó que había hecho un par de amiguitos nuevos; Shima y Takeru.
Taka sonrío recordando lo bien que fue hablar con ambos, aunque los más habladores resultaron ser él y Keru. Shima era un chico bastante agradable pero a veces se quedaba prendado en la nada.
- ¿Y tú hiciste amigos?
- ¡Ya los tengo! Recuerda que tengo ya tiempo estudiando aquí
- ¿Quiénes?
- Varios, pero supongo que me la llevo mejor con Reita
- ¿Quién es Reita?
- Un amigo…
El castaño se detuvo y Kai al no notarlo caminar a su lado volteó.
- No me engañas ¿No? – preguntó serio.
Si fuesen muñequitos de anime, Kai juraría que una gotita bajo tras su cabeza.
- Tranquilo… - No creyó conveniente ahondar más en el “temita”. Taka podía ser bien necio.
- ¡Bien! – Con una sonrisa volvió a seguirlo.
Al llegar a su calle, Kai le acompaño a la puerta de su casa.
- Oye Ruki, tu mamá debería llegar pronto ¿No? – murmuró asomándose por una ventana. El lugar estaba en silencio.
- ¡Puedo esperarla en tu cuarto! No dejarás que me quede aquí solito ¿No? – hizo un pucherito.
Kai no le prestó mucha atención a sus palabras sino si se hubiese extrañado por lo especifico de ellas -Cuarto-
- ¡Tadaima!
En su casa tampoco encontró presencia adulta, sus padres trabajaban siempre hasta tarde. Ruki se fue directo a la que sabía era la habitación del mayor. Kai suspiro y fue a la cocina, en el refrigerador encontró un par de sodas que tome y con ellas se encamino a donde el otro le esperaba.
Takanori recibió la bebida.
Kai no comentó nada al encontrarlo tan cómodo en su cama.
- ¡Oye Kai!
- ¿Hm? - encendía su laptop y se iba también a sentar cómodo en su cama.
Ruki se situó a su lado viendo lo que hacía, fue entonces que Kai lo cerró y lo devolvió a su mesita de noche y estiraba los brazos.
- Que flojera, haré después ese trabajo
A Taka le brillaron los ojos y pronto se sentó en su regazo.
- ¡Juega conmigo!
Kai tuvo una de esas regresiones a…bueno, hacia no mucho tiempo, cuando el niño, su primito, de 9 años – cabe recalcar- se sentó sin muchos miramientos sobre sus piernas más específicamente su entrepierna, a pierna suelta –entiéndase una a cada lado de su cadera- y sonriendo cual angelito luego de haber dicho esas palabras que bien podían malinterpretarse teniendo en cuenta el cómo, mientras a él de pronto le pulso el… “eso”.
Más que rápido fue que lo cargó y lo dejó de un lado mientras se paraba cual resorte.
- ¿Qué haces? – preguntó con un hilillo de voz
- ¡Quiero jugar contigo!
- ¿Jugar? Bueno pero no… ¡No vuelvas a hacer eso!
- ¿Hacer qué?
- ¡Eso! Como sea… ¿A qué quieres jugar?
- ¡A la casita!
Ese niño lo quería verse ahogar en su propia saliva ¿Cierto?
- ¿Ah?
Takanori se puso en pie aún sobre la cama.
- Jugaremos a la casita, somos novios. Es lo que los novios hacen. No seas aguafiestas y juega conmigo
- Pe…
Taka hizo uno de sus pucheros marca registrada y a Kai no le quedó de otra que complacerlo no se fuera a poner a llorar después.
El menor sonrió y rápido se lanzó a sus brazos. Kai lo atrapó no se fuera a caer.
- ¡Ahora hagamos el amor!
Takanori terminó cayendo al suelo Y Yutaka se quedó definitivamente en shock.
¡¿Qué…Qué clase de cosas veía ese niño para…para saber algo así?!
Kai salió directo a la cocina por un vaso de agua.
Ruki lo siguió.
- ¡Eso fue grosero! Dejar caer así a tu lindo novio… - se quejó
- Ok Taka mira…Nosotros no somos novios, no-
- ¡Si lo somos! - Chilló – ¡Tu lo dijiste!
- No, yo no dije nada
- Pe… Pero a mí me gusta Kai – una par de lagrimitas se dejaron ver
Y Kai se pateo mentalmente por hacerlo llorar.
- Lo siento Taka – lo abrazó – No quiero que te sientas mal y llores pero no podemos ser novios
- ¡¿Por qué?!
- Pues porque…
¿Cómo explicárselo?
- ¿Ves? No sabes. ¡Si lo somos! – y el chico lo apretó con sus bracitos
Kai supo entonces que estaba metido en una bastante complicada situación.
* * *
Shima llegó a su casa de la mano de su hermana. La mujer le dejó y se despidió. Shima saludó a su mamá y se fue directo al patio trasero. Se acerco a la verja que separaba su patio del vecino y se asomó por la rendija que se hacía entre una madera y la otra al levantarla un poco.
Lo vio.
Vio al chico pelinegro sentándose en una de las sillas largas frente a la piscina y tomar su guitarra.
Bonita melodía entonó.
Shima sonrió y se sumió en el sonido. De pronto sus claros ojitos se encontraron con unos oscuros.
Se asustó, lo habían pillado, soltó la madera y se echo a correr hacia dentro de la casa. No se detuvo hasta llegar a su cuarto y meterse bajo el edredón de muñecos de su cama.
El chico pelinegro que tocaba la guitarra de la casa de al lado lo había atrapado mientras le observaba. Algo que había comenzado un mes atrás.
Shima estaba todo rojito. Se sentía muy apenado.
Aoi se puso en pie y se acerco, más vio que era tarde cuando ya su sorpresivo espectador se había marchado. No supo si había sido una niña o un niño, pero si estaba seguro que era un infante. Curvó sus labios en una sonrisa y se devolvió a su asiento. Tocaría un rato más.
CONTINUARA
-Grezz-