Te amaré en otra vida, quizás, cuando los dos seamos gatos.
Sorbí de mi taza de chocolate caliente. Miré la pantalla de mi celular solo para saber la hora. Suspiré. Elevé la mirada y ahí estabas de nuevo. Hablando acerca de lo bueno que eras, reí bajo para no perturbar tu discurso.
Miré el techo y moví mis gafas. ¿Por qué nos sucede esto, Jonghyun? ¿Acaso nos vemos limitados a solo observarnos en la oscuridad? Sé lo que sientes por mí. Me quedó claro con aquel beso que nos habíamos dado.
Pero había algo que nos impidió seguir adelante, somos hombres. La homosexualidad no es bien vista en esta sociedad y ambos tenemos que mantenernos al margen. Menuda idiotez. Sin embargo es lo que hay, es lo que se tiene que cuidar.
Nos vimos limitados a solo mirarnos. Porque después de ese beso y la negación rotunda de lo nuestro, jamás volvimos a salir juntos. Evitarnos se volvió la primera cosa en nuestras mentes. Simplemente no podríamos estar juntos y tenemos que vivir con eso.
-No, es enserio. Yo no invento proezas. Levanté más peso del que mi entrenador dijo que podría levantar.- acomodé mis lentes mientras seguías hablando de lo genial que eres.
Novias. Lo que buscamos en primer lugar después de nuestro intento de homosexualidad. Yo encontré a una chica muy linda, tú también por lo que veo cada tarde. No sé si la ames o no, pero deseo de todo corazón que la aprecies y valores como yo lo hubiera hecho.
Porque a pesar de todo, no te amo, ni te amé.
No nos dimos la oportunidad de profundizar nuestros sentimientos. Sonrió irónico mientras le sirves más café y te haces el caballero. Miré mi mesa, vacía. Solo yo y mi triste pero atractiva taza de chocolate.
-Oppa, eres tan agradable. Te quiero.- miré momentáneamente a la chica que está contigo. Sonreí. Ella es bonita, justo como la chica que siempre describías en tus canciones. Mi celular vibró así que lo tomé y me olvidé de ti y tu novia.
“Acabo de salir de clases, lo siento oppa me tardé un poco, te veo en La Fuente de Sodas. Besos” sonreí, parece que es mi turno de ser un caballero con la chica que me gusta.
Al levantarme de la silla llamé tu atención, te ignoré como habíamos acordado. Fui directo a la caja para pagar lo que consumí, después de hacerlo salí del local y sin querer rocé uno de tus hombros haciendo que me miraras hasta salir completamente.
Sonreí porque tu mirada pesaba, siempre me ha gustado que me mires.
Si me preguntan si te extraño, no. Siempre te veo. Pero si la pregunta es “¿te duele no ser nada de él?” la respuesta sería afirmativa. Pero creo en las reencarnaciones, así que esperaré a que seamos gatos, por que los amos.
Entonces tal vez habrá oportunidad para nosotros. Los gatos no piensan en la sociedad. Cuando seamos gatos, tendré que esperar para poder amarnos.