Las 7:30 de la mañana, Lunes, el día más odiado por el español que ahora espachurraba la alarma bajo su mano para apagarla. Removiéndose perezosamente por la cama hasta caer al suelo y soltar un gruñido levantándose.
-Dios mío, que bonita manera de despertar...- suspiró rascándose la tripa y bostezando, hoy sabía que iba a ser un día muy raro.
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Ya eran las 8:55 y el castaño de ojos verdes llegaba tarde a clase de historia, como siempre. Entro en clase y para su suerte el profesor se había retrasado. Rápidamente se sentó en su asiento, dejando su mochila colgada en el respaldo de su silla y sacando los libros.
A los pocos minutos entró el profesor y la clase comenzó, haciendo que el español se deprimiera al estar hasta las narices de historia.
-Dios mio, no creo que pueda llegar a la segunda hora si sigue así...- Realmente las clases le agobiaban. De repente la puerta de clase se abrió dejando ver al Director y a su secretaria.
-Señor...¿Fernández Carriedo?- ¿El director dijo su nombre? ¿Cómo? Él no había hecho nada malo, era raro que le llamaran de dirección, siempre pasaba desapercibido.
-Sí, presente- El ojiverde se levantó de su asiento un poco nervioso- ¿Ocurre algo Director? -le preguntó confuso.
-Recoja sus cosas, usted es el afortunado que va a ser trasladado a la Universidad Rusa de Sant Petesburgo- se lo dijo orgulloso, sonriendo- Cuando esté listo baje a mi despacho y se lo explicaré con más exactitud. -salió del aula y todos los alumnos miraron a Antonio, que estaba pálido y con un sudor frío que le recorría la espalda.
A...Rusia?...- su voz temblaba, pensaba que caería redondo en el suelo de clase, reaccionó, recogió sus cosas y bajó al despacho del Director, que le esperaba con alguien más que no conocía, y no era la secretaria.
-Buenas, señor Carriedo, este es el director de la Universidad Rusa. El señor Shukurovski. - el nombrado estiró el brazo abriendo la mano, a lo que el español hizo lo mismo y las estrecharon.
-Un placer conocerle señor...Shu...Shukurovski?- no sabía si lo había pronunciado bien, pero al ver como el otro le dio una cálida sonrisa, captó que lo había dicho bien.
-El placer es mio, señor Carriedo- Se notaba que era ruso, ese acento no se lo quitaba nadie.Después de una buena charla, explicándole el porqué de su traslado, el castaño lo acepto a regañadientes y emocionado a la vez, era la primera vez que salía de España.
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Dios mio donde mierdas la he metido!?- El castaño buscaba desesperado su cámara de fotos, ya que se iba a Rusia lo mejor era hacer fotos no? -Ay madre del amor hermoso, se puede saber donde cojones está!?-al poco rato la ve, encima de la cama y se golpea mentalmente- Soy retrasado no, lo siguiente...- la coge y la guarda en la maleta, suspira. - Listo, maleta preparada, ahora una duchita y mañana al aeropuerto!-contento como siempre se fue al baño a ducharse.
Ya en el baño, empezó a desnudarse, lentamente, dejando caer la ropa resbalando gentilmente por su piel, dejando ver su cuerpo frente el espejo. Esas abdominales trabajadas, no mucho, pero se le notaban un poco, esos hombros esbeltos dignos de un hombre que se precie y ese trasero, oh dios mio, el mismo se había enamorado de su propio trasero. Le gustaba por que era respingon y bien definido.
-Dios...me violaría a mi mismo- otro puñetazo mental, en que cojones estaba pensando!? Bueno, ya da igual, ahora solo se ducharía y se iría a dormir. Mañana hay que levantarse pronto!