Harry gritó algo que el rubio no llego a entender y luego… oscuridad.
Sintió un dolor agudo cuando su cuerpo golpeo contra el suelo. Abrió los ojos y parpadeó varias veces pero lo veía todo un poco borroso, Harry estaba frente a él pero en vez de preocupado o atormentado como siempre que a Draco le pasaba algo, parecía… ¿enfadado?
Sí, definitivamente aparentaba estar furioso. Draco no había vuelto a ver esa expresión en su bello rostro desde hace muchos años. Fue a preguntarle qué le pasaba y entonces notó un sabor metálico en la boca, levantó la mano y se tocó el labio con cuidado. Los dedos se le cubrieron de sangre y sintió náuseas, no soportaba la visión de la sangre desde la guerra contra lord Voldemort.
Cada vez estaba más confuso. ¿Le había pegado su marido? ¿Por qué?
Él no había sido el idiota que se había empezado a hacer pociones a escondidas con unos niños. Leo tendría que haber estado jugando con su nuevo cochecito de pedales, no cerca de un caldero potencialmente peligroso. Miró a todos lados en busca de su hijo alarmado solo con pensar que podría estar herido, pero solo consiguió marearse aún más, la cabeza le dolía muchísimo.
- Eso para que aprendas a mantener cerrada tu sucia boca, serpiente rastrera – espetó Harry muy indignado – como vuelvas a molestar a mis amigos o a mí voy a hacer que te arrepientas de haber nacido.
Pero qué narices estaba diciendo. ´ Pues anoche bien que te gustaba mi boca´ estuvo a punto de decir Draco, pero se contuvo en el último momento. Harry estaba rarísimo, era posible que la poción le hubiese afectado.
- ¿Estás bien? – preguntó Draco a Harry sin poder reprimir su preocupación. Él amaba mucho a su marido y la idea de que esa estúpida poción le hubiese podido causar algún daño cerebral le resultaba aterradora, no imaginaba su vida sin Harry.
Su vista se fue aclarando y pudo ver que no estaban solos. Al lado de Harry estaban Hermione y el Weasley, y detrás del propio Draco se encontraban sus amigos Blaise y Pansy. Todos le miraban como si se hubiese vuelto loco y puede que tuviesen razón, Draco no sabía de donde había salido toda esa gente y qué había pasado con sus hijos.
- Draco, ¿qué has dicho? – le peguntó Pansy desconcertada.
Draco se dio cuenta de que la pregunta que había hecho a Harry podía haber parecido algo estúpida teniendo en cuenta que el moreno estaba de pie y él se encontraba en el suelo con el labio roto pero no le importo la opinión de los demás, hacía tiempo que había dejado de importarle lo que las personas pensasen de él.
Fijo su mirada en Harry y vio que llevaba puestas las gafas que Draco tanto odiaba porque ocultaban la enorme belleza de sus ojos, era muy extraño que se las hubiese puesto ya que hacía años que no las necesitaba. Draco le había hecho que se operase de la vista y luego había tirado las gafas a la basura, no sin antes pisarlas. Siguió recorriéndolo con la mirada y entonces vio que llevaba puesto el uniforme de Hogwarts, una desagradable certeza le recorrió el cuerpo pero se negó a creerla. Bajo la vista y pudo contemplar que él también llevaba el uniforme puesto, esa maldita poción del pasado se la había liado. Mierda.
- Mierda – repitió en voz alta, a saber a qué momento del pasado había viajado. Blaise intentó ayudarle a levantarse pero Draco lo rechazó y se levantó solo. Su orgullo lo primero, aunque la cabeza le fuese a explotar.
- Más que una serpiente pareces una gallina – se burló Weasley partiéndose de risa y se puso a imitar a una gallina cacareando y moviendo los brazos como si fuesen alas.
La furia creció en el interior de Draco llenando cada poro de su cuerpo, antes de que pudiese pararse a pensarlo el rubio se abalanzo contra Weasley y le hizo una llave para inmovilizarlo contra el suelo.
- Como vuelvas a burlarte de mí, voy a usar tu cara pecosa como saco de boxeo.
A estas alturas todos lo miraban como si fuese un extraterrestre o estuviese poseído. El Draco Malfoy que ellos conocían no sabía pelear al estilo muggle y mucho menos lo que era un saco de boxeo. No obstante, en su tiempo, Draco había pasado largas temporadas en el mundo muggle porque a Harry le gustaba mucho y en una de esas temporadas había estado asistiendo a clases de artes marciales y otros deportes.
- Suéltalo, Malfoy – le ordeno Harry apuntándolo con la varita.
Draco recapacito y se dio cuenta de que no era muy inteligente actuar de esa forma en el pasado, cabía el riesgo de que alguna tontería cambiase su adorado futuro. Soltó a Weasley y se tambaleo, el viaje le había sentado fatal, hasta le estaban entrando ganas de vomitar, no debería haberse movido tan rápido para atacar al pelirrojo.
Harry lo miro con desprecio y le amenazó antes de irse.
- Algún día te hare pagar todo el daño que haces a los que piensas que son inferiores a ti.
Estoy seguro de que me encantará ver cómo me castigas, pensó Draco con una mezcla de deseo y rabia. Aunque no lo quisiera admitir le dolía ver como Harry defendía a su amigo antes que a él. Decidió que cuando volviera a su tiempo y el Weasley les visitara le cortaría la lengua para que no molestase más con su irritante voz. Pero luego se lo pensó mejor, si hacía eso en su casa probablemente se le mancharía la alfombra de sangre y a Draco no le gustaba nada la sangre, además Harry se enfadaría mucho y era capaz de dejarlo dos meses sin sexo.
Y pensando en sexo ahora tendría que vivir en la abstinencia hasta que volviese a su casa ya que el Harry de este tiempo no parecía muy dispuesto a intimar.
- Draco ¿cómo te encuentras?
Levanto la vista y se encontró con sus amigos mirándolo con preocupación.
- Bien. Estoy perfectamente – tenía que saber en qué momento se su vida estaba – Por cierto, ¿en qué curso estamos?
Pansy abrió los ojos como platos. Vaya, tendría que haber sido más sutil.
- Oh, Draco tenemos que llevarte a la enfermería. Debes de haberte golpeado la cabeza cuando el bruto de Potter te ha atacado – contestó Pansy muy alterada. Y por el dolor que Draco tenía en la cabeza estuvo a punto de darle la razón.
- Estamos terminando nuestro último año – le informó Blaise - ¿no te acuerdas?
Draco casi soltó un suspiro de alivio. Si estaba en su último año eso significaba que ya habían derrotado a lord Voldemort, menos mal que no tenía que vivir la batalla de nuevo. Sus amigos empezaron a guiarle por los pasillos y Draco sospechó que lo querían llevar a la enfermería.
- Sí, claro que me acuerdo. Ya os lo he dicho estoy de maravilla, no hace falta ir a la enfermería.
Y entonces se desmayó.