.:Don´t say goodbye:.
<> Fue lo que pensé al ver estallar el tren frente a mis ojos, aquel tren en el que te deberías de encontrar, solo pude morderme los labios con desesperación rogando que te encontraras bien. Solo pedí mi espada a Moriya, si no te podía salvar, al menos te iba a vengar. Azusa y tú Klaus, posiblemente muertos por mi causa, por mi orgullo y por mi estúpida “pureza”, jamás debí permitirte estar en esta misión suicida si apenas te recomponías de tus heridas causadas por mí, por ser mi caballero.
<> Es otro pensamiento que cruza mi mente, ver mi nación en riesgo, eso no lo puedo permitir. Todos estos soldados que darían la vida por mí, no puedo defraudarlos, no puedo dejarlos, ¡No!. Si voy a morir, será como el general, como el Praefectus Sinistrus que soy.
Nuestro Ferdinand sale a trote… dicto las ordenes y me escucho decir
-FUEGO
La segunda explosión, ordenada por mí, es la que más duele, pero no… este no es el momento, no puedo el permitirme doblegarme por mis sentimientos en esta situación. Cuando por fin se detiene a un lado de la vía, es cuando subo dispuesto a acabar con todo. Sé que mi rostro no expresa nada, pero el solo hecho de ver al causante de todo esto, no hace más que hervirme la sangre, por su culpa… por su culpa.
Desenvaino mi espada, quedamos frente a frente, su pistola detuvo el curso de mi espada justo frente a nuestros rostros y posa su asquerosa mano enguantada en mi barbilla… eso es todo, Klaus es el único, ¡KLAUS ES EL UNICO QUE PUEDE TOCARME!. El ataque comienza para acabar rápidamente con el filo de mi cuchilla en la palma de su mano <<¿A ver si así te dan ganas de volverme a tocar bastardo?>> . Sus gritos de dolor no son nada comparados con los gritos de tortura de mi corazón. Pero ahí está, la mente brillante de este macabro plan, enfundada en su abrigo de piel. Extraigo mi espada y me acerco a ella, mis pasos veloces se me antojan lentos, demasiado para mi gusto y antes de atravesar su pecho algo me detiene…
<<Da… Date>> el detuvo con su mano la travesía de mi arma. Mi expresión es de asombro e impotencia, no por ver sangrando a mi compañero, ni por no lograr mi cometido, sino por no poder cumplir la promesa que le hice a Klaus, vengar su muerte con mis propias manos. Date me hace bajar la espada, mi mirada se vuelve triste al escucharlo nombrar a Klaus y Azusa, así que tomo mi espada y la devuelvo a su vaina, pero cuando estaba a punto de marcharme, algo hizo que girara intrigado.
-soy Theodora duquesa de Eurote y quisiera pedir asilo político…
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El camino es eterno, al menos para mí, el rio, el lugar en donde encontraron… donde los encontraron, <<Klaus, Klaus, Azusa y Klaus, por favor, por favor>> corro todo lo que mis piernas pueden dar, me dirijo hacia donde se encuentra uno de los dos, me escucho sobre todos preguntando
-¿Están bien?
Escucho que me responden que está bien, pero aun así me acerco a cerciorarme de que sea verdad, que no he perdido otro hombre en el campo de batalla, un amigo de mi infancia. Aun débil susurra algo importante para mí.
-el, el capitán…
Observo hacia el otro extremo.
<<NO, NO, NO, KLAUS NO>> Mi guardián de los ojos dorados yace inmóvil, tendido en el suelo, rodeado, sin que le presten ayuda
-¡KLAUS!- trato de llegar su lado, me detienen a los pocos centímetros
-¡No debe tocar su cuerpo!
<> cómo puedo me deshago del agarre
-¡Klaus!, ¡Klaus!- grito su nombre mientras me arrodillo para colocar su cabeza en mi regazo y acaricio su rostro con delicadeza.
Uno nuestros labios, una y otra vez, intentando con mi aliento devolverle la vida… y pensar que la primera vez que nuestros labios están unidos mientras otros nos ven es cuando intento traer de vuelta a mi lado a mi amado caballero. Lagrimas de dolor comienzan a brotar de mis ojos.
-Taki-sama él ya esta mu… -NO, no intenten quitarme mi esperanza
-¡Cállate!- bramo con todo el dolor de mi corazón, como si fuese un animal herido ¿Qué no entienden que te necesito Klaus?, ¿Qué no entienden que a mí no me interesa si esto es puro o impuro? ¿Si es bueno o malo?, solo sé que te quiero a mi lado. No dejare que mueras, no quiero que mueras… ellos no entienden Klaus.
Mas lagrimas, cada vez más dolorosas, mas llenas de este vacío que siento, fundiéndose en tu rostro que me quiere decir que descansas, como si estuvieras dormido. Pequeños gemidos que se escapan de mis labios, gemidos de desesperación, NO KLAUS, NO TE PUEDES IR, NO ME DIGAS ADIOS, POR FAVOR REGRESA, REGRESA A MI… no me dejes solo, no por favor… no quiero, ¡NO QUIERO…!
<>
Sus hermosos ojos dorados se posan sobre mí, perezosos, mientras que por su rostro corren mis amargas lágrimas, quiero abrazarlo, pero solo digo:
-Bienvenido a casa-
Aprieto su camisa con mi mano, justo donde están esas marcas de sangre… de su sangre, y el posa su mano en mi cabello y cara, como diciendo “Aquí estoy”, escondo mi rostro junto al suyo, <<Estás en tu hogar, entre mis brazos>>.
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