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No siempre ganan los Buenos por Fenix de chocolate

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-¿Qué se pasa Naruto-kun?

-¿Quién es él?

Soné un poco ido y distante, pero la imagen de aquel bello doncel estaba haciendo que mis neuronas se fundieran.

Vi como Itachi-chan miraba por encima de su hombro, viendo el retrato que yo miraba, y me dijo sonriendo que se trataba de un familiar suyo que había desaparecido ya que lo acosaron de ser hechicero. Las cosas hicieron sentido en mi cabeza, solo un hechicero conseguiría hacerme aquello que sus ojos me estaban haciendo ahora mismo, hechizándome.

-¿Cómo se llama?-pregunté, deseando saber la respuesta, pero Itachi-chan me dijo que no lo sabía. pero trate de no perder el animo, ya que en la cena lo podria perguntarle a su padre. Asi que solo asentí con la cabeza, algo desanimado y deseoso que llegara la hora de la cena, para saber más de aquel doncel de ojos negros y sonrisa desafiante, la cual me era tremendamente familiar.

Pero por más que lo pensara, no conseguí recordarme donde la había visto.

Ita-chan siguió caminando, llevándonos por el pasillo, hasta que llegó a una grande porta, la cual abrió dejándome ver los grandes estanterias, las cuales estaban llenas de libros y una venta que iba desde el suelo hasta el techo que de por si era bastante alto, iluminando todo el local.

Era una grande biblioteca, pero aun así no era comparada con la de mi palacio.

-Bien por aquí debe haber algún libro que nos pueda ayudar.-murmuró Itachi-chan posándome sobre una mesa para después empezar a caminar, frente a las estantes viendo los libros, procurando algo que me pueda ayudar y en eso entro Mikoto-san.

Una bella mujer, sin duda alguna. Muy parecida al doncel del retrato, pero aun así faltaba algo en su mirada, que había en la de aquel misterioso doncel, que hacia mis ojos se perdieran los posos negros de su mirada.

-¿Necesitan ayuda chicos?

Su voz era suave, me pregunté si la de aquel doncel seria igual de dulce. Y con esa pregunta rodando mi mente me recordé que Mikoto-san pudiera saber algo de aquel bello doncel, así que carraspeé levemente, tratado de conseguir su atención.

-Mikoto-san…-ella me miró con sus ojos negros.-… ¿acaso sabe algo sobre aquel doncel que estaba retratado en uno de los cuadros que tiene en el pasillo?

Ella me miro por unos segundos, como que pensando en el lo que iría decir.

-Bien, donceles solo ha dos… mi abuelo Madara y mi primo Sasuke.

-Y ¿Qué sabe de ellos?

Al parecer mi pregunta le incomodo un poco, ya que ella desvió la mirada, y eso llamo a la atención de Itachi, quien se aproximo de nosotros curioso.

-Se muy poco sobre ellos, solo que ambos eran hechiceros que murieron hace años.

Dijo y yo me negué a creer que mi misterioso doncel estuviera muerto, no podía ser verdad. Pero después me recordé que para me transformar en zorro la persona que lo hiso tenía que tener poderes mágicos y después me acordé de la sonrisa de aquel individuo que me transformó y sentí un vuelco en mi corazón, era la misma persona, aquel doncel estaba vivo y yo tendría que encontrarlo.

Ya había empezado a pensar en un plan, para encontrarlo, cuando oí la dulce y melodiosa voz de Itachi, quien preguntó a su madre, si no había libros de hechicera en su casa, a lo que la hermosa Mikoto se calló, silencio que dijo mucho.

-¿Mikoto-san?

-Si los ha…-respondió en un murmurio, dirigiéndose a una de las grandes estanterías, para después pujar a un libro, haciendo que un extraño ruido inundara el local, como si una maquina oxidada empezara a trabajar, después de muchos años sin moverse, al mismo tiempo que la estantería se movía enfrente, para después dislocarse a la derecha, cubriendo la otra, mostrando un tenebrosa pasillo, que era pobremente iluminado por unas antorchas, que se había encendido solas, ante nuestros propios ojos.

Yo y Itachi-chan miramos aquello sorprendidos, y más el pequeño quien no podía creer que aquello pudiera acontecer.

-Vámonos…-dijo Mikoto-san avanzando por el pasillo, e Itachi solo me elevo en sus brazos, para después se seguir su madre, sintiendo como la entrada se cerraba, tornando el local aun más sombrío y tétrico de lo que ya era.

Los únicos ruidos que había en aquel lugar eran los pasos de los dos Uchihas, las gotas de agua cayendo en suelo y los animales, como ratos y arañas merodeando por allí. Mikoto-san siguió caminando hasta llegar a viejo salón, lleno de estanterías y libros más viejo que nosotros.

-Debe estar por aquí…-susurró la bella mujer acercándose a una estante, viendo fijamente las tapas y los títulos de los libros, hasta que sacó uno de ellos, que era particularmente enorme y parecía pesar media tonelada, para después posarlo sobre la mesa y abrirlo en el índice, posando su dedo sobre la vieja y polvorienta hoja, corriéndola procurando.-…pagina 550.-dijo para sí misma, para después pasar rápidamente las paginas, antes nuestras sorprendidas miradas, la mía y la de Itachi, quien aun no conseguía creer en lo que vía.

El escalofrió corrió mi espina, al mismo tiempo que Mikoto-san leía y releía aquella página, para después pasarla a la otra y soltar un silbido descontento, ya que al parecer la otra página que contenía lo que faltaba estaba demasiado degradada por el tiempo y no se entendía nada de lo que allí estaba escrito.

-No puede ser…-murmuré entristecido, sintiendo como los brazos de Itachi-chan me apretaban más fuerte tratando de consolarme

-No te quedes así Naruto-kun.

Lo siguiente que sentí fue un besito suyo en mi cabeza, haciendo que yo me volviera un poco mayor, cosa que sorprendió a los dos Uchihas, quienes me miraron sorprendido.

-Él…creció.

Dijeron los dos al mismo tiempo, y Mikoto-san se acerco a mí, al mismo tiempo que Itachi me pujaba, ya que al ser mayor, le era más difícil para él y su pequeño cuerpo cargarme.

-¿Qué se pasó mama?

-Pues…parece que los besos hacen que él vuelva a la normalidad.

-¿Entonces qué esperas mama? ¡Bésalo!

-No puedo hijo, que soy una mujer casada.

­El tono de Mikoto denotaba bien su indignación, ante lo dicho por su hijo, quien se avergonzó un poco. Pero yo le lamí la mejilla, tratando de alegrarlo un poco, o al menos sacarle un sonrisita, cosa que aconteció, para que después Mikoto-san pusiera el libro en su debido sitio y así salirnos de aquel tenebroso local.

Ya en la biblioteca, Itachi se dirigía a la salida, conmigo en sus brazos, pero fue trabado por su madre, quien lo agarro levemente por el brazo.

-Ita-chan…ni tu padre ni Shisui-chan poden saber de esto.

-Pero ellos hacen parte del clan Uchiha.

-Sí pero ellos son varones y los poderes mágicos son algo que solo dicen respecto a los donceles y a las mujeres de esta familia.

Explicó cariñosamente, acariciando los largos cabellos de Itachi, quien asintió como buen niño que es, para después salir de allí conmigo, dirigiéndose nuevamente al jardín, más precisamente al arbole de donde nos habíamos encontrado, al parecer era su sitio preferido.

Se sentó bajo la sombra del grande arbole, acomodándome en su regazo, para después pegar en un librito que se encontraba tirado en el suelo.

-¿Qué lees?-pregunté mirando a la tapa.

-La princesa y el sapo, es un cuento donde una linda princesa encontró un sapo que… ¡ES eso!

Afirmó feliz, soltando el libro y abrazándome con fuerza, dejándome sin air y yo solo trate de preguntar lo que se pasaba, pero solo salió un ruidito ahogado, que hiso que el pequeño entendiera que no me dejaba respirar y por eso me soltó, un poco.

-¡En este libro está la resolución de tu problema!-dijo alegre, con una sonrisa en sus labios, mostrándome el libro.-Se trata de la historia de una princesa que se encontró con un príncipe que fue hechizado por una bruja mala y que para que el hechizo se deshaga el sapo tiene que comer en la mesa de la princesa, dormir en su alcoba y recibir un besito de esta

-Pero yo ya comí en tu mesa y ya recibí un besito tuyo.

-Sí pero te falta dormir en mi habitación, así que yo cenas en la mesa con nosotros duermes en mi camita y yo te doy un besito de buenas noches. ¿Qué te parece?

A decir la verdad aquello me pareció muy bien, ya estaba harto de dormir en pensiones o en la intemperie, sin contar que la comida era deliciosa en su casa y también que los labios de Itachi-chan era bastante suave.

_-_-_-_

Yo me encontraba en mi mansión, más precisamente en el baño de mi habitación, recostado en la tina, sintiendo como el agua caliente relajaba mi cuerpo y como los oleos y sales de baño que había echado e, para que mi piel se quedara aun más suave para mi rubio dobe.

Pero mi bello momento de relajamiento se vio interrumpido por mi copia barata, quien apareció en mi reflejo en el agua, con su típica sonrisa, que me judía todo el puto día.

-¿Qué haces Uchiha bastardo?

-¿Acaso no es obvio copia barata?-no le mire, simplemente me deje quedar con los ojos cerrados, tratando de ignorarlo, para que él se fuera, por donde vino.-Estoy bañándome.

-Si eso lo veo. Pero ¿no deberías estar cuidado a tu rubio?

Yo solo sonreí de medio lado, al pensar en lo necesitado que debería estar mi dobe, quien debería estar en el medio de una floresta cualquiera, tratando de encontrarme, para que lo reconforte en mis brazos, para que después me haga suyo toda la noche.

-Claro que no copia barata, déjalo aprender que no puede serme infiel.

-Ok.

Y sin decir más nada, mi copia barata desapareció dejándome solo, cosa que no me dio buena espina, pero lo deje pasar.

_-_-_-_

Había sido un grande día, me lo pase junto a Naruto-kun en la biblioteca leyendo todos los cuentos de hadas que encontramos y llegamos a una única conclusión YO tendría que besarlo para que su hechizo se quebrara.

Y ahora durante la cena lo iríamos a decir, pero tengo vergüenza, así que Naruto-kun será quien lo dirá a mis papas, aunque yo creo que lo mejor sería hacerlo sin decir nada a nadie, pero Naruto-kun dijo que no seria honroso retirar mi primero beso de esa manera.

-Señor.-llamó Naruto y mi padre, al igual que todos los presentes lo miraran, esperando que él hablara.-Quiero decir que yo y Itachi-chan ya encontramos le cura para mi problema.

-Que bueno Namikaze-kun.-felicitó mi mare con su dulce sonrisa.

-Pero existe un problema…yo tendré que besarlo en los labios y compartir la habitación con él por una noche.

Un silencio sepulcral inundó la habitación, hasta los insectos dejaron de volar, sintiéndose intimidados por las auras que emanaban mi papa y mi nichan, quienes asesinaban a Naruto-kun con la mirada y este tremía levemente en mi regazo.

-¿QUÉ DIJISTE ENANO?

­Hasta yo tuve miedo de Shisui-nichan, quien se había levantado abruptamente, haciendo que la silla cayera al suelo. Nunca antes había visto a mi nichan así, y no puede evitar sentir vergüenza ajena y desilusión.

-¿QUÉ TIENE DE ERRADO AYUDARLO NICHAN? NUNCA PENSÉ VERTE DE ESTA MANERA, YO QUE SIEMPRE PENSÉ QUE ERAS UNA BUENA PERSONA PERO VEO QUE  NO ES VERDAD, NARUTO-KUN NECESITA AYUDA Y NI TU NI PAPA QUIEREN AYUDARLO.

Y sin más una palabra salí e allí, dejando a todos d cuadros y más Naruto-kun, quien me miraba con sus grandes ojos azules.

-Muchas gracias por todo Ita-chan.

Después me dio una laminita en la mejilla, haciendo que yo me sonrojara, al mismo tiempo que entraba en mi alcoba, posándolo sobre una grande almohada que yo había pedido a una mucama, la cual estaba al lado de mi cama.

Para después dirigirme a mi cuarto de vestir, para vestir mi camisón de dormir el cual era de una tela muy suave y negra que contrastaba con mi piel blanca, peine mi largo pelo negro, dejándolo suelto sobre mis hombros, para después dirigirme a mi alcoba, para acostarme en mi camita, encontrándome con Naruto, quien estaba sentadito en mi cama, mirándome fijamente, haciendo que yo me sonrojara.

Me acerque lentamente, para después sentarme de rodillas frente a él, aproximando mi rostro al suyo para después besar delicadamente su naricita, haciendo que una bola de humo lo cubriera por completo y un poco de mi, ya que no me separe ni un poquito de su boca, sintiendo como la húmeda naricita se transformaban en unos carnosos y deliciosos labios y que aquel pequeño cuerpo de zorrito crecía tan rápido que después de unos segundos yo, quien tuve que bajarme para besarlo, espetaba con la cabeza alzada al máximo y con la espalda recta.

Me sentí en el cielo aquella boca era tan suave y adictiva, que por eso acerque mi cuerpo a lo de Naruto-kun, pegándome a él, sintiendo su desnudes. Quería tocarlo, pero fuimos interrumpidos por Shisui-nichan, oto-san y oka-san, quienes entraron y nos vieron. Naruto-kun completamente desnudo, sentado en mi cama, conmigo pegado a su cuerpo.

Pase mi mirada por los rostros de mis familiares, viendo las más diversas expresiones, pero la que más me sorprendió fue la de mi mama, quien miraba a algo embobada y con estrellitas en los ojos, así que mire a lo que ella miraba y vi el rostro de Naruto-kun, viendo que él era un dios, con sus grandes y míticos ojos azules, con su nariz perfecta, con su boca carnuda y deseable.

Desee volver a besarlo, sin importarme con el facto de que mi familia nos viera. Pero mis planes se vieron interrumpidos por mi nichan y por un doncel que entro por la ventana de mi habitación, rompiéndola, haciendo que los pedazos de vidrio, volaron por el air.

-¿QUÉ CREES QUE HACES A MI RUBIO/NIÑO?-preguntaron los dos al mismo tiempo, separándonos, el doncel pujo a Naruto por el brazo y mi nichan me abrazo por la espalda llevándome con mi familia, para después besarme, juntando nuestros labios en un dulce y necesitado beso, que me encantó aun más que el que entregué a Naruto-kun.

-No dejaré que me dejes para quedarte con otro. Te amo demasiado, mi niño.

Me quedé callado, con la boca ridículamente abierta, sintiendo como las lágrimas de felicidad llenaron mis ojos.

_-_-_-_

Estaba furioso, no podía relajarme un ratito sin que uno doncellito de cuarta se tire sobre mi rubio. Me sentía ten enfadado e imponente, que ni siquiera note que corría por la floresta arrastrando a Naruto, quien continuaba desnudo.

-¡ESPERA TEME!-bramó, tirando de mi brazo, soltándose de mi agarre, haciendo que yo lo mirara, viendo como su delicioso y perfecto cuerpo desnudo se alzaba frente a mí, haciendo que un sonrojo azumara mi rostro.-¿QUIÉN TE CREES PARA PUJARME ASÍ?

Empezó gritando fuertemente, pero su se calló al ver mi rostro, para después acercarse a mí, agarrando mi rostro con sus dos manos, haciendo que yo me sonrojara aun más.

-Eres tu…-susurró con su caliente y ronca voz, agarrando mis brazos, acercando su rostro al mío, examinándome.- ¡ERES ÉL DONCEL QUE ESTABA EN EL RETRATO EN LA CASA DE ITA-CHAN!

La forma como él llamó a mi primo Itachi, me hiso recordar que los labios de aquel mocoso tocaron los suyos y eso despertó mi furia. Furia esa que descargué en él, o sea, lo golpeé fuertemente en la cabeza, dejándolo K.O, para después mandarlo para otro local donde podría separarlo de vez de todos sus mis oponentes, hasta de mi mismo, aunque yo podría ir a verlo.

Sentí como algo vibraba en el bolsillo de mi pantalón, por eso lo saque y vi que se trataba del pequeño espejo que utilizaba para contactarme con Sai.

-¿Qué quieres copia barata?

-¿QUÉ QUIERO?-parecía que él estaba desesperado.- ¿QUIERO SABER LO QUE SE PASA EN ESA CABEZA E CACATÚA QUE TIENES?

Una venita apreció en mi frente, nadie, pero nadie se burlaba de mi pello y se quedaba impune. Pero antes que yo le pudiera hacer pagar el me dijo algo que me sorprendió.

-¡SI QUERÍAS CASTIGARLO LO AMARRABAS A TU CAMA Y LO VIOLABAS POR LO QUE QUEDABA DE LA ETERNIDAD!

Tuve que admitir, que a VECES mi copia barata tenía buenas ideas.


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