DOLOR DE AMOR
Desde hace un tiempo, estoy cansado, muy cansado, ya no aguanto esta situación. Cree que me tiene, que me posee, tan seguro está de ello que no presta atención a los pequeños detalles y se comporta egoístamente, como si no tuviera pareja. No se da cuenta de lo que me hace sufrir y de que puede perderme.
Nuestra relación comenzó hace casi dos años, fue algo mágico la forma en que nos conocimos, mágico y violento. Creyó que no me percataba de sus intenciones. Provocándome para discutir, discutir para pelear y pelear para acercarse. Esta era su manera de revolotear a mi lado. Al principio me hice el difícil, el ingenuo que no se enteraba, era divertido y tenía que probarle. Yo tenía claro que me sentía atraído por él, por esa mirada sensual que tiene cuando no finge ser un enamoradizo tontorrón y por su manera de cocinar, pero por eso mismo no le pondría las cosas fáciles. Quería que me mostrara que valía la pena el darle una oportunidad, no estaba seguro de si le interesaba de verdad o me veía como un simple rollo, si era lo primero lo intentaría, lo segundo no, nunca he buscado los rollos. En el pasado, a pesar de ser considerado un amante de mis espadas, tuve mis casi-experiencias demasiado malas.
Delante de los demás no paramos de llevarnos mal y estar pegándonos continuamente, nos hemos llevado más de un capón por cabrear a la bruja pelirroja con nuestras diferencias de opinión. Claro que todo esto es una fachada, tras el telón, nos llevamos incluso peor, nos divierte discutir y sobretodo la salvaje reconciliación que viene después. Así escondemos a nuestros nakamas lo nuestro, esto es una de las cosas que me hace hartarme, estoy preparado para decírselos, confío en que entenderán todo, hemos pasado por demasiadas cosas para que no sepan aceptar que nos queremos. No me gusta esconderme. Siempre afronto lo que me venga, sin embargo, él, no.
Los primeros meses fueron a las mil maravillas, incluso me parecía divertido escondernos y que en ocasiones intentara conquistarme su alterego, Mr. Prince alias “El Cocinero del Amor”. Siempre intentaba cambiar las tornas en nuestra vida intima y la mitad de las veces lo conseguía. Pienso que en una pareja debe haber igualdad, dominando unas veces el uno y otras el otro, al fin y acabo ambos éramos tipos duros que no nos gustaba ser dominados, nuestros orgullos lo impedían.
Siendo yo una persona fría y solitaria, consiguió meterse dentro mi cofre del tesoro, abrir uno por uno los mil candados que impedían que los sentimientos salieran y me dejó sin defensas. Tanto se coló que por eso me duele lo que hace, no tenía que haber abierto la caja de Pandora que era mi corazón, ahora que se abstenga a las consecuencias de sus actos.
A partir del año, las cosas cambiaron, volvió a perseguir chicas, incluso en mayor medida que antes. Pasó de buscarme a cada rato a solo unos breves minutos pocos días a la semana. Ya no intentaba complacerme haciéndome mis platos favoritos de vez en cuando. No sacaba a Mr. Prince. Y cuando llegábamos a puerto, no intentaba usar esas oportunidades para quedarnos a solas, como meses antes, era el primero en salir hacia la ciudad.
Sabía que la pasión existía, nuestros encuentros lo demostraban. Amor había, nuestro cariño lo forjó. Pero estaba tan confiado en que me tenía encadenado a él que aún cuando intenté hacerle ver su comportamiento, lo negaba diciendo que no hacía nada malo.
No quiero seguir fingiendo ser la misma persona cuando me estoy muriendo por dentro. Nunca debieron abrirse aquellos candados.
No sé cuanto aguantaré aún amándole como le amo.
~Owari~