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Confesiones de un rubio pasivo adolescente © por Charly D

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Notas del capitulo:

Hola a tod@s

Hoy termina la primera temporada de este fic, con el capítulo 10 se pone punto final a esta primera parte, el fic continuará aquí mismo, no escribire otro porque no hay necesidad, si tienen alguna duda con toda confianza pueden contactarme y se las aclararé...

Sin más y con un poco de retraso... capítulo 10

Slo y Flores amarillas...

Hace unos días que se fue Romi, finalmente nos despedimos esa tarde, pero no han faltado sus altaneros y hasta un poco pervertidos mensajes en la red social, logra arrancarme sonrisas pese a la distancia, me siento triste por obvias razones, sin embargo sigo teniendo a mi mejor amiga en el corazón. Jake Thomas volvió con Daphne, al parecer ella quedó traumatizada por los captores que la tenían privada de la libertad, me alegro que esté bien, no ha ido a la escuela, los profesores creo que la exonerarán de los exámenes. Thomas sí ha ido, lo noto más tranquilo, positivo… feliz. George no me ha molestado, agradezco que no lo haga, no tengo ánimos de soportar sus bromas pesadas o acabar en un mugroso basurero.

 

Mamá abrió la puerta de la casa, regresábamos de mi cita con el dentista, un apretón más a mis frenos y juro que los dientes se me harían polvo, cada vez los ajusta con mayor fuerza…

-¿Ves? No era para tanto, el propio doctor de Lozane dijo que ya no falta tanto- me reprendía mi mamá

-Como a ti no te metieron fierros a la boca y la violaron como ese mentado doctor- me acariciaba la quijada, ¡me dolía!

-Ay ya, no te quejes, al final de cuentas, vas a quedar bien chulo mi niño- me pellizcó los cachetes, ¿qué parte de me duele la boca no comprende?

-¡Mamá! Me lastimas, tenme respeto por una vez en la vida- me tallaba por el dolor

-Ash, ¿Cuándo dejarás de quejar Mikel Riviere?- entramos y papá miraba el futbol por la televisión mientras mi abuela aparecía envuelta en una nube de cigarrillo, al menos esta vez no olvidó lo que era un cigarro.

-¿Cómo les fue? ¿Todo en orden?- preguntó papá

-No, ya sabes cómo es tu hijo, se quejó toda la consulta, pero al menos doy gracias al cielo que no me salió tan rebelde como el hijo de tu amigo- contestó mi mamá sofocada por el cansancio de la caminata de regreso, dijo que debíamos hacer pierna y me obligó a regresar caminando con ella, son como 30 cuadras desde el consultorio hasta la casa… ¡esa mujer es malvada!

-Pobre Roberto, ese muchacho le va a provocar un infarto- genial, yo con dolor de boca y ellos hablando del hijo desbocado del dentista, digo lo poco que he escuchado no me parece tan malo, solo no quiere seguir con la tradición de su familia, en fin, mejor me dirijo al refrigerador para buscar algo de comer.

 

Entro a la cocina, tomo la manija de la puerta, estoy a punto de abrir ese frigorífico cuando aparece mi abue…

-¿Qué hay Mikel?- se recarga del marco de la entrada y me mira con los ojos entrecerrados, me da miedo.

-¿Qué hay de nuevo abue?- digo algo intimidado por su repentina actitud de matona rockera sesentera, ella inhala del cigarrillo y deja escapar el humo…

-Nada, ¿no quieres hermano?- me ofrece de su droga legal, esa cosa me da asco, una vez Romi me dio a probar uno y casi me ahogo con por culpa de esa cosa.

-No abuela… gracias- ni loco vuelvo a saborear  esa porquería

-Haces bien, aunque a tu edad ya deberías hacerlo, digo, yo cuando la tuya fumaba, pero me era difícil disimular el olor cuando mi madre me llevaba con ella a rezar el rosario a las 6 de la tarde- sacaba el humo con parsimonio

-Wow abuela, llevas mucho fumando- dije sorprendido, si cuando tenía mi edad ya fumaba, ahora que tiene los años que cuando se extinguieron los dinosaurios resulta una vida llena de nicotina.

-Sí, pero ya vez, soy un alma libre, si quieres fumar no me ofendo, no se lo diré a tus papás- murmuró quedamente, extendió su mano con la cajetilla y el encendedor para dármelo- sostenme un momento, me voy a quitar el suéter- tomé sus cosas mientras ella se deshacía de esa prenda clásica de un abuelo, movió la cabeza cuando se miró libre de sus acalorante pieza y al verme gritó- ¡Pero si esto es el colmo!... ¡Rosetta!, ¡Jerome! Vengan pronto- yo no entendía por qué gritaba…

-¿Qué ocurre?- llegaron los dos rápidamente, me vieron y pusieron semblante de decepción...

-¡Mikel Josafat Riviere Segovia! ¿se puede saber qué demonios haces con una cajetilla de cigarros en la mano?- ¡es verdad la abuela me dio sus drogas!

-Esto no es…- no me dejó terminar mi padre cuando me quitó esas cochinadas

-¡Pero qué sinvergüenza! Fumar en la casa de tus padre, y peor aún en la cocina frente a tu abuelita… ¡qué desfachatez!- me recriminaba

-Pero, pero…-  intenté defenderme

-Pero nada niño, eres un cochino, mugroso, vicioso y descarado, yo a tu edad no hacía esas cosas, yo respetaba a mis padres y su casa, por eso me iba a rezar todos los días el rosario a las 6- habló mi abuela… ¡pero si ella me los dio! ¿Qué le pasa?

-Qué decepción, ahora de castigo me quedaré con tu cajetilla y no permitiré que vuelvas a fumar, ve a tu cuarto y reflexiona tu actitud- me ordenó mi papá, esa anciana algún día se irá al más allá y prometo pedirle a los santos que la hagan pasar por el purgatorio.

 

Ya me iba cuando esa senecta me alcanzó

-Oye, no te vayas sin darme mis cigarros- la miré severamente

-¿Pero qué rayos? Por tu culpa me regañan y te atreves a pedirme la prueba del delito, papá se los quedó- contesté molesto

-¡Pero qué bárbaro! Una no puede confiar sus cigarros a niños feos, una se los da para que los cuide con toda buena intención  y estos se los fuman con la excusa de me los quitó mi papá… ¡qué decepción!- me miró con desapruebo, ¡pero fue su culpa! Por su horrible culpa me regañan, me tachan de adicto y me encierran en mi cuarto, esa anciana algún día pagará todas sus culpas… ¡ahhhhh Francisca!

 

Ultimo día de exámenes, por fin el martirio se acabó, pienso que la vida hasta en eso se empeña en hacerme sufrir, odio los exámenes porque estudio y repaso, pero cuando en la hoja veo algo como 3+3 ¡se me olvida el resultado!

Hoy como en los últimos días me encontré con una rosa amarilla, no tengo ni idea de quién me deja tan lindo detalle, pero se lo agradezco con toda mi alma, desde que Romi se fue, esta persona me ha hecho sonreír y suspirar, el hecho de saber que alguien puede ser atento conmigo me hace feliz.

 

La tomo con delicadeza, huelo su fresco aroma, al parecer es de hoy, puedo creer que está recién cortada, sonrío como tonto, ya sé que mi amado Jake Thomas no fue, y sí, lo sigo queriendo, no puedo olvidarlo aunque esté con ese cerebro de camarón (ya que está fuera de peligro, sana y salva, las ganas de insultarla regresaron).

-¿Qué se te pegó la nariz a la flor Rivierea?- ¡changos! Ese bravucón de Acoste…

-No s eme pegó, pero huele rico, pero ¿tú que vas a saber de aromas delicados?- le contesto, temo por mi vida, pero estando solo debo aprender a defenderme

-Vaya, al menos te gustó- se giró y me dejó solo, ¡Yupi! Creo que gané una batalla, ¿ven? Soy un chico rudo… grrr…

 

Jake Thomas llegó al salón, tenía la carita dulce de antes, le hacía falta volver con ella para ser feliz, noto que siempre la quiso, solo se decepcionó un poco al conocerla, pero rescató ese gran amor al casi perderla, ojalá sean felices, no me gusta tener que ceder mis ilusiones a la frustración, pero los zapatos a la fuerza no entran como dice mi papá, y el corazón de ese chico se lo ganó esa tipa con un CI de 4, ni modo esta vez me tocó perder…

 

El profesor de historia entró y entregó sus hojas, mi último examen como alumno de este curso, menos mal que el siguiente ya tendremos actividad extracurricular, con esa creo que lograré distraerme más que en este ciclo. Respiro hondo, huelo mi rosa y comienzo la prueba, luego de esto tardaríamos mes y medio en volver a clases. En ese tiempo estaré más solo que un hongo, pero ya qué, ni modo buscaré la compañía de las hormigas cuando menos, o llevaré a neko al parque para que ligue una gata, sí, creo que eso será lo más interesante que haga en vacaciones.

 

Me concentro, ¿cómo demonios quiere que sepa ese profesor qué es la ilustración si cuando eso pasó ni mi abuela había nacido? Bueno, aunque con los mil años que tiene no dudo que ya fuera una señora cuando aquel evento ocurrió. ¡Deja de divagar y contesta Mikel!

El salón va quedando solo, empiezo a sudar, porque cuando la mayoría acabe el maestro recogerá los exámenes… ¡vale ñoqui! Seguiré el consejo de mi amiga… “Ave María… dame puntería” termino las últimas preguntas a lo loco, es mejor eso que nada, a lo mejor y salgo bien.

 

Entrego mi prueba y salgo, la escuela se ve tan diferente, ya casi no hay estudiantes, al ser el último examen para los de mi curso no tenía que ser igual para otros, por lo tanto éramos muy pocos ese día allí. Cuelgo mi mochila al hombro y comienzo a pensar cómo será el próximo, Romi ya no estará, suspiro porque seguro que las plásticas me harán picadillo gracias a la bruja mayor. Voy saliendo y miro lo que hubiera deseado no ver… Jake tomando la mano de ella… ¿pero qué hacía aquí? No tenía obligación de ir porque está exenta… ¿entonces a qué vino?

 

-Mikel- menciona Jake, noto un poco de culpa en su voz

-Ja… Jake- dije luego de aclarar la mi garganta

-Tengo que hablar contigo- me dice mientras me mira a la cara

-Yo también, tengo que decirte algo- eso sí me sorprende, Daphne no me insulta y percibo como si en verdad  fuera sincera…

-Díganme- hablo, ese par al parecer tienen urgencia de contar algo

-Primero que nada quiero disculparme por todo el suplicio que te hice pasar en estas últimas semanas, apenas me doy cuenta que no tenías la culpa de nada, eres el más inocente en todo este asunto- Thomas confiesa muy apenado

-No te preocupes, te entiendo, estabas preocupado por ella, descuida, no pasó nada- me duelen esas palabras, ese beso con él no lo olvidaré nunca, bueno a menos que herede el mal de mi abuela.

-Yo… yo también quiero pedirte perdón- Daphne… ¿en verdad es ella?- sé que he sido una mala persona contigo, estar al borde de un precipicio tan horrible como el que viví me hace reflexionar que nadie tiene el derecho de dañar a otros sin motivo o solo por diversión.- su voz se quiebra- pero gracias a que hoy estoy viva, que soy libre, puedo pedir perdón a quien le hice un daño similar al que me hicieron… perdóname Mikel- llora, veo que el dolor la hizo más sensible, más humana…

-Te perdono, sé que no eres tan mala en el fondo, solo te defendías- lo emotivo del momento, principalmente por Jake, me inundó los ojos pero ninguna lagrima salía- ahora que no permitiré que me dañes el próximo curso- sonreí pretendiendo disminuir la tensión dramática.

-Descuida, ya no lo haremos, no te haremos más daño- ¿qué es esto? Algo empieza a darme miedo

-Mikel- el chico que me gusta agarra y aprieta fuertemente la mano de la joven- Nos vamos- dos palabras, nuevamente una maldita despedida.

-Luego de lo que me pasó mi papá optó por transferirme a otra ciudad, en un colegio más seguro- dijo ella

-Y por el amor que le tengo la seguiré- son honestos, pero la sinceridad de Thomas me lastima, me hiere profundamente saber que la quiere tanto como para seguirla al fin del mundo.

-Los dos… ¿se van?- la respuesta sería más que obvia…

-Sí Mikel, nos vamos, por eso la necesidad de hablar contigo, porque después de hoy no creo que nos volvamos a ver- otra despedida, ahora el amor de mi vida se va, Jake Thomas, si no me querías al menos me conformaba con verte sentado escuchando la clase, me era suficiente ver tu rostro iluminado pese a que esa felicidad no la provocara yo, un asiento más vacío el próximo curso.

-Pues, ojalá les vaya bien, se los deseo de corazón- me mordí la lengua, tal vez sea egoísta pero no deseaba que Jake se fuera, no él, aún guardaba la esperanza de que se enamorara de mi, pero yéndose cargaba consigo esas ilusiones…

-Gracias- me abrazó, suspiré otro amargo adiós… otro doloroso recuerdo que se quedaría en mi mente y corazón…

 

Un hombre se acercó a ellos, al parecer el chofer de ella, se debían ir…

-Adiós Mikel, nuevamente perdón- esa tarde nublada verano no la olvidaría, ella me ganó la partida y no solo eso, se lo llevaba, lo arrancaba de mi lado. Miré como subían al auto negro y brilloso, él volteó a verme, con sus ojos me decía adiós, abordó y se fueron juntos, una nueva etapa les esperaba.

 

Tomé mi rosa, con mirada ausente la observé, me dolía el corazón de nuevo, las lágrimas se negaban a salir, apreté el detalle contra mi pecho, sentí que algo mojó mi pómulo, una gota del cargado cielo gris chocó contra mi cara. Respiraba lentamente, moví mis piernas caminando lento, luego un poco más veloz y comencé a correr… la lluvia descendió como alfileres, poco a poco se fue convirtiendo en una tormenta, justo lo que mi corazón era en esos momentos. Gimoteaba protegiendo que a mi flor no se le cayera un solo pétalo, cuántas veces quise creer que fuera Jake quien me las daba, sigo sin saber el rostro o nombre de esa persona que se ocupaba de proporcionarme tan lindo detalle.

Corrí, corrí, sentí como si alguien me siguiera, pero sería algo estúpido ¿quién seguiría al chico feo que todos abandonan? Mis lágrimas se confundían con la lluvia, ya no se podía distinguir cuáles eran mis gotas y cuáles las del cielo. Continué corriendo, estaba completamente empapado, ¿y qué si me enfermaba? Fuera de mis padres a nadie más le importaría, el uniforme se me pegaba al flacucho cuerpo debido al peso del agua, mi cabello por fin se calmaba, estaba caído por la lluvia también.

 

Llegué a un solitario parque empapado, al parecer la tormenta estaba en pleno apogeo, me duele el corazón, nunca creí que este fin de cursos sería tan doloroso, tan triste… tan devastador. Mis pies hacían salir el agua de los grandes charcos con los cuales me topaba, no tenía a dónde ir, solo corría para huir ¿a dónde? No lo sé, solo huir, escapar de este tormentoso recuerdo que me inunda el alma, escapar de la realidad de ser el chico feo a cual nadie quiere.

 

Cansado, frustrado y triste me recargué de un enorme árbol, me encontraba completamente empapado, pero mi rosa seguía intacta. Gimoteaba, mi llanto continuaba…

-No es justo, no es justo- reclamaba, no era justo lo que me pasaba- ¿Por   qué me deben pasar estas cosas?- lloraba, era verdad, al parecer la vida y las personas me odian- No quiero estar solito…- lloré con más fuerza, me sentía tan solo.

-Nunca has estado solo- me tomaron el hombro por la espalda, levanté mi rostro, esa voz, yo la conozco, sé de quién es- nunca has estado ni estarás solo-

-Ge… ¿George?- giré mi cabeza y lo vi, era él, el mastodonte golpeador me miraba compasivamente, no me importó que fuera él, en estos momentos necesitaba de alguien que me contuviera, de alguien que me animara, no importaba que fuera mi tormento personal… -George… ¡no quiero estar solito!- lo abracé ¿cuántos años tiene que hice eso por última vez? No lo recuerdo, solo sé que reviví esa protección que sentí hace tanto tiempo.

 

Bajo la lluvia inclemente, con el corazón hecho pedazos, y ese árbol como testigo me aferré al cuerpo de George Acoste, como hace mucho tiempo no lo hacía…

Notas finales:

Gracias!!


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