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“Sólo necesito una cosa de ti…” por konekoyaoi

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Notas del capitulo:

Gracias por sus comentarios! ^^

 

 

“Sólo necesito una cosa de ti…”

 

VII

 

 

Akira llegó al establecimiento y en seguida buscó que mesa se le antojaba ocupar. No tuvo que esperar mucho para que le atendieran.

 

—    ¿Sí?

 

El pelinegro mesero fio su vista en su libretita de anotaciones.

El rubio observó el menú. Había muchas cosas que le apetecían. Miró al chico entonces.

 

—    ¿Tú que me recomiendas?

 

Creó haber escuchado un  “que se apure” pero el chico rápidamente pasó a sonreírle y señalarle uno de los platillos.

 

—    Es el más vendido.

 

—    Ok…

 

Se retiró con la carta y el pedido.

Akira suspiró y apoyó el mentón en su mano flexionada.

Rato después llegó el mismo chico empujando un carrito con lo que le serviría fue entonces que el mayor se fijó en su gafete…

 

—    ¿Miyavi? ¿Qué nombre es ese?

 

El chico arqueó una ceja y terminó de poner los platillos.

 

—    El mío… Buen provecho.

 

—    ¡Te falto la bebida! –señaló sonriente.

 

—    ¿Qué desea? –preguntó con los dientes juntos.

 

Akira suspiró y se hizo el pensativo. Ojeó un poco el menú que le pasó y volvió a suspirar.

Miyavi ya movía la pierna fastidiado. ¿Cuánto tiempo le podría tomar decidir eso?

 

—    Mh…pues entonces ¿Qué me recomiendas?

 

¡Listo!

Le iba a arrojar “accidentalmente” la bebida encima cuando se la trajera.

Se acercó y abrió otra vez el menú señalando las bebidas con alcohol.

 

—    Cualquiera es buena con esta comida.

 

Akira sonrió al verlo chirriar los dientes. Eso termino siendo bastante divertido. Aunque si lo pensaba…fastidiar a quien te sirve la comida nunca es bueno.

 

—    Sigo sin poder decidirme… -se cruzó de brazos y el chico se alejó. Rió.

 

Un rato después, para su goce, el mismo pelinegro volvió con un tarro de cerveza.

Miyavi pensó que si el sujeto volvía al local mejor que le dejara una buena propina o no sería tan bueno con su comida a la siguiente oportunidad. Claro que todo eso dejó de importar cuando antes de alejarse escuchó un claro “lindo trasero” de parte del rubio idiota.

¿En serio?

 

 

Akira pidió la cuenta y sonrió cuando fue un chico castaño el que se la llevó.

Decidió en ese momento que se pasaría más seguido por ahí.

Sólo por joder.

 

 

~    *    ~

 

 

Ruki suspiró y se puso al fin en pie, ya casi eran las 11am. Hizo una pequeña mueca al dar unos cuantos pasos y maldijo nuevamente.  Aunque ya hubiese pasado más de un día desde aquello, seguía resintiendo su espalda. Específicamente; su trasero.

Su secretaria lo había puesto al tanto por el teléfono de lo que acontecía y debía hacer luego. También le había comentado algo curioso. Más bien preguntado…

“¿Usted y Uke-san tienen amistad?”

¿De dónde rayos había salido esa pregunta? La mujer sólo se disculpó y despidió.

Caminó lentamente hasta la nevera. Saludó a su linda y tierna mascota en el camino y suspiró.

Tenía tanta hambre.

 

El timbre sonó.

Maldijo. Otra caminata de tortura hasta la puerta.

Y lo que vio al abrir la puerta no aminoró en nada su molestia en general.

 

—    ¿Puedo pasar? –Yutaka sonrió mostrando todos sus blancos dientes.

 

Takanori iba a cerrarle en la cara pero la mano fuerte contra la madera no le dejó.

 

—    No, no puedes pasar –respondió entonces.

 

Kai sólo necesito empujar un poquito más para poder ingresar al departamento.

 

No le costó mucho deducir a que se debía la pregunta de su secretaria. Seguro le había dado su dirección al troglodita que ahora se paseaba por su sala.

Koron de inmediato fue a ver quién era el extraño.

Y Ruki maldijo una y mil veces más cuando al cabo de un rato el perrito parecía más que contento con su presencia.

 

—    ¿A qué debo la visita? –habló al fin entonces. No quería prolongar más eso.

 

Yutaka se sentó con el perrito en el regazo y le dirigió la vista. Paseó sus ojos por su cuerpo completo. El bajito no parecía vestir nada más que esa camiseta larga, esos bóxers oscuros que se dejaban ver debajo y esas medias de muñequitos. Reprimió su risa y cualquier comentario acerca de eso.

 

—    Sólo quería saber cómo estabas…

 

—    Ah…que considerado. Estoy bien. Ya puedes irte.

 

Yutaka dejo el perrito de lado y se puso en pie, algo que interpretó como que ya se iba a largar. Se paro entonces y le dio la espalda caminando hacia la puerta.

Grave error. Darle la espalda a un depredador.

Se vio de pronto entre sus fuertes brazos y al voltear su boca fue capturada en un exigente beso.

Se removió molesto pero no logró nada.

 

—    ¿Qué haces? ¡Suéltame!

 

—    Lo que hago es obvio. Además…dijiste que ya estabas bien ¿No? Eso quiere decir que puedo hacerlo otra vez.

 

Y Takanori tembló.

 

 

~    *    ~

 

 

Kouyou se dio cuenta entonces.

Llevaba ya varios días metido ahí.

Fue después de la comida más entretenida y divertida de su vida que se dio cuenta de ello al regresar otra vez ahí.

Se volteó y vio a través de la ventana que la noche ya había caído.

Bueno…no era la mejor opción manejar de noche ¿No? Si…

 

—    ¿Podrías…?

 

La voz de Yuu le llamó. Se encontró con el pelinegro que tenía una mano sobre la otra y al apartarla mostró el feo corte que se había hecho. La sangre parecía no querer dejar de fluir.

Se asustó.

Se asustó y casi saltó del mueble donde estaba para ir a él. Tomó el primer trapo que vio y le cubrió.

 

—    En el closet, arriba. Ahí hay un botiquín.

 

 

 

Yuu se sentó en la cama y sonrió escuchando como el rubio parecía estar tirando cosas en busca de la cajita.

 

—    Lo ordenaras…

 

Kouyou ni le prestó atención cuando al fin tuvo el objeto en manos. Se situó frente al pelinegro y sacó algodón, gasas, vendas y alcohol.

 

—    Quédate quieto.

 

—    Ok.

 

Yuu volvió a sonreír cuando su mano fue sujetada suavemente y tuvo que aguantar mordiéndose el labio para no lloriquear cuando sintió la acción del alcohol al estar en contacto con su herida. Kouyou se había tomado las cosas muy en serio.

 

—    Hacía tiempo que no me pasaba… -mejor distraerse hablando.

 

—    No creo que necesite puntos pero sería bueno ir a un doctor.

 

—    Cocinar se había vuelto realmente fácil.

 

—    Pondré la venda.

 

Suspiró.

 

—    Cocinar era fácil cuando lo hacía para mí. Sí lo hago para ti me pongo nervioso supongo.

 

Eso sí que capturó la atención del rubio que sin querer apretó de más sobre la herida.

 

—    Au…

 

—    ¡Ah! ¡Lo siento!

 

—    ¡Hehe! No te preocupes.

 

—    Yo…lo siento si te estoy incomodando.

 

—    No me incomodas.

 

—    Dijis-

 

—    Dije que me ponía nervioso sí lo hacía para ti. Quiero hacerlo bien y que te guste. Me elogiaste tanto por las veces anteriores que no quiero hacerlo mal. En serio me gustas. Me gusta mucho. Supongo que eso es lo que pasa. –Volvió a reír y esperó un poco- ¿Ahora te quedas callado?

 

Otro momento de silencio.

Se inquietó.

¿Habría hecho mal al decirle eso así de repente?

No le-

Sintió sus suaves manos. Las sintió en sus mejillas y luego fueron sus labios. Sus aterciopelados labios de miel acariciando los suyos. Y sin importarle su reciente herida, lo abrazó.

Estuvieron un buen rato ahí en la cama. Jugueteando tontamente.

 

—    ¡Yo cocinare! –Kouyou se iba a poner en pie pero una mano sobre su brazo le detuvo.

 

—    Yo puedo terminar de hacerlo.

 

—    ¡No! –Se inclinó y besó su barbilla- Siempre lo haces. Hoy me toca.

 

Yuu se volvió a recostar.

Exactamente una hora después fue que sintió al fin olor a comida. A buena comida.

Y era…pizza.

 

Kouyou recordó en la cocina al quemar el arroz cual era la razón por la que él no hacía más que desayunos fáciles.  

 

—    ¡Un poco de variedad!

 

—    ¿Esa es tu excusa?

 

—    Cállate… -se sonrojó.

 

Yuu se sentó y recibió un pedazo en la otra mano Kouyou le puso una lata de cerveza.

 

—    No deberías ser así…me haces pensar que en verdad serías una buena esposa –bromeó- Me enamoraré más…

 

Y lo último lo dijo sin pensar. Muy tarde se dio cuenta.

Kouyou abrió la boca en sorpresa y dejó entonces lo que comía.

¿Enamorar? ¿Hablaba en serio?

¿No sólo le gustaba nada más entonces?

Su corazón ya iba demasiado rápido para entonces. Su cara debía haber inventado un nuevo matiz de carmín seguramente.

Ciertamente le gustaba bastante Yuu. Mucho.

Pero ¿Enamorar?

Algo que comparó con un frío le recorrió el vientre.

Enamorar…

No sonaba tan mal…

 

 

 

Yuu le sintió separar sus piernas un poco.

 

—    ¿Qué haces?

 

—    Soy una buena esposa…

 

Y el botón y cierre de su pantalón cedieron.

Casi pudo soltar la lata sobre el edredón así que la dejó sobre el velador que sabía cerca. La pizza la devolvió a su caja y acarició esos lacios cabellos.  

Con Kouyou jamás se cansaría de nada.

 

 

CONTINUARA

~Grezz~

 

 

Notas finales:

¿Les gustó el avance?

Gracias por leer!

Besos!

~Grezz


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