CAPÍTULO 2.
- ¿Luffy, en verdad eres tú? – sonrió.
-…
Sanji pegó una palmadita en la espalda del muchacho en muestra de camarería y alegría
- Me cuesta creer que estés vivo.
La alarma de su reloj sonó, no podría permanecer más tiempo en el lugar, agarró al moreno silencioso y le arrastró hacía donde aparcó su moto. Subió al chico y se dirigió rumbo a su hogar para hablar calmadamente con él.
La vida se le había hecho un infierno desde que se convirtió en cazador oscuro, le faltaba la felicidad que alguna vez sintió cuando era humano. Ahora después de tanto tiempo no se podía creer los que sus ojos veían. Había salido a patrullar y volvió a su casa con uno de sus antiguos compañeros, Luffy estaba allí, era demasiado bueno para ser real, sonrió. No sabía cómo pudo sobrevivir ni tampoco le importaba, qué más daba, estaba vivo y delante de él.
-Luffy, relájate, te noto raro – miro al chico tembloroso- ¿No me reconoces? Soy yo, Sanji, he cambiado un poco pero soy tu antiguo compañero.
- ¿Kuroashi?
- Ese es mi apodo, si, Sanji – se estaba empezando a preocupar.
- Creo que me confunde. No me llamo Luffy – el muchacho estaba un poco asustado –. Mi nombre es Monkey D. Taiki.
- No puede ser, eres Luffy, además sabes mi apodo.
- ¿Qué escudero no conoce al gran cazador japonés Kuroashi? Eres una leyenda dentro del mundillo. El único que pasea tres katanas, usándolas como el mismo diablo que mezcla con una técnica de piernas increíble que hace imposible derrotarle – le miró -. Parece defraudado, lo lamento, no era mi intención.
El semblante de Sanji se oscureció, borró la sonrisa de su cara, no podía creerse lo que le decía aquel chaval, era el vivo retrato de su capitán. Ya sabía que era demasiado bonito para ser real, durante un breve momento tuvo la esperanza en poder reencontrarse con el cabeza de césped. Si Luffy estaba vivo, él quizás también, pero su alegría no duró. Suspiró, tenía que resignarse, desaprovecho su oportunidad y ya era demasiado tarde. Ahora era su deber dedicar su “vida” a terminar con los dichosos daimons pero antes le quedaba una duda que solventar.
- Luff… Taiki dices que te llamabas ¿no?
- Sí.
- ¿Qué hacías en aquel callejón?
- Hmmm…- durante un segundo dudó de lo que contestar – Investigar, sobre el pub, se me había encomendado por el cazador oscuro que sirvo. Él no quiso acercase porque oyó que esa zona estaba protegida por otro y ya sabe lo que pasa si se juntan varios cazadores, se van debilitando uno a otro.
Kuroashi notó que el chico algo escondía, ese momento de pensar su respuesta no le gustó, fue demasiado sospechoso.
- Tiene sentido. Ahora dime, esos movimientos rápidos, demasiados para un humano corriente. ¿Cómo pudiste moverte así?
- Bueno shishishi… eso se debe a que me entrenaron muy bien. Querían que fuera el perfecto escudero, provengo de un largo linaje que ha servido a mi señor durante siglos y me enseñaron antiguas técnicas de combate que incrementan mi velocidad y agilidad llamadas hakis shishishi… - ese chico en serio que le recordaba a su capitán -. Algún día seré el jefe de los escuderos shishishi…
- Me alegra chaval pero ten cuidado, es muy peligroso tener sueños, siempre te acaban llevando a la tumba. No merece la pena. Mejor vive y disfruta tu vida, no te impongas metas que te acabaran haciendo llorar.
- No me importa morir por mis sueños. Mejor eso que vivir sin nada a lo que aferrarse – le miró muy seriamente.
Le caía bien ese chiquillo, en parte le recordaba a él y sus compañeros pero no quería que se repitiera la historia. Por más que intentaba disuadirle no servía de nada, ese niño era demasiado cabezota, un rasgo que le gustaba. Temporalmente dejó el tema de lado para seguir interrogándole.
- ¿Y quién es el cazador oscuro que te tiene como escudero?
- No le conoces.
- Quizás sí. Dime su nombre.
- En serio, no le conoces.
- “Sospechoso” – pensó – Da lo mismo, tú dime como se llama.
Taiki estaba demasiado tenso, le costaba darle un dato tan insignificante a uno de los suyos, definitivamente eso mosqueó a Sanji ¿por qué no le daba el dichoso nombre?
- …
- ¿Y bien? – le miró amenazadoramente.
El escudero tragó saliva, dudaba.
- NO tengo mucha paciencia y estás terminando con la que tengo. No me obligues en hacerte daño por una tontería.
- Aqueron se cabrearía, no serías capaz de hacerme daño y levantar su ira.
- No sería la primera vez jaja…
Volvió a tragar saliva.
- Te caigo bien, se ve. No me harás nada.
- Jejeje… - sepuso en posición de pelea con una cara demoniaca - ¿Tú crees?
El moreno se encomendó al cielo, cerró los ojos y preparó para lo inevitable.
- ` ¡Kuroashi! ´
Sanji miró a su alrededor y no vio a nadie “¿Quién le llamó?”
- ` Buscabas a su cazador oscuro, soy yo ´
- ¿Dónde estás? Muéstrate.
- `No me encuentro en tu residencia. Te estoy hablando directamente a tu cabeza es mi habilidad especial ´
- ¿Dónde te encuentras?
- ` Lejos ´
- “No me lo quiere decir”
- ` Pues no, no te importa. Antes que digas cualquier estupidez, sí, puedo oír lo que piensas. Obviamente – continuó -. Libera a mi sirviente que estoy esperando por mi cena para dormir ´
- Quien te crees para ordenarme – esa persona no le caía bien, le causaba una vieja sensación casi olvidada.
- ` ¿Tantas ganas tienes de conocerme cejas de sushi jajaja? ´
- “Esa voz, ese apodo, ese sentimiento al hablar con él ¿sería?” – una luz de esperanza se abrió en su ser - . Sólo una persona tiene el derecho de llamarme así ¿quién eres? ¡Contesta!
- `Me conocen por Gurīn kenshi y si no liberas a mí escudero te arrepentirás de hacerme aparecer. Sin mi sake no concilio bien el sueño de día y tengo hambre, eso me pone de muy mal humor.´
- ¿El Espadachín Verde? ¿Marimo eres tú?