En la oscuridad de su cuarto, un chico se movía en la cama sin poder conciliar el sueño –“¡Maldición! No puedo dormir”- se levanto para ir a la cocina de su espaciosa pero, casi sin muebles casa. Al llegar, se encontró con aquella chica norteamericana de pelo largo y que usaba lentes, andaba solo con sus bragas puestas, se devolvió para buscar la polera que estaba en el sillón y se la tiro -¡Ponte algo de ropa!-
-¡Oh, Taiga! ¿Por qué estas aun despierto?- dijo la chica poniéndose la polera y después bebiendo un poco de leche, que había sacado del refrigerador -¿No puedes dormir? Eso es raro ¿Tienes un partido mañana?-
-No, no tenemos ninguno hasta la próxima semana- respondió el chico pelirrojo, de piel tostada y ojos rojos –Solo tengo un poco de insomnio- miró a un lado con un pequeño rubor en su cara.
-Y que puede quitarte el sueño además del baloncesto- se le acerco con curiosidad.
El pelirrojo suspiro y se fue al refrigerador, saco una botella de agua mineral, y se fue a sentar al sillón que estaba en la sala. A pelilarga le siguió sentándose a su lado –La verdad…- hablaba despacio -… no me puedo quitar a alguien de la mente- miraba al balcón.
La de los lentes casi escupió la leche -¿Qué?-
El chico la miro sonrojado -¡Que no puedo dejar de pensar en aquella persona!- le grito avergonzado.
La chica saliendo de su asombro bebió otro sorbo -¿Me quieres contar sobre ella?-
El ojirojo observo otra vez el balcón y comenzó a hablar –La verdad, no sé cuando empezó, pero me gusta…- hizo una pausa, bebió de la botella y continuo -… como es muy pequeño, tengo la necesidad de protegerlo pero, siempre es a mí a quien ayuda. Cuando lo vi llorar, sentí el deseo de destruir todo lo que le hiciera daño. Me da celos de cualquiera que se le acerca y no puedo dejar de mirarlo, todos sus movimientos son fascinantes-
-Espera, espera- dijo acomodándose los lentes -¿Pequeño, protegerlo, mirarlo?-
-Sí, es un hombre- se ruborizo aun mas y termino el agua de un solo trago.
-¡Vaya!- exclamo –Pero con lo que has dicho, solo se me viene un nombre a la cabeza- el pelirrojo volteo para mirarla -¿Y cuando te diste cuenta de esto?-
Volvió a girar el rostro hacia el balcón para recordar –Fue después del partido contra Touou. El día que llegaste. Después del partido, celebramos aquí y cocino la entrenadora. Yo salí al balcón y apareció él a mi lado. Conversamos un poco pero, fue cuando me dijo una frase que me percate de todo –
-¿Qué te dijo?-
-El dijo: Me alegro de haberte conocido- sonrió.
-¿Y qué le respondiste?-
-Que decía cosas vergonzosas muy fácilmente, y que no teníamos tiempo para esas cosas-
-Idiota-
-¡Es que me puse nervioso. Cuando dijo eso, me di cuenta de que mis sentimientos por él eran de amor, además, después de eso se desmayo y vi que todos los demás también estaban así y perdí el conocimiento!- levanto la voz –¡Y después de eso, apareciste y me besaste en frente de todos!- enmudeció de pronto.
-¿Qué paso?- dijo preocupada al ver el nerviosismo del chico.
-Por estar pensando en los partidos y ganarle a la generación de los milagros, no me había dado cuenta- la observo –Me besaste en frente de él-
Entonces la norteamericana entendió –Claro, debe pensar que soy tu novia-
El pelirrojo se desmorono en el sillón –Además, estabas durmiendo en mi cama desnuda- se froto la sien –Mi maldita suerte-
-Tranquilo Taiga- dijo alegre la pelilarga –Solo dile que siempre soy así-
El ojirojo suspiro echando la cabeza hacia atrás –No creo que eso sea un problema. Porque también besaste a la entrenadora-
-Cierto-
-A parte, el sabe toda la historia sobre ti y Tatsuya- acaricio tiernamente el anillo que lleva colgado en una cadena alrededor de su cuello –Él evito que botara el precioso regalo de mi querido hermano- volvió a sonreír.
-Entonces ¿Cual es el problema que no te deja dormir?-
Se sentó y la miro –Ese es precisamente el problema. No sé cómo lidiar con este remolino de emociones que siento cuando estamos cerca-
-Solo díselo-
-¡¿Qué?!-
-Dile que te gusta- dijo despreocupadamente.
-¡Como podría decirlo!-
-Taiga, dile lo que sientes, así sabrás que opina él- lo miro seriamente.
-Me dirá que no quiere verme mas y tal vez no volvamos a jugar juntos- dijo decepcionado.
-Bueno, no sabes que contestara, y si te rechaza, deberás resignarte…- se levanto dirigiéndose al cuarto -… pero si te acepta, podrás volver a dormir- se fue dejándolo solo.
-“Tiene razón”- pensó –“Así saldré de esta maldita incertidumbre”-
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