Extra: Te amo.
—¡Sasuke! ¡Abre la puerta maldito! ¡Estúpido!
Eran las ocho de la noche. Miércoles, un día de frio. Él no esperaba nada como aquello, no esperaba esa reacción por parte de su ex mejor amigo. Habían pasado tres días desde que había decidido abandonar el colegio, todavía no encontraba un instituto de su agrado y que tuviera cupo para un estudiante más. A su padre le daba igual, su madre se preocupó y su hermano intentaba sacarle el motivo de tan extraño suceso. Ignoró a todos, odiaba dar explicaciones ya a sus diecisiete años de edad, un año más y se consideraría adulto. Quería vivir solo, no dejaba de soñar con eso. Y justo en este día, a esta hora, su compañero golpeaba con insistencia la puerta de su casa insultándole sin parar. Sus padres no estaban, tenían una importante reunión de negocios y su hermano, él había sido invitado a una fiesta por lo que volvería muy tarde.
—Mierda-gruñó fastidiado de la situación. Definitivamente hoy no era su día. ¿Cómo podía evitar al rubio? ¿Por qué no se iba de una vez por todas? ¿Es que no se cansaba de hacer tanto escándalo? Por su culpa los vecinos vendrían a hacerle más problemas y hablarían con sus padres.
—¡Abre ya, idiota! ¡Sé bien que estás ahí! Nunca te gustó salir. ¡Vives encerrado en esas cuatro paredes de tu habitación!
El bobo no paraba de soltar sus malditas quejas. De repente le vino a la mente la palaba “Cobarde” sintió amargo la boca, tal vez, era cierto. No poseía la suficiente fuerza para enfrentar esos ojos azules, esa mirada envuelta en enojo y la decepción de saber que le había golpeado por primera vez en tantísimos años de compartir una vida juntos. Se acercó a la puerta, sintió las patadas contra la madera gruesa de su hogar, él estaba muy furioso.
—¡Da la cara, Sasuke! ¡Abre ya! No me iré hasta que hablemos seriamente de lo que ha pasado. Así que…
¿Qué es esto? ¿Qué son esos… pequeños sollozos? ¿Naruto, está…? De inmediato se le vino a la mente la imagen de Naruto con sus ojos llenos de lágrimas y sintió una horrible opresión en el pecho al punto de caer arrodillado frente a la entrada. Simplemente no podía imaginarle tan débil, el rubio era, y es más fuerte que él. Siempre lo ha sido, pero por lo visto, hoy mostraba su corazón abierto. Muy abierto.
—¡Sasuke! ¡Por favor…! No quiero pelearme contigo. Volvamos a ser los de antes, te perdono, si es por el golpe, te perdono. Solo vuelve… vuelve a la escuela… conmigo-sollozó, dejó de patear, de levantar la voz, se dejó apoyar contra la puerta derrotado-Por favor…
—No… no puedo-habló finalmente, pero con claro temblor en su voz debido a la fuerte angustia que experimentaba en su interior-Vete, Naruto, no sigas más.
—¡¿Por qué?! ¿Por qué no vuelves….? ¿Qué he hecho mal? ¿Es mi culpa? Si es mi culpa, por favor, perdóname.
—No es tu culpa-mierda, mierda, ese nudo en su garganta no le dejaba hablar bien-Soy yo el problema. Algo anda mal conmigo, algo que no quiero que siga desarrollándose en mí.
—¿Estás enfermo? ¿Es algo grave? Si es eso, deja que cuide de ti. Voy a cuidarte, Sasuke. Sabes que siempre puedes contar conmigo. Así que abre, te lo suplico.
—No-sollozó-Tengo miedo.
—Sasuke… ¡Voy a protegerte! ¡A lo que le temas, yo el gran Naruto Namikaze, voy a hacerle frente y lo exterminaré!-intentó reír, pero solo fue un pequeño sollozo mezclado con una risita.
—A lo que le temo, no tiene forma de eliminarse. Es un sentimiento demasiado poderoso, es difícil lidiar con él, no puedo destruirlo. No puedo…-se tapó la cara con ambas manos llorando-Está mal…
—¡Sasuke! ¡No llores, ábreme, ábreme! ¡Sasuke!-comenzó a desesperarse.
—Está mal… muy mal lo que siento.
—¡Ya basta! Deja de llorar, maldita sea-sollozó-Me haces mucho daño… ¡NO ENTIENDES QUE TE QUIERO!-gritó con todas sus fuerzas.
Pareció ver una luz en tanta oscuridad. Una puerta abrirse, un calor reconfortante que se paseaba por todo su ser. Se quitó las lágrimas con el dorso de la mano, se incorporó junto a la puerta todavía algo perturbado por lo último dicho a los gritos. ¿Qué significaba ese te quiero?
—¿Sasuke?-era todo silencio. Dejó de escuchar su llanto.-¿Estás bien?
—¿Qué quisiste decir con ese te quiero, Naruto? Dímelo.
—Yo… yo… me referí a eso precisamente. Que te quiero.
—¿Un cariño de amigo?-preguntó del otro lado intentando llegar a lo tan ansiado por él.
—No. No es así.
De inmediato ante la firme negativa del blondo, su corazón palpitó con extrema rapidez. Recostó la frente sobre la puerta intentando tranquilizarse, intentando ordenar su mente. Y ese pelirrojo, acudió a él sin miramientos.
—¿Qué hay de tu novio?-preguntó de la nada.
—¿Novio?-respondió confuso-Ah, hablas de… espera, tú-tartamudeó nervioso-¿Tú nos viste?
—Más de una vez.
—¡Sasuke, yo…! ¡No es lo que piensas!
—Está bien, no te alarmes. No me desagrada lo que vi, estoy feliz por ti-una solitaría lágrima escapó de sus negros ojos, y sin poder evitarlo, más y más empezaron a escurrir-Mierda…
—Sasuke-susurró-Él, él no es mi novio. ¡Solo, solo quería probar! Solo eso, yo… estaba experimentando. Era mi primera vez besar a alguien de mi mismo sexo, solo eso. No significó nada.
—¡TE ESTABA TOCANDO, JODER!
Abrió desmesuradamente los ojos al no poder callar aquello más hondo que le lastimaba en el alma, finalmente “eso” había salido a la luz. No pudiendo mantener el control de su boca, de sus ideas, esos impulsos asesinos de matar a ese pelirrojo porque él, él podía tener aquello más preciado de su vida. Aquello que él amaba con tanta locura, y que estaba muy lejos de él. Temía al futuro, un futuro a su lado podría llegar a ser infeliz.
—Sasuke…
—¡VETE! ¡Vete!-sollozó.
—¡SASUKE! ¡¿TÚ ME AMAS?!-gritó entre lágrimas-¡Dímelo, te lo suplico! ¡Sasuke…! ¡No hemos llegado a nada más que besos! ¡Yo… yo no le permití ir más lejos, te lo juro!
—¡No te lo pregunté! ¡Lárgate!
—¡NO ME ALEJES DE TI! ¡No quiero apartarme de ti, Sasuke!
—¡Tú no lo entiendes! ¡No sabes nada! Estoy sufriendo… internamente con eso clavado fuertemente a mi pecho, si te veo, si me acerco a ti, tan solo una vez yo… yo no podré… detenerme nunca.-sollozó-No quiero ser infeliz toda mi vida por cargar esto, no puedo aceptarlo.
—Entonces… ¿tú crees que fue fácil para mí enfrentarlo? ¡Yo también me la pase atormentado! ¡¿Crees que eres el único con problemas?! ¡Pues no lo es, Sasuke! te lo he dicho, te he dicho que si le contaba a mis padres… tengo mucho miedo. Tanto o más que tú, así que no digas que no sé nada por lo que estás pasando. Lo sé perfectamente y debo callarlo hasta encontrar el momento oportuno de soltar esta bomba y poder respirar más libremente.-en instantes escuchó el llanto del azabache más claramente cerca de la puerta-¡Sasuke!
—Te amo, te amo, te amo, te amo, te amo… te amo… te amo, maldita sea, maldición, ¡TE AMO, JODER!-explotó golpeando la puerta con su codo sin importarle el intenso dolor que comenzó a recorrerle-¡Yo… te amo tanto que quiero morir! No quiero esto, no lo pedí, porque me pasa… yo… no lo desee.
—¡Sasuke, ábreme!-gritó con el corazón en la boca-Tú, no digas eso…-lloró.
—¡Yo no pedí esto! ¿Que hay de malo conmigo? ¡No lo pedí, Naruto! Y sin embargo, no puedo sacarte de mi mente, de todo mi ser, carajo…
—No digas eso-sollozó-¡No está mal, tú no estás mal, Sasuke! ¡ES AMOR! Es un amor puro e intenso, no tiene de malo sentirse así. No me lastimes más con tus palabras… me hieres profundamente.
—Para, Naruto. Detente.
—Yo… yo tuve miedo al inicio, cuando te conté que me gustaban los hombres. Pero… la realidad es, que yo, estaba enamorado de un solo hombre. Y ese hombre era heterosexual, pensé que jamás podría tener algo con él. Por eso… intenté con otro chico, y ver si pasaba algo, pero… Sasuke… tú estás muy dentro de mí, más que cualquier cosa.
—¡No lo digas, Naruto! ¡No lo digas!
—¡TE AMO DEMACIADO! ¡TE AMO, SASUKE! Tú lo eres todo para mí, y si algo te ocurre, yo voy a irme contigo… no puedo imaginarme solo sin ti. Simplemente no puedo, si no eres tú, yo… prefiero morir solo y viejito.
—Eres un…-sollozó-Maldito dobe, maldito manipulador… maldito…-dio vuelta la llave, y en ese segundo, Naruto se le abalanzó sobre él con los ojos rojos y temblando de frio.
—Te amo, te amo, te amo, te amo, Sasuke…-lloró en su hombro abrazándole con fuerza-No desprecies ese sentimiento, te lo ruego, es hermoso lo que sientes. No es malo sentir esto.
—Yo…-le separó tan solo unos centímetros para encarar al fin su rostro empapado en lágrimas. Observó sus labios y sin pensar más, besó con una increíble ansiedad su boca. El blondo quedó estupefacto, pero reaccionó rápido al tiempo que cerraba sus ojos como Sasuke y se permitía sentir tan maravillosa sensación.
Metió su lengua en la cavidad contraría y recorrió todo con desesperación, tanto, tanto hasta acabar el oxigeno. Le había deseado con tanta impaciencia, y allí estaba, entre sus brazos con sus mejillas tan sonrojadas y calladito. Le tomó la muñeca y entraron juntos a casa, cerró la puerta ante la mirada nerviosa del rubio.
—Naruto, siéntate en el sofá, por favor-habló calmado con los ojos rojos al igual que él.
Él cumplió con su pedido sin chistar, una vez acomodado en el mullido mueble, el moreno se sentó a su lado y dejó caer su cuerpo, de manera que su cabeza quedara en las piernas del rubio un poco más arriba, y las manos rápidamente se aferraron a su cintura en busca de calor.
—¿Sasuke…?-le acarició la cabeza hundida contra su cuerpo.
—Te amo-permaneció abrazado a él, y quería hacerlo tanto como pudiese, necesitaba hacerlo. Tenía que darse cuenta que ahora no era un sueño, que Naruto estaba allí entre sus brazos, y le amaba con todas sus fuerzas-Te amo, Naruto, te amo tanto…
—Sasuke-sonrió-Yo también te amo mucho.-fue entonces que pudo percibir algo a los pocos segundos. Movió con suavidad su rostro, y efectivamente, había caído dormido. Abrazado a él. Y puedo distinguir más de cerca sus ojeras, sus grandes ojeras-Sasuke…-se inclinó a besarle sus cabellos, no había dormido. El moreno llevaba tres días sin dormir, y aunque Naruto no supiese con exactitud cuanto había descansado, supo que estaba demasiado débil y más pálido de lo normal.-Mi amor… descansa-susurró, besándole nuevamente. Ya vería que explicación dar a su familia, por ahora, solo quería sentir el calor de Sasuke. Recostó su cabeza contra el respaldar del sofá y cerró sus ojos con una sonrisa llena de completa felicidad.
Él tampoco había pegado ojo en días.