EN EL AMOR TODO SE VALE…
Reconoció su hermoso rostro en el umbral de la puerta; sus cabellos dorados, el matiz almendrado de sus pupilas, su graciosa nariz, frente a él un año y medio después de la noche que unieron sus cuerpos…recordaba cada detalle; sus gestos, su voz, la decisión de marcharse a pesar de lo ocurrido.
- ¿Qué haces aquí? – le preguntó de mal humor. Sí, también su rencor estaba intacto.
- Quería verte – respondió Christofer ingresando a la sala sin ser invitado -. Te busqué en casa de Pete apenas llegué – observó a su alrededor con curiosidad. Sin tan solo lograra hacer que se arrepintiese.
- No toleraba verlo después de haber tirado con su zorra – su hermano siempre supo lo que sentía por Chris y que en algún momento lo haría suyo -. Vete de aquí.
- Veo que aún eres un niño mal educado – resolvió tranquilamente. ¿Por qué? ¿Por qué no veía en su rostro una herida profunda como la suya?
- ¿Con cuántos estuviste? – insistió – Dicen que los extranjeros son excitantes.
- Lo son – sonrió – aunque ninguno tan celoso como tú. Me pregunto si mi adorado Seany tolera tus comentarios.
- No entiendo de qué hablas. Sean no es tan molesto como parece.
- Me sorprende que te gusten los estúpidos – dijo maliciosamente. Al fin estaba enojado -. Creí que eras más cuidadoso al elegir tu compañía.
- Veo que el celoso eres tú – señaló.
El sonido del timbre lo distrajo; abrió la puerta evaluando su próxima acción. Magnífico, Sean había venido a visitarlo.
- Nate – estalló abrazándolo -. No sabes, ayer nos detuvo la policía. Creyeron que Ryan era un robachicos – río brevemente -. Igual fue alarmante. Dejé mis documentos aquí así que prácticamente tuvimos que pasar la noche en la cárcel.
- En la estación de policía, querrás decir – efectivamente, aparentaba unos dieciséis o diecisiete años.
- Ah sí, eso…Ryan estaba muy enojado…Christofer – musitó al percatarse de su presencia - ¿qué haces aquí?
- Qué te importa – espetó.
- Ah ya, está bien – le sonrió - ¿Nate todavía está libre el departamento de al lado? Necesito un lugar para Kellin.
De repente se le ocurrió una idea genial. Ni siquiera recordaba quién era su amigo, pero no era relevante.
- Pienso que podrían quedarse aquí por un tiempo – comentó inocentemente.
- ¿Quedarnos? – una llama se encendió en sus pupilas e iluminó su rostro - ¿Te refieres a los dos? ¡Es lo máximo!
- Creo que te has golpeado la cabeza esta mañana, Nathan – intervino Christofer. Era justo lo que deseaba; atormentarlo.
-Será divertidísimo – insistió tratando de sonreír.
- Claro que sí – Sean tomó su mano -. Nos mudamos este fin de semana.
- Dudo mucho que Ryan te de permiso para irte de su casa – comentó Christofer.
- Lo sé. Hemos estado juntos casi toda la vida, pero ya tiene sus cosas así que estoy seguro de que entenderá.
Ni siquiera él, que apenas conocía a Ryan, podía dar crédito a sus palabras.
***
- Salió otra vez. No quiso decirme a dónde – hizo una mueca de fastidio. Dejó su plato sobre la mesa y se acomodó frente a él. Se preguntó cuánto tardaría Craig en aceptar que estaba enamorado de Kellin. Decidió perturbarlo un poco.
- ¿Aún no te animas a decirle que lo amas? Dejarás que se vaya de aquí por un poco de orgullo.
- ¿Cómo te has enterado de eso? – preguntó sorprendido.
- Se mudará con mi adorado Seany al departamento de Nathan – el pequeño planeaba molestarlo; a pesar de saberlo no podía evitar caer en su juego. Había descubierto que esas emociones eran incontrolables.
- ¿Enserio? – se burló -. Veo que has sido reemplazado por Sean. Tal vez también me anime a hacerlo.
- Por supuesto – dijo cándidamente -. Lo más probable es que Kellin reciba a Dylan cada noche, muy lejos de tu control y conocimiento. Entonces, sí, Sean puede ser una opción.
- Aún sigues enamorado de Nathan…
- Jamás te dije lo contrario. Te dije, además, que amabas a Kellin desde hace mucho. ¿Recuerdas?
- Estabas equivocado – bebió un sorbo de agua y lo observó seriamente -. Antes era distinto.
- ¿Enserio? Las cosas que decías de él cuando se mudó contigo. La ternura que emanaba de ti, los cuentos que escribías en su nombre. El puede creer que me conoce más por lo que ha leído de mí, pero no es así ¿verdad?- ingenuo Kellin, jamás había imaginado que todo terminaría así.
- Chris, te expliqué que me inspiraba…eso no quiere decir…
- Dime Craig ¿Vas a continuar con tu terquedad?
- Desestimabas mis sentimientos porque creías que lo amaba. Me preguntaste si era capaz de romper su corazón y así fue, Christofer. Lo vi en su mirada, supe que me amaba desde el principio.
- Te arrepentiste. Cada vez intentaste conciliar con Kellin. Aún así estabas encaprichado en estar conmigo. Has perdido al amor de tu vida por mi causa.
- Lo lastimé tantas veces, pero aún seguía allí. Hice eso por ti y todavía no me crees.
- En un chico tan tonto. No pensé que aceptaría tu propuesta…era tan estrambótica – recordó el correo de Craig, explicándole como convencería a Kellin de involucrarse con él sin asumir responsabilidades.
- Kellin es incauto. No fue difícil convencerlo, sin embargo…- pasó sus manos por su cabello agobiado.
- Siempre te pedí que realmente lo tomaras enserio, no por Kellin, sino por ti. Has sido un chico malo y ahora tienes las consecuencias.
- Eres horrible – dijo una voz. La figura de Kellin apareció en el marco de la puerta. Había vuelto, quién sabe desde hace cuánto. Una lágrima rodó por su mejilla, pero no era solo tristeza lo que cubría su semblante…era…furia, tan intensa que impregnaba todo el ambiente.
Sí, Craig había perdido al amor de su vida para siempre.