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Aprendiendo a confíar por Neko uke chan

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Notas del capitulo:

   Lamento la tardanza, el capítulo estaba listo para publicarlo ayer pero a última hora decidí hacerle unos leves cambios así que resolví centrarme en ello hoy, y aquí lo tienen. Muchas gracias  a los comentarios y lecturas recibidas, sinceramente disfruté mucho haciendo este fic y espero se note. Ya no les quito más tiempo….

Antes de dirigirse a casa, la pareja se detuvo unos minutos en un restaurant de comida rápida. Estaban demasiado hambrientos y cansados como para que Misaki llegara a cocinar y luego a lidiar con el reporte así que entraron al WacDonland’s más vacío que encontraron en el camino.

 

La inexperiencia del sensei Usagi se evidenció al esperar que le llevaran la carta a la mesa, mientras que Takahashi, previendo un escenario similar, le había pedido la hamburguesa que coincidía mejor con sus gustos.

 

Al terminar de comer y explicarle al novelista que no hacía falta esperar la cuenta se apresuraron al departamento, la inminencia de la noche y la tácita amenaza de más lluvias eran suficiente motivo para huir al primer trueno. Sin embargo, la tormenta no duró mucho y en cambio, se instaló en una ventosa llovizna ligera pero constante. Eran las seis de la tarde cuando pisaron el genkan de la vivienda de Usami.

 

–Pensé que nunca llegaríamos….siento que hace siglos salimos de casa.

 

–También estoy agotado. Necesito reponer mis energías. Me hace falta Misaki

 

–Oh, lamento no ser un complejo vitamínico Gran Escritor Usami, así que confórmese con un suplemento en capsulas

 

–…Misaki

 

–¡Ya, enserio! No podemos hacer nada ahora, sabes muy bien que perdí el día y tengo trabajo acumulado– decidido a no ceder, por más insistente que pudiera ser Akihiko, el universitario no debía darse el lujo de desperdiciar el poco tiempo que le quedaba para hacer tan importante deber. Verdaderamente no quería parecer insensible con el otro pero realmente necesitaba entregar ese proyecto, cuanto antes, mejor.

 

Tras un minuto cavilando, el adulto finalmente accedió.

 

–Está bien, no te molestaré más. Si necesitas ayuda no dudes en consultarme– sonrió, agregando –Sé que podrás terminarlo, no serás el más inteligente pero si eres bastante tenaz

 

El chico se sintió levemente ofendido, pero no tenía ganas de reclamar, mucho menos cuando el novelista se le acercó y plantó un beso en su frente. Un beso cálido y suave, más tierno de lo que esperaba. Le dedicó una profunda mirada esmeralda y le pareció ser reflejado en la superficie de las orbes violáceas frente a él, susurró un leve Estaré arriba y procedió a las escaleras.

 

Cuando los pasos dejaron de resonar en la estancia, Akihiko se quedó solo en la sala, encendió un cigarrillo y le dio varias caladas hasta consumirlo por la mitad. Luego lo posó sobre el cenicero y se sentó en el sofá, apoyando sus codos sobre sus rodillas flexionadas, sosteniendo su barbilla con el dorso de sus manos entrelazada…exhaló, y con ello, las lágrimas contenidas comenzaron a desbordarse. Se mordía el labio inferiror a modo de reprimenda por ser tan emocional. No decía nada.

 

Le agradecía al responsable (el Cielo, Dios, el destino, el que fuera) a cualquier ente o situación, a ese Dios ajeno a su cultura, por tener a Misaki a su lado. No exageraba al estar consciente de la posibilidad de que el accidente de tráfico (ése o cualquier otro) pudo involucrarle, quien sabe con qué nefastas consecuencias, y apartar a su ser amado de su lado.

 

Misaki, me alegro que estés bien.

 

Repitió para sí. Crispaba y respiraba forzosamente, casi sorbiendo por la nariz para evitar alertar al estudiante, sus cejas convulsionaban mientras contraía su rostro, casi exprimiendo sus ojos para acabar finalmente con ese torrente de gimoteos.

 

Escuchó algo, más allá de los latidos desbocados de su corazón y el palpitar de su sien, el leve eco de un murmullo muy próximo a él y luego sintió un peso hundir el asiento a su lado. No necesitó levantar la vista para verificar de quien se trataba.

 

Usami percibió la leve felpa de aquel oso de peluche que era parte de su vida justo en su mejilla, con su listón verde moteado levemente arrugado por el abrazo del que era preso.

 

Takahashi tampoco dijo nada.

 

Suzuki-san fue colocado a un lado, acomodado graciosamente sobre un cojín del sofá, ocupando así su lugar el chico de cabellos castaños. Se abrazaron y se besaron con calma, disfrutando la compañía del otro como si fuera la primera vez que se tocaban, la humedad de sus mejillas les acariciaban la tez, evaporándose tras el tacto de los dígitos que exploraban sus rostros.

 

Unos minutos después, y aún con sus manos entrelazadas, el adulto habló con una voz levemente más grave

 

–¿Qué hay con el ensayo?

 

–Puedo terminarlo mañana…ahora sólo quiero quedarme así

 

Misaki sonrió, recostándose del hombro a su lado.

 

Ya habría tiempo para hacer los deberes, por el momento su prioridad era hacerle saber que seguía junto a él.

 

–Gracias por confiar en mí, Usagi-san

 

~~

 

“Parecía imposible que alguien como él, tan impasible e inalterable, se hubiese desmoronado de esa lamentable forma. Su corazón crujía y se consumía, justo como la leña que chispeaba en la fogata del hall al escuchar, desde el marco de las escaleras de la sala, cómo el amor de su vida lloraba solitariamente sobre la cómoda del recibidor.

 

Misaki no podía retener aquello que lo asfixiaba por dentro, aquello que le estrangulaba lenta y profundamente  ¡Akihiko-sama, por favor, no llore por mí! Yo estoy aquí, y lo amo más que ayer ¡por favor no se lamente! Eso me destruye dolorosamente

 

Las lágrimas corrían por sus rosadas y redondas mejillas, sus orbes verdes, como las más hermosas gemas, resplandecían en rojizos matices danzantes por la calidez de la hoguera frente a ellos. Akihiko, que había dejado de lamentarse, miró encantado como el chico rogaba por su atención al repartir caricias castas por toda su mano.

 

Por favor, Ahiko-sama, si mi humilde presencia puede servir de algo para aligerar el pesar de su corazón, úseme como desee ¡soy todo suyo!

 

Las manos expertas del adulto recorrieron todo lo que la ligera yukata dejaba al descubierto en la zona pectoral del joven a sus pies, arrancándole melódicos gemidos, estremeciendo el cuerpo delgado pero hermoso de su amado Misaki. Él, servilmente, se doblegó ante las peticiones de su amo y se fundieron en una rítmica y pasional danza.

 

Sólo los ruegos del lacayo aceleraban el tempus de su corazón, desbocando sus latidos como el galope de un potro

 

¡Más rápido, Akihiko-sama! ¡Hágame suyo hasta perderme en su ser! ¡Más! Ahhh~”

 

 

 

 

Takahashi Misaki, un sano estudiante japonés empezaba a pensar seriamente en demandar al reconocido escritor a cuyo seudónimo respondía como Akikawa Yayoi por difamación.  Eso pensaba, a sus veintiún años de edad, desconociendo que de allí en adelante, su relación con dicho escritor se estrecharía aun más.

 

Las siguientes dos noches fueron intensivas sesiones de redacción e investigación, logrando completar el informe a duras penas y entregarlo el último día de plazo para la tarea. Lo decidió, sintiendo como las arterias de sus dígitos crujían con  cada movimiento, que de allí en más buscaría la tarea por internet. Comprendió entonces que su fobia por el texto escrito e impreso sólo estaba destinada a empeorar.

 

Eso pensó, en la primavera de sus 21 años.

Notas finales:

Y…Fin xD si les gustó suscríbanse en el botón de acá abajo, subo video todos los vier- okno, pero si les gustó háganmelo saber de ser posible ¡así es como crecemos las fickers! De los tomatazos y las sugerencias. Muchos besos y espero podamos vernos en alguna otra historia de amor y dolor.

 

Bye bye


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