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Fuera de tiempo por Gianako

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Notas del capitulo:

Como sabéis los personajes no me pertenecen, son de J.K. Rowling y escribo esto sin ánimo de lucro.

Esta historia se me ocurrió hace tiempo, pero ahora es cuando me he animado a escribirla y compartirla con vosotros, espero que os guste.

 

Draco miró asqueado la caca de caballo que acababa de pisar con sus zapatos relucientes y se preguntó de nuevo cómo había aceptado pasar sus vacaciones en el campo, alejado de toda civilización. Como siempre la culpa era de Harry Potter, se había pasado un mes entero pidiéndole que se fueran a veranear a la finca que se habían comprado en su segundo aniversario. Draco se había hecho el fuerte y se había negado en rotundo pero su querido marido se había declarado en huelga sexual hasta que cediera. Draco podía haberse resistido pero el muy sinvergüenza de Harry se había dedicado a excitarlo con bailes eróticos y paseándose medio desnudo por su habitación.

 

Total que después de tres días sin sexo Draco no aguantó más y acorraló a su marido contra la pared y accedió a todas las condiciones de ese chantajista. Por lo menos había disfrutado de su recompensa, pensó Draco para consolarse.

 

Después de cambiarse de zapatos fue a buscar a su marido y a los niños. Se aburría muchísimo en ese lugar sobre todo porque los demás se iban a jugar y lo dejaban solo; aunque siempre le rogaban que los acompañasen Draco se negaba, tenía fobia a los bichos que estaban por todas partes en el campo.

 

 Y lo que es peor, cada vez que volvían estaban todos cubiertos de barro, Draco ya había regañado a Harry en muchas ocasiones alegando que sus hijos eran Malfoy y no unos cerdos que se revuelcan en barro. Pero el moreno se había reído y lo había besado de esa forma que le hacía olvidar el motivo de su enfado.

 

Me estoy volviendo un blando – se recriminó – el idiota de Potter me dedica una sonrisa y yo me derrito.

 

A pesar de que no le gustase el campo reconocía que su finca era magnífica, grande pero acogedora, con amplios ventanales para que entrase la luz y una decoración exquisita de la que el propio Draco se había encargado. Luego estaba la piscina que habían hechizado para que formase pequeñas olas como si fuese una playa privada y el pozo que había cerca de la caballeriza que Harry se había encargado de llenar de caballos. A sus hijos les había dado por robarle monedas y lanzarlas al pozo para pedir deseos y Draco estaba casi seguro de que el responsable de esa costumbre muggle se la había enseñado su marido, pero todavía no tenía pruebas.

 

Después de dar varias vueltas y huir de unos cuantos bichos bastante repulsivos Draco encontró a su familia en la cocina.

 

- Creía que estabais fuera – les dijo y vio como Harry se sobresaltaba al escuchar su voz - no estaréis haciendo algo a escondidas ¿verdad?

 

- No, claro que no, cariño. – Harry desvió la mirada como siempre que mentía.

 

Draco observo a sus hijos negar con la cabeza, incluso al pequeño de cuatro años. Sus tres hijos siempre estaban metiéndose en líos y lo peor es que Harry les acompañaba.

 

- Entonces, ¿qué escondes ahí, James? – interrogó a su hijo mayor que tenía quince años y un enorme parecido a Harry, excepto en los ojos que tenía del mismo color que Draco.

 

- Nada, solo estábamos haciendo la merienda porque Leo tiene hambre – dijo refiriéndose a su hermano pequeño. Disimulaba mucho mejor que Harry, por lo que Draco no pudo evitar sentirse orgulloso.

 

- ¿Alysa? – dijo Draco continuando con su interrogatorio.

 

Alysa era la melliza de James y era su princesita. Físicamente era toda una belleza con una larga melena dorada y unos ojos verdes que podrían hechizar a cualquiera aunque Draco se negaba a dejar que se le acercara cualquier pretendiente, para él su hija seguía siendo una niña pequeña.

 

- Esta bien, no hace falta que nos sometas al tercer grado – contestó Harry alzando las manos en señal de rendición – estoy haciendo una poción para ver el pasado.

 

Una poción para… de pronto Draco lo entendió todo.

 

Hacía días que Draco había comentado a su marido que había recibido amenazas, en una de ellas le habían dicho que iban a separarlo de Harry y hacer que sus hijos nunca nacieran. Por lo que después de un rato pensando Harry había deducido que iban a viajar al pasado para cambiarlo y ahora al parecer quería comprobar su teoría.

 

A Draco le molestaban profundamente las amenazas que le hacían pero no les daba mucha importancia. Era consciente de que algunos locos enamorados de su Harry creían que Draco y sus hijos eran el motivo por el cual no podían tener al héroe del mundo mágico y por eso los amenazaban aunque luego no hiciesen nada por miedo a las represalias. Harry podía ser un auror terrorífico si dañaban a su familia y Draco no se quedaba atrás.

 

- No me digas que todavía sigues con eso – le dijo a Harry – esa chusma lo único que busca es molestar, no se atreverán a hacer nada en nuestra contra. Somos muy poderosos.

 

- No estoy dispuesto a arriesgarme, amor – contestó el moreno tan cabezota como siempre.

 

- De acuerdo – aceptó Draco soltando un suspiro – pero déjame que os ayude con la poción antes de que queméis algo.

 

Todos entendieron lo que realmente quería decir, que venía siendo algo como: << sentaos y estar quietecitos mientras yo me encargo de hacer la poción >>

 

Draco empezó a mezclar los ingredientes con la seguridad que le daba la experiencia, en pocos minutos ya tenía la poción casi lista mientras que todos le miraban expectantes. Fue a añadir el último ingrediente cuando vio a su niño acercarse al caldero con unas hierbas. Las pociones relacionadas con el tiempo eran extremadamente delicadas y cualquier ingrediente podía hacerlas estallar o algo peor.

 

- No, Leo, no toques nada. Deja eso en el suelo – dijo con voz firme, tratando de ocultar la preocupación – Aléjate del caldero, ¡Ahora!

 

De pronto sintió un miedo atroz de que su pequeño pudiera echar algo a la poción y la hiciese explotar.

 

El resto pasó demasiado rápido o al menos esa fue la sensación que tuvo Draco. Su hijo siguió avanzando hacia el caldero, moviendo los bracitos con evidente entusiasmo, Harry se levantó pero estaba demasiado lejos. Draco casi voló para apartar a su hijo, las hierbas cayeron al caldero, humo de color dorado. James y Alysa fueron corriendo a ayudar, Draco tropezó y la poción le cayó encima. Harry gritó algo que el rubio no llego a entender y luego…   oscuridad.

Notas finales:

Bueno, ya me diréis que os ha parecido y si queréis saber cómo continua.


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