Masashi conducía un poco preocupado aún, mirando concentrado el camino frente a ellos mientras, a ratos miraba, como su pareja respiraba un poco acelerado, intentando recuperar el ritmo de una respiración más acompasada.
—¿Entonces? —Preguntó Teru haciendo un leve mohín con sus labios, que alcanzó a notar por el espejo retrovisor, el azabache.
—¿Entonces, qué? ¿Qué quieres? —Preguntó con poco ánimo mirando el camino.
—¿Por qué no quieres que sepan? ¿Por qué no me dijeron cuando les pregunté? —Murmulló cruzando sus brazos sobre su propio pecho.
—Teru, es algo de nosotros…—Intentó explicar Kamijo, que desde hace un rato no hablaba nada por el mismo hecho de que se sentía agotado. —No es que no confiemos en ti…— ‘Pero’, pensó Kamijo, ‘eres tan inocente que sueltas todo, como idiota’—Sólo que… —Dijo al final —No queremos que se entere nadie, ya que hace poco empezamos y es difícil para nosotros y…—Apretó un poco la botella entre sus dedos.
—Kamijo, te dije que si no sabías que decir, simplemente no hablaras…—Protestó Masashi y miró a Teru deteniendo el automóvil. —Mira, en palabras fáciles, es algo difícil para ambos y queremos ser reservados porque ambos tenemos un modo de actuar diferente, tú más que nadie lo sabes…—Dijo al tiempo que dejaba escapar un suspiro. —No se lo digas a nadie, no estamos preparados como para que alguien más se entere, será un secreto…
—¿De nosotros cuatro? —Dijo Teru un poco más ilusionado que antes.
—¿Cuatro? Ah, claro, si…Cuatro… Gracias por todo Teru, espero que borres esa foto…—Musitó Masashi y el peliplateado abrió la puerta del automóvil, notando que estaban fuera de su casa.
—Nos vemos, hasta pronto pequeño Kamijo. —Exclamó saliendo animado con una extraña sonrisa en los labios.
—¿Confías en él? —Saltó de la nada Kamijo con esa pregunta, sacando al mayor de sus pensamientos.
—La verdad es como apostarle a una ruleta rusa, más si se trata de él…—Dijo desanimado prendiendo el motor del automóvil.
El trayecto a casa había sido más que callado que de costumbre. Al llegar, Kamijo sacó un par de cosas y fue hasta la cama, dejándose caer en ella mientras el azabache terminaba de descargar las cosas del bebé.
—Todo listo. —Musitó el mayor y se recostó a un lado de Kamijo, el cual, en cuanto había entrado a la casa se había quitado el abrigo, los pantalones y los zapatos, cambiándose por un pantalón de pijama holgado.
—Gracias…—Murmuró abrazando una almohada. Masashi le notó algo distante y suspiró, la verdad no se sentía totalmente gentil ni suave pero tenía en cuenta que el ánimo de Kamijo era cambiante. Le abrazó por la espalda y besó su hombro con cariño mientras le acariciaba el vientre de manera cuidadosa. —¿Está todo bien?
—Solo quiero descansar, no te preocupes…—Murmuró quitando la mano del azabache de su cuerpo.
—Kamijo, sabes que aún tenemos una charla pendiente…—Le aclaró Masashi acariciando su cabello de manera mimosa.
—Ya para con eso, me siento acosado…—Dijo en un tono más prepotente, sentándose en la cama y peinando su cabello con su diestra.
—Deja de actuar así y correrme el tema ¿Quieres? No eres el único cansado acá…—Dijo un tanto exasperado Masashi.
—Lo sé, está bien, ¿De qué quieres hablar?
—Los anillos…—Dijo Masashi y le miro la espalda ya que aún estaba recostado.
—Oh…Eso…—Balbuceó un poco el rubio y se levantó, mirando de manera disimulada por la ventana, en un intento fugaz de relajarse a si mismo. —¿Qué quieres saber?
—Quiero que me cuentes qué pasó y por qué llorabas…—Respondió al tiempo que se sentaba con mayor comodidad en la cama.
—Recordé cosas, solo esto pasa… Yo aún la quiero. —Admitió en tono de voz pesado, acariciando su vientre, sintiéndose otra vez culpable por lo ocurrido. —Tenia ideas, teníamos planes, tú no sabes de eso, fue hace ya mucho, tendríamos hijos y esperanzas que acabaron de la noche a la mañana, tú no sabes lo que es querer tener una familia con alguien y que…—Intentó seguir hablando pero su voz le había traicionado, volviéndose un poco quebradiza, aclaró su garganta—Que de la noche a la mañana ya no puedas y que a pesar del tiempo no se borren esas cosas… Y luego…Lo que pasó ahora, siento que no le cumplí que… No lo sé…—Frotó de sus ojos intentando no dejar escapar algunas lágrimas contenidas.
—¿Solo me quieres por eso? ¿Por el bebé? —Preguntó y es que después de todo, para él. Había sido más que solo una indirecta personal. —Me quedó claro, la amas a ella aún y yo solo soy un extraño que se metió y jodió tu vida, gracias por no decirlo antes y dejar pasar todo este tiempo. —Exclamó Masashi levantándose y caminando hasta la puerta de mala gana.
—A quien se amó una vez, siempre se amara…—Murmuró Kamijo esta vez entre leves lágrimas. —No siempre de la misma forma, pero siempre quedara algo de esa persona en nuestros corazones, algo que nos marque…Como…Yuuichi…Yo sé que ya no la puedo amar de la misma forma, pero tengo miedo de admitir mis sentimientos…Bueno, por ti…—Bajo la mirada y Masashi le miró de reojo, tenía razón en ese modo de pensar, se acercó con cuidado y le abrazó contra su pecho, acariciando sus mejillas cubiertas por las lágrimas.
—Nunca pensé verte llorar, siempre te notabas tan fuerte…—Dijo el azabache acariciando el rostro del rubio.
—Lo soy…—Susurró con voz apagada, sabiendo por sus adentros que en ese momento se sentía totalmente frágil ante todo.
—Lamento sacarte de tus planes príncipe… Pero tienes que admitir que ella no habría querido que estuvieras sufriendo por siempre, todo tiene su tiempo, tal vez ella te enseño muchas cosas, me pone un poco celoso pensar eso…Pero, sabes que te quiero, a ambos… No los dejaré, los apoyaré ; tal vez no seamos lo que tu soñabas, pero intentaré ser mejor y seguro Yuuichi también lo hará, no somos tu sueño…Pero intentaremos ser mucho más que eso…—Le besó con ternura la frente y le estrechó entre sus brazos. Kamijo le abrazó por sobre los hombros, dejando escapar un leve sollozo de sus labios. —Todo estará bien…Lo prometo.
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Había ya pasado un par de días desde esa conversación y para ambos esos días habían sido más que confusos. Kamijo seguía en su pequeño mundo de pensamientos y buscando cada cosa que faltara el bebé mientras Masashi solo intentaba no presionar al rubio con sus emociones y sentimientos.
Faltaban unas horas para la última revisión del médico y Kamijo se sentía inquieto mientras jugaba con el celular entre sus dedos, estaba un poco enojado por haber estado esperando en aquella sala tanto tiempo hasta que por fin fueron llamados.
—Pero mira nada más, que niño más grande. —Exclamó su doctor invitando a Kamijo a sentarse en la camilla correspondiente para de inmediato sacar una huincha para medir y levantar la polera del rubio, midiendo la cintura. —Dios, sí que creció en el último tiempo este pequeño…—Dijo animado—Lo siento, me emocioné un poco, ¿Qué tal todo? —Preguntó anotando el seguimiento en la hoja de vida.
—Pues, todo normal creo…—Murmuró Kamijo acariciando su abultado vientre.
—Mentira, cambia de humor cada cinco minutos, aunque no tiene antojos ni nauseas, solo mareos porque él quiere. —Acusó Masashi de inmediato cruzado de brazos, a lo cual solo el doctor rio de manera cómplice.
—Tranquilo, queda poco tiempo de eso, ahora antes de que la quería madre nos golpee a ambos hagamos la ecografía ¿no? —
—Me dijo madre…—Murmuro Kamijo con voz inundada en ira y mirando con desquite a Takahiro
—Biológicamente eres madre.
—Doc, yo que usted no la arreglo más…—Murmuró un poco asustado ante la reacción de Kamijo que solo miraba a ambos como si deseara matarlos.
—Lo siento Kamijo, pero bueno, cambiando el tema, debo monitorear los latidos del pequeño y si quieres verlo por última vez, podemos ocupar para hacer una ecografía…—Intentó animar y despejar un poco el ambiente.
—Haga lo que quiera. —Dijo en tono arrogante a lo cual Masashi suspiró pesado, odiaba cuando comenzaba a actuar así a pesar de que en ocasiones era tierno, esta vez no.
—Bien—El doctor prendió la máquina y buscó entre las cosas el gel para untar sobre el vientre de Kamijo, el cual de inmediato vio a al azabache y le extendió su mano.
—Tú ven acá, ¿Qué esperas? —Preguntó el rubio en tono de poco amigos.
—Eres una puta diva, deja eso ya. —Dijo Masashi tomando la mano de su pareja y sentándose a un lado mientras el doctor solo daba una pequeña risa.
—Me quieres de igual forma idiota. —Dijo alzando un poco los hombros a lo cual el bajista solo sonrío un poco cabreado y al notar como Kamijo reía de manera suave solo suspiro descansado.
—Veamos. —Murmuró Takahiro intentando romper la extraña manera de dar afecto entre ambos, pasando un par de veces la maquina sobre el vientre de Kamijo hasta encontrar el pulso del bebé. —Pero que niño más vigoroso, seguro salió a su padre, padres… Ustedes…Kamijo. —Intentó aclarar para no ser inoportuno otra vez.
—Se entendió, gracias—Dijo con desagrado Kamijo al tiempo que Masashi besaba su cien en un intento de calmarlo.
—Su mano…—Dijo el doctor enfocando en la pantalla—Su pierna… Su cabeza y miren nada más, su linda cara. —Dijo enfocando y notando perfectamente en la pantalla el rostro del bebé.
—Oh Dios…—Murmuró Kamijo sorprendido, olvidando todo lo anterior y sin querer apretando de emoción la mano del bajista. —Mira, se nota todo tan bien y…—Susurró expandiendo lo que seguro para él desde otro punto de vista era una tonta sonrisa—Masashi, mira, mira, sus ojos… ¿De qué color serán? ¿Cómo será? —Preguntó ilusionado.
Masashi le miró con una leve sonrisa, recordando lo que había discutido hace días, ahora ya no importaba mucho, pero estaba seguro de que, de ahí en adelante, daría muchas cosas para ver esa sonrisa todos los días y no aquellas lágrimas.