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UN ROMANCE PARA KELLIN por suicidal teddy

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Me vestí rápidamente al notar que Craig no estaba en la habitación. ¿Qué diablos había hecho la noche anterior?

  • Soy un estúpido, ¡un idiota! - me lamenté al recordar el rostro angelical de Mark. Sí era un perro. Merecía ser apedreado en las calles.

Lo peor era que el tonto de mi ex falso novio, ahora ¿amante?, que horrible palabra, no estaba cerca para platicar al respecto. Quizá estaba en la sala.

Mi conciencia cochina me hizo salir de la habitación sin hacer mucho ruido. Al llegar a la sala encontré a quien no esperaba. Nada menos que Christofer.

Estaba sentado en el sofá, con un sweeter rojo que le quedaba un poco grande y el cabello castaño alborotado como siempre. Su hermoso perfil estaba concentrado en una hoja que leía con atención. Al notar mi presencia se sobresaltó, para mi sorpresa, dobló el papel y trató de ¿ocultarlo de mi vista?. Demasiado tarde, ya era consciente de sus intenciones.

  • Hola - saludé confundido.

  • ¿Cómo pasaste la noche? ¿Dormiste bien?- me preguntó exasperado. Lo sabía. Lo sabía todo.

  • Yo…

  • El amor - me interrumpió dejando discretamente el trozo de papel en medio de los cojines del sillón. Estaba tratando de distraerme para ignorar su destino -. Sobrepasa barreras, sobrepasa  personas,no te das cuenta hasta que ves tu propio cadáver tirado en el suelo.

  • Lo lamento - me disculpe.  Necesitaba decirlo, a él, a todo el mundo. Sobretodo a Mark.

  • Supongo que olvidaste nuestra pequeña conversación  - se puso de pie. Casi había olvidado lo altísimo que era -. Craig no está e ignorar tus disculpas es algo que no me interesa hacer.

Se encerró en su habitación, dejando la nota escondida en sillón. Seguramente creyó que se había deshecho de mi. Extendí mi mano hace la el cojín en donde había estado sentado Crishtofer. Estaba mal mirar lo ajeno, pero algo me decía que la nota era de mi total incumbencia.

En un instante estaba leyendo su contenido.

“ Chris, lo sabes. No puedo dejar a Mark, no puedo esperar un segundo para hablar con él. Por favor entretén a Kellin hasta que regrese. Debo enmendar mi error”

 

Error.

 

Esa palabra hizo eco en mi mente junto con la imagen de Craig pronunciandola, con sus enormes ojos azules abiertos de par en par, como cada vez que quería aclarar lo por de demás evidente. Sí, tenía toda la razón. Era un error, me había entrometido en su relación, no tenía derecho a nada, pero me dolía, me dolía mucho descubrir que la noche anterior había significado menos para él, mucho menos.

Salí del departamento con la intención de irme lejos, qué se yo, alejarme de Craig y Mark. Me sentía tan culpable.

El pequeño inconveniente era que yo trabajaba con él y aún faltaba algunos días para que se mudara a su propia oficina.

****************************************

Aún no podía creer que estaba sentando en la camioneta de Mark, de quién sabía gracias a su hermana menor; Victoria. Le habia hablado de él en varias ocasiones, enfatizando que era su deportista de invierno favorito, talentosísimo y a la vez humilde e incluso tuvo la oportunidad de conocerlo personalmente en una competencia el año pasado; le había contado con lujo de detalles lo alto, amable y dulce que era, y como lo había visto abrazar a un tal Daniel, cuya foto también le mostró, y que daba por sentado que ambos tenían “algo”. Lo que  no le quedaba claro es si quería a Mark para ella, o para el tal Daniel.

Ahora que lo tenía en frente podía afirmar que sí, efectivamente era muy amable aunque no precisamente alegre, su carácter parecía debatirse entre chispazos de buen humor y momentos reflexivos. Su acompañante, de quien Mark, en uno de esos chispazos, le contó que era un músico conocido, parecía ser una persona hostil. Era más bajo que ellos, su cabello castaño era lacio y corto, con un flequillo sobre la frente. Su piel era tan blanca que hacía un contraste llamativo con sus labios rosados, gruesos y marcados. Jake era guapo, indudablemente masculino y parco. Se preguntó qué grado de amistad tenían ambos y de dónde venían ya que este último tenía el lado izquierdo de la cara hinchado, como si hubiera recibido un puñetazo. Además ambos estaban vestidos como si hubieran ido a cenar a un restaurante elegante.

  • ¿Esta es tu casa? - le preguntó Mark interrumpiendo sus pensamientos.

  • Si - respondió reconociendo la puerta de madera azul en donde lo esperaba su hermana abrazando su propio pecho por el frío. No debió enviarle un mensaje de texto informando que venía con Mark.

De repente un móvil comenzó a timbrar. Mark encendió el altavoz de su camioneta.

  • ¡Daniel! olvide que llegabas hoy, amigo - habló con sorpresa -. No estoy en casa ¿en donde estas?

  • Acabo de llegar al aeropuerto. ¿Ahora te olvidas de mí?- se rió-. No hay problema. Tengo la llave de tu casa. Tomate tu tiempo.

Daniel. Debía ser en chico con el que Victoria lo shipeaba.

  • Genial, acomodate en la habitación que gustes. Lo siento mucho. He tenido un día complicado - se disculpó con voz infantil. Eso pareció irritar a Jake ya que hizo una mueca que pudo ver a través del espejo retrovisor.

  • Me imagino. Con ese zopenco en tu misma ciudad, no me sorprendería - Mark le dirigió una mirada fugaz a Jake, delatando que el zopenco se encontraba entre ellos -. Nos vemos al rato, rana.

  • ¿Por qué no se queda en un hotel? - pregunto Jake después de que colgara. Dedujo que  no se llevaban bien.

  • ¿Por qué lo haría? - suspiró Mark con cierto desánimo. Parecía un globo que acababa de desinflarse.

  • Para eso son los hoteles, para recibir turistas - explicó.

  • Cualquiera  diría que estas celoso - comentó distraídamente -. Quiero decir- agregó echándole un vistazo, como si por un segundo hubiera olvidado su presencia-. Es solo una broma. Bajemos.

Mientras volvía a sentir el frío del exterior se preguntó se preguntó si cabía la posibilidad de que Mark fuese gay. La forma en la que trataba de aclarar sus comentarios lo desconcertaron.

  • Gracias por traer a mi hermano - Victoria se dirigió a Mark con una sonrisa radiante -. Eres muy amable.

Ambos se encontraban parados frente a la camioneta gris, medio metro a su izquierda se hallaba Jake mirando la escena con desinterés.

  • Por supuesto que no - replicó inmediatamente -. No sé si George te comento que casi lo atropello. Lo siento.

  • Sí, me dijo, pero felizmente no pasó nada malo - comentó tirando del borde de la polera de panda que ella misma le había regalado y que se veía en la necesidad de usar debido a una apuesta.

  • Eso que traes tiene una capucha- señaló Mark repentinamente entusiasmado -. Veamos qué tal te queda - rodeó su cuello con sus brazos y puso la capucha de la polera sobre su cabeza. Imaginó que ahora sí lucía como un completo panda.

  • No hagas eso - le dijo despacio, sin estar seguro de si se estaba refiriendo a lo que acaba de hacer a al hecho de que las palmas de sus manos se estaban haciendo contacto con sus mejillas.

  • ¡Qué tierno! - exclamó Mark con una sonrisa.

La cercanía lo puso nervioso. Estaban tan cerca que hasta podía contar sus pestañas rizadas y verse reflejado en sus grandes ojos. En ese momento Mark se veía guapísimo, con una camisa blanca, sin corbata y un traje gris que le hacía lucir algo desaliñado. El no era tan tímido. Todo se debía a la ridícula polera que estaba usando.

  • Mark, ya es tarde- le dijo Jake.

  • Sí, ya voy. Ha sido un gusto - lo soltó.

  • El domingo haremos una parrillada en el patio. Cuento con ustedes - propuso Victoria inmediatamente.

  • Excelente. Gracias. ¿Podremos ir, verdad? - le consultó a Jake.

Jake hizo un gesto de aprobación y se despidió de ellos con un apretón de manos. Mark, por su parte, se aseguró de darles un cálido abrazo y disculparse una vez más.

  • ¿Por qué los has invitado? - le preguntó a su hermana una vez adentro.

  • Porque justo hace un momento parecía que iba a comerte a besos. ¿No te diste cuenta? El chico le va a los hombres.

  • ¿Eso que tiene que ver conmigo? - preguntó, pero ya sabía la respuesta. Su pulso se había acelerado de solo pensar que podía gustarle.

  • Que a ti también te gustan los chicos y ¡por Dios! Es mejor partido que tu amiguito Matt.

Le gustaba Matt, era amable, maduro e increíblemente sexy. Lamentablemente, no le correspondía, pero eso no era algo definitivo.

  • Espera - prosiguió Victoria pensativa-. Tendrías que pasar sobre Daniel. Además parece que Jake lo ve con otros ojos. Tenía golpes en la cara. ¿Que habra ocurrido? No importa. Qué emoción. ¡Te ayudaré a que estes con el chico de tus sueños!

  • ¿Qué es lo que dices? Eres una pervertida - regaño fingiendo seriedad.

  • Lo soy y mucho. Tu dejamelo a  mi, pequeño panda.

****************************

Por fuera, la casa de Mark tenía un diseño rústico; las paredes estaban compuestas por ladrillos de color granito , con algunos tramos enchapados de piedra. En la segunda planta había un amplio balcón de madera, desde donde se podía visualizar a quien tocara la puerta, en este caso él.

Eran las siete de la mañana. Temprano y a la vez tarde para darle explicaciones sobre lo que había hecho con Kellin la noche anterior.

  • Un error - murmuró para sí.

Ciertamente lo era, pero no por el hecho, sino por el momento. Había decidido intentarlo nuevamente con Kellin, pero acostarse con él debió suceder después. Mucho después. Por eso había corrido a ver a Mark apenas fue capaz de recapacitar. Tenía que decírselo. No merecía nada de eso. Era una persona maravillosa.

 

La puerta se abrió y vio el rostro de Jake aparecer ante sí. En un segundo sintió el enojo nacer en su pecho. ¿Qué mierda hacía allí?

  • ¿Qué quieres aquí? - le preguntó el idiota como si la presencia absurda fuera la de él.

  • ¿Por qué mierda estas en la casa de Mark? - le preguntó conteniendo su ira. Primero tenía que hablar con Mark o¿ es que acaso ellos también se habían acostado? No. Eso no era imposible. Su todavía novio no era el tipo de persona que se dejaba llevar de esa forma.

  • ¿Te atreves a preguntar eso a pesar de que ayer te fuiste con Kellin? - bufó. Al parecer Jake quería golpearlo tanto como él-. Seguramente le has sido infiel. Largo - agregó  tratando de cerrar la puerta, pero de un empujón logró entrar.

  • ¿En dónde está? - preguntó mirando a su alrededor. Había ido con la intención de disculparse, pero en ese momento quería regañarlo.

Por la hora supuso que aún estaría durmiendo así que rápidamente subió las escaleras que dirigían a su dormitorio, con Jake pisándole los talones y a su vez rogando para no encontrarlo desnudo o algo así.

Abrió la puerta de golpe y lo que vio enfureció a Jake. Ni siquiera le dio tiempo para entender la escena; se abalanzó sobre la cama como alma que lleva el diablo y es que Mark no estaba solo, sino que dormía plácidamente al lado de Daniel, rodeándolo con sus brazos. Si no supiera que ese tipo rubio, contemporáneo suyo, ya tenía a alguien especial en su vida, habría pensado lo mismo que Jake debido a que era el gran primer amor de Mark.

  • Mierda ¿ Que te sucede? - exclamó Daniel asustado. Jake acababa de tirarlo de la cama.

Mark se giró todavía dormido y se acurruco con una de las sábanas. El chico lindi parecía estar demasiado cansado para abrir los ojos. Mientras Jake le reclamaba algo a Daniel que no le importó saber, se acercó a su todavía novio y acarició sus cabellos. Deslizó sus dedos por su mejilla y lo contempló por unos segundos.

  • Jake todavía es un inútil- murmuró lo mucho que éste le recordaba a sí  mismo. Cuando no podía controlar sus estúpidos celos -. Aunque es joven -tan solo veintiún años -. Es comprensible que sea un estúpido.

  • ¿Te irás con Kellyn?- susurró Mark. Había estado fingiendo dormir -. Supongo que es así. Ese era el riesgo para ambos- agregó sin dejarle responder. Dos lágrimas corrieron por sus mejillas -. Te quiero, Craig. De verdad, me voy a alegrar por ti. Es solo que te extrañaré mucho.

El chico lindi lloraba en silencio, aprovechando la discusión de Daniel y Jake. Sus lágrimas estaban atrapadas en sus grandes pestañas, como el día en que lo vió por primera vez. Con esa dulce mirada a pesar de confirmar el peor de sus temores. Le dolía tanto la situación. Si tan sólo hubiera podido superar a Kellin.

  • Te quiero, Mark - le dijo con sinceridad -. Por favor sé feliz.

  • ¿Aún seremos amigos, verdad? - trató de sonreír.

  • Siempre - dijo acariciando sus cabellos -. Además tengo que protegerte de ese idiota.

  • ¿Por qué están peleando?- escuchó una voz conocida.

Un muchacho alto y delgado acababa de entrar a la habitación. Se llamaba Tom y, a pesar de tener unos veinte años, tenía una relación extraña con Daniel, casi diez años mayor, a quien había visto mandonear a su antojo en más de una ocasión.

  • Nada - repuso Daniel con semblante serio.

  • El desayuno ya esta listo. Hola Craig - lo saludó fraternalmente. Era una de las pocas personas que sabía de su noviazgo con Mark. No habían querido hacerlo público hasta resolver sus asuntos con Kellin y Jake.

  • Tal vez deba irme - dijo no muy seguro de sí.

  • Quédate- Mark rompió su silencio y se puso de pie. Jake y Daniel lo miraron perplejos. Limpió sus lágrimas y le sonrió fraternalmente.

  • Pero qué …- comenzó a decir Daniel.

  • Ambos sabíamos que esto podía ocurrir a cualquiera de los dos - explicó mirando a Jake -. Kellin es un buen chico - agregó antes de salir de la habitación, dando por terminado cualquier reproche.

La actitud de Mark era y no era una sorpresa. Dado su carácter dulce y gentil, ese tipo de respuesta frente a la situación era creíble de su parte, sin embargo delataba que tampoco había superado a Jake o por lo menos, no lo amaba. Al poco rato estaban todos sentados en el comedor, rodeados de aura de los más incómoda; era obvio que Jake y Daniel no querían verlo allí, pero ambos también se odiaban entre sí. Tom era el único que parecía estar ajeno a esas rencillas.

  • ¿Pueden dejar la cara de velorio? - dijo Mark finalmente -. Me están incomodando.

  • ¿Por qué están desayunando tan temprano?- pregunté cualquier cosa -. Apenas van a ser las ocho - debía volver por Kellin. Felizmente el siempre se levantaba tarde los fines de semana.

  • Trabajo - explicó Tom -. Tengo un evento en unas horas y ellos me acompañarán.

El timbre de la casa sonó y Mark se levantó enseguida. Lo seguí en dirección al baño. Lo último que quería era terminar en otra pelea con Jake. El chico lindi iba unos pasos delante mío. Abrió la puerta y se quedó de piedra. Desde mi posición no podía ver quién era así que me acerqué para constatar que todo estaba bien.

Reconocí sus ojos grandes, redondos, al instante. Por su puesto llevaba la ropa del día anterior y traía una expresión de lo más desgarradora, como si estuviera a punto de recibir la reprimenda de su vida.

Increíble. El amor de mi vida estaba allí y cada vez que hacía ese tipo de cosas se armaba un desmadre.


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