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Cotard por Takaptilia

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Notas del fanfic:


Es bastante corto, muy corto. Un mero capricho.




Prólogo




Caminó con una dirección fija en mente.
Las escasas luces del alumbrado eléctrico eran su única guía por las solitarias calles que simplemente eran llenadas por vehículos con dirección que el desconocía.

Había decidido mandar a la mierda todo lo que alguna vez se creyó atado.

Había sido un día extenuante en lo que recordaba de sus escasos pasos en aquel mundo que conocía.

La brisa impactó su rostro y simplemente agachó la mirada buscando cobijo en el cuello de su chaqueta de cuero. Suspiró al notar que no llegaría hacia el destino en poco tiempo y se detuvo en una esquina esperando transporte. Por esas horas podía encontrar, a lo menos, un taxi vacío.

Mientras esperaba, bajo un poste de luz, se dedicó a pensar vagamente en todos aquellos que había visitado en el día para cortar lazos. Los primeros nombres en tachar de su lista mental fueron los escasos amigos que poseía. Repitiendo incesantemente el discurso que había sido escrito y memorizado con anticipación para ese mismo día.

La última persona que vio prudente en terminar su existencia definitivamente fue su mejor amigo que, a pesar de la poca cercanía debido a los diversos episodios que habían comenzado a tomar protagónico en tan poco tiempo, aun lo concideraba de esta manera.

Se sentía desorientado y abandonado por aquellos que alguna vez consideró “de confianza”
No odiaba a algo o alguien en específico. Simplemente odiaba a cada cosa y persona que existía en aquel reducido espacio que compartía llamado “mundo”


Tras unos incesantes minutos en soledad y con los escalofríos producto de la fría brisa de la madrugada un vehículo piadoso se detuvo apenas levantó ligeramente la mano.

Se subió acomodándose en el asiento trasero y cerró la puerta, no sin antes mostrar un último gesto de cordialidad hacia quien odiaba aun sin conocer; el conductor del taxi.

El hombre de no más de 40 años le saludó con un gesto de cabeza y emprendió el viaje ya establecido por el número que poseía su vehiculo.


Observó las calles pasar con prudente velocidad y memorizó el recorrido que daría por última vez al lugar que sería el último en visitar.

Comenzaba a sentir asco de sí mismo por su cobardía, pero dentro de su egoísmo narcisista estaba convencido que estaba bien. Todo estaba perfecto.


El conductor se limitó a preguntar el destino, por si debía cambiar de camino, que amablemente haría si es que su pasajero lo desease, era el último viaje que realizaría en la noche, por lo que estaba con un buen humor.

Indicó vagamente hacia la calle a la cual se dirigía y el conductor esbozó una sonrisa al notar que no debía salirse de su recorrido. Agradeció su suerte.

Aproximadamente a la media hora se vio parando en una esquina y el joven salió del vehículo no antes recibir un último buen deseo -Que tenga una buena noche- y cerrando la puerta el taxi partió, perdiéndose entre las luces de los distintos semáforos que adornaban la calle.


Suspiró y emprendió la marcha por seis cuadras aproximadamente y una vez que se detuvo frente a la casa, toco el timbre.

Como era de esperarse no recibiría bienvenida rápidamente. Su reloj de muñeca marcaba las tres y media de la madrugada, hora no prudente para recibir visitas.

Tras la insistencia del timbre la puerta se abrió con recelo, solo para abrirse al final completamente.

Frente a él la imagen de un joven más alto con claros signos de haber despertado de brusca manera.


“¿Ruki?” Parpadeó no creyéndose el encontrarse al joven frente a él.

“Siento la hora, pero no pude “ Y enmudeció abruptamente. Apretó sus labios hasta dejar una fina línea y esbozó un suspiro de frustración. Reita le observaba desde la puerta, confundido.

“Hombre ¿Que sucede?” Preguntó con claros signos de encontrarse perdido ante la situación de la cual se le imponía.

“¿Puedo dormir esta noche aquí?" Le sonrió con falsa asertividad y se encogió de hombros con despreocupación, girando el cuerpo hacia la derecha, observando la vacía y tenue calle.

“Pasa" No entendió muy bien de que iba todo. Pero si Ruki se encontraba frente a él en aquellas horas era algo grave.


El castaño entró a la casa bajo la mirada confundida del alto y tras sacarse los zapatos se encontró mas cómodo,  siento rodeado por un leve calor natural del hogar.


“Perdón las horas. Pero no quería volver” Reita enmarcó cejas cruzándose de brazos y dedujo que al parecer Ruki había estado vagando todo el día.

El rubio no dijo nada y en silencio fue en busca de una frazada. Ruki se sentó en el sofá del living y se quitó la chaqueta. A los segundos Reita volvió con una manta oscura y se la entregó.


“Preguntaré mañana, ahora ando demasiado atontado como para formular preguntas complicadas” Y dicho esto volvió a su habitación, no sin antes dirigirle una última mirada con desconfianza. Algo no estaba bien con Ruki, aquello era visible.


A la mañana siguiente el castaño despertó un poco más recompuesto y reparo en que Reita se encontraba de pie y preparando el desayuno. Se irguió, peinó su cabello con sus dedos y se mantuvo con ambos brazos sobre sus piernas.

A los minutos entró Reita, ya cambiado con cómoda ropa.


“¿Qué paso anoche? “ Nuevamente se cruzaba de brazos y le miraba fijamente.

“Acabaré con todo” Murmuró pensativo y el alto negó en silencio.

La depresión de Ruki, nuevamente atacaba la maldita depresión.

Años atrás, bastantes años atrás le conoció por medio de su mejor amigo, Shima. Ruki era un adolecente algo callado e introvertido al principio, pero en cuanto ganó la confianza de aquel pequeño grupito resultó ser un hablador hasta por los codos. Se habían mantenido en contacto bastante tiempo. No necesariamente por llamadas, pero si en juntas esporádicas que Shima lograba concretar debido a que estudiaban en escuelas diferentes. Era aquí porque Ruki al principio resultaba ser exasperante con su papel de “victima”, le recordaba de esta manera debido a que siempre se sentía un animal sin sentimientos a su lado. Siempre lastimando con algún comentario a la “victima” de Ruki.

Ahora, volvía a concentrarse en el pequeño hombre de 26 años de enfrente.


“¿Nuevamente con lo mismo? Por favor, no pienses en cometer algo de lo cual no podrás remediar. Ya lo hiciste ¿No? Nuevamente te fuiste a despedir de todos. Intentaste el hacerlo conmigo ayer pero no pudiste ¿cierto?” Ruki asintió sin mirarle. Reita solo se llevó una mano a la frente y se desordenó el flequillo con frustración.

“Esta vez es diferente. Realmente se ira todo a la mierda y seré libre” Sonrió melancólico y el alto sintió un leve escalofrió al ver los caídos labios torcerse en una sonrisa casi lunática.

“Supongo que no has comido nada en los últimos días hacia tu “deceso triunfante” ¿cierto? ¡Por la mierda Ruki reacciona! ¿A cuántos más traerás contigo al agujero que tú mismo has cavado? Entiendo lo que te paso, pero no puedes pretender que…” Y silenció abruptamente cuando los cansados, ahora coléricos, ojos negros le miraban, robándole el coraje y convirtiéndolo en prudencia.

“No sabes absolutamente nada. No sabes lo que se siente”  Y aquello terminó con la paciencia del rubio. De un solo movimiento arrebató la manta que cubría los muslos del bajo y la enrolló entre sus brazos.

“Ya no puedo Ruki. Yo lo he dado todo por comprenderte en los últimos años. Pero prefieres sentarte y llorar antes de hacer algo. Ándate, lo lograste, ya no quiero volver a saber de ti. Nuestra amistad se termina aquí”  No se movió, ni corrió la mirada. Ruki en silencio se levantó y sin dedicarle mirada se fue por donde llego.


La luz de la mañana impactó pleno en su rostro y para cuando se encontró a tres cuadras sonrió. Al fin había podido apartar de su vida a quien estimaba más que nadie. Ahora estaba solo y ya no cargaría con la idea de estar atado a alguien. Ahora era libre.


- -


Abrió la puerta de su pequeño departamento, cruzó la pequeña cocina americana y observó el suelo de su living.
Encontró extraño el no ser recibido por su pequeña can, pero cayó en cuenta que ya no la vería más.
Koron se encontraba con su madre. Unos días antes le había llevado con ella, alegando que estaría ocupado por temas del trabajo.
-Volveré por ella pronto- había dicho a su progenitora. No la primera, pero si la última mentira que daría en vida.

Descalzo caminó hacia el baño, sin prender siquiera la luz, fue directo al botiquín que poseía el espejo y agarró un frasco de pastillas.
Se mantuvo un tiempo observándose en el espejo. Recorriendo con la mirada cada facción que poseía. Ya era libre. No había desconformidad o incomodidad con su cuerpo. Era libre. Corrección, a un paso de serlo realmente.

La habitación en penumbras frente a sus ojos y caminó hacia la cama. Se retiró al fin la chaqueta y se sentó en ella.
Observó el frasco detenidamente y lo abrió.

Vació todo el contenido en su mano derecha, algunas píldoras cayeron al suelo.

Tras llenarse la boca con ellas dejó caer el frasco blanco y se acostó.

Escuchó, antes de tragar todo lo que se encontraba en su boca, el ultimó sonido en vida.
El sonido angustiante del ajetreo la mañana.



Epílogo


Reita lo había pensado bastante bien luego de algunos minutos.
Tomó su móvil y marcó un número. Tal vez él ya lo había borrado de su lista o tal vez había apagado su móvil. Rezaba que no fuera esto último.

Sonrió ligeramente cuando escuchó el sonar de la línea en espera.
Un poco más, un poco más y el otro contestaría, hablarían un momento, el iría gustoso a su casa y le abrazaría como nunca lo hizo en aquellos años de amistad, reconfortándole.

Bajó la mirada dándose cuenta de un pequeño detalle. Un minúsculo detalle que había dejado pasar. Jamás nunca le había abrazado. Jamás nunca.

¿Miedo a no soltarle más?
Podría ser.
Pero ahora, con la línea que seguía en espera, lo único que quería pensar era el cómo hacerlo. El cómo no volverle a soltar jamás.


¿No lo soltaría jamás?

Cuando uno ama a alguien realmente no suelta su mano jamás.



. . .



...El número al cual está intentado comunicarse no se encuentra disponible. Por favor intente mas tarde o deje su mensaje. 

Por favor después del tono deje su mensaje, para terminar solo cuelgue...


"Takanori...





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