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No siempre ganan los Buenos por Fenix de chocolate

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Naruto se encontraba boquiabierto, no podía que creer aquel mundo que había del otro lado de la portita que acababa de entrar. Bien…no era como si el mundo fuera muy grande, pero sí que era bastante impresionante, era una ciudad de hadas, donde las casas eran “grandes” ya que eran como pequeños arboles lila con ojos azules y llenas de “puertas” por donde entraban y salían ¡HADAS! Cosa que si, maravillo a Naruto, ya que nunca pensé que esos pequeños seres existieran de verdad.  

-¡NO TE QUEDES ATRÁS RUBIO!-gritó Madara, quien avanzaba sin parar, al lado de su hermano, quien al igual que el mayor ignoraba a las hadas.

-¡Pero!-afirmó, corriendo tratando de alcanzar los azabaches.- ¿Acaso no ven que esto está lleno de hadas?

El tono maravillado de Naruto no paso inadvertido a los hermanos, quienes lo encararon, pujándolo por la vieja camisa, poniendo el rostro del rubio al mismo nivel de los suyos.

-Mira rubio, esto no pasa de una ilusión. Todo lo que ves aquí no pasa de una trampa para hundir todos aquellos que entran aquí sin permiso, así que no las mires mucho, no los toques y si ellas te hablan tú las ignoras.

Naruto los miró incrédulo, viendo como las perlas negras se tornaba rojas y todo aquel maravilloso mundo se deshacía en pedazos, mostrando una tímida y modesta casita de madera, llena de títeres demasiado bellos para ser humanos, con demasiada vida para ser muñecos.

-¿Qué?

-Este es el verdadero mundo bajo la cascada…la casa de la “bestia de la floresta”

-Me llamaron.

Dijo la fina voz de un bello pelirrojo que se encontraba sentado frente a una chimenea, viendo como el fuego consumía la madera.

-Si.-respondió Madara, soltando al rubio, para acercarse al pelirrojo, viendo como este acariciaba la cabeza de…-¡Hashirama! ¿Qué hace él aquí?

La preocupación era evidente en la voz de Madara, al igual que los celos, por verlo tan cómodo en los brazos de otra persona.

-Él se atrevió a invadir mis tierras así que tendré que castigarlo.-dijo el pelirrojo pasando dos delicadas manos por los largos mechones de Hashirama, sin despegar su vista del fuego.-Pero aun no se qué hacerle, si hago un títere de él o si lo entrego a los sirenas.

-¡NO!

El gritó desesperado de Madara resonó en la sala, llegando a mi corazón. Lo miré con mis ojos azules, para después posarlos en la figura de aquel doncel que finalmente se dignaba a vernos y prendía su mirada en mi persona, escaneándome por completo con sus misteriosos ojos lila.

-¿No?-preguntó, dejando al Senju, levantándose.- ¿Qué estarías dispuesto a hacer por tu Hashirama?

En ese momento todos fijamos nuestras miradas en Madara, quien bajo su rostro, apretando sus puños para después responder.

-Lo que sea.

Mi mirada, así como la de Izuna, se poso en el pelirrojo que sonrió posando su mirada en mi, apuntándome con su dedo, diciendo.-Lo quiero a él.

La sala se quedo en silencio, los hermanos Uchiha así como Naruto miraban fijamente al bermejo, que no sacaba sus gemas ametistas de la figura del rubio quien no entendía pisca de lo que se pasaba allí, pero al mirara a Madara, supo que tenía que aceptar la propuesta del pelirrojo.

-Muy bien yo me quedo, pero tú libertarás al Senju.

Antes sus palabras los hermanos Uchiha pensaron que el rubio estaba loco, pero antes que pudieran decir o hacer lo que fuera se vieron tragados por uno de los títeres gigantes del bermejo, juntamente con Hashirama, quien continuaba inconsciente. Dejando al rubio solo con el pelirrojo, que se acerco a paso lento y extrañamente sensual al blondo, quien al contrario de las expectativas, del pelirrojo, se quedo preocupado por los otros.

-¿DÓNDE LOS LLEVAS? ¡PENSÉ QUE NO LES HARÍAS NADA! ¡REGRÉSALOS!

Sasori solo pudo pensar que aquel rubio estaba loco, es que, tener a un doncel como él a acercarse lenta y sensualmente a él y en lugar de quedarse excitado y saltarle encime, quedase preocupado por los otros tres. Creo que no es necesario decir que esto enfado de sobremanera al pelirrojo, que dejo a un lado su paso sensual, para acercarse enfadado y, a cierto punto, celoso al blondo que continuaba a bramar tonterías.

-Mira rubio…-se aferro al cuello de la camisa de Naruto, pujándolo, para que sus rostros se quedaran a la misma altura.-…a mi no me interesa lo que se pasa por esa cabeza. Solo quiero que sepas que ahora eres mío y si no quieres que te tire a las sirenas o haga de ti un lindo títere…-Naruto se tenso ante sus palabras.-…cállate.

Naruto se quedo callado. Pero sus ojos, los cuales estaban fijos en los del doncel, hablaban por si solos, preguntando ¿Dónde estaban los Uchihas? ¿Si ellos estaban bien? y más un sinfín de cosas que Sasori no conseguía descubrir.

Suspiró cansado, para después volver a sentar en su sillón.

-Los lleve de regreso a la Vila, y si están bien, pero al rompieren nuestro trato no podrán entrar aquí por un tiempo.

-¿Trato?-preguntó Naruto sentándose en la mesita que se encontraba frente al sillón de Sasori.

-Si…-Sasori pasó saliva nervioso, al sentir aquella dominante mirada sobre su persona.-…yo y la familia Uchiha tenemos un trato. Ellos tienen que “proteger” mi floresta de los humanos que desean adentrarse aquí, para alargar su territorio. Y yo les concedo todas las plantas, fungos, animales y más un sinfín de cosas que ellos necesitan para hacer sus hechizos.

-¿Así que siempre son hechiceros?-preguntó Naruto entusiasmado.

-Si.

-Pero…a muchas armadillas colocadas en las entradas de la floresta. ¿Eso no es considerado romper el trato?

-Bien, no necesariamente.-respondió, dirigiéndose al pequeño bar que había al lado de la chimenea, llenando dos vasos con un extraño liquido verde y brillante, para después sentarse en el mismo sitio, entregando uno de los vasos a Naruto.- Ya que los humanos necesitan comer y si ellos solo tienen las armadillas en las entradas no habrá problema. El problema sería que ellos entraran aquí, pero tienen demasiado miedo de la bestia de la floresta.

-¿Bestia?-pregunto Naruto, posando el vaso a un lado sin siquiera probarlo.

-Si, yo.-respondió Sasori con simpleza, bebiendo relajadamente de su vaso. Apreciando con satisfacción la mueca de sorpresa que apareció en el apuesto rostro del rubio, que al ver que el bermejo bebía su bebía, lo imito ya más calmado teniendo la certeza que no estaba envenenado, pero al oír la respuesta del doncel escupió todo, para después preguntar:

-¿Tu?

-Bien, no soy yo.-afirmó, cruzando sus piernas.- Son mis títeres gigantes.

-Ahh.-suspiró relajándose, para después recordarse.- ¿También existen sirenas?

-Si

_-_-_-_

Con los hermanos Uchiha y el Senju.

Estos habían sido despejados en lo jardín de la casa de los primeros, sin cuidado, por el títere que después desapareció en una nube de humo, dejándolos echados en el suelo. Pero no por mucho, ya que de seguida ambos hermanos trataron de volver a entrar en la floresta, para rescatar al rubio, pero fueran impedidos por una barrera mágica, la cual empezaron a golpear.

Pero eso solo hiso que sus poderes mágicos se debilitaran y que sus cuerpo salieran volando en dirección a Hashirama, que ante los gritos de los donceles despertó, consiguiendo salvarlos de una dolorosa queda. Sin embargo no por eso ellos, más precisamente Madara, dejo intentarlo. Ya que aun con el dolor de los choques eléctricos en su cuerpo se levantó, pronto para acercarse nuevamente a la barrera no obstante fue sostenido por Hashirama, quien al levantarse hiso que Izuna cayera al suelo.

-¡NO MADARA!-lo abrazó por la espalda, aunque el doncel se resistía, saltando y tratando de soltarse de los fuertes brazos que siempre deseo que lo envolvieran.- ¿No ves que estás herido?

-¿Y tú no ves que el rubio está en peligro?

-¿POR QUÉ?-preguntó Hashirama, volteando al pelinegro, quien se asustó, ligeramente, por el tono utilizado por el Senju.- ¡DIME EL PORQUÉ DE QUE AQUEL RUBIO IDIOTA ES TAN IMPORTANTE PARA TI!-gritó, bajando su rostro, ante la incrédula mirada de Madara, y de la mirada de Izuna, aunque este no sea mucho importante ahora.- Acaso no ves que yo te amo con todo mi corazón.

El corazón de Madara dio un vuelco. Su Hashirama, su moreno dijo que lo amaba.

Hashirama pudo sentir como la respiración del bello doncel que se encontraba entre sus brazos respiraba erráticamente y como aquel pequeño cuerpo se estremecía y se quedaba cada vez más frio, para por fin desfallecerse en sus brazos.

-¡MADARA!-el grito que salió de su boca fue tan desgarrador, que hasta despertó al desmayado, que acabo por socorrer al Senju que casi se desmayaba de ver a su amor desmayado.

-HASHIRAMA ¿ESTÁS BIEN?

-Y tu mi amor ¿estás bien?

“Mi amor” aquellas palabras supieran a paraíso para el Uchiha, que se aferro fuertemente a su moreno, quien alzo su rostro para depositar un dulce beso en sus labios. Pero como buen Uchiha que es no demostró sus sentimientos con palabras, simplemente se aferro al cuello de su pelilargo, profundizando el beso. Su primero beso. El primero beso de los dos.

Mientras tanto cierto azabache, más precisamente Izuna, se encontraba sentado en el césped llorando como una María Madalena, deseando que su Senju estuviera allí con él. Besándolo, abrazándolo, haciéndole el amor. Si…el Uchiha menor ya no es así TAN inocente.


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