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Desde el principio por Cucuxumusu

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Notas del capitulo:

Jejeje bueno aqui os dejo el siguiente, Law va a intentar hacer algo por Doffy y a ver que tal le sale.

Muchas gracias por los reviews que me habeis dejado y por seguir mis paridas mentales U_U

Bueno pos aqui esta

 

 

Law sabía que aquel día era muy importante para el rubio, o al menos eso le habían explicado los tripulantes del barco. El rubio cumplía los 20 años, una cifra importante, y la tripulación le iba a montar una fiesta esa noche a pesar que que se encontraban en alta mar y podían ser atacados en cualquier momento.

 

Law había decidido que también quería hacerle un regalo al rubio y tras pensarlo mucho solo se le había ocurrido una idea. No es que fuese lo mejor que se le podía regalar a una persona, pero como niño sin dinero y sin recursos que era, tampoco es que pudiese hacer mucho mas.

 

Con cuidado llamó a la puerta de la cocina y al no recibir respuesta entró a la sala donde se escuchaba el cacharrear de cazuelas y una suave canción.

 

La cocina del barco era un lugar caótico, lleno de trastos apiñados peligrosamente unos encima de otros en precario equilibrio y con algo siempre cociéndose a fuego lento sobre las llamas.

 

Y en medio de todo aquel caos estaba la cocinera del barco, una señora que debía haber pasado la cincuentena hacia dos milenios y que estaba totalmente concentrada echando cosas a la burbujeante olla. Era una de las personas a las que Law más respetaba del barco y una de las que mejor le caían, era amable, inteligente y siempre que podía le ayudaba ocultando sus desastres.

 

—Anda Law-chan ¿qué haces aquí? ¿tienes hambre?— pregunto al verle por fin, al parecer no le había oído llamar.

 

Law negó con la cabeza tímidamente, luego tomó la decision y se acercó a ella tirándole del pringoso delantal para que se agachase. La mujer le miró curiosa durante un momento con la cuchara aun removiendo la olla, pero acabo inclinándose para ver que quería.

 

Acercando su boca a la oreja de la señora Law le explicó su plan con detalle y le pidió la ayuda que necesitaba para realizarlo, cuando acabó la señora le miraba con una gran sonrisa en la cara.

 

—Por supuesto que te ayudare Law-chan, me parece una gran idea— y dirigiéndose a uno de los armarios de la cocina también atiborrado de trastos y botes de especias, extrajo un pesado libro de recetas y comenzó a buscar algo entre sus páginas.

 

—Prueba con esta—murmuró al cabo de un rato tendiéndole el libro— es bastante fácil y esta buena hagas lo que hagas—

 

Law tomó el pesado libro entre sus manitas y miró la foto de la tarta. Parecía tener buena pinta y ser fácil de hacer, pero seguía habiendo un problema.

 

—Yo todavía... estoy aprendiendo a leer— murmuró al no poder entender algunas de las palabras que aparecían en la receta ¿qué narices era un tamizador? ¿ y como cojones se montaban una clara de huevo?

 

La cocinera solo le sonrió y le susurró.

 

—Tú solo inténtalo— y sin ayudarle en nada mas volviendo a revolver la olla claramente ocupada.

 

Law suspiró y comenzó a rebuscar por la cocina lo que necesitaba. Hizo un poco de hueco en la mesa central apartando los cacharros y coloco todos los utensilios  e ingredientes sobre ella. Leyó entonces la primera línea del libro “Echar 400gr de harina en un bol” vale, aquello era fácil. Tomando el pesado paquete de harina lo volcó sobre el bol sin preocuparse de pesarlo, total 400gr según creía no era mucho.

 

Y así comenzó a hacer la receta intentando descifrar los misterios del libro de cocina.  La mujer se asomaba de vez en cuando por encima de su hombro y soltaba una risilla entre asustada y entretenida, Law intentó ignorarla concentrándose en batir la pasta espesa en el bol.

 

—¿Necesitas ayuda?— preguntaba entonces la cocinera observando al niño pringado de harina hasta las cejas

 

—No— se apresuraba a contestar Law intentando partir los huevos sin que se rompiesen aparatosamente. El no necesitaba ayuda, podía hacerlo solo.

 

Al finalizar la mañana la tarta ya estaba horneándose a fuego lento en el pequeño horno.

 

 


Horas después ambos llamaban a la puerta de la habitación de Doflamingo, donde les habían dicho que este llevaba horas encerrado. Ambos escucharon un gruñido adormilado y al entrar se encontraron al rubio tumbado sobre la cama con el periódico del día entre las manos y cara de aburrimiento.

 

Cuando les vio entrar el rubio se sentó en la cama curioso y les observó alzando una ceja. Law seguía con el pelo y la ropa manchados con harina y en la cara tenía algo parecido a chocolate, pero lo que preocupó al mayor fue el enorme envoltorio que llevaba su cocinera entre las manos.

 

La cocinera le dedico una ligera sonrisa a Doflamingo y le tendió el paquete a Law empujándole luego hacia el rubio en la cama. Law se acercó al rubio aun dudoso de su plan y ligeramente sonrojado le tendió el paquete.

 

—¿Qué es?— preguntó Doflamingo.

 

—Un regalo— contestó sarcástico Law.

 

—¿Tuyo?— volvió a preguntar Doflamingo sorprendido.

 

Law asintió repentinamente interesado en los tablones del suelo.

 

Doflamingo sonrió tontamente. Le hacía ligeramente feliz que el menor se hubiese preocupando en comprarle algo, que se hubiese acordado de su cumpleaños. Por un momento quiso alzar al menor en su regazo y abrazarle fuertemente durante horas.

 

Luego se dio cuenta de lo que estaba pensando y se golpeó mentalmente.

 

La cocinera se había sentado mientras tanto a su lado en la cama y observando su repentina inmovilidad, le ayudó a desenvolver el regalo con cuidado.

 

Vale, el rubio definitivamente no se esperaba lo que tenía entre manos, era una tarta, o bueno, un intento de tarta, la forma no era precisamente perfecta y la cobertura de chocolate hacia resaltar los grumos de la masa.

 

—Felicidades— susurró por lo bajo Law, tan bajo que casi no lo oyó.

 

—La ha hecho Law-chan solito—explicó la cocinera sonriéndole.

 

Law dedicó una mirada de reproche a la mujer, pero no dijo nada luego le miró fijamente como esperando alguna reacción de su parte.

 

—Gracias—murmuró aun en shock alternando su mirada rápidamente entre la tarta y el chico.

 

—¿Por qué no la pruebas?— preguntó la señora del demonio tendiéndole un tenedor, que ha saber de dónde se había sacado.

 

Doflamingo tomó el tenedor fulminándola con la mirada y a continuación tomó un trozo del pastel todavía dudando ligeramente con aquello. Podía ver como los ojos de los otros dos estaban totalmente enfocados sobre él, esperando su reacción, asique para tocarles más las narices se llevo el tenedor lentamente a la boca para alargar el momento y meter tensión.

 

 Probó el pastel.

 

Oh dios mío.

 

¿Cómo podía algo saber así? ¿Qué cojones le había echado para que tuviese esa textura? Reprimió una arcada mientras algo duro crujía en su boca rompiéndose contra sus dientes. Veneno, aquello tenía que ser veneno. Law estaba intentando matarle en su cumpleaños, oh joder ¿cómo podía ser tan cruel el enano?

 

Iba a vomitar. No podía seguir teniendo aquello en su boca.

 

Un fuerte codazo se estrelló contra sus costillas mientras la cocinera le miraba con una mirada asesina, que que haría a cualquier hombre salir corriendo a esconderse debajo de su cama. Una clara indirecta de que ni se le ocurriese vomitar y ofender a Law.

 

A duras penas tragó el pedazo de pastel sintiendo como este abrasaba su garganta ¿ cómo narices podía ser picante un pastel? ¿cómo? Sentía los ojos inundándosele de lagrimas.

 

La cocinera siguió mirándole, fulminándole con la mirada atenta a la mas mínima expresión de desagrado por su parte. Se obligó a poner cara de Póker ¿Por qué narices había contratado a aquella mujer en un principio? Era peor que un demonio.

 

Law seguía esperando su veredicto con sus ojos fijos sobre su cara, ligeramente esperanzados. Dios, seguramente no sabía ni que le estaba matando.

 

Sintiendo como sus tripas estallaban y se desgarraban forzó una sonrisa hacia el menor.

 

Law le devolvió una sonrisa aun más grande riendo suavemente, luego, acercándose a él, se subió a la cama y le dio un suave y tierno beso en la mejilla.

 

Doflamingo le apretó firmemente contra su pecho sintiendo su pequeño cuerpo temblar entre sus manos contento y feliz. Fue entonces cuando notó el ligero aroma a chocolate y azúcar que desprendía el suave pelo del niño, tan tentador y cálido que se descubrió hundiendo la nariz en él y aspirando su aroma.

 

Luego devolviéndole a duras penas el gesto cariñoso al enano, sintió su tripa estallar dolorosamente.

 

Law se separó de él.

 

Doflamingo por su parte, que estaba entrando en estado de coma por la intoxicación alimentaria, observó impaciente como Law salía de la habitación corriendo totalmente feliz, seguramente buscando a Vergo o a otra víctima para sus experimentos.

 

Cuando la puerta se hubo cerrado y ya no se escucharon los pasos de Law por el pasillo, Doflamingo se abalanzó al baño a expulsar en el retrete lo que aun quedaba de sus intestinos.

 

Oh  mierda ¿aquello era sangre?

 

—Exagerado— susurró la cocinera mirando desde la puerta del baño como devolvía y temblaba, cada vez mas pálido.

 

—Muérete vieja— consiguió murmurar entre arcada y arcada.

 



*************************



Cuando esa noche Doflamingo entró en su habitación se sorprendió el encontrarse la estancia tan tranquila y ordenada. Allí faltaba algo capaz de acabar con sus paciencia en segundos, algo importante con lo que ya se había acostumbrado a vivir y que empezaba a apreciar.

 

¿Dónde estaba el enano?

 

Era la primera vez que no se lo encontraba tumbado en la cama esperándole como hacia siempre, con su ropa totalmente revuelta por el suelo y su enorme e inocente sonrisa en su cara, como diciéndole que él no había roto un plato en su vida. Aquello le preocupó, ¿y si le había pasado algo?

 

—Bueno, tampoco es que importe— murmuro fingiendo indiferencia, recorriendo la habitación a grandes zancadas y pasándose una mano por el pelo rubio.

 

A lo mejor estaba en el baño, pensó dirigiéndose al lugar con un paso más rápido del que solía usar. Intentando vislumbrar cada sombra que había en la habitación y que podía pararse al enano.

 

Nada absolutamente vacio.

 

Vale no pasaba nada, seguramente el chaval se habría entretenido jugando o tocándole las narices a alguien y se le había pasado la hora.

 

“Son las tres de la mañana,¿ donde quieres que este sino es durmiendo?” se recordó indignado, con un nudo en la boca.

 

No estaba preocupado, definitivamente no estaba preocupado. Lo mejor sería hablar con Vergo a ver si el sabia donde estaba. El moreno siempre lo sabía todo. Casi salió corriendo de la habitación dirigiéndose a la de su segundo al mando por entre los laberinticos pasillos. Cuando encontró la habitación abrió de una patada la puerta del moreno sin siquiera llamar.

 

—Vergo ¿sabes donde esta...—pero la escena que vio lo dejo sin palabras.

 

El pequeño Law estaba sentado entre las piernas de Vergo y este sosteniendo un viejo libro entre sus manos le contaba una historia. Ambos sentados en la cama, vestidos con los ridículos pijamas y metidos totalmente en la historia.

 

—Y entonces el conejo blanco desapareció en una madriguera dejando a Alicia preguntándose si debía seguirle o no...— narraba Vergo pasando las hojas del libro.

 

—Yo le seguiría— comentó Law serio.

 

Y entonces ambos se dieron cuenta del rubio en la puerta que les miraba con cara de sorpresa y una ligera mueca de alivio.

 

—Mingo— chilló Law levantándose del regazo de Vergo y acercándose a él pidiendo que le cogiese.

 

—¿qué hacéis?— pregunto cogiendo a Law y cerrando la puerta tras de sí.

 

—Vergo me está contando un cuento— sonrió feliz el enano mirándole como si aquello fuese lo mejor del mundo.

 

— ¿En serio? — murmuro mirando a su subordinado con una ceja levantada.

 

Vergo no dijo nada, pero repentinamente parecía mucho más incomodo. Doflamingo miró entonces a Law que estaba claramente feliz. Y entonces se le ocurrió una idea que le serviría como venganza contra el niño del demonio.

 

— Mmm...sabes yo me sé una historia mucho mejor que la que te estaba contando Vergo—murmuró misterioso

 

Vergo le miro extrañado y Law con la emoción pintada en su cara.

 

—¿En serio?— Doflamingo asintió viendo que Law había caído en la trampa.

 

—Sí,¿ quieres que te la cuente?— preguntó.

 

—Siiii—chilló emocionado el menor.

 

Sentándose en la cama sonrió retorcidamente a lo que Vergo suspiró, captando que el rubio no tramaba nada bueno. El niño no apartaba sus ojos de él.

 

—Todo empezó una noche oscura en que la luna se alzaba tenebrosamente sobre el cielo...- comenzó.

 

Y así fue tramando la historia más retorcida y terrorífica que pudo contar, había asesinatos, torturas, monstruos come niños y todo lo que pudiese asustar a la imaginativa mente de Law.

 

—...y desde entonces aquella mujer vaga por el mundo esperando la mas mínima oportunidad para devorar a los niños imprudentes— concluyo  horas después.

 

Vergo le miraba con cierto reproche en la mirada suspirando resignado y Law pálido temblaba ente sus brazos mirándole con cara de pánico y totalmente pegado a él.

 

Doflamingo estuvo tentado a reírse.

 

—¿Pasa algo Law-chan?— preguntó divertido.

 

Law aun en shock negó con la cabeza repetidas veces, fingiendo que estaba bien como el niño orgulloso que era, pero no murmuro absolutamente nada, parecía incapaz de hablar.

 

—Entonces supongo que nos podemos ir a dormir ya ¿no?— susurró levantándose con el niño en brazos. Casi pudo notar como el niño empalidecía aun más.

 

—Señor...— murmuró reprochándole Vergo.

 

El simplemente sonrió a su subordinado con cara de diversión y  abrió la puerta al oscuro y silencioso pasillo de fuera. Law se escondió entre sus brazos aterrorizado.

 

—Buenas noches Vergo—

 

Y cerró la puerta a sus espaldas.

 

Esa noche fue la primera de muchas noches que Law pasó despierto escrutando la oscuridad del cuarto y temblando ante el más ligero sonido que recorría el  barco. Pegado totalmente contra Doflamingo mientras este roncaba tranquilamente totalmente inconsciente del trauma que le había provocado al chaval.

 

 

 

Notas finales:

 

¿Que tal? ¿Os ha gustado el primer experimento de Law en la cocina? ¿O el trauma que le ha causado el rubio en venganza? 

Bueno, ambos van confiando en el otro poco a poco, y se va desarrollando la relacion, sin embargo aun les queda mucho para llegar hasta donde les quiero tener.

En el proximo habra un ligero abance, lo prometo aunque como Law sigue siendo pequeño no pasará mucho U_U

Asique dejadme reviews con sugerencias y vuestra opinion de este cap wapos.

Un abrazooo

 


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