2. trampa
Robert volvió a forcejear, sus manos poco a poco se libraban de las cadenas que le ataban, cerro los ojos, sabia que Tom estaba en peligro, y que su hermano le mantenía todavía en su casa, pero por lo menos estaba a poco de soltarse. Los minutos pasaban y Robert sabia que estaba a solo un paso de soltarse, lo logro, se quito la cinta adhesiva de los labios y desato sus pies, mas tranquilo por estar libre, corrió a la pueda, justo cuando oyó un grito
-TOM!!!
Se quedo helado, y si su hermano había dañado a alguien? Los siguientes fueron pasos, unas palabras que no oyó y de nuevo pasos. Trago un poco de saliva, no se atrevía a moverse, luego de nuevo voces, descubrió la de su hermano
-…pueden llevarme a su hotel?- pregunto el pianista
-claro que te llevaremos a nuestro hotel!!! No te dejaremos aquí, puede volver tu hermano- dijo Tom
“le llevaran su hotel?!” se pregunto Robert
-Tom…- dijo Georg asustado
-estarás bien con nosotros- le dijo Gustav
-Tom…- repitió Tom
-gracias por todo…- susurro roncamente el pianista mostrando una navaja en su mano
-no le creas!!!- le grito Robert desde la habitación intentando abrir la puerta la cual estaba con llave
Todos se alejaron instintivamente del pianista, el cual refunfuño en voz baja, le lanzo una mirada asesina a Tom y bajo corriendo las escaleras
-no dejen que se vaya!!!- les grito Tom
Gustav y Tom corrieron detrás del pianista, el cual ya había salido de la casa, por su parte, Georg se había acercado a la habitación donde estaba encerrado Robert e intento forzar la puerta. Después de unos minutos, jadeando por la corrida, Tom y Gustav volvieron a la casa, donde Georg ya había ayudado a salir a Robert
-no le alcanzamos- dijo Tom ligeramente deprimido
-mi hermano corre rápido- dijo Robert intentando consolarle
Los tres chicos le miraron desconfiados
-soy Robert, tranquilos- dijo intentando calmarles
-como creerte…- dijo Georg desconfiado
-sé que yo y mi hermano, a pesar de que nos llevemos por varios años, somos prácticamente iguales, pero miren mis ojos, son azules, créanme, quiero ayudarles- dijo Robert triste
-tranquilo, te creemos- dijo Tom pasando un brazo por los hombros de Robert
No podía creerlo, había vuelto a ser traicionado por su hermano, entro en la casa que tenía a Bill y subió las escaleras. La primera puerta al frente de las escaleras, estaba Bill. Parecía calmado, pero estaba hecha una furia, ahora haría suyo a Bill, haría que el menor rompiera sus cuerdas vocales gritando. Abrió la puerta y con una airé sombrío, entro a la habitación, el menor se puso tenso, el pianista noto al instante el miedo en Bill, eso le ponía caliente
-hola, Bill- le saludo como todas las veces que iba a verle, cerro la puerta detrás de él y que quito la ropa hasta quedarse en boxes
El menor se removió un poco, el pianista sonrió mas, a pesar de todo el tiempo transcurrido, Bill no había perdido la esperanza de salir de ahí, de escapar de sus manos… se subió encima del menor, acariciando sus piernas, su pecho desnudo, haciendo suspirar al menor. Beso el cuello de Bill y le quito la pañoleta que le sellaba los labios
-no me lastimes…- rogo el menor ni bien pudo hablar
-es muy tarde, Bill- dijo el pianista bajando a las piernas del menor para desatarlas
Oyó un suave sollozo y sintió un poco de pena, habría querido no hacer aquello de esa manera, tan baja, hubiera querido solamente asustarle y asesinarle como a casi todas sus victimas, pero aquello era diferente, realmente diferente para el en su desequilibrada cabeza. Le subió las piernas, apoyándolas en sus hombros, acaricio con un dedo la entradita de Bill, pensando en poseerle
-no, basta- dijo Bill con la voz temblorosa
El dedo ingreso lentamente, sacando un gemido de Bill, sacaba y metía el dedo en aquella pequeña entradita, logrando dilatarla lo suficiente como para meter un segundo digito. El pianista jadeo, sentía con sus dedos lo estrecho que estaba, Bill solo gemía, tembloroso intentaba quitarse las ataduras de los brazos, no quería aquello, por mas que su cuerpo reaccionase de aquella manera, el odiaba toda la situación. El tercer dedo ingreso y Bill arqueo la espalda, se había puesto duro, la mano del pianista recorrió con su la dura erección del menor, logrando mas gemidos por Bill, quería, rogaba por que todo terminara de una buena vez
-quiero… quiero que me dejes tranquilo… por que haces esto?- pregunto Bill mientras las lagrimas salían de sus ojos
-por que lo deseo, y por qué sé que tú lo deseas también- dijo el pianista retirando sus dedos, levantando las caderas del menor con una mano y situando su erección en la entradita de Bill
-basta… por favor, basta…- rogo Bill intentando bajar las caderas
El pianista no respondió, solo comenzó a empujar sacando un grito del menor. Entro por completo oyendo los sollozos y quejidos de Bill de seguro le dolía a montones, espero un poco, mientras masajeaba y acariciaba el cuerpo del menor intentando tranquilizarle. Comenzó con las embestidas, a un ritmo constante y rápido, sin importarle mucho los gritos y ruegos del menor, se sentía en la gloria, comenzó a aumentar el ritmo, oyendo gemidos y gritos, le excitaba todo aquello. No quería admitirlo, pero por primera vez en toda su vida, quería quedarse con una de sus victimas para siempre
CONTINUARA…