Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

“Sólo necesito una cosa de ti…” por konekoyaoi

[Reviews - 162]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Sólo lo diré esta vez.

No volveré a lloriquear si no recibo reviewsitos. Lo dejo de actualizar y ya, aunque me duela. Le tengo mucho cariño a la historia pero si la tengo que guardar para mí, no tengo problema. Culpa de ustedes por dejar tantos al principio, hehe. Uno se acostumbra.  

¡Ahora sí, enjoy!

 

 

“Sólo necesito una cosa de ti…”

IX

 

 

 

 

Miyavi rió y maldijo al mismo tiempo.

Ese maldito rubio de verdad que le estaba haciendo pasar un buen rato.

Se llevó una cucharada más a la boca.

Al principio se había negado pero luego de ser seguido dos cuadras enteras no le quedó más que aceptar y por ello ahora estaban en las calles de Shinjuku compartiendo un helado. Sí, un helado. Más estúpido no podía ser.

El tal Akira había resultado un parlanchín, como creyó. Le hablaba sobre tantas cosas interesantes y algunas bien que le parecieron de doble sentido, de paso que le daba ciertas miradas que le hacían inquietar para luego reír como loco.

Bajó la vista y se fijó en el reloj de su celular.

 

—    Sí, sí. Llévame a casa.

 

—    Si es temprano… –hizo un puchero.

 

—    ¡Son más de las 11!

 

—    ¿Qué? ¡No me digas que tienes escuela! –estalló en carcajadas

 

—    ¡Imbécil! Pues sí. Así que llévame ya, viejo pervertido.

 

—    ¿Viejo?

 

—    ¿No te molestó lo de pervertido?

 

Akira, en un parpadeo, lo acorraló contra uno poste tras él. 

 

—    ¿Te asustarías si dijera que tal vez lo soy?

 

Sus rostros estaban bastante cerca. Miyavi pudo sentir su respiración chocando contra el suyo. Sintió después una de sus manos paseándose por el costado de su cintura. La otra en su cuello ¿Cuándo llegó ahí?

 

—    ¿No responderás…?

 

—    S-Suéltame – ¡Mierda! Acababa de titubear.

 

El mayor se lamió el labio.

 

—    De verdad que te ves lindo así. Sonrojado.

 

¿Sonrojado?

Si sentía el rostro caliente pero… ¡Ah!

 

—    Eres un pervertido, déjame.

 

—    ¿Y por qué? No he hecho nada. Aún…

 

¡Lo iba a besar!

¡Lo iba a hacer!

 

Akira se separó y volteó tendiéndole el casco luego.

Lo miró sin entender.

 

—    ¡Te llevaré a casa! –sonrió.

 

Lo dicho. Un maldito imbécil.

 

 

*   ~    *   ~   *

 

 

“No vuelvas…”

“Nada tiene por qué cambiar…”

¡Una mierda! Yutaka le sujetó del brazo antes que saliera del ascensor, sorprendiéndole.

Las puertas se cerraron.

Takanori alzó una ceja.

 

—    ¿Se te ofrece algo?

 

El más alto miró hacia la cámara en la esquina y sonrió.

Las puertas metálicas se abrieron una vez que estuvieron en el estacionamiento subterráneo.

Yutaka salió empujándolo también. Sujetando su brazo.

 

—    ¡Si necesitas algo bien puedes esperar al horario de oficina mañana!

 

—    Lo que necesito ahora es que dejes de fruncir el ceño y entres al auto –señaló el suyo.

 

Se mordió el labio.

 

—    No voy a ir contigo…

 

Yutaka suspiró pesadamente.

 

—    ¿Por qué me dijiste aquello? Hasta donde sé, una relación así es lo que muchos buscarían.

 

—    ¡Pues yo no! Ahora déjame.

 

No le soltó.

 

—    ¡Pues no me interesa!

 

Takanori lo miró desconcertado.

 

—    ¿Qué?

 

—    Yo no lo quiero terminar. No lo voy a terminar.

 

Entonces…si no estaba entendiendo mal. Yutaka le estaba diciendo que seguirían en eso sí o sí.

No sabía si reír o...qué.

 

—    Estás loco –no era una pregunta.

 

Sonrió y pasó a situarse justo frente a él. Sus cuerpos perdieron bastante distancia. Alzó su mentón.

 

—    Tal vez…

 

¿Debería resistirse más?

Sí. Sí de verdad no quisiera.

Entonces ¿Sí quería?

No lo pudo pensar más cuando ya sus bocas estaban unidas.

 

 

*   ~    *   ~   *

 

 

Yuu suspiró. Suspiró y sonrió como bobo.

Se palmeó las mejillas para continuar con lo que tocaba en su guitarra.

Y volvió a sonreír.

Kouyou no salía de su mente por más que intentara distraerse.

Aoi se coló a la habitación y frotó su cuerpecito contra una de sus piernas para avisar de su presencia.

 

—    ¡Aoi-chan! ¿Tienes hambre? –Un pequeño maullido y se puso en pie– ¡Vamos!

 

Y fue mientras caminaba a la puerta que el timbre se escuchó.

El gatito corrió hasta la puerta y Yuu llegó después.

Y ni siquiera terminó de abrir cuando dos brazos rodeaban su cuello y dos piernas su cintura.

 

—    Sigues sin preguntar primero… –se quejó– ¿Qué harías si hubiese sido un sádico loco violador?

 

Rió ante lo dicho por el rubio.

 

—    Pues si eres tú no importa mucho.

                  

—    ¿Ah, sí?

 

Cerró la puerta y escuchó otro maullido.

 

—    Aoi quiere su comida.

 

Kouyou bajó la vista hasta el gatito y le sacó la lengua.

 

—    Bien…

 

Yuu llevó su mano hasta una de sus mejillas.

 

—    Sabes que no eres precisamente liviano ¿No? –y caminar así hasta la cocina no era opción.

 

—    ¿Me estas llamando gordo?

 

El tono con el que fue pronunciado aquello le advirtió de tener cuidado con lo siguiente que diría. Y no, con sus manos había inspeccionado cada tramo de su cuerpo y estaba más que bien…

Sujetó sus piernas sonriendo suavemente y caminó así.

 

—    Claro que no…

 

 

Una vez allí. Kouyou se pasó de sus brazos a la encimera. Observó cómo se movía sin problema buscando y sirviéndole a la…mascota. Ver como el pelinegro acariciaba al gatito que mimosos se dejaba le molesto un poquito.

 

—    Ya, ya… ¡Ven! –le llamó.

 

—    ¿Para qué?

 

—    ¡Cárgame!

 

—    Estoy bastante seguro que el piso está más que perfecto para que camines por tu cuenta.

 

Uruha sonrió y se sacó los zapatos tirándolos ahí mismo.

 

—    Estoy descalzo. ¿Qué si piso algo que me haga daño?

 

Yuu hizo una mueca y fue hasta él pasando sus manos por su cintura y bajándolas por ahí hasta sus muslos. Acariciando.

 

—    ¿Y a donde quieres que te lleve? –preguntó con sus bocas muy cercas.

 

—    Mh, no sé… ¿Qué propones? –sonrió.

 

Yuu recostó su cabeza en el pecho contrario. Sin alejar las manos de su cuerpo.

 

—    Minami-san no puede venir hoy…

 

—    ¿Minami?

 

Y el mismo sentimiento que con el mimoso gatito volvió, multiplicado.

No. Sin nombre.

 

—    Viene dos veces por semana a hacer el aseo y lavar. Ha venido cuando tú no has estado.

 

—    Ah…

 

—    Entonces… ¿Me ayudas? –se mordió el labio. No se lo quería pedir pero Ruki no le contestaba.

 

Uruha asintió.

Asintió y luego se golpeó mentalmente.

 

—    ¿Asentiste?

 

Volvió a mover la cabeza, algo sonrojado.

Yuu rió.

 

—    Y lo sigues haciendo…

 

—    ¡L-Lo siento! ¡Lo haré!

 

Se bajó y fue el mismo por las cosas de limpieza, se detuvo antes y fue a la habitación y baño buscando ropa. Ignorando lo que Yuu le estaba diciendo.

 

—    No es neces-

 

El rubio le ignoró y cuando se cansó de tenerlo atrás sin que estuvieran en la cama le obligó a sentarse.

Programó la lavadora y sonrió.

 

—    No necesitas a nadie más que a mí… –susurró

 

Y sus propias palabras le detuvieron en la puerta una vez que estuvo totalmente consciente de ellas.

Sus mejillas se tornaron carmesí en segundos.

¡Estaba actuando como una esposa celosa!

¡Mierda! ¡Que comparación!

Recostó la cabeza en la pared más cercana sujetándose el estómago.

Prácticamente estaban actuando como una pareja de enamorados ¿No? ¿Era sólo él? ¡Joder!

 

Escuchó una suave melodía.

Sus pies siguieron las notas y llegó donde el mayor tocaba su guitarra.

Escuchó atentamente. Y al final le pareció…hermosa. Yuu de verdad que tenía talento para eso.

 

—    ¿Te gustó?

 

Sabía que estaba ahí aunque no hubiese dicho nada.

 

—    Sí…

 

—    Genial. Es para ti después de todo.

 

Yuu no escuchó nada, más sintió luego como su rostro era sujetado y un suave contacto se unía a sus labios.

 

“¡Qué lindo!”

 

 

*   ~    *   ~   *

 

 

Takanori opuso resistencia. Sí.

¿Cierto?

Se opuso. Pero Yutaka era más grande. Más fuerte. No tenía oportunidad.

Así justificó el que ahora estuviera mordiéndose el labio al sentirlo tan dentro de sí.

Y Kai, tras él, hacia lo mismo. Disfrutando la exquisita sensación. Apretando más su cadera. Inclinándose sobre su cuello. Chupando y utilizando sus dientes provocando aquellos sollozos que tanto se le antojaban.

Había encontrado algo de lo que curiosamente le gustaba de una manera distinta y no lo iba a dejar ir.

 

 

 

CONTINUARA

~Grezz~

 

 

 

 

Notas finales:

¡Gracias por leer!

~Grezz


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).