Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

No siempre ganan los Buenos por Fenix de chocolate

[Reviews - 91]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Flash Back End

 -Ya sabes, cuando lo necesitares de nuevo estoy aquí para ti.

 Naruto sonrió y Sasori se sonrojo. No podía creer que aquel maravilloso espécimen lo ayudó lijar las imperfecciones de su piel de una forma tan dulce y placentera. Mismo que toda esa dulzura y placer se hubiera tornado en una herida que le quemaba la espalda. Pero eso no le importaba ahora, lo que era realmente importante es que estaba acostado sobre el fuerte pecho del rubio, que no traía camisa y él tampoco, es mas él se encontraba más desnudo que vestido y por eso era la altura ideal para...la seducción.

 -Si.-dijo Sasori alzando su rostro mirando fijamente al rubio.-Pero no por eso pienses que te liberaste de lijar todas mis marionetas.

 El rubio hiso una mueca, recordándose del montón de marionetas que había en aquella pequeña habitación.

 -Pero tu trabajo podría ser substituido.-agregó el pelirrojo, que se acercaba lenta y sensualmente al rostro del rubio, quien se sentía atrapado en aquellas gemas lila.

 -¿Qué tendría que hacer?-preguntó Naruto, viendo como aquellos ojos se tornaban negros, una tonalidad tan poderosa y misteriosa que consumía su ser, y hacia que su rostro también se acercar al del pelirrojo, quien ingenuamente pensó que estaba siendo correspondido por el rubio.

 -Tendrías que hacer…

 Ambos pares de ojos cerraron suavemente, y sus dueños ansiaron el contacto. Contacto que no ocurrió, ya que Deidera, quien había acabado de llegar, sintió la necesidad de terminar con aquella horrible escena.

 -¡SASORI NO DANNA!-gritó el rubio pelilargo entrando abruptamente en la habitación, llamando a la atención de los otros dos, haciendo que el hechizo se rompiera y que Naruto terminara sentado en el suelo, por el salto que mandó al ver la posición tan indiscreta en que se encontraba.

 -¡¿QUÉ SE PASA DEIDERA?!

 El rubio se estremeció y una mueca de dolor apareció en su rostro. La mueca que su Danna le mostro, expresaba tanto enfado, tanto aborrecimiento y hasta un poco de odio a su persona y eso le partió el corazón.

 -Es que t-tenemos u-un problema-a en la floresta.-respondió el rubio pelilargo con la cabeza baja.

Sasori pareció calmarse. Y suspirando bajo la cabeza, meciendo sus mechones de fuego, para después mirar intensamente a Deidera levantándose de su cama, haciendo una mueca de dolor. Cosa que no pasó desapercibida a ningún de los rubios.

 ¿Qué crees que haces Sasori?-inquirió Naruto, recostando al bermejo nuevamente en la cama, bajo la celosa mirada del otro, quien deseaba ser un humano, o por lo menos no ser tan pequeño, para que pudiera ayudar a su Danna.

 -¿Acaso no es obvio?­-preguntó Sasori.-Voy a ver lo que se pasa.

 Sasori trató de levantarse, nuevamente, pero fue, nuevamente, acostado por el rubio príncipe. Mientras que Deidera trataba de controlarse. Dentro de unos minutos aquel rubio humano e idiota estaría lejos de su Danna y este ni se acordaría de él.

 -No te preocupes.-dijo Naruto, sonriendo y con eso haciendo que ambos los presentes se sonrojaran levemente.-Yo iré con Dei-chan y veré lo que puedo hacer. ¿Ok?

 Deidera se sonrojó aun más indignado, quien se creía aquel rubio para tomarse tantas libertades con su persona. Y por otro lado Sasori enrojeció por los celos. No le gustó nada que Deidera se sonrojara al oír aquel apellido cariñoso por parte del rubio príncipe. Después de todo era su habita.

 -No se…-dijo Sasori, no muy cierto de dejar a Deidera con el rubio.

 -No ha problema Danna-sama.-dijo Deidera acercándose a los otros dos, flotando frente a lo rostro del bermejo, depositando un besito en la frente de este.-Nosotros arreglaremos todo.

 Y después de decir esto, y sin espera que el rubio o el bermejo dijeron algo mas Deidera echo un poco de su polvo sobre el rubio, para después llevarlos consigo a la floresta, deseoso de deshacerse de él.

_-_-_-_

 El sol golpeó mis ojos, y yo maldije el facto de no haber cerrado las cortinas la noche anterior. Así que me levanté o por lo menos trate de hacerlo. Pero un peso, no dos pesos extra sobre mi pecho me lo impidieron. Miré abajo viendo dos cabezas las pelinegras con la piel extremamente blanca, recordándome a mi amor.

 El grande amor de mi vida, por quien deje todo. Mi vida allá arriba con los míos, mi familia, mi esposa, mis hijos, mi nieto y hasta ese mismo amor. Que me dejó al saber que ya no era tan poderoso como antiguamente, que ahora no pasaba de un simple humano como los otros. Apreté mi puño, pensando él lo idiota que había sido. Me enamoré sutilmente de un doncel, para que después el me abandonara y me dejara sin nada.

 Me levanté con algo de cuidado para no levantar a las dos figuras que reposaban en mi pecho y me dirigí a la ventana, para cerrar las cortinas. Pero antes de hacerlo, aproveche la luz para observar a la habitación, que estaba hecho un desastre, cuadros en el suelo, muebles fuera del sitio sabanas por los suelos y el intenso olor a sexo que impregnaba el lugar.

 Este olor que hace años me eran tan tentadores y deliciosos, ahora me parecía el olor más despreciable del mundo. Ya que me hacía sentir la creatura más sucia de este mundo, eso porque me hacía pensar que lo engañaba a él. A mi amor, aquel que me dejo, así que yo deje a mi mundo. Al parecer no le era tan interesante por ser un humano normal.

 Yo nunca fue una persona fiel pero…aquel doncel secaba todo un mundo nuevo de mí.

 Pasé mis ojos una vez más por la habitación, pero esta vez buscando mi ropa, hallándola  repartida por el suelo. Me acerque a ella sin hacer ruido para no despertar las otras dos figuras. Dos donceles que seduje en mi dulce borrachera, pensando que ellos eran mi Orochimaru.

 Terminé de vestir y me dirigí a la salida, recordándome de mi  hijastro. Hace días que no sabía nada de él. Si su padre lo supiera me mataba.  Mismo que yo fuera su padre.

_-_-_-_

 

¡Dios! Nunca antes me había sentido tan ansioso. Ya no vía a mi rubio ha demasiado tiempo. Necesitaba verlo y tener la certeza que ningún idiota se había acercado a él, para profanar aquel cuerpazo dorado que es solo mío.

 Me dirigí, por decima tercera vez en aquella hora, al sótano para me encontrar con mi copia barata, que no se asumo una sola vez. Al parecer estaba enfadado con algo. ¡Nos es como si eso me importara! Claro que no, yo solo quiero saber de mi rubio.

 Cuando entre pude sentir el olor a limpio substituyendo aquel horroroso olor a humidad. Sin duda fue una grande idea poner a Susano a limpiar el sótano por inútil. Al parecer aquella bestia tenía talento para mucama, puede que pase a utilizarla más veces.

 Avance unos pasos hasta colocarme frente al espejo, profiriendo aquella estúpida frase, esperando que mi copia barata apareciera y digiera con su tonito irritante.

-¡Soy yo! ¡Soy yo! Uchiha bastardo.-con aquella estúpida sonrisa en sus labios. Pero la muy idiota no apareció del todo. Ni siquiera se azumó un poco y eso hiso que yo me enfadara.

-Ahhh no quieres aparecer ¿cierto?-pregunté apartándome un poco del espejo, alzando un poco mi ante brazo, creando un ángulo de 90 grados con mi codo, colocando mi otra mano sobre mi bíceps para después empezar a concentrar energía en mi mano, haciendo que el despacio se llenar del rubio de mil ruiseñores.

-¡CHIDORI!-proferí, al mismo tiempo que mi mano se cubría de millares de rayos erétricos, para que después impulsarlo enfrente, haciendo que todos aquellos rayos acertaran en el espejo, penetrándolo y por fin haciendo que mi copia barata apareciera aturdida.

-¿QUÉ MIERDA TE PASA BASTARDO?

 No pude contener la sonrisa ladeada que floreció en mi rostro. Ver mi copia barata aparecer en el reflejo del espejo completamente chamuscada, con parte de la ropa quemada y echando humo de la cabeza. Sin duda alguna una imagen de los más divertida. Si fuera el dobe ya estaría rebotando en el suelo abrazándome a mi vientre con dolores.

 Pero yo no soy el dobe. Soy Uchiha Sasuke y tengo que hacer valer mi apellido.

 -¿Qué mierda me pasa a mí?-repetí apuntándome con un dedo y con una sonrisa socarrona en mi rostro.-La pregunta es: ¿Qué mierda se pasa a ti, copia barata?

 Él pareció entristecerse. Pero es difícil de tener la certeza, ya que el muy idiota es aun más inexpresivo que yo.

 -Nada.

 -Entonces si no se pasa nada ¿Por qué no apareces cuando te llamo?

 -Estaba durmiendo.-respondió como si nada y no es necesario decir que lo asesine con mi mirada, haciendo que él repensara su respuesta.-B-Bien…estaba pensando en mi vida.

 Alcé una ceja, con mi rostro inexpresivo, demostrando m curiosidad. Y al parecer la copia barata lo entendió, al contrario de muchas otras personas que piensan que esto es un tic. Pero al parecer, ser mi reflejo hiso que él se tornar en un experto en descifrar mis expresiones inexpresivas.

 -Sabes que no los espejos mágicos son prisiones para almas condenadas ¿cierto?

 Asentí con la cabeza y el continuó. Contándome la historia de su vida y él porque de haber sido cerrado, cosa que yo entendí perfectamente. Mira que violar al pobre chico, no me admira que él devorara hombres. Aunque aun no perdono el que tratara devorar a mi rubio. ¡MI RUBIO!

 -Sabes que el chico tuvo motivos para encerrarte ¿cierto?

 -Claro que sé bastardo.­-respondió mirándome.-Pero aun así no consigo olvidarlo. Todos los días y noches deseo estar con él y pedirle perdón por lo que le hice y…

 -¡CHIDORI!

 Volví a electrocutarlo. Es que aquella charla ya estaba tomando un rumo demasiado pervertido.

 -¡BASTARDO!-bramó, mirándome mal.- ¿Por qué hiciste esto?

 -¡POR LA CARA DE IDIOTA PERVERTIDO QUE TENÍAS!-bramé. No Uchiha Sasuke no brama, eleva levemente su tono de voz.- ¡HASTA BABEABAS!

 Él enrojeció, limpiando un hilito de saliva que bajaba por su barbilla y carraspeó.

 -Bien, déjame adivinar.-fijo cruzándose de brazos.- ¿quieres ver al sexy rubio?

 -Vaya copia barata…parece que no solo eres un espejo mágico pero también eres adivino.-me burlé.-Claro que sí. ¿Acaso crees que quiero ver tu asquerosa cara?

  

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).