Las apariencias engañan
Había pasado ya una semana, y aun no lograba tener noticias de ella…
Flash-Back
En una habitación oscura, se podían vislumbrar dos sombras, las cuales se encontraban teniendo una seria conversación, la cual parecía sumamente importante.
- ¡¿COMO QUE NO ESTA?! - grito exaltado, un joven de 18 años, poseedor de unos cabellos negro azulados - … ¿Estás seguro, Midnight? - le pregunto mirándole fijamente.
- Hai, Ciel-sama… cuando sus guardianes fueron a buscarla, ella no se encontraba allí…y a pesar que la han estado buscando, no aparece por ningún sitio - dijo un pequeño gato negro de ojos dorados.
- Ya veo…. - dijo cerrando sus ojos por un momento, para luego suspirar y volver a abrirlos - diles que la busquen… y que cualquier cosa que encuentren, vengan a verme, sin importa que, ¿entendido? - dijo clavando su azulina mirada en los ojos del animal.
- Yes, My Lord - respondió, realizando una inclinación de cabeza, en señal de respeto, dejando al joven a solas.
- Hell… - murmuro, mientras su cabello tapaba sus ojos, y una lágrima traicionera descendía por su mejilla.
Fin Flash-Back
Unos toques en la puerta, sacaron al peli azul de sus recuerdos.
- Adelante - musito, a la vez que la puerta se abría, dándole pasa a un hombre de cabellos negros como la noche, y mirada carmesí, el cual vestía de mayordomo.
- Bocchan, ¿Le ocurre algo? - pregunto serio - es la cuarta vez que toco - dijo a la espera de alguna respuesta por parte de su amo mientras servía él te - ¿Bocchan? - intento llamarle nuevamente, al no obtener respuesta; sin embargo, a pesar de los reiterados llamados del pelinegro, el menor no daba señales de vida.
- ¿Bocchan? - le llamo nuevamente, acercando su rostro al del otro - ¿Ciel? - dijo a escasos centímetros de sus labios, preocupado.
- ¿Dónde estás, Mi Cielo? - dijo con la mirada perdida en la ventana, logrando que el mayordomo se alejara rápidamente, con una expresión llena de dolor.
Luego de unos instantes, ciel recupero la noción del tiempo, encontrando a su mayordomo con una expresión de suma tristeza en su rostro.
- ¿Sebastian? ... ¿Sucede algo? - pregunto con una ceja alzada…*qué raro... él nunca ha tenido esa expresión*… pensaba extrañado el ojiazul.
- No es nada, Bocchan… - tomo un poco de aire, volviendo a poner aquella burlona sonrisa de siempre, su amo no debía enterarse - … le he traído su te… - dijo terminándolo de servir.
Ciel miro él te recién servido, junto con el trozo de pastel que había en un plato.
- No tengo hambre, Sebastian… puedes llevártelo - le dijo sin emoción alguna en su voz, viendo por la ventana como un lobo blanco corría de un lado a otro, lanzando llamas por su boca y quemando todo a su paso, siendo perseguido por el jardinero, un rubio de mirada verdosa, que poseía fuerza sobre-humana.
Sebastian retiro lentamente las cosas del escritorio de su amo, mostrándose completamente calmado; sin embargo, esta era solo una fachada para ocultar su batalla interna.
* ¿Mi Cielo?... ¿Es que acaso ha encontrado a alguien que le interese sin que me diera cuenta?... ¿Cómo?... yo siempre he estado a su lado, y nunca he visto a nadie… ¿Quién podría ser?... ¿Quién se atrevió a robarme a Mi Ciel?... * eran algunos de los pensamientos que pasaban por la cabeza del pelinegro.