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VOLVER A NACER por Lucia_BANA

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Notas del capitulo:

Os dije que Jinki saldría en el cuarto y yo soy de las que cumple sus promesas. *Ríe de forma señorial* Espero que os guste este chico tanto como a mí. ¡Aish! ¡Qué mono es el chaval!

Kibum no podía quedarse más tiempo sentado en ese sillón. Apenas habían pasado diez minutos desde que Jonghyun entrara en el despacho del señor Lee, pero para él, nervioso e inquieto como era por naturaleza, le parecieron diez horas. Al fin se decidió a salir de la reducida sala de espera para comenzar a pasearse por los pasillos del edificio.

En realidad, ni siquiera miraba por dónde iba; caminaba de un lado a otro observando los cuadros abstractos que colgaban de las paredes y mirándose a sí mismo en los numerosos espejos de los largos pasillos.

- ¡Arg!

El grito retumbó en el pasillo, así como el ruido de algo cayendo estrepitosamente por las escaleras para aterrizar a los pies de Key. Éste, sobresaltado, dio un paso atrás para apartarse del que resultó ser un chico aparentemente mayor que él que había quedado medio sentado  en el último escalón.

- ¡Aigo! ¿Estás bien? Menudo golpe – Kibum se acercó al chico, que se restregaba una pierna con cara de dolor -. ¿Te has hecho daño?

- No – mintió -. Estoy bien, gracias.

- ¿Seguro? No tienes cara de estar bien precisamente – se puso en cuclillas al lado del mayor.

El chico, con la piel oscura y los ojos estrechos y profundos, no contestó. La cara se le llenó de lágrimas tan deprisa que Kibum se sobresaltó.

- ¡Wa! ¿Tanto te duele?

El mayor, ignorándole, se llevó las manos a la cara para llevarse las lágrimas.

- Soy... un fracaso absoluto – sollozó.

- ¿Eing? – Key no comprendía.

- Todo esto es una mierda – continuó el otro. Todo me sale mal...

- Tranquilo, hyung, si todos nos caemos de vez en cuando.

- ¡No es eso! – el chico se levantó de golpe y Key le imitó – Yo... siempre me lío. Me da tanto miedo que, ¡no puedo!

Kibum, cansado de las divagaciones del mayor, puso los ojos en blanco.

- Mira – le dijo -, o te explicas, o te buscas a un psicólogo que te comprenda.

El chico miró fijamente a su dongsaen, que se había sentado en el último escalón y daba palmaditas a su lado para que le imitara. ¿Por qué debería contarle a un desconocido mis problemas?, pensó. Pues por eso, porque no lo conocía de nada y quizás no le volviera a ver nunca más. Asintiendo, se sentó a su lado y habló.

- Verás – comenzó -. Yo me he presentado varias veces a los castings de la SM, pero nunca me cogen porque tengo un problema: me pongo muy nervioso y no soy capaz de recordar la canción. Y cuando consigo recordarla, desentono y no me concentro – con un sollozo, se tapó la cabeza con las manos.

- ¿Eres cantante? – sonrió Kibum.

- ¡No! – exclamó el otro, aún escondido - ¡Ese es el problema!

- Pero no lo entiendo – Key sacudió la cabeza - ¿Qué es lo que te da tanto miedo?

- ¿Cómo que <<qué es>>? Ellos me observan., me evalúan, me critican...

- ¿Y? ¿Qué es lo peor que puede pasar? – Kibum alzó las manos exasperado - ¿Qué te rechacen? ¿Qué hablen mal de ti? ¿Qué...?

- ¡Que se rían de mí! – interrumpió el otro, alzando la cabeza de golpe.

- ¿Y qué más te da? Que se rían. ¡Que piensen lo que quieran! Mírame a mí – Key mostró sus uñas pintadas de azul metálico -. Jamás te cogerán si o tienes seguridad en ti mismo. Ya puedes ser el más guapo o tener la mejor voz de toda corea. Si te da miedo exhibir tu cuerpo o tu voz no llegarás a ningún sitio.

El mayor miró a Kibum como si estuviese loco. Finalmente, sonrió.

- Soy Onew.

- Yo, Key – el otro le devolvió la sonrisa.

- Y yo, Jonghyun.

Ambos chicos se sobresaltaron; no habían sentido la presencia del chico, que les observaba al pie de la escalera.

- ¡Hyung! – exclamó Kibum - ¿Llevas mucho tiempo ahí?

- Lo suficiente para saber que te pintas las uñas; no me había fijado – se encogió de hombros –. Ya he terminado de hablar con el jefe. Me ha declarado nuevo líder, al menos por ahora.

- Ah. Bueno, vale.

- Eso no es todo. Me ha dicho que mañana mismo empiezo el instituto y los ensayos. Se supone que tú me ayudarás a ponerme al día.

- Se supone – Kibum se levantó -. Nos vamos – se volvió hacia Onew -. Un placer conocerte y buena suerte. Adiós.

Y se marchó sin esperar respuesta. Onew y Jonghyun se miraron durante unos segundos. De repente, el primero se puso rojo como un tomate y se levantó torpemente, para pasar corriendo por el lado del segundo y perderse en los pasillos.

<<Está loco>>, pensó, pero ni él mismo sabía a cual de los dos se refería. <<Están todos locos, yo el que más>>, sentenció al fin.

 

* * *

 

Kibum se despertó sobresaltado. Había oído un ruido, una voz más bien. Volvió a oírla y se tranquilizó al comprender que era su nuevo compañero de habitación hablando en sueños.

Suspiró y se restregó lo ojos, adormilado aún. Miró el reloj; aún no eran ni las seis, pero él se conocía lo suficiente para saber que no conseguiría volver a dormirse, así que se puso los cascos y, poniéndose cómodo, se puso a escuchar música con la vista fija en el techo de la litera.

No es que Jonghyun no le gustara, el pobre chico ni si quiera había tenido tiempo de hacer algo que le molestara, pero le incomodaba su presencia. No era por su belleza; en los meses que llevaba yendo y viniendo de la compañía y los ensayos se había acostumbrado a trabajar con hombres y mujeres atractivos. Era más bien por la sensación de deja vu que sintió al oírle cantar.

Aún se avergonzaba de su reacción, pues había estado a punto de echarse a llorar. Key estaba seguro de que hasta el día anterior nunca antes había escuchado a su hyung cantar, de hecho, nunca antes le había visto. ¿Qué había sido entonces esa sensación de paz que le invadió, como llevara siglos esperando ese momento?

 

Jonghyun, por su parte, estaba teniendo el sueño más extraño de su vida. Sabía que montaba a caballo a pesar de que nunca había aprendido a hacerlo. Sentía al animal bajo él y el paisaje avanzaba a su alrededor. Viajaba por la orilla de un río, o eso supuso al oír el chapoteo de los cascos en el barro.

Oyó una voz. Era masculina y preciosa, y le atraía como un imán. No necesitó darle órdenes al caballo; él mismo se dirigió en busca del sonido. Tras doblar junto un enorme sauce junto al río vio el cuerpo de un joven en la orilla. Vestía un kimono tradicional japonés y estaba arrodillado en la tierra mojada, jugando con ella mientras cantaba.

Jonghyun supo quien era mucho antes de que le mirase. Había soñado tantas veces ya con ese joven que podía reconocerlo incluso en las pesadillas. Pero esta vez había algo distinto. Le resultaba familiar de un modo nuevo.

Cuando sus miradas se cruzaron, lo supo. Una vez más reconoció esos ojos felinos. El joven le dedicó una bonita sonrisa que le marcó los angulosos pómulos y Jonghyun sintió que ya no había caballo bajo él. El vacío se lo tragó y no volvió a ver el rostro del que había identificado como Kim Kibum.

 

Un pitido repetitivo e insistente le inundaba los oídos. Con un gemido, Jonghyun estiró el brazo para apagar el despertador...y estuvo a punto de caerse de la litera. Se bajó y se dirigió saltitos por el suelo helado a apagar de una vez por todas esa máquina endemoniada. Luego miró a su alrededor, volviendo a la realidad.

Estaba solo en su dormitorio. Decidió que le apetecía ducharse y cogió la ropa que había dejado preparada el día anterior. Se fijó en que antes de marcharse Kibum había tenido la delicadeza de correr las cortinas para que Jonghyun no se despertara con la luz, o al menos es lo que este quiso pensar.

Salió del cuarto y giró a la izquierda... para chocar directamente con la puerta del baño que se abría. El golpe seco retumbó por el corto pasillo, así como las palabrotas que Jonghyun soltó a continuación mientras se restregaba la cara.

- ¡Aish! ¿Hyung? ¿Estás bien?

Jonghyun levantó la vista para encontrarse a un Key semidesnudo enroscado en una toalla corta con el pelo empapado pegado a la frente y a las mejillas. Al sentirse observado por el mayor, trató de cubrirse con las manos, sonrojado de repente.

- ¿Qué miras tanto? – preguntó molesto.

- Nada. ¿Has acabado? – gruñó el otro, casi empujando fuera del baño al menor e introduciéndose él. Ese, pensó tras cerrar la puerta, iba a ser un día largo.

Kibum, que seguí abrazado a si mismo, se quedó en el pasillo sin saber qué hacer. Se reprendió en silencio por haberse sonrojado de esa forma y deseó haber golpeado a Jonghyun más fuerte. Así este se habría desmayado y no le habría visto medio desnudo.

Sintiéndose estúpido por este último pensamiento se introdujo en su habitación. Seguía abrazándose cuando se sentó en su cama, pensativo. ¿Qué demonios le pasaba? Él siempre había sido un tipo difícil, todo hay que decirlo, pero jamás le había costado tanto soportar a alguien. Claro que, si alguien le incomodaba, normalmente se limitaba a echarle de su lado y punto. Pero esta vez no podía hacerlo, ya que los dos estaban en SHINee. Tendría que acostumbrarse a la presencia del mayor y a las extrañas sensaciones que esta le provocaba.

Por primera vez en su vida se alegró de que fuera lunes y tocara trabajar. Así al menos tendría la mente ocupada. Decidió vestirse para ir a despertar a Taemin y preparar el desayuno.

Mientras, Jonghyun estaba bajo la ducha. El agua, muy caliente, le caía encima mientras él intentaba tatarear. Pero no podía. Si él no podía tatarear en la ducha era señal de que algo iba mal. Estaba cabreado, lo admitía, pero no era culpa suya.

Para empezar, se suponía que Kibum y él habían quedado como amigos y, sin embargo, al salir del despacho del jefe, se había ido sin esperarle. Él había tenido que gastarse parte del poco dinero que tenía en el largo trayecto de vuelta en taxi, ya que no se conocía el metro de Seúl y le daba miedo perderse. Cuando llegó a casa ya había anochecido y se había encontrado a su dongsaen cocinando tan tranquilo mientras charlaba con un aburrido Tae.

Luego estaba ese maldito sueño. Era imposible que Key y el joven que aparecía de vez en cuando en su cabeza inconsciente fuesen la misma persona. Sobre todo porque llevaba años soñando con el joven y a Kibum lo había conocido el día anterior.

Salió de la ducha, se puso el uniforme escolar y se fue del baño con el pelo empapado. Ni siquiera tenía ganas de secarse el pelo.

- ¿No irás a irte así de verdad?

Kibum estaba frente al espejo de cuerpo entero que había pegado a la parte interior de una de las puertas del armario, peinándose con mucha laca.

- ¿Algún problema?

Jonghyun se reprendió al momento por sus palabras. Key había hablado sonriente – aunque fuera de forma forzada – y al responder el mayor, la sonrisa se le congeló en el rostro, al igual que su mirada.

- Sí – contestó -. Personalmente quisiera que SHINee  se convierta en un grupo respetable y medianamente famoso, lo cual no podrá ser posible si uno de sus integrantes se dedica a pasearse por ahí con pintas de no saber qué es un peine.

- ¡Ja! – rió Jonghyun, enfadado – Tampoco creo que lleguemos muy lejos si la diva marica no deja de pintarse las uñas.

- ¿¡Qué me has llamado!? –Key se puso rojo como un tomate, no se sabía si de rabia o de vergüenza.

- ¡Marica! ¿Acaso no lo eres? – volvió a reir al ver que había dejado al menor sin palabras. Decidió seguir por el mismo camino - ¡Vamos, admítelo! ¡Si no me puedes ni ver es por que te gusto! ¡Te vuelvo loco y eso te pone de los nervios! ¡No se si quiero saber qué estabas haciendo en la ducha hace un rato! ¡Uno no tarda tanto en ducharse!

Key había pasado del rojo oscuro al blanco más absoluto. Parecía a punto de desmayarse y mantenía la boca abierta y descolocada mientras seguía sujetando la laca con una mano y el peine con la otra. Jonghyun se preguntó si se habría pasado. No tuvo tiempo de responderse, ya que la puerta se abrió de golpe y entró el joven Taemin vestido también con el uniforme.

- ¡Umma, la cafetera está silbando! – se paró en seco y observó la escena del Key pálido y el Jonghyun con las manos alzadas en un gesto amenazante – Pero, ¿qué ocurre esta vez?

- Nada – contestaron ambos a la vez. Luego continuó Key solo -. Voy a ver el café. ¿Tú quieres, hyung?

- No, gracias, no me gusta – contestó este a modo robótico.

- Pues nada.

Se marchó, dejándole solo con el maknae.

- ¿Qué le has hecho? – preguntó este de forma acusadora.

- ¿Yo? – Jonghyun cogió el peine que Kibum había dejado caer en la cama y se acercó al espejo - ¿Por qué razón debería yo haberle hecho algo? 

- No sé, quizás porque estaba pálido como el papel, cosa que solo le pasa cuando está muy disgustado. La verdad – se recostó en el marco de la puerta, pensativo – es que desde que has llegado se comporta de una forma tan rara...

- Raro es su segundo nombre, Taemin. No te extrañes tanto.

- No hables como si lo conocieras, hyung. Te hablo en serio. Creo que, o le caes realmente mal, o le gustas.

Jonghyun casi dejó caer el peine al oír aquello. Cuando había llamado marica a Kibum solo lo había hecho para provocarle, no pensaba que lo fuese de verdad.

- Solo que – continuó Tae – eres un poco demasiado masculino como para gustarle, así que debes caerle fatal.

- ¡El desayuno está listo! – la voz de Key les llegó desde le salón.

- ¡Ya va, umma!

Taemin fue trotando en su busca, dejando a Jonghyun solo frente el espejo, preguntándose qué demonios tendría él que hacer para caerle bien a Kibum.

   

Notas finales:

Definitivamente, Key y Jonghyun nunca serán amigos... Mejor para mí y el resto de fujoshis, por supuesto. *Se retuerce las manos en un gesto malévolo*

Me gusta la personalidad que le he dado al joven Tae. He hecho que se comporte como un amigo mío. Sé que él nunca leerá esto, pero por si acaso: ¡un beso Samu!

Pronto llegará el capítulo 5. mientras lo esperan, para que no se aburran, dedíquense a escribirme comentarios, ¿vale? <3


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