Sueño de un romance veraniego por Ritsuka chan

Aún recuerdo cuando, hace mucho tiempo, le vi. Tenía escasos 15 años y él, bueno, no sabría decir exactamente su edad, pero no era mucho mayor que yo.

De esa tarde en que nos encontramos, recuerdos vívidos vuelven a mi memoria constantemente. El resplandor del atardecer, la suave brisa del mar, y el aroma de la arena húmeda…y tu rostro. Son imágenes ocultas en lo más profundo de mi mente, que he seguido guardando hasta el día de hoy como el más valioso los tesoros.

Porque, aunque no lo creas, así es.

El recuerdo de aquel verano de ensueño, el recuerdo de nuestro amor, es lo más bello que he podido hallar de entre mis dolorosas memorias.

Tú eres lo más especial que me ha podido pasar.

Y a pesar del dolor, que vuelve a mi corazón con el simple hecho de pensarte, después de tanto tiempo, los recuerdos de los pocos días hermosos que pasamos juntos son los que me hacen sonreír en mi estado de cataclismo actual. Eres la luz al final de este agujero de infinita tristeza y desolación. La fortaleza que necesito para seguir luchando y no dejarme vencer.

A veces miro hacia la puerta, llego a pensar que un día de estos aparecerás y me llevarás contigo, lejos. Que regresaremos a esa playa donde nos conocimos hace ya tantos años. Que podré ser feliz a pesar de mis limitaciones.
Que la esperanza de un nuevo amanecer aún permanece, viva, en mi ser.

Y en las noches, cuando no hay nadie, sueño con ese primer romance, como si nunca hubiera sido verdad y fuese, solamente, una hermosa fantasía creada a partir de mi triste realidad.

Aún puedo recordar el agua salada del mar, siendo aplastada por mis pies descalzos, cuando jugábamos, corriendo dentro de ella. Era muy feliz a tu lado.

Recuerdo, que pequeñas descargas, como de electricidad, me sorprendían cada vez que estábamos juntos. Y una sincera sonrisa involuntaria, aparecía en mi rostro cada que me mirabas con esos ojos tan alegres que poseías.

Añorando esos días de felicidad, hoy me encuentro aquí, sin ti. Sin poder escuchar tu voz, ni tus tontos chistes sin sentido, sin tus sonrisas, sin nada que me ayude a recordarte, más que estos recuerdos borrosos debido a las lágrimas que caen de mis ojos sin que yo se los pida. Rogando, por que llegue el día en que deje de ser tan débil y pueda dejar de llorar por cualquier cosa.

La soledad me acompaña constantemente, tanto que desearía que no fuese así. Encerrado entre estas cuatro frías paredes, he aprendido a odiar el color blanco. Que, para mí, es el color que anuncia la muerte.

Mi familia me visita seguido, tratan de pasar el mayor tiempo posible conmigo y no dejarme solo. Pero a pesar de su esfuerzo, no han logrado que está tristeza se vaya de mi lado.

Me han mantenido al tanto de lo que pasa en el mundo exterior y, pienso, que si no fuera por ello estaría totalmente desconectado de la realidad desde hace tanto tiempo.


Hoy vuelvo a estar solo nuevamente, ninguno de mis padres, ni mi hermano mayor, han podido venir debido a compromisos con sus trabajos, y, la verdad, es que lo entiendo. Debe ser difícil para ellos el tener que venir todos los días y tener que ver a un mismo enfermo, que pareciera estar resignado a la muerte. Debe ser muy frustrante y aburrido, tener que venir todos los días por alguien que no se valora lo suficiente, que no pone de su parte para salir del hueco en el que se halla.

Sí… no tengo a nadie… estoy solo…


Recuerdos diferentes han llenado ahora mi mente. Recuerdos de mis padres al decirme que iríamos de viaje a una playa, de cuando pisamos por primera vez ese lugar cálido y de tierra mojada.

De esa vez cuando se dieron cuenta de mi amor por él…

No sé como fue que sucedió, pero ellos se enteraron de alguna forma. Tal vez, es porque fui demasiado evidente en mi forma de comportarme, o me vieron muy pegado a él. Pero aquel día en que se enteraron, todo acabó para mí. Y nuestra relación de familia se destruyó de tal forma, que ni a pesar de los años se ha vuelto a recuperar…

Ellos fueron los culpables de que lo nuestro no funcionara, me alejaron de ti, sin ni siquiera despedirme antes… me arrebataron de tu lado cruelmente, y eso nunca se los voy a perdonar.

La lluvia moja la única ventana a mi realidad. Y el sol se ocultó, dejándome en penumbras. Mi mente divaga entre los diferentes caminos y decisiones que he tomado en el transcurso de mi vida. Y me doy cuenta de que nada valió la pena. Nada…

De todas las cosas que he hecho en el pasado, hay una cosa de la que realmente me arrepiento y esa es el no haber impedido que nos separaran.

Si tan solo pudiera verte una vez más podría decirte cuánto es que te amé… cuánto es que te sigo amando…

El dolor en mi cuerpo es infinito, y el cansancio es parte de los síntomas diarios que padezco debido a mi enfermedad. Las quimioterapias son dolorosas, siento que me deshago poco a poco, que una parte de mi se va consumiendo lentamente. Mi cuerpo se va deteriorando cada vez más, no creo poder seguir aguantando este calvario.

Cada que mis ojos se abren, pienso que es un día más de sufrimiento para mí, y solo deseo poder morirme para ya no sentirme como me siento. Es tan triste mi vida, tan desalentadora…

Te he escrito una carta. Quizá, cuando leas el remitente, no sepas de quien se traté. Y te asombres por recibir una carta de un desconocido. Pero conociéndote la leerás, por simple curiosidad. Quizá al leerla no quieras saber nada de mí y no creas ni una palabra de lo que te digo allí, o por otro lado, me tengas un poquito de lástima y me respondas. No me importaría cualquiera de las dos opciones, con el saber que tú estás bien y eres feliz, me basta y sobra para seguir con vida.

Esta día no me he sentido nada bien, mi familia ha estado muy rara, me miran como si ya no me fueran a ver en la vida… como si me fuese a morir. Aunque, pensándolo bien, eso ya lo sabía de antemano. Estoy seguro que mi día ha llegado, y es por eso que no se han despegado de mi lado y se comportan así de cariñosos conmigo.

Como hubiera deseado que hubiese sido así cuando aún estaba bien. Cuando esta enfermedad todavía no existía en mí. Pido demasiado, lo sé, pero ¿qué puedo hacer? Nada. Solo seguir metido en mis pensamientos y seguir recordándote mientras me quede vida para hacerlo.

Hace una semana te mande la carta, y no me has contestado. Posiblemente ni siquiera la hayas leído al no recordar quien es Lee Donghae…

Siento que mis ojos se van cerrando lentamente, mi cuerpo pesa y siento como si todo lo que veo a mí alrededor fuera un simple sueño, que no es real. Mi papá está a mi lado al igual que mamá, quien no deja de llorar. Me miran con tristeza. A pesar de todo lo que me hicieron los quiero y me duele verlos así. Mi hermano también está cerca de mí e intenta no dejar que lo vea llorar, pero, lamentablemente, puedo ver en sus ojos la tristeza que lleva dentro por presenciar mi anunciada muerte.

Estos son mis últimos momentos en esta tierra. Este es mi último pensamiento. Este es mi último deseo:


SIEMPRE TE AMARÉ, LEE HYUKHAE…




Fin...