“Sólo necesito una cosa de ti…”
XIV
Miyavi debía admitir que el sujeto era todo un…caballero.
Una cena –según, cocinada por él mismo– una película bastante entretenida en la pequeña sala que tenía sólo para ello. La casa era bastante grande y cómoda por demás.
A Miyavi le sorprendía que en serio viviese solo allí.
Y ya llevaba bastante ahí y nada de acciones hostiles atentando contra la dignidad de su virgen trasero así que supuso que las prevenciones de su madre ya no entraban en efecto.
Y fue de pronto que aquel pensamiento llegó a su mente.
Esa era la primera cita que había tenido con otro hombre.
Sus mejillas se coloraron.
Bien que la estaba disfrutando.
Nunca antes había sido tan impulsivo de simplemente aceptar algo así (influía también lo insistente que el otro había sido) y no se arrepentía.
— ¿Quieres vino?
— ¿Qué?
— Broma, broma.
El menor vio la hora.
— ¿Ya te tienes que ir? –Akira hizo un puchero.
— Es tarde. Mi mamá se preocupara y no tengo teléfono.
— ¿Mh? ¿Cómo no tienes?
Se encogió de hombros. Sí tenía pero se le daño y prefería gastar el dinero que se ganaba en otras cosas.
— Bien. Te llevaré a casa.
Que le tomara por la cintura mientras caminaban hacia el auto le pareció otro gesto tan…
Akira habló durante todo el camino. Le hizo reír y en momentos le recordó que seguía siendo un loco.
Se estacionó justo en frente.
— Tengamos otra cita. Esta vez si te llevaré a otro lugar.
Giró los ojos.
— ¿Y qué te hace pensar que disfrute esta?
— Lenguaje corporal cariño.
Volteó sintiéndose pillado.
— Bien.
— Pasó por ti.
— ¿Cuándo?
Akira se encogió de hombros.
— Luego te digo –y se bajó.
Miyavi esperó a que le abriese otra vez la puerta. Se encontró pensando que eso le estaba gustando bastante.
— ¡Nos vemos!
Y lo último que Akira hizo, por más que no quisiera, terminó gustándole aún más.
Un beso en la mejilla.
~ * ~ * ~
Kai esperó mientras el tono de repique se escuchaba a través del auricular.
--- ¡Alo!
--- ¡Uruha!
---… ¡Yutaka!
--- ¿Qué tal? No te he visto en siglos ¿Sabes?
--- Trabajamos en el mismo edificio…
--- Y es como si ni nos conociéramos.
--- ¿Cómo has estado?
--- ¿Ahora sí te interesa?
--- ¡Tonto!
--- Bien. Tengo una linda esposa ¿Sabes?
--- ¡¿QUÉ?!
--- ¡Hahaha! ¡Idiota!
--- No bromees con eso.
--- Pues espera a que te diga quien es esa linda esposa…
~ * ~
Yuu se cruzó de brazos. La chica frente a él hizo lo mismo estaba más que seguro.
— Sully…Te agradecería que no molestaras a Kouyou.
La chica iba a hablar pero el otro no le dejó continuando.
— Sé lo que pasó aquella vez, y te puedo asegurar que no soy el mismo y que Kouyou no se parece en nada a él.
— ¿Cómo estas tan seguro?
— Porque lo sé. Él es…
— ¿Es qué?
— Perfecto.
La chica iba a hablar pero él continuó.
— De cualquier manera, te agradara –sonrió.
Y la chica vio aquella sonrisa que no había presenciado en años.
— Lo vigilaré igual.
— Sólo no lo molestes. Mi patito es bastante sensible.
Y la chica sonrió también.
~ * ~ * ~
Uruha casi se atragantó con el agua que bebía al escuchar al otro lado del auricular: Matsumoto Takanori a.k.a “Kai’s wife”
--- ¿Bromeas cierto?
--- ¿Qué crees?
--- ¡No! ¡No lo puedo creer!
--- Como sea, te iba a preguntar…
--- ¿Qué?
Kai se dio cuenta entonces que no sabía exactamente cómo hacerlo.
--- ¿Yutaka?
--- Escucha bien porque no lo repetiré.
--- Mh, ok.
Y le contó con detalles desde aquella noche que pasaron en el hotel.
Uruha había estado al filo de la silla donde estaba sentado, mordiéndose el labio para no interrumpir durante todo el relato.
--- Entonces… Tú… ¿Qué piensas?
--- Eres un bastardo.
El moreno giró los ojos con un gesto de fastidio.
--- Aunque eso no es secreto –Uruha siguió– Entonces a Ruki le gustas…
--- ¿Ruki?
--- Eh…
Y fue el turno de Uruha de contar desde aquella vez en la cafetería y su bufanda.
--- ¡Que pequeño mundo!
--- Sí…
Y Kai cayó en cuenta de un pequeño detalle en su comentario anterior.
--- ¿Le gusto? Claro que le gusto, si no entonces por qué se acostaría conmigo.
--- ¿Ah? ¿Qué tan idiota eres, Yutaka?
--- Sigue llamándome idiota y-
--- Por supuesto que le gustas. Otro simplemente te hubiese echado hace tiempo. A de ser masoquista –dijo lo último para sí.
Kai se quedó callado por un momento.
--- ¿Debería…debería dejarlo entonces…? Digo, no es como que las cosas sean-
--- ¿Serias? ¡Hahaha! Amigo, ese barco ya zarpó. ¡Estas hasta el fondo! Así que…
--- ¿Qué?
--- ¡Pido ser el padrino de bodas!
Uruha escuchó el bip que daba por finalizada la llamada. Rió divertido.
~ * ~ * ~
Kai guardó su teléfono y abrió la puerta. Dejó la comida sobre la mesa, fue por la chaqueta que había dejado y se dirigió otra vez hacia la puerta.
— ¿No vas a comer?
Yutaka se volteó cuando escuchó la voz del otro.
“No” Fue lo que pensó.
Y al siguiente minuto estaba sentado junto a él.
— Deliciosa ¿No? –Ruki sintió que el silencio no era tan cómodo.
Sólo asintió.
¿Dónde estaban los tan acostumbrados comentarios de doble sentido?
Takanori se sintió inquieto. Yutaka parecía muy sumergido en lo que fuese que pensase.
— ¿Pasa algo? –y no pudo sólo no preguntar.
Los ojos oscuros del mayor lo enfocaron. Dejando su plato de lado.
— Lo siento.
— ¿Ah?
— Siento…como te traté.
En serio ¿Qué?
— Sólo que no puedo evitar ser como soy.
— ¿De qué hablas?
— No te seguiré forzando.
Porque eso era ¿No?
— No entiendo.
— Puedes quedarte con todo. Lo siento –Se puso en pie.
— ¡Espera! –le tomó de la mano– ¿Por qué tan de repente? ¿Eres estúpido o qué? Sí no quisiera estar contigo hace mucho tiempo hubiese echado tu gran trasero fuera de aquí.
— Pero esto no es nada serio.
Takanori alzó una ceja.
— Definitivamente eres estúpido.
— ¿Ah?
El menor le empujó de vuelta a la mesa.
— Es muy tarde para que huyas –susurró a su oído desde atrás– Así que come y relájate cariño –su lengua pasó por su lóbulo– Si alguna vez pensaste que eras tú el que tenía el control…piensa otra vez.
Y Takanori volvió con su deliciosa comida.
Divertido de la expresión que tenía el hombre frente a él.
¿Dejarlo? ¡Hah! Que no se quisiera hacer el gracioso ahora.
Yutaka tenía que darse cuenta que todo él ya estaba marcado.
Propiedad de Matsumoto Takanori.
~Grezz~