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Desde el principio por Cucuxumusu

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Notas del capitulo:

Bueno aqui esta, el ultimo capitulo, creo que voy a llorar.

Muchas gracias a todos los que lo habeis leido, os quiero wapos y espero seguir viendoos en otros fics que escriba por ahi.

Bueno, y sin más aquei esta el cap

 


 


Law se separó ligeramente del lánguido y profundo beso que el rubio le estaba dando y se recostó sobre su pecho en una postura que había adquirido la costumbre de tomar en el último medio año.


 


El rubio le pasó un brazo por la cintura apretándole contra su cuerpo mientras ambos intentaban recuperar la respiración tras el orgasmo, y se preparaban para empezar a dormir. Había empezado el verano en la pequeña isla y el calor aunque no tan sofocante como en el mar, seguía siendo bastante desagradable y les dejaba pegajosos y cansados, haciendo que lo de dormir abrazados se volviese ligeramente incómodo. Pero ninguno parecía dejar de querer hacer aquello.


 


—Law—le llamó entonces el  rubio mientras le acariciaba la cara con la yema de sus dedos— ¿Qué pasa?—


 


Por que Doflamingo le había sentido demasiado distante aquella noche, demasiado tenso bajo sus caricias y rechazando ligeramente sus besos. Normalmente se podían tirar horas con los preliminares, simplemente besándose y tocándose sin llegar a más. Disfrutando del contrario sin la pasión y necesidad del sexo. Sin embargo hoy todo el proceso no debía de haber durado más de veinte minutos. Y no había sido por que hubiesen echado un polvo rápido como hacían algunas veces. Un aquí te pillo aquí te mato. No, su intención aquella noche había sido la de siempre, acostarse con el menor hasta que no pudiesen más y luego dormir. Por eso aquello le extrañaba.


 


—Doflamingo—comenzó Law serio— ¿puedo hacerte un pregunta?—


 


Doflamingo se extraño ante aquello. ¿Desde cuándo le tenía que pedir permiso para preguntar? No le estaba gustando la repentina tensión que estaba cobrando la situación. Era como cuando discutían cuando Law era pequeño, cuando ambos sabían que aquello iba a acabar mal pero ninguno parecía querer dejarlo pasar.


 


—Claro—respondió el rubio dudoso— ¿Qué pasa?—


 


Law se alzó sobre su pecho apoyando la cabeza sobre sus manos y le miró fijamente a los ojos. Aun tumbado deliciosamente desnudo sobre su propio cuerpo, acunado entre sus brazos y con el cansancio en su cara tras la sesión de sexo. Mmm cuanto le gustaba aquello. Los labios del menor se movieron formulando la pregunta.


 


— ¿Eres Joker?—


 


Y Doflamingo abrió los ojos tensándose al instante. ¿Cómo se había enterado? ¿Se lo habían dicho? ¿Mierda, que iba a hacer? Law seguía mirándole serio, escrutándole la cara en busca del más mínimo indicio de mentira. Esperando su respuesta como si de ello dependiese algo importante. No podía mentirle, era Law, y sabía que iban a tener que hablar de ello alguna vez.


 


—Sí, soy yo—


 


Doflamingo no supo qué hacer ante la cara que le dedico Law. El menor, cerró los ojos con fuerza e hizo una mueca de dolor como si le hubiesen roto algo. Doflamingo le observo sorprendido. Luego se alzó de encima de su cuerpo y se sentó en el borde de la cama mientras agarraba sus pantalones y comenzaba a ponérselos con movimientos derrotados.


 


Y por si no fuese suficiente Law volvió entonces a colocarse aquella mascara de total indiferencia. La máscara que hacía un año había conseguido quitarle entre besos y abrazos tras comenzar la relación y que había revelado a la preciosidad de chico del que se había enamorado. Alzándose abrazó al menor posesivo evitando que se alejase de él aún más. Aquello no le estaba gustando.


 


—Law, puedo explicarlo, yo...—


 


Pero Law le apartó de su cuerpo y se alzó de la cama alejándose aún más de él.


 


—No, no me toques, no te atrevas a tocarme nunca más— susurró con voz controlada, encarándole entonces con la rabia en la mirada.


 


Doflamingo boqueó asustado con todo aquello.


 


— ¿Qué?—


 


—Te lo has pasado bien ¿no? utilizándome, usándome, como te daba la gana sin que yo supiese nada—


 


Doflamingo le miró confuso. ¿De qué narices estaba hablando? Su cara debió de reflejar su confusión por que Law le encaró aun más rabioso, apretando los puños y mirándole con un odio que hacia mucho que no le veía, pero que volvió a desgarrarle el pecho.


 


— ¡Tu mastates a mis padres!— le gritó histérico.


 


Doflamingo abrió los ojos en shock. ¿Qué?


 


No, aquello era mentira, él no había hecho nada. Era imposible. Él quería a Law, nunca le haría daño, nunca le haría algo así. ¿Cómo narices había sacado aquella conclusión?


 


—Tu...tú me lo dijiste, me dijiste que me habías encontrado después de haber quemado una isla— la voz de Law se quebró.


 


Doflamingo quiso levantarse y abrazarle. Apretarle entre sus brazos hasta que el otro se tranquilizase y dejase de llorar y acusarle. Pero no podía. No cuando era él la causa de ese sufrimiento. Solo empeoraría la ya de por si delicada situación.


 


—Mis padres vivían en esa isla, eran los doctores del pueblo—continuó el moreno— pero se negaron a apoyarte cuando les pediste que te ayudasen a fabricar drogas para el mercado negro—las lagrimas caían por su cara—Y tú les mataste—


 


Law temblaba mientras seguía retrocediendo, alejándose del. Doflamingo se levantó de la cama y le siguió intentando detenerle. También quería llorar. Porque aquello era total y absolutamente cierto. Se acordaba de la pareja. La mujer de ojos grises y mirada brillante y el hombre de piel morena y temperamento inalterable. Habían sido los primeros que se habían rebelado contra él, negándole algo que quería, aun  sabiendo quien era y que podía hacer. Se había enfadado como nunca. No por el hecho de que no le fuesen a apoyar, lo de las drogas le daba igual, sino por el hecho de que no pudiese ni siquiera intimidar lo suficiente a aquella débil pareja.


 


Sin embargo sabía que aquello iba a pasar algún día y sabia que lo que tenía que hacer. Sin piedad, sin dudar. Dejo a sus hombres hacer lo que quisieron, violaron, saquearon, destrozaron la isla sin que nadie pudiese hacer nada. Para que nunca nadie volviese a osar alzarse contra él. Y luego se fueron de allí sin dejar el más mínimo superviviente. Solo la marca de Joker para que los marines supiesen quien lo había echo y para mandar un mensaje al resto del mundo.


 


Y ahora tenía que enfrentar las consecuencias. Y ahora veinte años después tenia que arrepentirse por su insensatez. Porque aquello parecía sacado de un extraño drama teatral. La venganza de los padres a través del hijo.


 


—Law—le susurró tranquilizador, pero el otro había perdido la cordura.


 


—No cállate—chilló—lo sabías, tu lo sabías, todos estos años ha sido un macabro juego para ti ¿verdad? Dime ¿Te has divertido lo suficiente?—


 


Law se llevo una mano la boca en una pose de autoprotección y derrota. Doflamingo estaba empezando a asustarse. Estaba perdiendo a Law. Le estaba perdiendo sin poder hacer absolutamente nada.


 


—El criarme de pequeño—siguió el otro— el dejarme aprender medicina… todo ha sido una maldita farsa para entretenerte—Law seguía hablando, mirándole con aquella mirada rota y traicionada— dios y pensar que por un momento te quise—


 


Aquello fue como un puñetazo para el rubió. Como si le sacaran el corazón y se lo descuartizasen frente a sus ojos. No podía respirar. Pero tampoco se podía callar o todo aquello acabaría así.


 


—No lo sabi...—


 


—No, no quiero oírte—le interrumpió de nuevo con la voz plagada de odio—no mas mentiras, no voy a caer esta vez ¿Dime te lo has pasado bien engañándome? ¿Me lo pensabas contar algún día? ¿ O pensabas tenerme atado aquí por el resto de mi vida? Como amante del hombre que asesino a mis padres—


 


Doflamingo no sabía que decir. No podía decir nada. Todo se malinterpretaría y seria lanzado en su contra. Bajo la cabeza mirando al suelo. Todavía sentía el calor de Law contra su cuerpo. Aquello parecía tan irreal. Como una pesadilla sacada de sus más oscuros temores.


 


—Déjalo, se acabó, me voy de aquí—


 


Doflamingo abrió los ojos asustado. Law había usado el mismo tono que la primera vez que le había besado. Cuando le había dicho que le abandonaba y se iba a casa de un amigo. Para siempre. Rabia fría y controlada. No. Otra vez no. Sin pensar realmente en lo que estaba haciendo se adelantó y aferró a Law de la muñeca impidiéndole marcharse.


 


La reacción fue instantánea.


 


Un puño encajó contra su mandíbula y salió despedido hasta chocar contra la pared de la habitación. Gimió de dolor. No se lo había esperado. No se esperaba la fuerza contenida de aquel puño, no esperaba que Law fuese tan fuerte. Aquello fue otra punzada en su pecho. Un recordatorio de que todavía no conocía al moreno lo suficiente, que como él mismo decía, seguían infravalorándole.


 


Atontado y todavía desnudo se sentó en el suelo mientras las cosas de la estantería con la que había chocado caía sobre él. La mitad eran los libros de Law, los libros de medicina que él le había ido regalando a lo largo de los años y que el enano había ido guardando con cariño, y cuidado como si fuesen un tesoro. Libros que ahora estaban esparcidos por el suelo, medio abiertos y arrugados, amontonándose unos encima de otros como tratos viejos e inútiles.


 


Miró a Law que seguía de pie con los puños apretados y violencia en la mirada. Simplemente le miró. Porque seguía sin saber cómo resolver aquello.


 


El moreno avanzó por la habitación con largos y elegantes pasos. El rubio ni se movió cuando se arrodillo enfrente de él y llevo una mano a su cuello apretándoselo con ganas.


 


—Me voy Donquixote-ya, para siempre—siseó como si fuese algo que no se pudiese evitar— me hare un maldito pirata y dedicare el resto de mi estúpida vida a destruirte— sus caras quedaron a milímetros y el rubio observó sin fuerzas la oscura mirada del otro aun con el rastro de lágrimas.


 


Y Law entonces le besó. En el beso más falso y sin vida que nunca se habían dado. En una despedida, zanjando aquella falsa relación para siempre. Doflamingo ni intentó corresponderle. Porque no quería que acabase. Porque por primera vez el tacto del otro le quemaba como un metal al rojo vivo. Se sintió morir cuando Law le mordió y siguió lamiéndole violentamente. No quería, no quería.


 


Intentó abrazar a Law. Retenerle a su lado, pero el otro se alejó de él antes de que pudiese siguiera tocarle por última vez.


 


—Law lo siento—intentó con voz rota, anclándole con la mirada para que no se fuera.


 


Pero la mirada de indiferencia del otro era clara. No le iba a perdonar esta vez. Había zanjado todo con aquel beso y ya no iba a volver atrás.


 


Law se levantó del suelo y le dio la espalda mientras se acercaba al armario y comenzaba a coger algunas cosas y a vestirse con lo primero que pillaba. Aquella sudadera amarilla que al rubio tanto le gustaba como le quedaba por que marcaba a la perfección su cuerpo.


 


—Sabes, tenias razón aquella vez— comentó de pronto el moreno como acordándose de algo. Doflamingo solo le observó desde el suelo aun incapaz de reaccionar—nunca puedes confiar en nadie—


 


La mente del rubio voló a la leve referencia. Era un pequeño recuerdo de ambos. De cuando Law tenía diez años y el no llegaba a los veinticinco, cuando acaba de salir de un baño con el enano y él le estaba secando el oscuro pelo con una reluciente toalla blanca que contrastaba con él. De repente Law le había mirado y con aquella vocecilla curiosa le había preguntado.


 


— ¿Por qué Vergo está con los marines si es un pirata? ¿Nos ha traicionado? —


 


Doflamingo le había sonreído. Vergo se había alistado hacia unos días con el G5 y Law claramente le echaba un poco de menos. Aunque estaba claro que nunca lo reconocería. Apartó la toalla del menor y le tomo en brazos mientras comenzaba a ponerle el pijama.


 


—No, no nos ha traicionado—le respondió—se ha ido justamente para ayudarnos—


 


Law le miró con el pijama ya puesto y mirada confusa.


 


—No lo entiendo— le comentó el menor.


 


Doflamingo rio divertido.


 


—Ya lo entenderás—dijo entonces llevándole a la cama y tumbándole en ella—por ahora digamos que no todo es lo que parece, nunca confíes en nadie chico, la gente mala puede parecer buena y al revés— intentó explicarle.


 


— ¿Como tú?—le dijo entonces de nuevo, mirándole envuelto entre las mantas.


 


— ¿Qué?—preguntó entonces el mayor mirando al enano con una ligera mueca de  molestia y confusión.


 


—Si—dijo el menor acurrucándose a su lado y apretándose contra su cuerpo en la enorme cama— la gente dice que eres malo, pero yo sé que Doffy es bueno—


 


Y el rubio se contemplo a sí mismo sin palabras. ¿Qué decirle al enano entonces?, ¿que se equivocaba? ¿Que era verdad lo que decía la gente? ¿Que no confiase en él? Le abrazo tumbándose a su lado en la cama, sorprendido por la confianza y fe ciega que parecía tenerle el menor.


 


—Anda duérmete—


 


Y no habían vuelto a hablar del tema, Y allí estaba ahora, con Law odiándole y queriendo matarle. ¿Como podía ser la vida tan injusta? ¿Cómo podía desaparecer algo tan grande con tan solo una pregunta y una respuesta?. No tenía sentido. Nada tenía sentido.


 


Law se acercó a la puerta del dormitorio y le dedicó una última mirada de soslayo.


 


—Adiós Donquixote-ya, la próxima vez que nos veamos juro que te matare— Y cerró la puerta a sus espaldas dejándole solo con sus pensamientos.


 


Y entonces, y solo entonces, el mundo se le cayó encima al rubio. Porque toda su vida había girado en torno al chico que acababa de abandonarle. Porque su peor temor, lo peor que podía haber pasado acababa de ocurrir en menos de diez minutos. Jadeó mientras las lágrimas empapaban su cara y el se llevaba una mano a la cara para evitarlas.


 


¿Hacia cuanto que no lloraba? ¿Veinte? ¿Treinta años? Si, la última vez había sido después de que su madre se largase con otro hombre dejándoles a él y a su padre en la ruina y que su padre se sumiese entonces en las drogas y la bebida. Cuando había atravesado el corazón de su padre después de que este intentara también matarlo a él alegando que así le ahorraría el sufrimiento de la vida. Justo después de que la chica a la que quería se suicidase después de haber sido violada por decima vez en aquella ciudad de mala muerte con palacios de oro puro e hipocresía por todas partes.


 


Aquella vez se prometió que nunca volvería a confiar en nadie. Se prometió que nunca más lloraría, que sería fuerte y se vengaría de todo. Y allí estaba de nuevo. Roto, destrozado y abandonado por la gente en la que confiaba. Llorando por algo que nunca le había pertenecido y que le había sido arrebatado...desde el principio.


 


 


 


 


 


.....Años después....


 


 


Doflamingo se recostó en el enorme sofá intentando captar rayos los del sol aún más. Hacia un buen día. Las chicas chapoteaban enfrente de él en la piscina y algunas se empeñaban en hacerle la pelota y espachurrar su brazo entre sus enormes pechos intentando seducirle. Cuando se iban a dar cuenta que aquello no funcionaba con él. Aunque tampoco es como si se fuese a quejar.


 


De repente el pequeño den den mushi a su lado comenzó a sonar y sin tener mucho más que hacer lo cogió al instante.


 


— ¿Que ocurre Vergo?—preguntó con tono ligeramente adormilado.


 


Y entonces Vergo comenzó a contarle el problema al que se enfrentaban aquella vez. Volvió a recordarle aquel nombre que se había esforzado en olvidar, Trafalgar Law, sacando a relucir lo que tanto se temía. Suspiró. Aquello solo consiguió amargarle el día hasta niveles insospechado.


 


— ¿Está en la habitación?— preguntó de repente cansado.


 


—Sí, esto confirma su traición— anunció el otro con la tensión clara en su voz.


 


Se frotó los ojos enfadado. De repente el sol le parecía sofocante y las chicas una molestia. Tenía que tomar una decisión con aquello. Sabía que eso tenía que pasar, pero todavía no sabía que decir. Era demasiado pronto, demasiado rápido. No estaba preparado.


 


—Eso es lo que pensaba—comentó—sabes, siempre lo vi como a un hermano pequeño, he visto como crecía  todos estos años— susurró recordándolo con la tensión clara en su voz. Le había seguido la pista a pesar de todo. Había guardado sus primeros carteles de búsqueda con cariño, había leído ávido las primeras noticias en los periódicos sobre él. Todavía dolía. No tanto como al principio, pero seguía doliendo Nunca había acabado de superarlo. — muy mal— susurró.


 


—Entiendo—


 


Sabía que aquello significaba el principio de la guerra. Sabía que a una palabra suya aquello daría inicio. Sería su sentencia de muerte. Su adiós a la miserable vida.


 


Comenzó a dar órdenes a Vergo por teléfono. En algún momento de la conversación Baby 5 comenzó a atacarle, pero él la ignoro demasiado centrado en la conversación.  Aquello era lo más importante en su vida en aquellos momentos, sentía que toda su existencia volvía a cobrar sentido con la mención de aquel moreno. Muy triste.


 


—Sé que esto va a ser complicado para ti Vergo—susurró.


 


Y entonces puso en marcha los engranajes


 


—Pero acaba con Law, mátalo sin piedad, para que se arrepienta incluso de haber nacido en esta vida—


 


 


Y con aquello firmó su sentencia de muerte. Porque sabía que tenían que volver a encontrarse, y que pelearían en bandos distintos. Porque ahora eran enemigos y aunque pudiese contarle su versión de la historia a Law, aunque pudiese capturarle y obligarle a estar con él, sabía que el otro no le creería y le odiaría aun con más ganas.


 


Ya que el menor se lo había dejado muy claro. Cuando había destruido su casa de subastas o cuando habían peleado en la guerra de Marineford en bandos opuestos salvando entonces a Mugiwara, el mayor enemigo en este mundo para la marina. Había sido un recordatorio de que no se había olvidado de su promesa y e que iba a por él. Y Doflamingo suspiró. Porque ahora que le retaba abiertamente sabia que tenia las de perder.


 


Sabía que Law ahora era más fuerte que Vergo y que este perdería. Sabía que luego llegaría a Dressrosa y se enfrentarían de nuevo. Y aun que él fuese más fuerte y pudiese ganarle sin problema, la victoria final era de Law. Porque había una gran diferencia entre ambos. Porque él nunca podría matar a aquel chico no importaba lo que pasase, pero el chico estaba claro que estaba deseando acabar con él.


 


Y así tenía que ser. Lo mejor para él en aquel momento era la muerte. Porque ya había perdido las ganas de vivir. Se lo habían quitado todo el mismo día que Law le había dicho adiós y ya todo importaba una mierda. Se odiaba a si mismo cada segundo del día, cuando sonreía a la multitud engañada con aquella sonrisa falsa, cuando mataba y torturaba sin fijarse siquiera a quien se lo estaba haciendo, cuando cada día se iba convirtiendo en la clase de gente a la que siempre había odiado.


 


Si había seguido con su vida aquellos años era porque su vida ya no era suya, era del menor. Para acabarla y destruirla cuando quisiese. Siempre había sido así y lo seguiría siendo, hasta que al final la persona a la que más había querido en su vida tomase lo que le pertenecía desde el principio y él muriese entre sus brazos.


 


Después de todo.


 


¿Podía tener una visión mejor antes de dejar este mundo que la del chico al que había visto crecer y por el que había dado todo?


 


¿Podía haber una muerte mejor a aquella?


 


No, definitivamente no. Se tumbó en el suelo y contemplo el cielo azul que le regalaba el día. Un cielo tan azul y tan puro como el que observó cuando encontró a Law por primera vez en su barco y que se había reflejado en sus ojos grises cuando él le había tomado en brazos. Fascinándole desde el primer momento que sus miradas se cruzaron, la inocente del bebe contra la irritada suya.


 


Sonrió duramente a aquel inalterable cielo mientras cerraba los ojos y simplemente, esperaba su final.


 


 

Notas finales:

Bueno antes de que me mateis dejadme explicarlo jaja primero, sip, estaba planeado desde el principio y si os fijais en fic siempre ha estado clasificado con el genero Drama. Segundo tenia que acabar mal, queria que luego se pudiese continuar con el manga, y como en este se odian...

Se que es triste, se que no os gusta, pero no lo pienso cambiar ni continuar cacho panes ¬¬

Bueno, muchas gracias a los que habeis leido y habeis aguantado esto desde el principio, os voy a hechar de menos, es el fic mas largo que he escrito (150 paginas o.O) asique muchas gracias por la acogida que ha tenido.

Chauuuus


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