Capitulo 10: Navidad (Parte 2)
El director de la escuela de magia y hechicería estaba devorando su decimo dulce de limón cuando un pequeño elfo domestico le interumpió.
-Señor Albus Dumbledore, Coal le trae una carta de parte de la ama Elizabeth - el elfo le paso la carta en sus manos y desapareció sin dejar que el viejo mago pudiera preguntar algo.
-Una carta de Elizabeth...será mejor leerla lo más pronto posible - tomo el abre cartas y abrió la carta con sumo cuidado, la letra era fina y delicada pero se notaba que estaba hecha a la rápida.
Querido profesor Dumbledore:
Es de mi agrado contarle que mi estancia en la mansión Riddle me ha ayudado vastante a controlar mis poderes, mi relación con mi padre ha ido mejorando, veo un gran cambio en su persona, no tan solo en lo psicológico si no también en lo físico. Anque mis días son monótonos y repetitivos me agrada el tener a alguien que se preocupe por mi y que lo demuestre, he tenido ciertas dificultades para seguir con mis misiones en esta época pero nada que no se pueda solucionar. ¿Sabe? a veces me pregunto si hago bien en estar al lado de Tom y no con mi madre, pero junto a él se encuentran todas esas personas que algunas ves o mejor dicho en un futuro me dañaran, es dificil creer que... bueno es dificil olvidar lo que te marca.
Con respecto a la orden me mantengo en una posición inestable pero siempre estaré ahí para prestar ayuda, si necesita alguna información que le pueda servir y a la orden para mí sería muy grato dárselas. En los próximos días, lo mas posible que después de las fiestas tenga que cumplir una misión para el Lord: Debo ir a hablar con los vampiros, ellos han tenido un fuerte deseo de unirse a nuestro lado pero aun se sienten algo temerosos, mi trabajo es ir a convencerlos de unírsenos y que peleen con nosotros en la batalla final. Me despido con muchos deseos de verlo y que pase unas muy buenas fiestas.
Elizabeth A.S.P. Riddle.
PD: Tom ha insistido que utilicé su apellido, aunque no me a incitado a que cambie el apellido Snape.
El director releyó varias veces el escrito, pero siempre muy impresionado con la nota final.
-Elizabeth Riddle, no suena tan mal después de todo...-con mucho ánimo tomo un pergamino, una pluma y tinta se puso a redactar una carta, luego se la paso a su fénix, le dijo para quien era y que tuviera mucho cuidado al enviarla.
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Varias horas de sueño fueron interrumpidas por el dulce canto de un ave, la chica se levanto y pudo ver como en una ventana había posado un fénix, del color del fuego, que cantaba para llamar su atención, la joven comprendió de inmediato de quien era la carta que el ave llevaba junto a ella.
-¿Has tenido un buen viaje Fawkes?-le pregunto la joven acariciando su pico, el ave negó con su cabeza y le mostro su ala rota, la chica entro en un pánico generalizado pero el fénix solamente comenzó a llorar sobre su ala y luego de unos minutos ya estaba completamente sanada.
-Esos malditos mortifagos...¿sabes Fawkes? eres realmente sorprendente- el ave sonrió, o eso le pareció ver a la hechicera quien tomo el sobre mientras el fénix emprendía el vuelo, Eli solo se limito a sonreír y a decir para ella misma.
-Los Fénix realmente son criaturas admirables- tomo la carta, la abrió y con mucho cuidado leyó con fervor su contenido.
Querida Elizabeth:
No sabes cómo me alegra recibir tu carta, me satisface saber que has progresado mucho en tu entrenamiento, lamento mucho que tengas algunas dificultades pero como sabrás no siempre se consiguen las cosas del modo que nosotros pensamos. Me complace saber que Tom está teniendo un cambio, y que también que tu te sientas contenta en su compañía, me gustaría que recordases que jamás te he pedido que me entregues información que no quieras, si es tu deseo compartir esa información conmigo o con la orden será mera decisión tuya. Mi carta es breve pero no puedo comentar más, como creo que ya sabrás tus padres han mejorado en su relación, las cosas en la orden y en Hogwarts van como siempre.
Me entretiene la idea de que utilices el apellido de Tom, ya que a este jamás le gusto. Se despide, sin nada más que agregar,
Albus Dumbledore.
No se había fijado pero realmente extrañaba la compañía de sus seres queridos, esa necesidad que tiene el alma de juntarse con los que uno estima. No importaba lo que hubiesen hecho, ella los extrañaba, sus risas, sus penas, todos esos momentos que paso con ellos, nunca se olvidarían...ahora volvía la incertidumbre de todos los días, ¿Estará bien todo lo que estoy haciendo?.
Su mente le jugaba malas pasadas por esto, le hacía recordar los buenos días y todo lo que dejo atrás, ¿por qué sintió mucha rabia e impotencia aquel día? si, todo se remontaba a ese día en especial, pero ¿por qué se acordaba de todo esto ahora? ¿sería por la carta de Dumbledore o por la discusión con su padre? ¿o ya no quería seguir, así? detener todo y volver al momento que todo esto se desencadeno.
¿Pero no estaba ya en esos momentos, no estaba ya en el centro de todo, en el núcleo de sus penas y angustias? Tenía miedo, miedo de hacer algo tonto, algo que pudiese cambiarlo todo y que no se pudiera reparar, era solo esperar y ver como todo volvía a pasar exactamente igual. ¿Cuántas veces ya se había preguntado lo mismo y seguía igual?
-¿Estará bien todo lo que estoy haciendo?..¿Todo?...Todo...-la chica debía tomar una decisión, debía elegir, entre Tom o sus Padres...pero Tom también era un padre para ella, lo es, es su padre...
-Mi padre...pero...no siento que fuera así...-la consentía, la cuidaba y protegía, le enseñaba, le guiaba. Solo Severus la había visto crecer, el había sido quien cuido de ella cuando era pequeña, fue él que le hacía reconfortase y saber que no debía tener miedo...Aquella noche, aquella noche fue cuando todo ese cariño se esfumo, y solo quedo un vacio en su ser, el recuerdo de su querido padre se había ido y él mismo lo había hecho...
-¿Porque...porque...si él me decía que yo era su hija...era su pequeña...tanto odio le tienes a el Señor Tenebroso, Severus, tanto odio le tienes que le hayas hecho eso a tu única hija?...-Se toco algo temerosa su brazo derecho, ahí sintió esa marca, todo su brazo hasta su codo lo tenía, una cicatriz, era profunda y no había sanado por completo, se había hecho con magia oscura...
-¡Elizabeth! ¿Qué estás haciendo? Sabes que si te tocas más se te abrirá, tienes que ser paciente, solo el veneno de vampiro te podrá curar del todo, debes tener paciencia, solo debes ser paciente...-ahí, el único ser hasta el momento, a excepción de Dumbledore, que le daba conforte, mimos y amor, aquel de quien dudo preguntándose si era su padre; él era a quien quería llamar padre, él no se avergonzaba y temía de lo que ella era, con él ella estaba segura.
Tom la miraba preocupado, era la primera vez que se tocaba la cicatriz desde que le conto de ella.
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Por fin, si por fin era el día, hoy se irían del castillo para ir a casa de Severus a pasar navidad, solo faltaba una semana, tenía nervios, sentía que el estomago se le revolvía, mariposas volaban porque tenían deseos de escapar de esa pequeña prisión. Estaba tan mareado que sus amigos notaron eso en el chico y se preocuparon bastante.
-Harry...¿seguro que todo anda bien?-le dijo su amiga cuando lo vio sentado en el sillón de la sala común.
-¿Por...que preguntas?
-Bueno es solo que andas algo raro, como si estuvieras nervioso.
-Sí, estoy un poco nervioso, es que jamás había pasado tanto tiempo junto a Severus y...y estoy algo nervioso, si nervioso-Harry se oculto entre sus rodillas y su mejor amiga comenzó a reír de la forma en que el joven mago se comportaba por la situación.
-Saben creo que ya es hora que bajemos a desayunar, tengo mucha hambre, ¿vienen?-dijo Ron que en lo único que pensaba era en poder comer un delicioso desayuno junto a sus dos mejores amigos.
-Claro, yo voy...¿Harry, tu también vienes?
-No...mejor vayan ustedes, no tengo hambre, además aun no empaco.-dijo ya más calmado el mago.
Sus amigos abandonaron la sala común dejándolo solo, subió a su cuarto, cuando llego vio a un elfo; ha este no lo conocía, no era Dobby, era un poco más bajo y sus orejas eran más pequeñas, este se asusto al ver al mago pero intento calmarse.
Harry noto que el elfo, había ordenado sus cosas pero se veía muy temeroso frente a su presencia, como si le tuviera miedo, estaba decidido a decirle que él no era un mala persona y que si tenía algo que decirle que lo hiciera pero el elfo se le adelanto.
-Señor, Harry Potter, han mandado a Coal para decirle unas cosas...
-Hola, Coal, si quieres puedes sentarte, no me molesta.-el chico se sentó en su cama y el elfo solo se quedo enfrente de él mirándole aun con miedo.
-La ama tenía razón, es usted una muy buena persona. Ella me mando para que le dijera cosas importantes.
-¿Y cuáles son esas cosas importantes Coal?
-La ama le desea unas muy felices fiestas, que cuando tenga la oportunidad de ir a verle lo hará con gusto, que se cuide, que no olvide que ella lo quiere y que no se preocupe que ella está bien y que nada le hace falta, también dijo que cuando ella vaya a verle, hablaran con más calma.
-Coal, ¿te puedo hacer una pregunta?
-Claro señor Harry, lo que quiera preguntar Coal se lo responderá.
-Gracias y no me digas “señor”, no me gusta ¿Coal quien es tu ama?.
-Mi ama es la Señorita Elizabeth, seño...Harry
-¡Es Elizabeth! ¿pero que ella no se había ido?
-Sí, pero no a su tiempo sino que a otra parte.
-Ya veo, ¡eso es fantástico! Coal, necesito que me digas donde se encuentra Eli.
-Lo siento, pero la ama le ha prohibido a Coal que le diga a usted donde se encuentra ella ahora.
-Ya, ya veo...Coal, tu ¿no sabes cuando ella vendrá a verme?
-Sí señor, ha perdón, ella vendrá el día después de navidad.
-Muy bien, gracias Coal ¿no tienes nada más que decirme?
-No Seño...no Harry, no tengo nada más que decirle.-el elfo hizo una pequeña reverencia y desapareció del lugar.
Harry estaba realmente feliz, su querida hija estaba bien y aun no se iba, aun podría disculparse con ella. Ahora estaba más tranquilo, ya no sentía tantos nervios, estaba más ansioso que nervioso así que sin pensarlo dos veces bajo a tomar desayuno, le había bajado el hambre y también quería compartir este tiempo con sus amigos.
Al terminar el desayuno, Harry ya les había contado lo de Elizabeth a sus amigos, estaban realmente contentos con la noticia, ya que ahora él podría disculparse e intentar reconciliarse con ella. Los 3 subieron a buscar sus cosas, bajaron conversando sobre lo que harían en la vacaciones, Ron dijo que las pasaría en casa con sus hermanos y a lo mejor con algunos primos, Hermione también las pasaría con su familia, y Harry estaría tres semanas solamente con Severus, en su casa, solo los dos.
Cuando llegaron al pasillo que conducía a las mazmorras, se despidieron, Ron y Hermione continuaron hacia la entrada principal y Harry bajo y camino por las escaleras y pasillos, noto que ya no habían estudiantes por esa parte del castillo, ni siquiera algún Slythering. Al llegar al despacho de Severus toco la puerta, este le abrió de inmediato, le ayudo a entrar sus cosas.
-¿Estás listo para irte?-preguntó Severus cuando cerró la puerta.
-Claro, ya estoy listo-menciono el chico mostrando una gran sonrisa. Tomo sus cosas al igual que el profesor de pociones, este acciono la chimenea, le indico al muchacho como debía hacerlo.
-Debes decir Severus mansion (el nombre que esta en cursiva esta en ingles).-el chico asintió, se metió dentro de la chimenea y dijo el nombre del lugar, y fue llevado hasta ese lugar.
Era amplia, la casa, bueno la mansion, el salón principal perecía muggle, con un gran candelabro, alfombras, relojes, muebles, plantas, cuadros, era acogedor. El chico salió de la chimenea asombrado, luego salió Severus con el resto del equipaje.
-Bienvenido a Severus mansion, Harry