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UN ROMANCE PARA KELLIN por suicidal teddy

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UNA FLOR EN EL CONCRETO

 

Me dolía la cabeza. Con dificultad, reconocí mi habitación; genial, no recordaba cómo, pero había logrado conducir hasta mi casa sin ser pillado por la policía. A medida que mi cuerpo reaccionaba ante la calidez de la habitación, descubrí que no estaba solo.

Demonios.

Craig se hallaba a pocos centímetros de mí; su cuerpo delgado se recostaba sobre una de mis almohadas, dejando ver los tatuajes de sus brazos mientras escribía en su teléfono. Por su aspecto desaliñado, era obvio que había dormido conmigo. Me enfurecí.

- ¿Qué diablos haces aquí? - levanté la voz. Increíble. ¿Cómo se había atrevido?

 

Esperé algunos segundos, pero Craig me ignoró.

 

- Te estoy hablando- intenté quitarle el teléfono de un zarpazo, pero Craig me detuvo colocando su palma en toda mi cara.

- Shhh. Lo voy a perder - murmuró.

- ¿Perder qué?- me deshice de su mano.

- Que te calles - repuso suavemente -. La idea, ya casi...la última...línea.

Al parecer Craig escribía algo ¿Podía ser...?

- Listo - sonrió aliviado.

- ¿Es la historia del chico lindi?- pregunté abriendo los ojos de par en par.

- Sí, es el cuento que estas...

- Quiero leerlo - pronuncié-. Dámelo - me abalancé sobre él. Craig se dejó quitar el objeto, pero a cambio me sostuvo de la cintura. Sentía sus manos rodearla como si fuese diminuta. No.

- Donde comienza - demande tratando de disimular mi agitación.

- Debajo del título, Kellin. Donde dice "Una flor en el concreto".



En la oscuridad, el escenario que se exhibía tras las paredes cristalinas del hotel, era impresionante. Las luces de la calle eran estrellas que se perdían en el horizonte; surgían de las estructuras de concreto cual florecillas que vencen la adversidad y se atreven a crecer allí, donde nadie las ha llamado, donde tamaño atrevimiento puede terminar en tragedia...y entonces, el chico lindi recordó el día que llevó a su ex novio a la casa de sus padres.

 

- ¿No has terminado la escuela? - la sorpresa de su padre estalló en medio del comedor-. ¿Qué piensas hacer más adelante?

- Nada- respondió su novio encogiéndose de hombros.

 

Por la forma en la que apretó sus manos sobre la mesa, supo que su padre estaba enojado. Su madre y hermano los escuchaban en un silencio sepulcral, tal vez pensando lo mismo. No, no podía arrepentirse de haber insistido en visitarlos.

 

- No seas descortés- le susurró a su novio-. Haz un esfuerzo ¿si?

- Por eso te dije que no - dijo con voz apagada. Su mirada era intensa; él también estaba a punto de estallar.

 

La pesadilla había comenzado cuando su padre intuyó que aquel chico que había traído a su casa, el novio de su hijo menor, parecía tener un pasado objetable y sí, después de un arduo cuestionario, supo que había crecido con su madre en una pequeña ciudad peligrosa. Era la prueba inminente de que todo debía ser un error.

 

- La música es una ocupación que a la larga te puede dejar en el aire - sentenció con severidad. Por supuesto, "nada" era una respuesta inadmisible -. ¿Y no tienes ningún plan B?

 

- Robar - aseguró su novio -. Seré ladrón al igual que mi papá, mamá y hermanos -. Sus ojos destellaban un odio evidente hacia el universo entero. Esa tampoco era una respuesta admisible.

 

- Hijo, creo que estás malinterpretando nuestras intenciones - intervino su madre en tono conciliador, pero su padre se había puesto de pie y lo miraba como si fuese culpable de todo...quizá era así.

 

- Tienes que estar bromeando - le reprochó incrédulo -. ¿Éste es el tipo del que tan bien hablabas?

- Papá, yo...- su novio se levantó en silencio y salió del comedor. Suspiró. De repente, el ambiente se había hecho menos sobrecogedor.

 

- Termina con él - dijo su hermano-. Es un idiota.

- No puedo creerlo  prosiguió su padre-. Después de todo lo que te hemos enseñado para que tengas criterio con tus amistades...

- No está acostumbrado a esto...yo le insistí tanto- confesó con el corazón acongojado. Todo se había echado a perder.

- Además lo defiendes. ¿Acaso no lo ves?

Sí, veía que estaban destinados a no ser y, a pesar de ello, se amaban. Lo sabía cada vez que oía la voz apagada de su novio mientras era feliz en su cuerpo, en la sonrisa que dejaba ver cuando soltaba alguna tontería, en sus senderos lejanos, cuya distancia nunca era suficiente para evitar que se tomaran de las manos.

Las voces se habían esfumado en la habitación; solo el canto de los pájaros les recordaba que el mundo aún latía con fuerza y que eran sus vidas las que pretendían detenerse allí, ajenas al tiempo.

Su novio apareció en el marco de la entrada. La mochila negra, con apenas una pantalón y una camisa en su interior, colgaba de su hombro izquierdo. La guitarra, protegida por un estuche de cuero, se suspendía de su mano derecha...se marchaba...

En silencio, su novio lo cogió de la mano y caminó en dirección a la puerta principal. Lo siguió sin dar crédito a lo que estaba sucediendo. Sus padres, su hermano, se perdieron en aquella casa...su hogar.

- ¿A dónde vamos?- le preguntó desconcertado.

- A nuestra ciudad - respondió su novio. Estiró su brazo para detener un taxi.

- ¿Y mis cosas? - ¿y su familia?

Un auto se detuvo y su novio subió todavía sujetando su mano.

- Oye...- le insistió.

- Te amo- todo su amor se desbordaba en su mirada dulce, cautivadora.

 

El chico lindi sabía que era una locura, que estaba abandonando a su familia por él. Estaban destinados a no ser y quizá en algún momento sería inevitable, pero por hoy, por ese día, tomaría el suyo para ser feliz.

 

- Cásate conmigo - oyó su voz al oído.

 

Satisfecho, le devolví el teléfono. Deseaba preguntarle si aquella historia había ocurrido de verdad, pero no quería que me respondiera una estupidez.

 

- Por fin, ¿Qué haces aquí? ¿Por qué me seguiste? - Craig me miró con las cejas arqueadas.

- ¿Seguirte? Te traje - aclaró-. De otro modo ahora estarías tirado en un basural.

- Pues sería MI basural - enfaticé -. Además qué clase de tarado crees que soy para tirarme en un sitio de ésos.

- Yo te habría aventado en un sitio de esos - se levantó de la cama. Sus piernas largas se exhibieron ante mis ojos; no llevaba pantalones.

- ¿Que diablos haces desnudo en mi cuarto? - chillé y por algún motivo me hice un ovillo con las sábanas.

- ¿Desnudo, Kellin? Solo me quité los pantalones - respondió tomando unos jeans negros que estaban en una de las sillas.

- Para mí eso es demasiado - chillé evitando la imagen perturbadora de su cuerpo. No; los recuerdos otra vez.

- ¿Te estas cubriendo? ¿Olvidas que te he visto todo? Varias veces.

- Ya te dije...- algo no encajaba. Yo... traía pijama...-. !Tú! ¿Qué hago así? !Me cambiaste de ropa!

- Y te hice todo. Otra vez - señaló con una sonrisa maliciosa. Un cosquilleo se apoderó de mí mientras me imaginaba a Craig quitándome la ropa...sus labios recorriendo mi cuerpo...

- No lo hiciste - afirmé aferrado a las sábanas.

-¿Por qué eres así? - resoplo estallando una sonrisa -. Claro que no. Tampoco es la gran cosa ¿o si?

- Por supuesto que no.

- Dime algo - apoyó sus manos sobre la suave superficie de la cama, de modo que su rostro se detuvo muy cerca al mío -. Si yo ahora te pidiera que regreses conmigo ¿Lo harías?

Aquella pregunta me tomó por sorpresa, pero me recuperé en el acto.

- No.

- Y si hiciera varias cosas para que me ames otra vez, tú...

- No. Eso ya no significa nada para mí- ¿A qué venía todo eso? ¿Estaba planeando regresar conmigo?

- Entonces tampoco me odias.

- No.

- Entonces podemos ser amigos.

- Sí - aseguré sin saber si mentía. Sus ojos azules y grandes me perturbaba.

- Bien, seamos amigos - alborotó mi cabello. Definitivamente algo había cambiado en Craig, aunque no podía precisar en qué medida -. Tomaré una ducha.

Se metió al cuarto de baño y me dejó en medio de un mar de dudas. ¿Qué había sido todo eso? ¿Con qué libertad se acercaba a mi como si no me hubiera hecho tanto daño? ¿Qué pretendía? ¿Aún me amaba? ¿Realmente lo había hecho? ¿Quería volver conmigo?

La última pregunta quedó flotando en mi mente mientras me dejaba caer sobre la almohada. Mi intuición me decía que Craig tramaba algo, pero ¿Qué podía ser? Suspiré. A lo mejor solo quería arreglar las cosas...y ¿yo?¿Deseaba lo mismo?

 

Oí el golpeteo del agua sobre la bañera. Tal vez, en una remota posibilidad, podría volver con el. Si Craig se portaba bien, algún día podría perdonarlo.

 

******************************************************

- Que te estoy diciendo la verdad- soltó el chico completamente frustrado.

- ¿Para eso tomas?- se río-. Seguro que has golpeado tu cabeza con una piedra y ahora sufres las consecuencias - lo señaló con dedo.

- No te hagas, Ryan - replicó fingiendo enojo-. Eres tú el que estaba tan ebrio que trato de besar a su viejo amigo. ¿No te da vergüenza? Si por ti fuera, me tocabas el poto.

- ¿Qué dices, estupidísimo? De tu boca estan saliendo cucarachas, arañas, serpientes...

- ¿Que pasa? - preguntó Sean entrando a la sala-. ¿Por qué discuten?

- Este parlanchín dice que ayer intenté besarlo cuando estaba borracho - obviamente todo era una confusión. Él jamás engañaría a Sean.

- Que es cierto - insistió.

- Bueno - dijo Sean tranquilamente-. Es poco probable. Sí así fuera, ahora Ryan estaría en la basura, para que se lo lleve el camión.

- Ajá ¿acaso me ves en la basura?

- De acuerdo - resopló resignado -. Es probable que lo haya soñado.

Debía ser un error. Eso era; un mal entendido loco con su amigo. El no recordaba un suceso como ese, además Sean era su vida. Por eso no le creyó.

- Dime, Ryan ¿Qué tal estuvo la fiesta ayer?- le preguntó Christofer en la tarde, mientras tomaban un café en el parque. El brillo misterioso en sus bellos ojos lo desconcertó.

- Bien. ¿Dónde estabas? Casi no te vi.

- Con Nate - bebió un sorbo y contempló el cielo-. Luego salí con Craig a respirar un poco de paz.

Su hermoso perfil destacaba entre las nubes de algodón que acompañaban su imagen. Sin importar cuán oscuro podía llegar a ser el corazón de Chris, siempre creería que él era un ángel, uno que ya no creía en el mundo.

- Entonces te vi- susurró-. Vi tus labios caer sobre la persona equivocada.

- ¿De qué hablas? ...Oh no - se cubrió la boca con la palma de sus manos. Entonces, entonces...

- Dime, Ryan, ¿Hace cuánto que dejaste de amar al cortito? - le preguntó con amabilidad.

- Yo...no...eso está mal. Yo...lo solucionaré enseguida...es solo...es solo...un gusto estúpido- confesó.

 

Aquello que había oprimido su pecho durante las últimas semanas lo liberó. Sí, lo aceptaba.

 

Le gustaba otro chico.

 

**********************************************************

 

Una moneda rodó por el suelo, rápida y ligera, hasta detenerse un metro más allá,  a los pies de un hombre. Se dirigió a recoger su cambio y estaba a punto de hacerlo cuando la mano de aquel sujeto se adelantó y lo hizo por él.

Aquí tie...- se reconocieron al mismo tiempo. Sí, otra vez la mirada dulce y los cabellos castaño oscuro que se asomaban de su beanie -. ¿Jake?- le dijo el muchacho no muy seguro del encuentro.

- Ah

- Cuánto tiempo - se quedó con la mirada suspendida en el aire. Por un momento creyó que lo abrazaría, que le preguntaría si lo había extrañado o alguna estupidez similar-. Qué coincidencia, digo, verte en un café. Así que estás en la ciudad.

- Si - lo último que quería era verlo. Si se atrevía a acercarse se vería en la necesidad de marcharse.

- ¿Estas esperando tu bebida?

- Ah

- Yo también - enseguida se quedó frente a la vitrina, perdido en sus pensamientos. Mejor así. Al fin había comprendido que nada quedaba entre ellos -. Oye Jake y ¿por cuánto tiempo te quedarás - le preguntó distraído.

- ¿Por qué?

- Podríamos vernos de vez en cuando.

- Estaré ocupado - allí estaba otra vez, asediando.

- ¿Siempre?

- Para ti, sí.

- Qué...entiendo- calló otra vez. Parecía que su voz se había extinguido para siempre.

 

Un sujeto apareció y abrazó a su ex novio del cuello, tomándolo por sorpresa. Era ligeramente más alto así que no tuvo gran dificultad para tenerlo en sus brazos en cuestión de segundos.

- ¿Qué haces aquí?- le preguntó con esa sonrisa de niño bueno que no había visto en más de un año.

- Vienes todos los días por un batido. Quiero conversar contigo- lo besó en la mejilla, por poco en la boca. Su ex novio sonrió visiblemente contrariado.

- Acabo de toparme con un amigo - lo señaló-. Te lo presento; el es Jake.

 

El sujeto lo miró con curiosidad. Era mayor, tal vez unos veintiséis o veintisiete años. El cabello rubio, corto, caía sobre sus ojos, sobre su cejas marcadas que presentaban unos ojos grandes y azules.

Era delgado, altísimo y llevaba tatuajes en los dedos. Parecía uno de esos músicos que tanto conocía. Distinto a al chico simplón que tenía a su lado.

- Un gusto - le dijo mirándolo fijamente.

- Jake, él es un amigo que conocí hace unos meses. Su nombre es Craig - el sujeto acarició la mano de su ex novio casi imperceptiblemente.


Bien, de modo había continuado con su vida.


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