La mañana ya iba larga y el sol indicaba que no quedaba mucho para el medio día, hora a que llegaba el primo Shisui. Suspire dejando el libro a un lado, que estaba leyendo, recostando mi cabeza en el tronco del arbole donde me apoyaba, aprovechando su sombra, y deje que la suave brisa meciera suavemente con mi largo pelo negro.
Cerré los ojos, sintiendo como un travieso rayo de sol se posaba sobre mi rostro encandelándome, pero me supo bien, sentir aquel calorcito en mi pálido rosto, haciendo que este se volviera un poco rojo.
Volví a suspirar adoraba quedarme allí oyendo los ruidos de la naturaleza, sintiendo sus olores y recibiendo toda la calma que ella me regalaba, sin duda alguna era el mejor lugar para leer, y con esos pensamientos corriendo mi mente, oí como algo se mecía entre los arboretos, haciendo que mi mirada se posara en ellos, viendo como un zorrito de edad adulta, muy pero muy lindo caminaba lentamente, casi tambaleándose y lo más increíble de todo, era que aquel zorrito hablaba.
-Nunca pensé que fuera tan difícil caminar con cuatro patas.
Se quejó, y yo simplemente lo mire con los ojos extremamente abiertos, para después cerrarlos y frotarlos un poco para a seguir volver a abrirlos, viendo como el zorrito me miraba con sus grandes ojos azules.
-No debió ser impresión mía… ¿Cómo pude pensar que hablabas?
Dije, para mí mismo con una sonrisa, negando con la cabeza.
-¡Claro que hablo!-afirmó indignado, sentándose torpemente en el pasto.-Mi nombre es Namikaze Naruto y un loco cualquiera me transformo en zorro.
Alce una ceja, ante su explicación, para después levantarme y acercarme al animalito, pasando mis manos por su cabeza, haciendo que sus orejitas bajaran. No conseguí contener una sonrisa al ver eso, que me pareció tan tierno.
-Placer Namikaze-san.
-No me llames así, llame Naruto…
-Uchiha Itachi.
Dije con orgullo en mi voz, y una diminuta sonrisa en mis labios.
-Placer en conocerte Itachi-chan.
Me sonroje un poco por la manera en que me llamo, ya que solo mis padres y Shisui-kun me llamaban así, y también porque algo en su voz hiso que mi cuerpo se estremeciera ligeramente. Pensé que él iba a decirme algo más, pero oí como alguien me llamaba, haciendo que yo me volteara tarando de ver la persona que me llamaba diciendo que ya eran horas de almorzar y que mi primo ya había llegado. Y ante esa noticia sentí como un calorcito llenaba mi corazón, no sabía el porqué, pero siempre que oía el nombre de Shisui-nichan me quedaba así.
Volví a voltearme para ver al zorrito, quien continuaba sentadito en el pasto, iba a despedirme, paro oí como de su pancita salía un ruido que indicaba que él se moría de hambre y no conseguí evitar sentir lástima por él, así que lo alce en mis brazos, abrazándolo contra mi pecho y el se remeció un poco incomodo, tratando de soltarse.
-No tienes que importarte Ita-chan.
-Claro que si Naruto-kun.-dije abrazándolo con más fuerza, para que él no cayera, ya que era algo pesado.-Tienes que comer y después vamos a la biblioteca de mi casa, procurar de una manera de te libertar de tu maldición.
Le dedique una de mis pequeñas sonrisas, viendo como él me miraba con sus ojos brillosos y con las orejas bajas, para después dirigirme a mi casa, dejando mi libro atrás, encostado al arbole.
Al llegar a la entrar en casa me depare con las mucamas que se encargaban de llevar a unas maletas al piso superior y eso me indico que mi primo ya había llegado, y que ahora debería estar en el comedor acompañado de mis padres. Por eso me dirigí allá corriendo con el zorrito en los brazos, estrujándole con tanta fuerza, por la emoción, que hice que él se pusiera azul, por la falta de air.
-¡Shisui-nichan!-dije entrando en el comedor, viendo como este se encontraba sentado a la derecha de mi padre quien estaba sentado en la cabecilla de la mesa, y a su lado izquierdo, el de mi papa, se encontraba mi mama, quien me miro sonriendo y preguntando qué era lo que tenía en mis brazos.-Es un zorrito que me encontré en el jardín, y se llama Naruto.
-Hijo yo ya te dice para no que trajeras animales para dentro de casa.
-Pero para Naruto-kun es especial.
Me acomode al zorrito en mis brazos, restregando mi mejilla en su cabecita.
-Claro que si cariño, Fukaku deja que Ita-chan lo tenga como mascota.-dijo mi mama, siendo tan comprensiva como siempre.-después de todo será bueno para que el aprenda a hacerse responsable. ¿No lo crees Shisui-kun?
-Claro que si Mikoto-san.
Me dedicó una sonrisita cómplice, haciendo que yo me sonrojara, bajando la cabeza mirando a Naruto-kun, quien me miraba con sus grandes ojos azules, oliendo el air. Y al hacer eso me recordé que el tenia hambre, así que me senté en la mesa, con él en sentado en mis piernas, para después darle un poco de lo que tenía en mi plato en su boca, cosa que el devoró guloso.
-¡ITACHI!-llamó mi padre con enfado en su voz.- ¡NO POSA ESE ANIMAL Y VE A LLAVARTE TUS MANOS!
Me sonrojé avergonzado, volviendo a bajar mi cabeza.
-Perdón por interrumpir su mesa Señor.-dijo Naruto, llamando a la atención de todos, haciendo que estos lo miraran sorprendido.-Pero no regañe a Itachi-chan, él solo me estaba ayudando.
Mi padre miró a Naruto-kun extrañado, al igual que mi madre y Shisui-kun, aunque estos expresaban libremente su sorpresa al ver un zorrito hablante.
Me asusté un poco al ver como mi padre se levantaba de su lugar en la masa y se acercaba a mi tomando a Naruto-kun de mis padres, para lo aproximar a su rostro encarándolo en los ojos.
-¿Qué te pasó chico?-preguntó, con su típico tonito autoritario, que hacía que todos se estremecieran al oírlo.
-Me hechizaron señor.
Respondió sin pisca miedo en la voz, encarando a mi padre como un igual, cosa que nunca había visto antes, y no pude evitar pensar que era muy valiente, hasta más valiente que Shisui-nichan, quien miraba a la escena sorprendido y hasta un poco enfadado, aunque yo no entendía el porqué.