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“Sólo necesito una cosa de ti…” por konekoyaoi

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Notas del capitulo:

Muchas gracias por sus comentarios!

Espero les guste tambien, esto es lo que le da pie a lo que sigue!

*

<<< Texto entre esto, corresponde a Flashback >>>

 Cursiva: pensamientos directos de Uruha.

*

Enjoy!

 

“Sólo necesito una cosa de ti…”

 

II

 

 

 

Kouyou miraba a la nada y en ratos hasta suspiraba con el mentón apoyado en su mano. Kai giró los ojos y se acercó a él hasta darle un pequeño topecito desde atrás.

 

—    ¡Oye! –se quejó.

 

—    Llevas todo el día con una cara de idiota y en otro mundo así que… ¡Cuenta! ¿Qué paso? –se sentó frente a él. Se daba una idea pero quería confirmación de ello.  

 

—    ¿Cómo que qué paso? ¿Por qué haría de haber pasado algo?

 

—    Aja… te escucho, Takashima Kouyou. Habla.

 

Bufó y fingió estar revisando algunos de los papeles sobre su escritorio.

 

—    No me iré…

 

—    Es… -se detuvo.

 

—    ¿Es…?

 

—    Fue…

 

—    ¿Fue…?

 

Suspiró.

 

—    ¡Ay por favor, habla de una vez!

 

—    Ayer conocí a este tipo cuando me estaba quejando de lo imbécil que es el imbécil de Matsumoto.

 

El rubio tuvo la completa atención del moreno justo con la parte de “tipo”.

 

—    Estábamos hablando hasta que le extendí la mano y luego prácticamente lo insulte cuando no me respondió y fue entonces que me di cuenta de que era invidente.

 

—    ¡Un sexy invidente!

 

—    ¡¿Qué?!

 

—    Oh vamos. Sí fuese un tipo cualquiera ni siquiera lo recordarías. La apariencia atrae, no te culpo. Es lo primero que se ve, no importa lo que digan.

 

—    Como decía… -le dedicó una mirada de reproche.

 

—    Decías…

 

—    Aaah, en resumen. Se le olvido la estúpida bufanda y termine siguiéndolo  para devolvérsela. Me pidió de favor que le acompañara porque necesitaba cruzar varias calles y luego me invitó a pasar.

 

—    Oh…

 

Yutaka disfrutó el sonrojo que iba adquiriendo su rostro.

 

—    ¿Sabes qué? Tengo que llevar esto a-

 

—    Te acostaste con él –exclamó con una sonrisa de oreja a oreja.

 

—    Yo no h-

 

—    Tu cara te delata amigo. ¿Y entonces? ¿Qué tal hacerlo con alguien en su condición?

 

A Yutaka el morbo le ganaba muchas veces.

Kouyou recogió lo que necesitaba y salió de allí escuchando la voz de su amigo pidiendo por más detalles.

En el ascensor se encontró con su reflejo y con que la bufanda se le había corrido un poco dejando ver una de las muchas marcas que Yuu dejó en él. Se giró y oculto su rostro en una esquina mientras ascendía.

 

Eso había sido…simplemente…

 

 

 

<<< 

 

Yuu cantó victoria cuando ya no escuchó más negativas. Sólo tuvo que dar un par de pasos para tocar al fin aquel cuerpo. Su sonrisa se ensanchó cuando sintió un ligero estremecimiento en su piel. ¿No estaba acostumbrado a eso entonces? Mejor.

Kouyou no dejaba de mirarlo directo a sus ojos y podía jurar que de alguna manera, sí lo estaba viendo. Y cuando creyó que lo iba a volver a besar. El moreno pasó totalmente de sus labios directo a su mejilla.

 

—    Podría jurar que justo ahora…estas completamente sonrojado… -murmuró contra su piel.

 

—    Eso n-

 

Yuu sujetó su talle y lo junto a su cuerpo, su rostro lo acercó hasta su cuello y aspiró más de ese atrayente aroma. El rubio terminó por sujetar sus brazos y entregarse a lo que él le quisiera hacer. No, no estaba acostumbrado en lo absoluto a acostarse con extraños. Lo había hecho sí, pero ocasionalmente.

 

En el trayecto a su habitación, disfrutó de pequeños besos. Caricias por sobre la ropa.

Y sobre la cama…

 

Una banda cubría sus ojos.

 

—    Mh…

 

Deslizó su lengua por la parte interna de su muslo derecho. Con sus manos acariciaba ambas piernas y evadía provocador su entrepierna. Yuu había aprendido mucho a lo largo de su vida y el arte que más sabia apreciar era justamente ese.

Llamarlo como se quiera.

 

—    ¿Te gusta que vaya lento…? –preguntó.

 

Kouyou sintió su aliento sobre su pelvis y pasó a morderse el labio. El no poder ver hacia eso aún más intenso.

 

—    No t-

 

—    ¿No qué…?

 

—    No te detengas…

 

—    ¡No lo haré!

 

Sus dos manos fueron hasta su cabeza mientras sentía las succiones a su hombría, el pelinegro sujetaba también su trasero. A ese punto su respiración ya era un tanto agitada.

Yuu siguió con su lengua por su vientre, sentía sus dedos enredados suavemente en su cabello. Reptó hasta quedar entre sus piernas y chocar sus labios en busca de más besos. Esos labios rellenitos y peculiares, los percibía así. Su cuerpo entero había pasado a ser su vista. Así que ahora. Recorriéndolo. Lo confirmaba.

 

—    De verdad que eres lindo…

 

Se separó un poco llevándose entre sus dientes su labio inferior.

 

—    Te lo dije…

 

Rió ante esa respuesta.

 

—    ¡Ah! –Kouyou se aferró a su cuello cuando el otro comenzó a frotar justo esas partes.

 

Sí, un ciego pervertido.

Mucha razón tuve.

 

—    ¡Hey…! –llamó mientras que al mismo tiempo sujetaba sus piernas. 

 

—    ¿Mh…?

 

Más que para llamar su atención, Kouyou se dio cuenta que era más bien un ¿Estás listo?

Yuu apoyó su frente sobre su hombro. De pronto ya no quiso jugar más, poseer ese cuerpo pasó a primera necesidad en aquel momento. Igual y tenían bastante tiempo, cosas de una hora o dos no eran lo suyo. Sí amaría un cuerpo, debía ser la noche entera.

 

 

. . .

 

 

“¡Joder…!”

 

Kouyou seguía con la venda. No le dejaba deshacerse de ella aún y no es como que quisiera. Apretó con sus manos más la madera del cabecero mientras el moreno tras él no tenía clemencia alguna con sus embestidas firmes.

Un gemido alto le sacó aquella mordida a su cuello. Terminó pegando su pecho a la cama.

 

—    Ah…ahí…

 

Aoi siguió en aquel ángulo al escucharle. Y bien que escuchó mucho más.

 

 

 

Fue una noche a la que a la mañana siguiente prometió, mientras apurado se vestía, no daría importancia en lo absoluto.

Cuando al fin tomó lo último que le faltaba dio un vistazo al cuerpo que reposaba en la cama, con las sabanas cubriendo a medias. Vio también que la venda estaba sobre el velador.

Fue el mismo moreno quien se la quitó cuando se dejaron vencer exhaustos.

Se la quitó y acarició su rostro con una ligera sonrisa para acercarse un poco más.  

 

—    Ven cuando quieras… -fue lo último que Aoi le susurró, rozando el lóbulo de su oreja.

 

>>> 

 

 

 

—    Sí, claro…

 

Se concentró, o al menos lo intento, en lo que quedó de su día de trabajo.

 

Y al final de la tarde se reprochó no tener nada de nada cuando se vio justo en frente a aquella casa. Morada y tranquila.

 

Aoi escuchó el timbre y fue hasta la puerta. Tanteó el intercomunicador.

 

—    ¿Sí?

 

—    Soy yo…

 

 

CONTINUARA

-Grezz-

 

 

 

Notas finales:

¿Qué tal?

 

Gracias por leer!

 

Besos!

 

-Grezz-


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