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Forced Love por Maachaan

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Notas del capitulo:

Bien, soy la otra autora ._. y casi no recuerdo como se usaba esta plataforma. 

Lamentamos la tardanza del capítulo ;-; Esperamos que les guste.

Kamijo se encontraba sentado frente a su piano en la sala, tocaba algunos acordes al azar, creando una melodía sencilla, pero improvisada, intentaba distraerse ya que desde el día anterior aquella sensación extraña hacia el pastel que había visto en la vitrina de esa pastelería se había intensificado.
—Joder, ¿Desde cuándo empecé a sentirme así? —Se dijo a si mismo cabreado, dejando caer pesadamente las manos sobre las teclas del piano causando un ruido estruendoso, se quedó así unos momentos para luego levantarse hastiado —Odio esto— Continuó con su momento de intolerancia a sí mismo, caminó hacia la cocina para ver si ahí encontraba algo que supliese la ansiedad que traía encima pero su camino se vio interrumpido por la presencia de su cajetilla de cigarrillos.
Sin pensarlo cogió uno y lo encendió lo llevaba directo a sus labios cuando una fuerza superior a él le hizo detenerse — ¿Qué mierda estoy haciendo? — Musitó soltando un suspiro, dejando el cigarro sobre el cenicero, sin preocuparse del todo en apagarlo, para evitar las tentaciones tomó la cajetilla y muy a su pesar la arrojó a la basura, sin saber qué hacer se fue a living a tumbarse un rato a sofá—.
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Había pasado ya un rato desde aquel último evento, el rubio se encontraba aún en el sofá una mano se encontraba sobre su abdomen y el antebrazo de la otra sobre sus ojos, estaba un poco más relajado, pero no sabía cuánto le duraría, su humor estaba desfavorablemente inestable.
El sonido un tanto insistente del timbre le hizo volver a la realidad, incorporándose y caminando hacia la puerta, quien estaba tras ella era Masashi.

— ¿Tú?, Qué…¿Qué haces acá? —Cuestionó el vocal sin entender bien qué hacía el otro ahí parado.

— Te traje algo— Masashi mostró una pequeña caja entre sus manos, ingresó a la casa mucho antes de que el rubio le invitara y dejo el pequeño paquete sobre la mesa.

— ¿Qué es? —Preguntó curioso hurgando en la caja, que contenía un pequeño pastel de merengue. Al verlo su mirada se iluminó casi de inmediato, podía sentir algo dentro de sí removerse y sin poder evitarlo pasó un dedo por la cobertura llevándolo posteriormente a su boca.

 

—No debiste era solo un antojo vano —Dijo repitiendo nuevamente la misma acción de hacía un rato, Masashi como pudo evito una risa al mirar las acciones poco pensadas de Kamijo—

—Claro...como di…—Aquella frase quedó en el aire cuando su mirada se posó sin querer en el cenicero, notando como un olor a humo se percibía levemente en la habitación. Sin controlar la molestia en su tono de voz preguntó — ¿Has fumado? ¿Pero en qué rayos piensas?

El rubio le miró sorprendido y tragando áspero, algo molesto y más que nada dolido por la deducción errónea y apresurada del azabache.

—No, no fumé… solo… lo encendí  —Se excusó sincero y de forma rápida mirando al alto.

— ¿Por qué debería creer en ti? —Preguntó Masashi fríamente. Kamijo le miró sorprendido y su mente se abrió a las dudas nuevamente, ¿Cómo podía tratarlo tan bien y luego de esa forma tan dura?, bajó su mirada y sonrío amargamente.

— ¿Por qué deberías hacerlo? —Llevó su mano a su vientre, había perdido todo apetito, acarició un poco este con ternura —Porque yo sé que debo cuidarle, sé que tengo que ser fuerte por él— Murmuró un poco quebrado, le dolía que no le creyeran.


—Oye, ya vete —Aclaró un poco su voz dejando de lado definitivamente el pastel mirando triste al más alto —Si no crees que puedo cuidarme a mí ni a él, estás equivocado y no me conoces —Dijo firme, parándose erguido y caminando hasta la puerta abriéndola para el otro, Masashi miró la espalda del contrario y lo abrazó, cerrando con una mano la puerta y con la otra rodeando su cuerpo, el más bajo luchaba interiormente para no derrumbarse ante él—

—Confío en ti, eres un buen líder, pero me preocupas, me preocupan —Susurró contra su oído, provocando un escalofrío en el cuerpo bajo si—

— ¡Ya vete!... —Exclamó un poco molesto por cómo se comportaba el bajista — ¡Me se cuidar solo y estaré bien! —Intentó zafarse sin éxito, el otro tenía considerablemente más fuerza que él, terminó apoyando ambos brazos en la puerta derrotado — ¡No sé por qué te preocupas!...F-fue mi culpa, fue mi actitud la que gatilló a esto —Dijo lo último con la voz quebrada mientras finas lágrimas caían por sus mejillas perdiendo su batalla interna. Masashi, al notarlo lo volteó rápido y secó las lágrimas con sus pulgares.

 
—Culpa de quien sea ahora no importa, no llores... —Pidió el azabache en tono amable—

— ¿Por qué no? —Musitó el rubio cubriéndose el rostro con su flequillo ocultando que estaba cubierto de lágrimas, como odiaba perder el control de sus emociones tan fácilmente—

 

—Porque no permitiré que la persona que me gusta llore por mi culpa—Dijo con seguridad—

 

Kamijo alzó la mirada, incrédulo, sorprendido, empujando un poco el pecho de Masashi lejos de sí, pero solo consiguió que este le abrazara más fuerte.


—Deja de decir idioteces —Pidió el otro nuevamente con la mirada baja—

—No son idioteces ¿Por qué crees que te bese frente a You-sama? ¿Por qué crees que me tome esa libertad? Además, tú correspondiste, Te gusto ¿No es así? —El contrario reprimió una risa—

—Te quieres mucho... solo estoy confundido—

—Si me respondes a este beso, quieras o no, lo tomare como que te gusto— Afirmó tomando el mentón del cantante—

— ¿Que hac…?—No termino de hablar, solo sintió su espalda apoyada contra la puerta, el brazo fuerte de Masashi rodeando su cuerpo de forma gentil y sus labios unidos.
Quería negarse, pero su cuerpo y su instinto le vencieron por completo, movió sus labios cerrando los ojos, dejando que la presión en su pecho aumentara—

Sus miradas se conectaron de forma instantánea, sus labios húmedos producto del beso, se unían acompasados repetidas veces.

— ¿Y bien? —Preguntó Masashi dando besos cortos al rubio, manteniendo sus frentes unidas, con la respiración un poco agitada—

—Estoy con...fundido —Susurró uniendo de igual modo sus labios con los del bajista, mordiendo su labio inferior y gustando de tenerlo entre sus dientes, ejerciendo presión en su labio—


—Puedo aclarar tus ideas —Musitó Masashi con un deje de lujuria en su voz, dejándose llevar por su cuerpo, dando rienda suelta a sus acciones.

 

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Ambos sostenían el cuerpo del contrario, entre besos y caricias aceleradas. No se dieron tiempo para pensar; solo su instinto guiaba sus más reprimidos deseos. A a empujones y tropiezos llegaron al cuarto dejando regada su ropa por el pasillo, Masashi recostó a Kamijo sobre la cama besando su cuello y parte de su mentón.

Kamijo abrió amplio los ojos al darse cuenta de que Masashi estaba sobre él, le empujó y se sentó en la cama sintiéndose nervioso e incómodo. El moreno se dio cuenta de la posición en que se encontraba Kamijo, su lenguaje corporal era más que claro.


—Seré cuidadoso, lo prometo —Susurró Masashi  acariciando una mejilla del rubio limpiando los últimos rastros de lágrimas que en ella se encontraban—


—Tú no confías en mí, ¿Por qué yo debería confiar en ti? —


—Confío en ti, pero solo quiero lo mejor para ustedes, olvida lo que ocurrió antes y solo… déjate llevar, seré lo más cuidadoso posible —Kamijo estaba más que tenso, aun así su cuerpo exigía atenciones; estaba más bien aterrado por como las cosas empezaban a surgir, no era que no quisiera, sino todo lo contrario, pero tenía miedo. Resolvío confiar en Masashi, se abrazó contra el pecho del azabache escondiendo su rostro en la unión de su cuello y hombro —seré cuidadoso—repitió este. El rubio se rindió al deseo y enrolló sus piernas a la cadera de Masashi, comenzado un roce entre sus miembros; Masashi le miró sorprendido y reprimió un jadeo que amenazaba con salir de sus labios.
Kamijo soltó el agarre de sus brazos cuando las manos del azabache comenzaron a recorrer su torso y muslos, provocando espasmos en su cuerpo. El calor entre sus cuerpos aumentaba considerablemente, al igual que la excitación, sus besos se marcaban en la piel pálida de su ahora amante, la ropa carecía de importancia y la vergüenza solo era una leve e insignificante palabra carente de sentido, sus cuerpos perlados por el sudor, sus besos llenos de deseo del otro, sus jadeos y gemidos rebotaban en la amplia habitación provocando un ambiente casi ideal para su acontecimiento.


Los dedos de Masashi tomaron el miembro del rubio dando un suave masaje, sonrió descaradamente cuando Kamijo comenzó a retorcerse de placer entre sus manos, con la yema de sus dedos acaricio su glande provocando que el vocal curvara su espalda de forma brusca bajo si, dejando escapar un irreprimible gemido.

Con su mirada Masashi recorrió la habitación en busca de algo que sirviera como lubricante, al encontrarlo se levantó y fue hasta el tocador de Kamijo de donde tomó el aceite para masaje, el rubio frunció el ceño, iba a protestar cuando nuevamente sus labios fueron presa de los de bajista, este había aprovechado el trayecto para untar sus dedos de aceite y acariciar el muslo del rubio, buscando su entrada.

 Kamijo corto el beso de forma abrupta soltando un jadeo al sentir un dedo del bajista introducirse en su cuerpo, de forma lenta y parsimoniosa, el azabache daba suaves besos por sobre el cuerpo del vocal intentando hacerle olvidar la sensación de sus dedos dentro de su cuerpo, fue dilatando poco a poco hasta que tres dígitos se encontraban dentro, las mejillas del rubio estaban adornadas por un carmín fuerte, de sus labios entreabiertos y húmedos de donde salían quejidos y gemidos, Masashi se sentó en la cama y atrajo a Kamijo a su cuerpo, sentándolo a horcajadas sobre sus muslos. El vocal le abrazó por el cuello apoyando su frente contra la de Masashi y mirando sus ojos, el azabache tomo su miembro, rozando su glande contra la entrada de del rubio, este tomo aire y bajo un poco sus caderas auto-penetrándose, Masashi le sostuvo con delicadeza, lentamente fue bajando hasta tener todo el miembro del pelinegro en su cuerpo.
La respiración del azabache era totalmente irregular, podía sentir como el cuerpo de Kamijo sufría leves espasmos, apretando su miembro de forma placentera, haciéndolo soñar con moverse de forma ágil dentro suyo, pero no podía hacerlo aún, sabía que Kamijo hacía lo posible para relajarse, más que nada por eso había optado por la posición.

El rubio comenzó con un lento vaivén de caderas, provocando que Masashi en un impulso de placer le tomara fuertemente de las caderas tumbándolo en la cama comenzando a arremeter con mayor fuerza.

— ¡Ma...Masashi!...¡Haa! —Gritó en una mezcla de placer y dolor, apretando las sábanas blancas entre sus dedos — ¡Pa~ra! —Su cuerpo estaba reaccionando más que rápido, Masashi se detuvo y miro el rostro pálido de Kamijo, aún adornado por el carmín fuerte, su pecho subía y bajaba una y otra vez totalmente acelerado. Sus piernas se removían al igual que sus brazos, su abdomen se contraía en espasmos; todo su cuerpo estaba cubierto por una delgada capa de sudor.

Al bajista le excitaba de sobremanera la imagen del rubio; se sentía frustrado y terminaría igual si no se movía pronto, cerró los ojos tomando aire, controlando sus impulsos solo por unos segundos más.
Kamijo entreabrió los ojos mirando como el cabello del pelinegro se pegaba a su cuerpo húmedo, sus ojos cerrados con una clara mueca entre sus labios, sonrió por unos segundos solo hasta que un nuevo espasmo de placer recorrió su cuerpo; abrazó a Masashi con las piernas y comenzó él mismo un nuevo vaivén contra las caderas el azabache, este abrió los ojos solo para besar los dulces labios del más bajo y comenzar con un ritmo más decidido.
Era gratificante, casi sentirse en el nirvana tener a quien quería de esa forma tan íntima, por un tiempo ambos gemían a todo lo que sus pulmones podían, estaban solos; qué más daba; palabras totalmente carentes de coherencia se unían en el aire, maldiciones, pedidos, gimoteos, solo cosas que se olvidarían, sus cuerpos casi al borde, en el límite, prácticamente el clímax.
— ¡Ma...Masa-Masaaashi! —Vociferó el rubio curvando su espalda sucumbiendo al orgasmo corriéndose en la mano del azabache. Masashi le tomó de la cadera con ambas manos, moviéndose por un corto período de tiempo hasta correrse dentro del rubio.

Al sentir el líquido caliente dentro de su cuerpo tragó grueso, de golpe todas las cosas que había intentado olvidar se volvieron contra de sí. ¿No había usado condón? ¿Eso importaba ahora? ¿Y el bebé? ¿Por qué lo había permitido?
Masashi se dio cuenta y con cuidado salió del frágil cuerpo de Kamijo, este gimoteó ante la sensación.

El bajista se acomodó de tal modo que dejo a Kamijo entre sus piernas y le abrazó la espalda, acariciando su cabello.

— ¿Estas bien? —Susurró contra su oído cubriendo ambos cuerpos con las frazadas
—Si te refieres a mi cuerpo...creo que si —Murmuró con voz agotada y se acurrucó un poco entre los brazos de Masashi—
—Te quiero— Besó su mejilla —No me respondas, ahora solo descansa—

Notas finales:

¿Si les gustó? ¡Espero! ¡Saludos!


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