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Inocente Locura por Andromeda Capricornio

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Notas del fanfic:

Hola :) aqui yo de regreso despues de mucho tiempo (antes era Zery) pero bueno mi musa quiso regresar ahora que ya no tengo "tanta" tarea en la universidad asi que les dejo este one shot de una pareja de la que no había escrito hasta ahora. Espero que les guste. 

Disclaimer: Los Presonajes que aqui aparecen pertenecen a su respectivos autores y yo solo los uso sin fines de nada mas que entretener. 

No podía evitarlo, por más que quisiera era atraído como metal a un imán por ese hombre de dorada cabellera y ojos de zafiro, pasaba tan inadvertido de él y su corazón solo se oprimía al pensar que jamás podría llamar su atención. Sin embargo al ser un caballero de la esperanza era lo último que dejaría que se escapase.

Paso un tiempo observándolo fijamente mientras se ejercitaba al aire libre, con su cabello brillando al sol y su piel empapada por gotas de sudor, se mordió los labios al pensar en poder pasar sus dedos por aquel torso que se le antojaba fuerte y seguro, un lugar donde podría esconderse de todo, ojala pudiera sentir lo mismo que él, de pronto el chico volteo hacia donde estaba y le sonrió tan bellamente como solo él podía hacerlo cosa que termino derritiendo al observador dejándole un sonrojo en su adorable rostro. Vio cómo se acercaba a él, tomando de una botella de agua y en ese momento sintió envidia de ese simple y efímero objeto pues él quería poder tocar sus labios con tal confianza.

-Hace un buen día hoy ¿no crees Shun?- comento el rubio mirándolo con una sonrisa que le pareció encantadora

-Sí, claro, es un día bonito – dijo el peliverde apartando su mirada algo apenado

-¿Tienes calor? Estas todo rojito – dijo el mayor tomándolo por el mentón haciendo que su sonrojo creciera aún más

-Estoy bien Hyoga, solo es el sol lo que me acalora –contesto el caballero Andrómeda desviando la mirada

-Bien entonces vamos adentro antes de que te de insolación- dijo el Cisne tomándolo del brazo y entrando a la mansión donde era notoriamente más fresco sin embargo a Shun no se le quito tan fácil el sonrojo.

Llegada la noche todos en la mansión dormían, menos el caballero más inocente de los cinco y es que no podía sacarse de la cabeza a su adorado Cisne, de pronto algo en su mente trono como si se rompiera, dejando salir a flote un deseo que había guardado por mucho tiempo, así que como si estuviese poseído se levantó de su cama tomando las cadenas de su armadura inconscientemente y sin hacer ruido fue hasta la habitación del rubio, donde entro solo con el ligero chasquido de sus cadenas. Lo vio dormir profundamente y se acercó suavemente a su cama con las cadenas firmemente sujetas en las manos, se inclinó a su rostro y roso sus labios contra los del Cisne quien solo se limitó a suspirar, pronto se subió arriba de él si dejarle caer su peso y acaricio con la punta de su nariz la mejilla del ruso y luego volvió a juntar sus labios esta vez en un beso más húmedo que el rubio correspondió inconscientemente sin embargo entre sueños supo que algo no era normal y al abrir los ojos se encontró con Shun arriba de su cuerpo besándolo, cosa que lo altero y de un solo movimiento se separó del mientras se sentaba sobre la cama.

-¿Qué estás haciendo Shun? – le pregunto un poco asustado, una luz que se colaba de fuera de la ventana del cisne iluminaba la penumbra permitiéndole al rubio ver a su compañero de armas, algo era extraño en él, su mirada en vez de ser dulce y tierna se mostraba deseosa, llena de ansias y de algo más que no se atrevía a pensar siendo Shun el que estaba frente a él, era como si fuera y no fuera el chico que siempre conoció, sino alguien más, alguien que parecía más atrevido, mas travieso e incluso más sensual que bonito, pues era así como siempre lo había visto, bonito, pero la fiera dormida tan grácil, hermosa y llena de sensualidad emanando por cada poro de su piel no concordaban con la descripción del tímido, valiente e inocente Shun.

-¿Qué te parece que estoy haciendo? –contesto el peliverde acariciando suavemente su mejilla provocándole escalofríos

-No es divertido Shun, quítate de aquí, regresa a tu habitación – dijo disimulando sus nervios tratando de quitárselo de encima empujándolo suavemente, sin embargo un gesto de molestia se asomó en las bellas facciones de Andrómeda quien sacudió su cadena envolviéndola firmemente en las muñecas del Cisne y atándolas al dosel de la cama.

-No me rechaces Hyoga, tu no lo sabes, pero siempre has sido para mí alguien muy especial, por eso es que ahora estoy aquí, quiero mostrarte este sentimiento que ya no puedo seguir ocultando – confeso ante el joven frente a él sonrojado poniendo sus manos en su pecho pero seguía manteniendo la cadena firmemente tomada por las manos. –Hyoga… te amo Hyoga- dijo mirándolo de una forma entre enloquecida y perdida poniendo sus manos en su rostro dibujando una sonrisa algo maquiavélica que le provoco escalofríos al Cisne.

-No Shun…- fue lo único que alcanzo a decir antes de que sus labios se unieran a los de Andrómeda demandantemente, sintió como las delicadas manos de Shun se colaban por su pantalón y sus boxes tomando firmemente su miembro masajeándolo casi expertamente. –No hagas esto Shun- dijo Hyoga cuando al fin pararon el beso sin embargo parecía que el menor no lo escuchaba, lo tomo por la camisa arrancándosela literalmente haciéndola jirones mientras seguía viendo lascivamente al rubio.

-¿Por qué? Aquí abajo parece que lo disfrutas mucho ¿no?- contesto mirándolo con lujuria masturbándolo con más velocidad.

-Detente ya Shun- casi le grita mirándolo con miedo sin embargo esa cara de enfermo sexual que tenía el peliverde no cambiaba

-Ya cállate y disfrútalo, no es como si te estuviera lastimando – le ordeno apretando con algo de fuerza los testículos del ruso causándole un tirón de dolor por el cuerpo.

-Shun…- dijo aún más asustado

-Te amo Hyoga, tú me amas también… ¿verdad?- le dijo rasguñando con fuerza su pecho sacándole un grito de dolor al Cisne mientras veía como su carne sangraba, volvió su mirada hacia el peliverde quien veía con maniática fascinación ese acto, se vieron a los ojos y le sonrió casi con ternura, miro a Hyoga con los ojos entrecerrados aun sonriendo lamiendo la sangre de sus dedos –Que rico, es tu sangre, eres tu Hyoga – y comenzó a lamer la sangre del pecho del rubio con cuidado, solo con la punta de la lengua, llegando a los pezones los lamio y succiono casi jalándolos con devoción.

-Suéltame ya Shun…- pidió Hyoga con la voz entrecortada entre el placer y el dolor

-No, hasta que tú me desees como yo te deseo, te soltare solo cuando los dos seamos uno, mi amado Hyoga- dijo quitándole el pantalón de la pijama acomodándose entre sus piernas acariciando las paredes internas con los pulgares y con su lengua comenzó a estimular su miembro semi-erecto causándole espasmos placenteros a su amante forzado.

-Te amo Hyoga- volvió a decirle con una voz muy sexual antes de tomar por completo su miembro dentro de su boca mientras estimulaba sus testículos con sus manos.

Encadenado y sentado como estaba no podía hacer más que observar como su compañero de armas le hacia la felación más grandiosa que alguien le hubiese hecho en la vida, Shun traía una camiseta negra sin mangas muy entallada y un bóxer igual negro que dejaba apreciar su trasero, era la visión más sexy que jamás hubiese visto aunque el que no pusiera resistencia lo agobiaba y al mismo tiempo lo aterraba. Se negaba a dejar salir sonido alguno que le diera indicio a Shun de cuanto lo estaba disfrutando sin embargo cuando estuvo a punto de venirse en la boca del menor este se separó inmediatamente volviendo a mirarlo con esa misma seductora y maquiavélica sonrisa.

-¿Me deseas Hyoga?- pregunto quitándose la camisa dejando ver su nívea y suave piel abrazándose al cuello de su amado, su pecho quedaba a la altura de su rostro y un impulso lo hizo sacar la lengua y lamer uno de los pezones del menor. –Ah Hyoga… - dijo comenzando a quitarse el bóxer y posicionando su entrada sobre el miembro del mayor metiéndoselo sin miramientos cosa que los hiso gemir a ambos entre el dolor y la satisfacción.

-No debiste… hacer eso- dijo Hyoga mirando a Shun con angustia sin embargo este a pesar del dolor que sentía comenzó a cabalgarlo frenéticamente.

-Aaahh… eres tan grande Hyoga, quiero ser tuyo siempre, aahh Hyoga- se retorcía entre cada embestida que daba buscando llegar aún más dentro.

-Sigue así Shun, eres tan estrecho- gemía de placer el Cisne mirando con lujuria al peliverde que se empalaba frenéticamente en su miembro, dando movimientos circulares entregándose al sus instintos. –Suéltame Shun, quiero tocarte yo mismo- le pido el rubio sin embargo solo recibió por parte de Shun un mordisco bastante fuerte en el pecho que le dejo una marca rojiza.

-No, solo déjate llevar…. Aaahhh… mi amor… te amo Hyoga- decía mientras se movía con más fuerza sobre el miembro de su ahora amante

-Aaahhh no puedo más… Shun…- gimió mientras sentía llegar su clímax

-Córrete, quiero sentir como me llenas, como me haces más tuyo… ahhh… Hyoga- mientras lo besaba sentía como era llenado por la cálida esencia del Cisne

-Ahhh… Shun… - trato de jalar aire mientras se recuperaba del orgasmo sin embargo sintió como era sacado del cuerpo de Shun y este se acercaba peligrosamente a su rostro

-¿Sabes? Yo aún no he terminado- le susurró al oído con una voz algo siniestra y después de darle un ligero beso en los labios acerco su pelvis al rostro del mayor y jalándolo del cabello le introdujo su miembro de lleno moviéndose frenéticamente dentro de su boca sin importarle si quiera si lo atragantaba, por su parte el rubio cooperaba sin quejas, sentir a Shun tan desinhibido y dominante era algo que jamás se imaginó. –Ahhh… Hyoga… no puedo… v-voy… voy a… aaaahhh….- grito corriéndose en la boca del ruso quien trago la esencia del peliverde gustoso.

-Te amo Hyoga- dijo nuevamente Shun abrazándose al cuerpo del Cisne cayendo dormido, y mientras su sueño se profundizaba, las cadenas liberaron al mayor, quien abrazo al menor que dormía sobre su cuerpo con ese aire tan inocente, estaba feliz de que fuera Shun quien diera el primer paso ya que el aún no estaba seguro de hacerlo pues no quería incomodar a su bello conejito.

Durante la noche aquello que había impulsado a Shun a hacer tal acto volvía a encerrarse en su mente y despuntando la mañana abrió los ojos con confusión removiéndose entre unos brazos que lo envolvían celosamente, asustado volteo a ver a su acompañante y ahogo un grito de sorpresa al ver a Hyoga a su lado, trato de zafarse sin embargo sus movimientos despertaron al rubio quien lo miro con una sonrisa y lo beso posesivamente.

-Hyoga…- susurro el menor con un notorio sonrojo.

-Buenos días mi querido conejito- sonrió el mayor apretando a Shun contra su cuerpo bajando las manos hasta su trasero cosa que incomodo más al menor quien se sonrojo aún más si era posible.

-Hy-Hyoga… ¿qué haces? ¿Por qué estoy en tu cama? Y des… des… - no pudo completar la palabra puesto que sus nervios no se lo permitían

-¿Qué acaso ya no recuerdas lo de anoche? Estuviste genial angelito mío, quiero más noches así contigo

De pronto como un rayo los recuerdos llegaron a su mente y se sintió completamente avergonzado aún más al ver las cadenas atadas a la cabecera e intento escapar sin embargo Hyoga lo sometió bajo su cuerpo besándolo demandantemente.

-Te vez tan lindo así confundido, eres mío Shun… mío por siempre, te amo mi lindo Shun- dijo Hyoga antes de comenzar a acariciar todo el cuerpo de Andrómeda con la clara intención de volverlo suyo una vez más.

No podía negar que le encantaba ese Shun tímido, inocente y sumiso sin embargo no le molestaría para nada que esa faceta lujuriosa y atrevida volviera a visitarlo alguna vez.  

 

Notas finales:

Cualquier comentario sera bien recivido (a menos que sea de insulto entonces no) espero les haya gustado y gracias por leer. 


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