¿Qué cojones tenía que ver Gandalf en esto? Ese era el pensamiento que ocupaba la mente del montaraz. El rubio se estaba riendo de él, de su “declaración” ¿y encima desviaba el tema? Eso era lo último que esperaba del elfo. Se separó con brusquedad y le dijo:
- Si tanta gracia te hace esto anda a reírte con Gandalf – se alejó de manera lenta del cuerpo del rubio
- No me malinterpretes – le dijo Legolas mientras se recostaba en el suelo y cruzaba sus brazos tras su cabeza. Estas palabras parecieron tener un efecto calmante en el moreno, pues se detuvo en seco y le miró esperando una explicación – hace unos años, cuando Gandalf se enteró de lo que pasó, me dijo que tú no soportarías el carácter de Arwen. Que buscarías a alguien más. Yo me aferré a la idea de que tú la amabas, y que nunca buscarías los brazos de alguien más, que le serías totalmente fiel. O soy idiota o un inocente.
- …- Aragorn se dio cuenta de que no le había aclarado las cosas. Por lo que prácticamente le estaba ofreciendo el lugar de “la otra” en su vida. Se golpeó mentalmente. Era perfectamente imbécil – Legolas, yo no me refería a eso… lo que yo quiero decir es que me dejes estar contigo como… - murmuró algo que Legolas no alcanzó a escuchar, incluso con su agudizado oído
- ¿qué? – preguntó algo confuso
- Que me dejes estar contigo como… ¡como tu pareja! –exclamó con el ceño fruncido - ¿es tan difícil de entender?
- ¿Era tan difícil de decir? – preguntó el rubio con un semblante serio - ¿cómo puedo ser tu pareja? Soy hombre… por así decirlo – aclaró, su género como si no fuera obvio – al menos eso pensabas la última vez – agregó arqueando una de sus cejas - ¿Cómo estaríamos juntos?
- Te he dicho que lo siento – respondió rápidamente, para enseguida[Z1] sonrojarse – tú… ya has estado con otras personas, sabes perfectamente cómo estaríamos juntos – murmuró en voz baja, sintiendo como un dolor agudo se instalaba en su pecho. Se sentó en el piso, con un aire caído
- Con otros hombres, he estado con hombres – aclaró Legolas, cerrando los ojos – no veo porque quieres disfrazarlo. Sí, ya lo hecho con otros hombres. Pero nunca he sostenido una relación. Es complicado. Tú debes saberlo mejor que nadie. Comienzas a compartir cosas que nunca cediste, pones tu atención en otras cosas… pff nunca me nació hacer algo como eso con alguno.
- Sin embargo sabes perfectamente cómo funciona – dijo receloso. Aragorn sabía que el elfo no le estaba contando una cosa - ¿me dirás que tan solo lo observaste?
- Ciertamente no fue así. Pero no te incumbe el cómo se todo eso… - entonces se recargó en sus codos, y miró fijamente esos ojos grises - ¿Qué pasa con Arwen? ¿En serio la engañarías?
- Tú sabes que no. Ella ya ha roto el compromiso, partirá con su gente en el próximo barco que zarpe.
- Vaya. Eso no me lo esperaba - un silencio incómodo los invadió durante unos segundos que parecieron años – ¿aún quieres ese beso?
Legolas se sorprendió por lo que acababa de decir. ¿En serio pensaba besarlo? Sería un suicidio, pero también estaba consciente de que uno de ellos podría morir al día siguiente. Así que, ¿por qué no disfrutarlo? Claro, no iría más allá de un roce; pues pensaba que era lo mejor.
Aragorn por su parte no podía creer que el rubio se hubiera abierto a él tan sencillamente. Su corazón comenzó a palpitar como loco. “¡Tranquilízate!” se dijo mentalmente.
- Sí – contestó seguro. Con la voz ronca, sin un atisbo de duda.
El rubio se movió rápidamente hasta quedar sentado sobre las piernas del montaraz. Éste colocó sus manos en las caderas estrechas del elfo, quien tomó el rostro del montaraz con ambas manos, alzó la fuerte barbilla y colocó sus labios sobre los del hombre. Comenzó a lamer levemente las comisuras de la boca contraria, arrancando un gemido de su dueño.
Pronto se vio atrapado por los fuertes brazos, sin embargo no hizo nada por liberarse. Era una emoción sublime, sabía que empeorarían las cosas, pero no quería separarse de ese hombre que tanto lo había lastimado. ¿Cuántas veces había soñado con estar así con él? ¿Cuántas veces había sufrido la decepción de verse en un maldito sueño?
Aragorn podía sentir la calidez de su compañero. La nostalgia, aunque no entendía a qué venía, era palpable en el cuerpo del otro. Lo apretó más contra sí, el príncipe soltó un gemido que fue ahogado por su boca. Eso despertó sus instintos más bajos, y movió sus caderas buscando el cuerpo del otro. Sin embargo se sintió confundido por segunda vez esa noche al sentir como Legolas lo apartaba.
- Si hacemos esto… si quieres llegar al final… tienes que entender que será solo sexo. No puedo ofrecerte nada más – le dijo al oído, sin permitir que le viera el rostro
Eso lo hizo golpearse mentalmente. ¿En serio creyó que todo sería tan sencillo? Claro que había lastimado al otro y trataba, en serio trataba compensarlo; quería mimarlo, darle todas las atenciones que le dio a Arwen, asi como las que no le entregó a ella. Quería entregarse a él. Pero saber que no podía tener al príncipe, no cómo el deseaba… lo volvía loco.
Suspiró profundamente. Apretó aún más el cuerpo que tenía encima de él. ¿El elfo no volvería a amarle nunca? ¿No podía hacer nada? ¿Ése era su castigo por actuar como lo hizo? Todas estas preguntas cruzaban su cabeza, pero había una en especial que lo atemorizaba. ¿Le habría dicho la verdad sobre Boromir? ¿O es que había alguien que ya ocupaba su antiguo lugar en el corazón del rubio? Eso significaba que nunca tendría el amor del príncipe de nuevo.
- ¿Están bien los dos? – oyeron la voz del gondoriano e inmediatamente se separaron – faltan unas horas para partir. Deberían alistar sus cosas.
- Voy para allá – dijo el rubio, levantando una sonrisa, que no engañó a ninguno de los tres, pero que sirvió para dejar esa escena atrás. Legolas en un intento desesperado de demostrarle que había dicho lo anterior en serio, se acercó a Boromir – hey
El capitán volteo a verlo. Pero en definitiva no se esperaba eso. Nunca se había esperado algo como eso. Pero una de sus características era que reaccionaba rápido. Tal vez no siempre de la mejor manera. Pero esta vez Legolas contaba con él. Lo intuía. Así que simplemente se dejó llevar con una de sus manos atrajo aún más el rostro de su amigo, introdujo su lengua en la boca del blondo y con el pulgar acarició su mejilla.
Se estaban besando. Se estaban besando como si no hubiera mañana. Aragorn por su parte sentía que ese dolor inicial de momentos atrás, se iba expandiendo por todo su ser. Desvió la mirada de la escena. Pero no se fue. No se las dejaría tan fácil al hijo de Denethor.
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Estaba en un aprieto. Estaba en un jodido aprieto. Sabía que Boromir era un buen amigo, pero también debió haber considerado que era bastante inteligente. Por lo que después de la amarga escena le dijo a Aragorn:
- Aprende a besar a un hombre. Si lo besas como si besaras a Arwen lo único que vas a conseguir con Legolas es que tú termines abajo. Sin ofender – miró a un indignado príncipe – pero el heredero de Isildur debe ser el mejor en todos los sentidos – y dicho esto se acercó a un estupefacto montaraz, al tiempo que lo besaba violentamente, consiguiendo que al reaccionar el mayor, lo dominara momentáneamente a él - ¿ves? No es complicado – dijo para enseguida darse a la fuga…