Muy bien, ahora no sé qué hacer, por un lado el tonto de Nicholas me confiesa su crimen (sí es un crimen lo que hizo) y por otro George me pide una oportunidad, en este momento mi conflicto es… ¿se lo cuento a George o no? por lo molesto que lo vi cuando me contó el por qué de su desprecio, estoy casi seguro que de contarle la trampa de mi nuevo ex amigo lo mata a golpes, o mínimo lo tirará un mes a la basura, sea como sea no quiero que lastime a Nick, sí, es un mentiroso, hipócrita, ventajoso, mal amigo, pero con todo y eso no quiero que le pase nada malo… puff… no sé qué hacer.
Ya estamos en el salón tomando clase, es mi compañero de junto y noto como me busca con la mirada, ¿esa tristeza será verdadera o falsa? Ya no sé qué pensar de él. Pero algo bueno es que ¡hoy si recibí mi flor amarilla! Ojalá y George no se moleste, pero me encanta que me dejen mi flor, ya la extrañaba, sigo teniendo la duda de quién es mi admirado secreto. Me embobo mirando mi regalo, es tan bonita, ¿quién será el responsable de hacerme feliz con este detalle?
-¿Po… podemos hablar?- me interrumpen… ¡genial! Es Nicholas
-¡Claro! Dime, ¿qué mentira me dirás hoy? ¿Que tú conoces a Santa Claus? ¿O acaso que eres el rey de Babilonia?- creo que estoy siendo cruel, pero me duele mucho lo que hizo, me destrozó la infancia por una tonta mentira
-Mikel, yo…- bajó su cabeza, está avergonzado- lo siento mucho, no debí hacerlo, tuve miedo de que me odiaras como lo haces-
-Te equivocas Nicholas, yo no te odio, para odiarte necesitaría sentir algo por ti, y francamente amigo… me importas un bledo- me levanté para salir y lo escuché… lloró.
-Lo siento- se cubrió la cara con las manos para ocultar su rostro, los demás miraban expectantes, George incluido en los mirones, y se fue. Si la venganza se siente como que eres un pedazo de excremento, entonces siento que me vengué, me siento la cochinada más grande del mundo, lo hice llorar, no me gusta ver a la gente llorar, no me gusta que sufran… y Nick lloró por mi culpa, creo que voy a llorar…
-¿Pasa algo Mikel?- se acercó Acoste a mí, puso su mano en mi hombro
-Me siento triste…- fue lo que respondí. ¡Demonios! Ya la calabaceé, ahora me va a preguntar el por qué y no se lo puedo decir, porque si lo hago aquí va a correr sangre…
-¿Qué te pasa? ¿Te sientes mal?- sus ojos, esos ojos me veían como antes, llenos de ternura, cariño… ¿amor?
-Ehm… so… lo… creo que tengo hambre- le regalé una sonrisa Colgate, Mikel Riviere, a veces eres tan tonto que ni para mentir eres bueno.
-¿Estás triste porque tienes hambre?- me vio, seguía su ternura, pero ahora se mezclaba con incredulidad
-Sí… ¿vamos a almorzar juntos hoy?- ¡Mikel deja de hacer tonterías! ¿Cómo se te ocurre preguntar eso? ¡A penas empiezan y tú ya invitándolo a comer!
-Claro, vamos- no somos muy evidentes, nos manejamos con prudencia, ninguno de los dos, considero, está listo para decir a todo el colegio: ¡Mírennos somos gay!
Nos fuimos a aquel lugar al que me llevó cuando me besó por primera vez, esa traumática, inesperada y shockeante primera vez.
-Dime que tienes Mikel- habló en cuanto nos sentamos
-Yo… hambre, eso tengo…- reí nerviosamente, no lo podía confesar, por el bien de todos no debía decirlo.
-Desde que éramos niños mentías muy mal, por eso la maestra nos descubría en flagrancia siempre… ¿te acuerdas como nos dejaba sentados en la banca de pensar? ¿y cómo nos la pasábamos imitando sus caras?-
-Sí- reí honestamente, es verdad, entre nosotros dos nos reíamos de ella, nos castigaba por alguna travesura que descubría gracias a mi falta de credibilidad en las mentiras. Me acarició la cabeza, George está siendo como antes, como mi amigo de la infancia
-Rubiecito… ¿dime qué pasa? ¿Puedo ayudarte en algo?- nos vimos a la cara, sus ojos encontraron los míos, mis gafas de armazón grueso no lo dejaban verme claramente y por eso con delicadeza las quitó de mi rostro, suspiré al momento en que lo hacía- Siempre me gustaron tus ojitos, y más cuando el sol les daba de lleno, es cuando más brillan- mis cachetes se comenzaron a calentar, si no me equivoco debo estar más rojo que la nariz de Rodolfo el reno.
-Geo…- puso su dedo en mi boca para callarla
-Shhhh, déjame decirte todo lo que no he podido en los años que estuvimos separados- mi corazón se aceleró, ese chico siempre ha podido ponerme en aprietos, tanto para bien como para mal.- Nunca pude odiarte, el hecho de verte crecer junto a mí, de verte madurar, que pasaras de ser el tierno rubiecito que conocí en primaria, al excelente bailarín que eres hoy, porque he de confesar que te espié un par de veces, cuando Cassey se descuidaba me colaba para verte y eres genial; me siento muy feliz de que estuviéramos separados pero muy juntos… siempre he estado contigo.- muchas veces dicen que el dinero mata carita, pero hoy sé que el verbo mata todo, y las palabras de George me emocionan mucho, hasta el semestre pasado era inimaginable pensar que estaríamos así, juntos, platicando amablemente sin ningún problema.- Te he echado de menos flaco- estiró su brazo derecho, me tomó por el hombro y me estrujó contra él, se siente muy bien estar así, ¿será a caso que lo quiero? ¿o solo será que deseo a mi amigo de vuelta? Esto es algo que debo aclarar muy pronto.
Nos perdimos en nuestras memorias, recuerdos, vivencias, olvidó, o creo que eso fue, mi tristeza y sus preguntas respecto a ello. La primera pérdida que tuve fue Romi, esa chica lesbiana que es mi adoración se fue dejando un vacío en mi corazón, éste se pudo en alguna forma resarcir con la llegada de Nicholas, y justo cuando mejor estábamos descubro su infamia, sale él de mi mundo y regresa una persona que quise mucho… George. La vida es así de misteriosa, unos se van, otros entran y unos más regresan…
A la salida caminé acompañado de George, como en los viejos tiempos, Nick se quiso acercar a mí, pero en cuanto vio a Acoste, se retiró con la cabeza gacha, espero que no sufra mucho, sea como sea no quiero que le pase nada. En la entrada, pude ver a alguien que estimo muchísimo…
-¡Mau!- con guitarra colgada me sonrió, hoy es muy distinto a otras veces, hoy es feliz.
-¡Ese mi rubiecito!- la atmosfera rosa con estrellas parpadeantes y unicornios blancos se dibujó, yo sentí que volaba para abrazar a mi amigo, verlo feliz me hace muy feliz, entonces el encanto se esfumó pues una mano me apretó de la muñeca y si no es porque la otra me agarra del cuello de la camisa me voy de boca al piso
-¿A dónde con tanta prisa?- George me preguntó mientras me agarraba de la muñeca y el cuello
-Pues iba a saludar a mi amigo- hablaba con un hilo de voz, el cuello la camisa me apretaba la garganta
-Pues ya lo saludaste- miró a Mau con el ceño fruncido
-Creo que se está poniendo morado… ¿Mikel está bien?- moví mis manos con desesperación, me comenzaba a faltar el aire…
-¡Claro que está bien! Está conmigo ¿crees que estaría mal si yo lo protejo?-
-Pues eres tan torpe que no te das cuenta que si lo sigues agarrando se morirá asfixiado, ¡Suéltalo que se muere!- Acoste miró hacia abajo y vio mi cara inflada y morada…
-¡Mikel!- de inmediato me soltó
-Ah… ah… ah… - respiré con dificultad…- ¡Tonto! ¡Casi muero por tu culpa!-
-No es mi culpa-
-Claro que lo es ¿quién me estaba asfixiando?-
-¡Si tu no pusieras tu cara de rubio pasivo adolescente feliz cuando ves a este no te tendría que jalar!-
-¡Pero si es mi amigo!- le reclamé
-Claro, y yo soy astronauta ¿no?-
-Somos amigos- intervino Mau
-¡Tú cállate!, que bien que noto tus negras intenciones, pero déjame decirte que este rubio… ¡ya tiene hombre!- con los ojos muy abiertos el músico y yo nos quedamos, ¿Ya tengo hombre?
-Vaya, eres muy posesivo, pero no, no tengo esas intenciones con Mikel-
-¡Claro que no George!- dije con la cara roja por la vergüenza
-Mikel, muchas gracias por todo, papá y yo hablamos, sí que fuiste muy arriesgado al hablar con él- comenzó a decirme ignorando al molesto Acoste
-No es nada, me sentí en la obligación de hacer algo para ayudarte, tú has sido un gran apoyo para mí, como tu amigo debía hacer algo por ti-
-Papá ha aceptado formar parte de mi vida, no sé cuanto dure su apoyo, pero soy feliz porque está dispuesto a aceptarme con todo y mi música, gracias por todo rubiecito, y pues viene para agradecerte, pero ya debo ir a clases-
-No hay nada que agradecer, somos amigos y un amigo hace eso y más- nos abrazamos, por fin Mau estaba bien, me alegro mucho por él. Entonces miré a mi lado… George veía el cronometro de su reloj… ¡Nos estaba contando los segundos! Es un exagerado…
-Ya, suficiente abrazo, ya estuvo maestro, suéltalo- con sus brazos nos apartó, ese Acoste, es terrible cuando quiere serlo.
-Ya, ya… está bien- dijo un poco fastidiado Mau- nos estamos viendo Mikel, cualquier cosa ya sabes donde localizarme-
-Sí Mau, que te vaya bien, nos vemos luego- con mi mano hice el ademán de “adiós”
-Sí, sí, se quieren, se adoran, pero ya, deja a ese musiquillo por la paz- George, ¿está celoso o es mi impresión?
-Ay George, eres todo un caso… ya vámonos- comenzamos a caminar rumbo a nuestras casas.
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Fin de cursos, durante el tiempo restante no volví a hablar con Nicholas, no le conté nada a George, pero ello no significaba que perdonaba su trampa, lo dejé en el congelador, quiso acercarse varias veces a mí, pero no lo dejé, al parecer Tina lo consuela muy bien, creo que ella lo quiere, espero que con ella si es que hay algo no lo pierda.
Acompañé a mi familia para que tomara asiento en el auditorio, la tía Beth está muy gorda, cada mes engorda más…
-¿A qué hora empieza la película? Ya traje mis lentes para la tercera dimensión- la abuela sacó de su cangurera unos lentes que yo tenía en mi cuarto, los cuales me robé de un cine y cometí el error de decirle alguna vez que era para 3D
-Mamá, por tercera vez, venimos a ver bailar a Mikel, esto no es el cine- le dijo mi tía
-Si mamá, hoy venimos a ver a mi hijo, no es un cinema y no es una película de Pedro Infante, antes de que preguntes qué película van a pasar- mi mami le recalcó
-Ay suegra, cada día está más lo…- casi lo dice, papá casi lo dice- lo… lo que sea, ya guardemos silencio- casi le dice lo que más de uno piensa.
-¿Mikel? ¿Quién es Mikel?- nos miró confundida
-Yo abuelita, soy yo tu nieto-
-¿Nieto? Já, ya quisieras, toy muy chamaca para tener nietos-
-Pero ya casi cumples…-
-¡Mikel!, si tu abuela dice que está chamaca… no la contradigas- papá intervino
-Pero, pero…- iba a pelear pero me calló la anciana
-Shhh… que ya va a empezar la película- de su cangurera sacó una bolsa mediana de palomitas, woow, a esa cosa le cabe de todo, yo quiero una así.- ¿Es de Pedro Infante?- omití comentarios, esa mujer está senil, me despedí y retiré, seguramente Cassey estaría como loca.
Detrás del escenario, nos alistábamos, mis amigos, ¡porque ya tengo más amigos! Estábamos nerviosos, nos deseábamos suerte, un paso en falso y a parte de la fractura, nos esperaba una dramática lucha con Cassey y su regaño. Las luces del auditorio se apagaron, durante meses ensayamos, hoy veríamos el resultado de nuestro trabajo, ya sería el momento de mostrar todo lo que aprendimos con esa mujer.
Terminé de vestirme, una playera color negro, con líneas fosforescentes, ideales para que brillaran en la oscuridad, mis pantalones tipo lycra con tiras también fosforescentes a los lados, obviamente ajustada, diseñada para que los giros, patadas y levantadas se hicieran con mayor facilidad, me vi al espejo, ya no soy tan flaco, digo mi complexión es así, pero al menos ya tengo un poquito más de carne de donde agarrar…. ¡Soné igual de zorra que mi tía Beth!
Las luces se apagaron, habló nuestra maestra…
-Hoy padres, amigos, alumnos… serán testigos del esfuerzo que estos muchachos realizaron a lo largo de los meses… esperamos sea de su agrado…-
Un joven se posicionó en medio del escenario, hacía sonar su tambor, era el preámbulo para nuestra canción: “Played a live” de Safri Duo. Las luces parpadearon, en cuanto la música sonó todos salimos a escena. Por indicaciones de la maestra, yo tuve que ir al frente, ser la guía de los demás. Comencé con los movimientos de brazos, como si restirara una liga, levantaba el brazo izquierdo y el derecho jalaba hacia abajo. Comenzamos a aumentar el ritmo conforme la música se intensificaba. Los movimientos se tornaron más complejos, levantar la pierna casi a la altura del pecho, correr, girar… movimientos de manos y brazos esenciales, las luces parpadeaban con mayor rapidez, permitiendo que los espectadores vieran a todos los chicos bailando, estaba nervioso, yo era el que estaba al frente y cualquier error sería muy notorio, pero creo estarlo haciendo bien.
Movimientos de cadera, los cuales gracias a los ensayos pude mejorar, sudaba, pero hacía un buen trabajo, o eso pude creer al ver la sonrisa de la maestra Cassey. El final de la pista se acercaba, el último paso, era una maroma de casi 360 grados, mis compañeros abrieron paso colocándose en dos hileras, una a cada lado, seguían bailando, corrí hacia atrás para tomar impulso y avancé… puse mis manos sobre el suelo, y di la vuelta, la repetí para caer y levantarme alzando los brazos… terminó la pista. Las luces se apagaron por completo, en ese lapso nos formamos para agradecer, al instante de encenderse, la gente del auditorio se puso de pie y nos aplaudió… ¡Hicimos un gran trabajo! Todos respirábamos agitados, muy cansados, pero satisfechos por nuestro logro.
Mis papás estaban muy felices, mi tía limpiaba una lágrima, esa mujer anda muy sensible, y mi abuela imitaba nuestros pasos, y como llevaba puestos sus lentes para 3D en verdad parecía loca.
Salimos y detrás, ya en donde nos cambiamos celebramos…
-¡Síiiiiii! Lo hicimos, uuuuuuuuuuuuuu- mis amigos y compañeros hicieron también escándalo
-Ya, ¡cállense!- entro Cassey con lo cual guardamos silencio- muy bien hecho jóvenes, una vez más queda claro que soy lo que soy por chicos tan emprendedores como ustedes… ¡Felicidades!- gritó sonriendo, es la primera vez que la vemos tan feliz, corrimos y rodeándola hicimos abrazo grupal, se acabó y la extrañaríamos, ya saben, sentimentalismos de adolescentes.
Guardaba mis cosas en mi mochila y se me acercó la profesora…
-Muy bien hecho Mikel, tienes mucho talento-
-Gracias maestra- comenté un poco avergonzado, nunca creí ser bueno para algo, mi vida era una constante torpeza, y que alguien me dijera lo contrario era muy extraño
-Cuando te vi entrar a mi clase no te veía tan contento, con el paso de las semanas, fuiste cambiando, no sé a qué se debe, pero ese cambio te ayudó para rescatar el potencial que tienes y que aún sigue dormido, lucha, que esto es el principio- se dio la vuelta, yo sonreía, entonces ella giró y me dijo- Ya sé, esa cambio se llama autoestima- se retiró sin más, creo que tiene razón, he recuperado autoestima, soy feo… pero re-simpático.
Ya me iba cuando ví a Nicholas acercarse a mí…
-¿Qué deseas? Mis papás me están esperando-
-Quiero que me perdones- su semblante era triste
-Deberías estar contento, hoy nos fue muy bien-
-Sabes que no me importa eso, los ensayos fueron divertidos por mi amigo, siento mucho el daño que te hice…- su voz era deprimida
-No te preocupes, no le dije nada a George, si eso quieres saber ya lo sabes…-
-Descuida, ya me lo dijo él, y por si no lo has notado, por eso tiene el labio partido- la voz de George, miré rápido a Nick, era verdad, tenía la boca rota- Ese puñetazo es lo menos que te mereces, agradece que no te rompo todos tus empíricos huesos, pero ganas no me faltan-
-Ya George, no le hagas daño- me interpuse para que no le volviera a pegar- ¿estás bien?
-Es… es empíricamente imposible que esté bien si mi mejor amigo me odia-
-Si fuiste capaz de decirle la verdad sabiendo que te golpearía es que eres valiente…- lo ayudé a levantarse…
-¿Eso qué significa?- me vio esperanzado
-¡Que te perdono menso! Pero será la única vez que lo haga- me abrazó, tienen razón, merece una oportunidad
-Eso sí imbécil, vuélvete a meter con mi rubio o conmigo y te mato- Nick nos vio confundido…
-¿Mi rubio? Es que acaso ustedes…-
-¡Noooooo! ¿Cómo crees? Son cosas de George…- reí nervioso- Tonto…- le susurré al oído, ya saben que soy gay, pero todo lleva un proceso, imagínense si mi papá escuchara esto… ¡me mata!
-Bueno… te creeré…- nos miró sin mucha credulidad- aunque… mejor no digo nada… porque pegas bastante bien-
-No me falles de nuevo Nick, solo eso te pido, porque la próxima no será George quien te pegue-
-De acuerdo amigo, de acuerdo- nos dimos un apretón de manos. Acoste me acompañó a la salida, pero, no contaba con un pequeño detalle…
-¡Mikel Josafat Riviere Segovia! ¿Qué hace ese chico cargando tu maleta?- guardé silencio, mamá guardó silencio, mi tía guardó silencio, la abuela comía palomitas, y mi padre esperaba una respuesta con un gesto de “te voy a matar”
-Ehm… pues yo… le… yo…- ¿qué digo? ¿Qué digo?
-mire señor, lo que ocurre es que mi rub…- le di un codazo, qué iba a decir- ehm… lo que ocurre es que Mikel se entumió por tanto baile y por eso…-
-No digas más, pero como yo me entere de algo chueco… pelas tus pollos ¿entendido?- George asintió, cualquiera se intimidaría con papá…
-Ya déjalos Jerome, si este muchacho quiere a tu hijo un montón- agregó la abuela… ¡No hables abue! Me vas a meter en más líos…
-¡¿Qué?!- papá volteó a vernos, entonces mamá y mi tía entraron en acción…
-Vamos amor que ya es tarde-
-Si cuñado, nos es bueno que mi anciana madre ande por la calle, le puede dar un aire…- cada una lo jalaba de un brazo, ¡sí! Llévenselo o nos matará, George me dio mi mochila y con un apretón de manos me fui, mi padre sí que es muy alocado a veces.
A veces cuando creo que mi vida está tranquila, algún hombre la tiene que poner de cabeza, llámese, amigo, ex amigo, o papá… el karma juega cruelmente conmigo, estoy pensando en la hipótesis de que pago los pecados de mi abuela ¿tantos habrá cometido?
Como terminaron las clases de este semestre, puedo darme el lujo de estar tirado como animal hasta muy tarde, es lo bueno de las vacaciones, miro a mi ventana y recuerdo las anteriores, cuando Romi se fue, pero llegó mi tía, entonces no hay mal que por bien no venga. Ya es de mañana, según mis cálculos, o sea, mi reloj, son las once de la mañana, ¡sí que dormí!
Me levanté, restregaba mis ojos…
-Hola neko… buenos días- mi gato, desde que volvió ya no se ha vuelto a ir, solo me miró y volvió a dormir sobre mi pantalón. Fui a la sala, mi familia desayunaba, al menos me esperaron- Buenos días-
-Buenos días- contestaron todos al unísono
-¿Qué hay para desayunar?-
-Frijoles- contestó mi abuela- no sé qué afán de meter los frijoles a un frasco, si antes iban en las cazuelas-
-Mamá, esto es mermelada de zarzamora, no frijoles…-
-¿ah? ¿No son frijoles? Con razón mi taco sabía raro- nos reímos, esa mujer hace cada cosa. Giré para ir a lavarme las manos cuando lo vi, un hombre
estaba saliendo del baño y junto a la puerta unas maletas.
-Buenos días- me saludó
-¿Buenos días?- respondí, ¿quién era ese? Volteé a ver a la familia y todos me miraron con preocupación, fue entonces cuando tía se levantó…
-Hijo, tenemos que hablar- eso me dio miedo, ¿qué estaba pasando? Me acompañó al cuarto que he compartido con ella durante meses.
-Bueno… ahhh…- suspiró- este cuarto es muy bonito, tiene una que otra humedad, pero nada que Jerome no pueda solucionar-
-Tía… ¿qué pasa?- temblaba
-Hace unos meses, yo vacacionaba, iba muy feliz con mi novio-
-¿El que te dejó por una quinceañera?- pregunté
-No, mi novio no me dejó por ninguna quinceañera-
-¿Entonces?-
-Ese hombre que viste afuera es mi pareja, mi novio pues. Yo vacacionaba con él, cuando una llamada me alertó, me dijo un pajarito que cierta personita no andaba muy bien que digamos-
-¿Yo?- me señalé
-Sí mi amor, y no me exageraron, cuando llegué vi un pollito muy triste, un jovencito que conocí desde que nació, yo no podía tener hijos, y por eso volqué mi cariño a ti, eres muy lindo, tienes un corazón que no te cabe en el pecho. Cuando llegué te vi tan destrozado, tan deprimido que supe que mi lugar era estar aquí-
-¿A qué te refieres tía?-
-Yo, Mikel, vine para que aprendiéramos a ser felices y valientes juntos. Antes de venir supe que estaba embarazada. Esto que has visto crecer es tu futuro primo o prima. Me costó mucho trabajo, tenía miedo, el médico me dijo que este embarazo era de muy alto riesgo, ¿qué podía hacer? No supe, tenía miedo, mi primer embarazo y resultaba así de peligroso. Tenía que elegir, tú o mi estabilidad y mi bebé, opté por venir, por luchar a tu lado, de ti aprendí a ser valiente. Vine aquí en contra de mi pareja, él tenía miedo que algo me ocurriera, pero mis dos grandes amores necesitaban de mi, tú y mi hijo.-
-¿Viniste por mí?-
-Si mi vida, vine a ver a un chico que se decía el más feo del mundo, cosa que es la más falsa, tu eres bonito tanto por fuera como por dentro, solo te hacía falta descubrirlo, y yo necesitaba de alguien que me ayudara a vivir sin miedo, juntos nos ayudamos, me ayudaste y yo a ti mi cielo-
-Tía… ¿te vas?- mis ojos se cristalizaron
-Tengo qué… mi trabajo aquí ya terminó, ayer por la noche, al verte bailar supe que ya terminé aquí, lo demás corre por tu cuenta, no me queda más que decirte gracias, gracias mi amor por dejarme conocerte, por meterte en problemas conmigo, por divertirnos como niños, gracias por dejarme entrar a tu vida. – la abracé, se me va, otra que se va…
-Tía… eres un ángel, mi ángel de la guarda- lloré, y ya saben lo que me pasa cuando lloro
-Yo solo soy una pariente que te ama mucho mi nene-
-No quisiera que te vayas-
-Lo siento, pero mi novio ya me extraña, lo dejé solo mucho tiempo, solo por carta nos estuvimos comunicando, tu también debes comprender que debo estar a su lado, él quiere ver crecer a su hijo, tu lo viste, pero eres tan despistado que ni cuenta te diste, pero cada día que dormimos juntos mi hijo creció a tu lado.-
-Es un bebé…- le toqué el vientre, con razón, no era comida, era un ser humano lo que tiene ahí dentro- ¡Es un bebé!- grité llorando, riendo, muy feliz… mi tía iba a ser mamá…
-Sí, es un bebé… tu primo… o prima no lo sé aún-
-Gracias por haber venido, tía te quiero mucho…- nos abrazamos y lloramos un buen rato, iba a ser la última vez en mucho tiempo que mi tía esté en mi cuarto, ese lugar donde nos confiamos muchos secretos, donde reímos de nuestras travesuras a mi papá, donde aprendí a creer en mí, a amarme tal como soy.
Horas más tarde mis papás se despedían de mi tía…
-Hermana, muchas gracias por todo, gracias por haber venido-
-No hay de qué, es mi sobrino y lo quiero mucho-
-En verdad Beth, gracias, mi hijo es muy feliz y gracias a que tú pudiste estar con él- mi papá, si bien se pelearon muchas veces, eran familia y se querían. Todo fue un plan bien armado, alguien llamó a la tía Beth, ella me dijo muchas mentiras para justificar su estancia, pero gracias a esas pude descubrir todo lo que tenía.
-Mamá… me alegró volverte a ver- se acercó a la pequeña figura de mi abuelita, quien se aferró a ella y lloró, mi abuelita lloró por ver a su hija irse de nuevo.
-Que te vaya bien mija, cuida mucho al bebé y vuelve pronto, que esta vieja te estará esperando-
-Sí mamá- lloró, ya no aguantó más. La hacía enojar, repelar, la metía en problemas, pero al igual que yo, ama a esa ancianita, es nuestra viejita.- Bueno, ya hasta la vista “babies”-
-Hasta luego a todos, y gracias por cuidar a mis tesoros, muchas gracias a ti jovencito, por cuidar de mi mujer- ese hombre me extendió la mano
-No es nada…-
-Víctor, mi nombre es Víctor-
-No es nada Víctor, cuídala, ahora es tu turno- me sonrió y cargando las maletas se fue siendo tomado del brazo por mi adorada tía. Allá va esa mujer, que gracias al llamado de alguien llegó para salvarme de mi propio desprecio, de mi autorrencor. La extrañaré, aunque sus que solo yo lo haga. Esa es mi tía Beth…
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Varios días han pasado, es raro no despertar y ver a mi espantosa tía a mi lado, porque en las mañana da mucho miedo. Hoy Nick y yo fuimos a la escuela para recoger una constancia de estudios, nos hace falta.
-Vaya, entonces sí que te engañaron- me comenta luego de platicarle sobre lo ocurrido días antes
-Sí, solo vino por mi, ahora deberá cuidar a su bebé- llegamos a la dirección y un sujeto nos estorbaba, entramos con dificultad porque el tonto se puso en la puerta.
-Eso es empíricamente imposible de creer, parece de película Mikel-
-¿Mikel?- alguien preguntó por mi- ¿Eres tú Mikel?
-¿Sí?- aguarden, esa voz, ese olor, ese cabello…
-¡Cuánto tiempo sin verte!- sonrió acercándose a mi- has cambiado mucho, te ves muy pero muy bien-
-Jake…- sí, Jake Thomas volvió…