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Confesiones de un rubio pasivo adolescente © por Charly D

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Notas del capitulo:

Nuevo episodio, espero les guste...

A leer!

El arte del baile, es una de las pasiones de muchas personas, poder hacer movimientos delicados, las piernas, las manos, el cuerpo en sí ayuda a realizar exquisitos pasos que hacen lucir la anatomía como si fuera una hoja de papel al aire demostrando la flexibilidad que se posee…

 

-A ver mocosos, están aquí para hacer coreografías que dejen con el ojo cuadrado a los que los vean ¿entienden?- creo que en este caso no será tan delicado, les conté que me inscribí junto con Nick a la actividad extracurricular “Baile coreográfico”, estaba emocionado, feliz de poder mover el esqueleto, lo que olvidé por completo gracias a mi alegría, es que esta materia la imparte la maestra Cassey Turón, la mujer más ruda y fuerte que he conocido. Si bien por fuera pareciera un pan dulce, castaña, muy femenina, ojos color café claro, su personalidad es todo lo contrario, grita, ordena, regaña, excluye, pero sobre todo… obliga-  Esta es una actividad que requiere de mucha fuerza física, espero que se preparen para el dolor que experimentarán luego de los ensayos de cada semana- los veintiséis chicos que estábamos ahí asentimos con cierto miedo, esa mujer parece satán en ropa deportiva- Muy bien, iniciemos con el calentamiento…- comenzó a dar instrucciones.

 

-¿Estás seguro de que no nos metimos a lo que será nuestra muerte segura?- me preguntó Nick

-No, no creo que sea tan mala, yo creo que es una buena mujer- dije sonriendo, eso creía…

-¡Muévete adolescente libidinoso! Quiero ver todas esas carnes en acción- regañó la maestra a un chico que no hizo bien el estiramiento.

-Es empíricamente imposible que esa mujer sea buena- miró con miedo a la profesora

-Creo que tienes razón- le contesté y tan mala es mi suerte que…

 

-¡A ver ustedes! El de lentes y el otro, vengan acá- nos descubrió cuchicheando. Caminamos al frente, ya que estábamos hasta atrás y nos encaró- Veo que se equivocaron de paraescolar- nos dijo con voz muy dulce, creo que no es tan mala…- ¡Esto es baile coreográfico, no entrenamiento para ser el reportero chismoso del programa de espectáculos vespertino!- nos gritó, haciendo que ambos nos alarmáramos por esa voz tan potente- A ver, quiero treinta lagartijas… ¡Ya!- nos agachamos de inmediato y procedimos a hacer lo que pidió…

-Uno señor, dos señor, tres señor- Nick decía mientras realizaba los que nos pidió Cassey

-¡Soy mujer!- le gritó molesta

-Perdón señor… digo señora…-

-¡Señorita! Aunque te cueste más trabajo-

-Sí señorita, uno señorita, dos señorita, tres señorita…- los demás se reían de nosotros, especialmente de mi amigo, yo no podía y no porque no quisiera, sino porque ese ejercicio me estaba agotando… por eso no me gustan las mujeres.

 

Luego de una hora de ejercicio, entre calentamiento, lagartijas, regaños, y primeros pasos de un baile con música electrónica, la  maestra nos dejó libres, creo que esto será más difícil de lo que pensé. Como era en las primeras horas, teníamos permiso de ir con ropa deportiva. Yo llevaba puesto unos pants y una playera que mi tía Beth eligió, esa mujer es buena escogiendo ropa. Como toque coqueto, según ella, me puso una banda en la cabeza, e sentía como Daniel de la película “Karate kid”. Nick y yo íbamos hechos polvo, yo le pasaba mi brazo izquierdo por el cuello y él su extremidad derecha por el mío…

-Recuérdame para la próxima vez no platicar en clase… mira lo que nos pasó por hacerlo- le dije completamente adolorido, mi flacucho cuerpo no está acostumbrado a tanto esfuerzo.

-Mikel, eso es empíricamente imposible, si te lo recuerdo entonces estaríamos hablando y de nuevo Cassey nos castigaría…-

-Ah… tienes razón- comenté fatigado mientras terminaba de subir las escaleras para nuestro salón.

 

Entramos y casi todos los compañeros ya estaban en sus lugares, al entrar de esa forma como si fuéramos abrazados, los chiflidos nos se hicieron esperar…

-Ah… con que el feo y el empírico son novios, o sea, así o más confirmado- Tina, esa niña, creo que será mi plástica odiada este semestre. Si no me equivoco en lo que veo, me parece que George está muy molesto, no tengo idea del por qué, acabo de llegar, no he dicho nada, aunque, creo que en esta ocasión su mirada de odio no es para mí… ¡Oh por todos los cielos se acaba de levantar! Se dirige hacia nosotros, hoy terminaré en el depósito, cierro los ojos fuertemente, odio estar en la basura, los mantengo apretados en la espera de ser cargado pero no siento los fuertes brazos de mi ex amigo, los abro y no veo a George…

 

-Pff…- suspiré aliviado- hoy me libre de la basura Nick… ¿Nick?- no terminé de hablar porque ya no vi a mi amigo, giré la cabeza para todos lados y lo encontré…

-¡Aguarda! Te equivocaste de presa, Mikel es el que está allá-  Acoste cargaba a Nick de la misma manera que a mí, y creo saber a dónde se dirigen, esa situación me molesta y mucho, al parecer no me afecta que mi amigo empírico quiera entregarme a mi abusador, tampoco me molesta que los demás digan que somos novios, me molesta y demasiado que George lo esté cargando, ¿no se supone que al único que carga es a mí? ¿Cómo demonios se atreve a cargar al tonto de Nicholas? Los sigo, y efectivamente veo que mi hipótesis es cierta… lo arrojó al depósito de basura.

Corro a encararlo…

-¿Se puede saber qué rayos te pasa? ¿No te han enseñado que no debes cargar a otras personas?, eres un tonto, ¡quítate de aquí!- le doy un empujón,  aguarden… ¿dije otras? Santo clos, ¡no quise decir eso! Quise decir que nos debe cargar  a las personas. Rojo como tomate me apresuro para ayudar a Nick, no deseo que George me pregunte por el lapsus que tuve.

 

-¡Guacala! Esto huele horrible- se quejó Nicholas

-Si te tiraran durante tantos años te acostumbrarías-

-Es empíricamente imposible que alguien se acostumbre a esto… ¡qué asco!- se levantó, a diferencia mía, él salió volando- George miserable, no entiendo por qué me hizo esto, yo no me metí con él para nada, se me hace que está loco- se quitaba los limones que llevaba pegados en la cabeza.

-Yo no sé nada, vámonos mejor- le dije algo molesto, no sé por qué me irrita que George lo cargara, no lo entiendo, pero de igual manera no me gusta que lo haga, espero no vuelva a ocurrir.

 

Terminó la jornada escolar, ya nos íbamos, Nick salió antes que yo al baño para limpiarse un poco, Tina se la pasó molestándolo por oler a perdedor, es decir basura. Guardaba mis cosas y justo me daba la vuelta cuando lo vi, ese idiota traicionero de Acoste, como pocas veces lo vi con una mirada de enojo, giré dispuesto a irme cuando me dijo en voz alta…

-No lo volveré a hacer-

-¿Cómo?- le pregunté sin entender

-Tú sabes, no lo volveré a hacer- sin más se fue, ¿a qué se refería exactamente? Otra vez mi adolescente estómago se revolvió con una sensación agradable, creo que mi preconsciente si comprendió esas palabras, esa es la única razón que le doy a estar tan feliz de pronto… ¡Hombres!

 

Luego de despedirme de mi amigo fui a casa, hoy era un gran día, ¡por fin luego de un par de años me quitaría estas cosas! Soy feliz, muy feliz. Al abrir la puerta las veo, las tres mujeres de la casa discutiendo, ¿y saben de qué? De una telenovela, “El amor de María Ernestina de los Ángeles”

 

-Te digo que no es bruta, solo sabe reconocer que Maximiliano no será para ella- dijo mamá

-Es una tonta, si yo quisiera un macho como ese se lo quitaría a la bruja mentirosa y lujuriosa de la Jennifer Natacha- argumentó mi tía

-No, no, una mujer saber respetar las decisiones de los hombres, a pesar de ser engañadas sabemos querer, y si él desea estar con ella de corazón lo deja libre-

-¿Ves? Por eso la Jennifer Natacha se lo ganó, porque ella dejó de lado esas tonterías del amor, lo de hoy es el uso de los genitales, y eso fue lo que ocupó, ¡así se hace Jennifer!- queda claro que mi tía es una libertina de lo peor.

-Yo opino que mejor leas la carta de ese sujeto que te llegó- intervino mi abuela mientras se comía unos cacahuates que llevaron para botanear en lo que veían la televisión

-¡Mamá cállate!- le dijo mi tía

-Sí mamá, no debes decir eso- apuntó mamá

-¿Por qué? Si es verdad… Oh, Mikelito- me vieron las tres con cara de nervios-

-Ehm… ¿hola?- las saludé, por qué estaban tan nerviosas

-Shhh… cállense tontas, no hablen de esa carta que mandó ese sujeto porque Mikel no debe saber nada de nada- comentó la abuela, si intentó no despertar mi curiosidad ahora lo logró

-¡Mamá!­- gritaron las otras dos mujeres al unísono

-¿De qué hablan?- cuestioné

-Ay Mikelito, lo que pasa es que tu tía Beth está aquí…- se paró como resorte mi tía y le tapó la boca.

-Mamá, es hora de tu medicina- la anciana se removió dejando su boca libre por un momento

-Pero yo no tomo medicina- la miró fijamente

-Claro que sí, vámonos de aquí- me vio unos segundos- Hola sobrinito, espero que hayas tenido un buen día, acompañaré a mamá a descansar- la abuela se removía intentando ser libre, no sé pero creo que Francisca al igual que a mí mete seguido en problemas a mi tía, al menos ya enfoca su atención y delatos en otra persona.

 

Luego de treinta cuadras, sí… ¡treinta! Llegamos al consultorio del doctor De Lozane, esa mujer quiere matarme, como si no hubiera sido suficiente con la clase de Cassey, ahora mi madre, pero me alegra que sea la única persona normal en esa casa, aunque le guste caminar tanto. Llegamos, la asistente del dentista nos recibió. El consultorio se encuentra en un edificio donde están otro tipo de médicos, pediatras, ginecólogos, médicos generales, etc.

-Buenas tardes Miri, tenemos cita con el doctor- saludó amablemente a la muchacha, luego de esos años viéndola periódicamente ya se sabía su nombre.

-Claro que sí señora Rosetta, en seguida le digo al doctor que ya están aquí, permítame- se adentró al consultorio, yo miraba, esas paredes color beige han cambiado mucho en diversas ocasiones, les pegan adornos, los quitan, les ponen otros, antes, cuando llegué por primera vez eran de color rosa pálido, ah, ya esta ocasión es especial, me desharé de estos frenillos por fin.- Adelante, el doctor los espera- regresó la chica y entramos, yo sentía miedo, no sé si me duela tanto como antes, pero estoy resignado.

 

-Hola, Rose, buenas tardes- saludó de beso a mi mamá

-Hola Roberto, buenas tardes-

-Mikel, mi paciente favorito, por fin te quitaré esos frenos- me saludó dando una palmada en la espalda

-Sí, por fin- sonreí

-Pues bien, toma asiento Rose, ¿y Jerome como ha estado?- se dispuso a entablar plática mientras me sentaba en ese sillón que tan bien conocía. Minutos después el doctor utilizaba unas pinzas especiales para ir quitando uno por uno los brackets, no me dolía, pero si sentía el jalón, varias veces pensé que se me caería el diente, se sentía muy extraño. Yo con la boca abierta y la mirada hacia arriba no podía ver cómo me sacaba esas cosillas que dejarían mi dentadura perfecta. Rato después, entre la plática que tenían y el trabajo del dentista, por fin me los terminó de quitar.

-Listo Mikel, ahora una limpieza, hay que quitar los restos de resina que aún quedan en tus dientes -¿limpieza? No por favor, aun recuerdo las que me hizo antes de ponerme esas cosas y duele horrible, me da mucho más miedo ahora que siento mis dientes flojos, ¿se me caerán? ¡Ay no por favor!- No pongas esa cara, solo te limpiaré los dientes, nada más, no más instrumentos dolorosos, como tu les llamas- el doctor y mi mamá se rieron, es que en verdad son dolorosos. Comenzó con el taladro dental, ese ruido y esa sensación de tirarme los dientes ¡es horrible!

 Yo miraba a todos lados intentando concentrarme en todo menos en mi limpieza, no quería saber nada de eso durante un buen rato, a lo mejor nunca más vuelvo a hacerme un limpieza dental, sí eso haré.

-Listo Mikel, ahora sí quedaste muy guapo- no creo que esto mejore mi fealdad, pero bueno- Mira- me acercó un espejo, miraba mi reflejo, es increíble ya no usar esas cosas, sonreí, miré mi sonrisa, ¿en verdad es mía? Incrédulo toqué mis dientes, no era posible, estaban derechitos, sin manchas, blanquísimos, en una sola palabra: perfectos. No podía creerlo, en verdad tanto sufrimiento, burlas y sin sabores valieron la pena.

-¡Mira mamá!- sé que parezco pequeño, pero me emociona mucho sonreír sin esas cosas

-Sí mi amor, tienes una sonrisa hermosa- sonreí aún más, tal vez esto no me quita lo feo, pero me da más seguridad que al menos de mi boca no se van a reír, es la primera vez que viniendo al dentista me siento tan feliz.

-Pues bien Mikel, vas a usar este acetato como retenedor por las noches, yo te indicaré hasta cuando, por el momento es importante que lo uses, puesto que ahora tus dientes quedaron muy sensibles ¿de acuerdo?- asentí, quedé maravillado con mi sonrisa.

 

Tocaron la puerta,

-Adelante Miri- dijo el doctor

-Su hijo acaba de llegar- vi como el dentista suspiró y su mirada reflejó algo de melancolía a cual disimuló con una sonrisa

-En seguida lo recibo, solo termino con ellos por favor-

-Claro, yo le digo, con permiso- se retiró

-Pues bien Roberto muchas gracias-

-No gracias a ustedes que me hicieron el gasto- nos reímos de la broma

-Ojalá y todo mejore con tu hijo-

-Eso mismo espero yo, es que… ah… bueno, no es prudente hablar ahora de esto- suspiró cansado, varias veces oí como se quejaba de su hijo, al parecer ese chico solo quiere seguir su propio camino y eso es bueno, al menos lo que mis papás me han dicho es que soy libre de hacer lo que yo quiera dentro del marco de la decencia.

-Todo mejorará, ya verás- se dieron un abrazo y nos despedimos- Que tengas un buen día y gracias nuevamente-

-Gracias doctor, he quedado muy bien- sonreí, estoy muy feliz

-Por nada Mikel, suerte y haz lo que te indiqué- asentí y salimos.

 

Mi madre salió primero para pagar la cuenta, y yo me quedé cerca de la entrada del consultorio, hacía sonrisas al cristal de la ventana, sentí que alguien se acercaba por lo cual giré para hacerme a un lado y lo ví…

-¿Mauricio?- pregunté sin creerlo

-Hola - me sonrió, su dentadura perfecta me era mostrada

-Adelante Mauricio, oh, Mikel, mira él es mi hijo, Mauricio de Lozane, Mauricio, él es Mikel – el doctor Roberto nos presentó, vaya si el mundo es pequeño. Hoy ha sido un día lleno de sorpresas.

-Ya lo conozco, es un buen amigo- me sonrió, ese muchacho es muy guapo, con razón, es hijo del doctor Roberto, que si ya está grandecito, es un señor bastante atractivo.

-Bueno, te dejo Mikel, que tengan una buena tarde-

-Nos vemos Mike-  asentí y cerraron la puerta.

 

Esta vez sí regresamos a casa en taxi, me salvé de una caminata. Durante el trayecto seguía pensando en Mauricio, él es el hijo del cual se queja tanto el doctor, no me parece una mala persona, y que estudie música tampoco es malo, es su sueño, las pocas veces que lo he visto me parece que lo disfruta mucho, no veo que sea algo erróneo, pero a veces los papás no nos comprenden.

 

-¡Ya llegué!- grité al entrar a casa

-¿Cómo les fue?- preguntó mi tía desde la cocina

-Mira, mira…- le sonreí como mico, mi sonrisa es bella

-Wow, pero si luces encantador, está decidido, mañana saldremos de cace…-

-¿De qué?- una voz masculina retumbó por la casa

-De cace… cace… de cacerolas, mira nada más que feas está estas, Mikel me acompañará a comprar una nueva-

-Ay mija mejor di que tu y Mikel se van a ir de zorras a buscar hombres- y la abuela apareció…

-¡Mamá! Claro que no, Mikel y yo somos unas personas de respeto, con moral, decencia y ética- casi me río, pero debía aguantarme si no deseaba ser encerrado en casa de por vida.

-Más les vale, no quiero que hombres anden viendo a mi hijo como carne- eso quisiera yo, pero nada más no ocurre.

-Me acuerdo, que mi marido no te quería, ¿embarazaste a mi hija verdad? Mal hombre- genial, la abuela volvió a enloquecer, tomó una cuchara de madera y comenzó a golpear a mi padre- hombre malo, robaste la inocencia de mi hija, eres un pérfido, puerco, debería date un plomazo-

-Suegra, ya, no me pegue, de eso tiene años y usted ya me perdonó-

-No es verdad, a ver, ¿dónde está el niño? A ver, a ver…-

-Ahí, es él- la anciana volteó a verme y…

-¡El cielo me asista! Pero que chico tan feo- se asustó, ¡Francisca! Te llevaré al asilo de ancianos más cercano se me vuelves a insultar con tus gestos.- A parte de violador, los hijos te salen feos, pobre de mi hija, ¿qué culpa ha de estar pagando?- hogar, dulce hogar…

 

A la mañana siguiente papá me fue a dejar a la escuela…

-Bien hijo, nada de ver hombres ni pensar en ellos, dedícate a tus clases, a estudiar y no pensar en noviazgos ¿de acuerdo?

-No papá- ¡demonios!- digo, sí papá- por poco.

-Te estaré vigilando, y hoy que salgas con Beth, ¡cuidadito eh!­ – le sonreí nervioso- sí, ya sé que tienes bonita sonrisa, pero cuidadito- nos despedimos y bajé, caminé a mi aula sonriendo, desaba que todos vieran mi linda sonrisa, es muy bonita…

 

Al llegar a mi salón entré y vi ese detalle que me hace las mañanas ¿en verdad a alguien le gusto? Ahora sí me interesa saber quién es, ya hay varias personas en el salón, ¿quién será?

-¿Qué? ¿Te gustó?- sin saber de dónde salió George me preguntó

-Me encantó- le sonreí

-Qué bonita sonrisa tienes Rivierea- me tomó de la barbilla, esperen… ¡me tomó de la barbilla! Me sacó del aula con todo y mi flor… ¡Hoy no! por favor que hoy no me tire, desgraciado… ¿qué esperas para cargarme?... ¿qué me pasa?

En la misma bodega de la otra vez nos quedamos solos, me volvió a tomar de la barbilla…

-¿Qué qu… qui… quieres?- me está poniendo nervioso…

-Mikel… yo… yo no sé como…- no, que no me hable de esa mujer, hoy no… giré mi cara decepcionado, pero entonces él la regresó para que lo viera, ¿qué pretende?

-George, no más, por favor, ya déjame tranquilo- me iba a ir, no tenía caso seguir ahí con él, lo extraño tanto, fue mi amigo tan querido y que ahora me tratara así me lastimaba. Me detuvo, me jaló hacia él…

-Te odio- me dijo a la cara, eso no es sorpresa, miré dolido, ignoro sus razones para odiarme, yo no he podido hacerlo y él si que me ha tratado mal- pero… pero…- no dijo más, se acercó a mí, rozó mi nariz con sus labios y luego, posicionó sus labios con los míos… me besó, nunca antes lo había hecho, por primera vez en los años que llevamos de conocernos me besa en los labios, apreté los ojos fuertemente, mi estómago comenzó a estrujarse,  George Acoste… ¿qué estás haciendo? ¿Por qué no te odio? Más aún, ¿Por qué no quiero que te separes de mí?

Notas finales:

Saludos y gracias de antemano!


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