3. Resaca, ¿qué pasó?
La noche fue más larga de lo que pensó Sai, tras un par de horas dormitando en una postura incomoda por culpa de ese pelirrojo de cara de ángel, parecía que la técnica se estaba debilitando y se liberaría de la arena. El kazekage puso una extraña expresión que no pasó desapercibida por el moreno, aunque no tenía ni idea de que significaba y tendría que investigarla, rio como un loco mientras babeaba. Entonces, la mano de arena que lo amarraba le apegó a su captor que comenzó a darle caricias sobre el pijama, sin parar, causándole una nueva sensación nunca experimentada. Sai se quedó en blanco ante el contacto de ese demonio, enfocó su mirada en ese ser que le probaba y provocaba hasta más allá de su límite, la ropa, la piel blanca rojizas y ese pelirrojo natural dejaron paso a un ser hecho de llamas como las que devoraban al moreno y levantaban sus instintos primarios.
Una fuerza que no sabía de donde le provenían, invadió al pintor que rompió ese dichoso jutsu. Perdió la razón y se dejó llevar por la pasión del momento, tirándose encima de Gaara que a pesar de seguir durmiendo, le agarro fuertemente para devorarle. Las manos del pelirrojo se posaron firmemente en el culo del moreno, clavándose y arañando. El moreno abrió salvajemente la camisa burdeos, cargándose los botones, para a continuación comerse ese pecho que se mostraba ante él. Gaara se dejó hacer durante un rato pero ya no aguantaba, tenía que entrar en acción también. Se levantó de improviso, llevando consigo a Sai que le rodeó la cintura con las piernas y estampándolo contra la pared. Siguieron repartiendo caricias y besos, desgarraron sus ropas, marcas iban quedando en sus finas pieles, giraban por la pared de lo salvaje de sus acciones destrozando todo a su paso, ninguno cedía ante el otro, así llegaron hasta el cabecero de la cama, donde se dejaron caer bruscamente y acabaron los dos. Justo cuando las cosas estaban muy caldeadas, todo listo para pasar a otro nivel, se rompió la cama, enfriando el ambiente y haciendo entrar en razón a Sai que se separó del pelirrojo como si quemara.
El pelirrojo seguía insistiendo en medio de su inconsciencia, tanto era su deseo por el moreno que su cuerpo perseguía ese deseo. El joven ambu intentó despertarlo para que reaccionara, le estaba volviendo loco y no quería abusar de una persona indefensa, estaba mal, pero el otro no despertaba ni paraba. No sabía qué hacer pero no seguiría con aquello, se levantó dispuesto a salir de su casa aunque fuera en cueros pero el kage volvió a atraparle con cadenas de arena. Gaara se puso en pie dirigiéndose a donde se encontraba su presa, sonrío y…
HORAS MÁS TARDE.
Un adormilado kazekage, abrió los ojos en una habitación que no parecía la de su residencia temporal en la Hoja. Cuando fue a levantarse un fuerte mareo nauseabundo precedido de jaqueca le volvió a sentar en la cama. Se tocó la cabeza y miró a su alrededor, “¿Qué habría pasado? ¿Dónde estaba”, entonces notó algo que hasta ese momento le pasó desapercibido, no llevaba ropa, la buscó y notó lo que parecía la tela de su vestimenta, echa trapos por todo el lugar, “¿Qué pasó anoche?”
- ¿Podría soltarme ya Kazakage-sama?
Gaara no había notado la presencia de ese chico. Sentado en el suelo con los brazos sujetados por cadenas que le hacían tenerlos extendidos se encontraba “ÉL” desnudo también, mostraba en sus labios una de sus falsas sonrisas pero por sus ojos sabía que el ninja andaba cabreado “¿Qué demonios había pasado?”
- Gaara-sama me duelen los brazos, si ya e-s-t-á s-a-s-t-i-f-e-c-h-o, ¿me libera?
Sólo con pensarlo la arena liberó al pintor que dejó caer los brazos doloridos.
- Gracias- le soltó mordazmente el moreno - . Ahora, haga el favor de marcharse, le invito a salir de mi hogar.
El de mirada turquesa se mantuvo firme, ignorando el tono de su interlocutor.
- ¿Qué ha pasado?
- ¡Váyase!
- Primero quiero saber lo que ha pasado – le miró fijamente -. Si mi conducta ha sido indecorosa me haré responsables de mis actos, mi estado no es excusa y no pienso huir. Dime lo que ha sucedido.
Sai a pesar de todo lo sucedido, sintió admiración y respecto por esa persona, a pesar de ser joven, con una buena posición social y poder, tenía honor. Estaban en una guerra y le necesitaban aquel suceso era insignificante y todo el mundo merece una segunda oportunidad. Tampoco lo había pasado tan mal.
-No se preocupe Gaara-sama, no ha pasado nada de lo que responsabilizarse. Lo único que me debe son muebles nuevos por destrozar los de mi casa.
El kage le miró extrañado.
-En serio, no pasó nada, quédese tranquilo. Si necesita ropa en el armario tiene, quizás alguna prenda le valga, pruébesela y márchese, le esperan para la reunión.
El pelirrojo no se quedó satisfecho, tenía una leve idea de lo que podía haber pasado y Sai le importaba demasiado para dejar eso así, no quería que se gangrenara una relación que había comenzado con un mal acercamiento por su parte. Encontró algo que ponerse y echando una última mirada salió con la promesa de volver a hablar y disculparse.
Llegó antes de lo que pensaba a la reunión y cuando iba a entrar al edificio una voz a su espalda le petrificó.
- Hooooommmbreeeeeee… Gaara kunnnnn… nos divertimos mucho anoche ¿no? Me imagino que al final llegaste a su casita jajajajajaja… ¿no me imaginaba que escondías un lado tan divertido?
-Fin capítulo tres-
Continuara...