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Sexy, Naughty, Bitchy Mello por Kurumi2413

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Notas del capitulo:

Mjm, la razón por la que publico antes es porque tengo un especial de navidad ya planeado, y ahora tengo fechas para publicar, que tengo que cumplir, o si no no podré subir el capítulo de navidad el 24 D': 

Ah~ en fin, el fic XD

Debido a que los padres de Matt ya habían regresado del viaje, claramente no podían seguir quedándose juntos. Era una pena para ambos, ya que sin querer, se habían acostumbrado demasiado a estar junto a el otro. Y fue una experiencia bastante agradable para ambos, que tal vez, podía darles una idea de cómo sería en un futuro. ¿Acaso seguirían juntos? ¿Algún día se mudarían a una misma casa o departamento? El futuro era incierto, y la universidad aún se veía lejana. Ciertamente ninguno se lo imaginaba, y ese era uno de los temas bastantes populares del momento, pues la graduación ya estaba a la vuelta de la esquina.

Las clases pasaron con cierta incomodidad para todos gracias a la "incómoda" pelea que sucedió en el receso. Por otro lado, Mello se veía bastante tranquilo, e incluso feliz. Matt mentiría si dijera que estaba relajado, pues a pesar de estar de acuerdo con Mello al decir que eso fue lo mejor que pudieron hacer, seguía inquietándole. Las "admiradoras" de el rubio murmuraban, mientras que los chicos los observaban como si fueran bichos raros. Le incomodaba, siempre había estado acostumbrado a la soledad, antes solamente eran él y Near. Y nadie se preocupaba por hablar mal de ellos ni nada por el estilo. No, ni siquiera los tomaban en cuenta, esa era una de las ventajas de parecer "invisible". Pero ahora que estaba con Mello, toda esa tranquilidad y soledad se esfumaron. Pero trataría de acostumbrarse. Además, no podía hacer nada más, ya habían tomado esa decisión, y no podían retractarse.

Justo en eso se encontraba pensando el pelirrojo, prestando absolutamente nada de atención a la clase de historia universal que les daban. Lo único que lo devolvió a la realidad, fue el timbre que anunciaba el fin de las clases. El maestro todavía se encontraba hablando, sin embargo, ningún alumno le dio importancia a eso y comenzaron a recoger sus cosas y retirarse.

Suspiró, mientras esperaba a Mello y de paso que todos salieran del salón primero que ellos.

—¿Y ese suspiro? –Preguntó Mello.

—No es nada, estaba pensando. –Trató de sonreírle, pero lo único que consiguió fue hacer un tipo de mueca.

Mello arqueó las cejas, Matt no podía mentirle, siempre le descubría. Para él eran suficientes las miradas, única y sencillamente eso, sabía interpretar a la perfección sus gestos, así como el pelirrojo conocía los de él.

Observaron como el maestro salió del salón, quedando únicamente ellos dos solos.

—Sabes que a mí no me engañas. Si conozco todo acerca de ti, gestos, y como demuestras tus emociones, y además de eso incluso partes de tu cuerpo que ni la luz del Sol conocen, ¿Aún así esperas engañarme con ese intento de sonrisa falsa? –Ahora tenía el ceño fruncido. Matt se sonrojó levemente, a veces Mello podía ser bastante... ¿Romántico? No, esa no era la palabra, ni siquiera encontraba en su vocabulario algo para describir eso. Era que podía ser sentimental inconscientemente, es decir, decir frases "cursis", como él mismo diría, pero sin percatarse. Es por eso que no se avergonzaba de eso, porque lo hacía "sin querer", era algo que no lo hacia con esa intención.

—Lo siento. Es sólo que... –Suspiró una vez más y se resignó, sería mejor contarle, después de todo, le había quedado claro que mentirle no era una opción. —No puedo con todo esto, todos mirándonos... No sé si puedas entenderme, pues tú ya estabas acostumbrado a eso, pero antes de conocerte, era "invisible", por lo que supongo que me acostumbré a eso, y ahora con tantos mirando, me resulta algo incómodo...

—Jamás me acostumbré a las miradas. Ni la persona más famosa del planeta se llegará a acostumbrar por completo a ese tipo de cosas, es por eso que aún menos yo. Pero te entiendo, es normal. Lo único que podría decirte es... Mjm. —Bajó su tono de voz un poco, pues incluso a él le daba algo de vergüenza. –Recuerdas el... Eh... ¿El beso del receso? –Preguntó.

—Ah... Sí... ¿Qué hay con... Eso? –Matt se sonrojó, en ese momento se había dejado llevar tanto que ni siquiera recordaba a los demás.

Su mente se quedó en blanco un momento. Eso era.

—¿Te refieres a que hagamos como si estuviéramos solos, o algo así? –Preguntó, para afirmar de lo que suponía que se trataba eso.

—Así es. Al principio claramente resultará costoso, incluso para mí. Pero podemos intentarlo, ¿O no? –Sonrió de lado, tratando de transmitirle algo de confianza a el pelirrojo.

—Bien.

—Bien.

Salieron del salón con más seguridad que antes, y una vez ya en el patio, se tomaron de la mano. Podían divisar a unas chicas acercándose, y por instinto, se separaron rápidamente. Sin embargo, después de lanzarse una mirada decidida, volvieron a tomar la mano del otro. Las niñas que probablemente eran de primer año, se les quedaron observando con detenimiento mientras algunas murmuraban. Matt lo admitía, estaba nervioso. Y Mello lo notaba completamente, pues las manos le temblaban levemente. A pesar de todo eso, ninguno se soltó hasta que los caminos que tenían que tomar eran diferentes.

—Fue... Algo extraño, no había persona que no se nos quedara viendo. –Repuso Matt.

—Es apenas el comienzo, y no sabemos que será mañana. –A pesar de todo, Mello sonrió de lado.

—Tienes razón. –También sonrió. — ¿Te... Llamo por la tarde? –El rubio le asintió, y cuando estaba por darse la vuelta para tomar otro camino, no tuvo ni tiempo para reaccionar. Sus labios se encontraron, le había robado un beso.

Después de que la sorpresa pasó, cerró los ojos, y entonces recordó por qué razón hacía todo. Eso era, su motivo de su existencia. Al diablo lo que dijeran las demás personas. Al infierno si no lo aceptaban. Era un sentimiento del cuál, una vez te adentrabas, era difícil salir. Y eran simplemente adolescentes, es por eso que muchos no se creían que fuera algo más que simple deseo momentáneo. Y si ni ellos se lo creían en un principio, menos los demás.

Por la molesta necesidad de respirar, tuvieron que separarse, aun ninguno queriéndolo. Se miraron unos segundos, y después de sonreír, cada uno se marchó sin decir ninguna otra palabra.

Y era porque lo que decía Mello era verdad, habían llegado a conocer tan bien los gestos y reacciones del otro, que ya no hacían falta las palabras, a veces una simple mirada bastaba.


—¿Cómo estuvo tu día? ¿Ya no estás enfermo? –Preguntó su madre, mientras ambos se encontraban sentados en la mesa comiendo.

—No... Y... Agitado... —Al ver a su madre arqueando una ceja, supo que tendría que dar los detalles de lo que había sucedido. Y de todas formas, tarde o temprano se habría enterado. —Ya saben lo de "Nosotros". –Dijo, haciendo comillas imaginarias con los dedos, haciendo referencia a él y a Mello.

—¿Qué? ¿Cómo? –Su madre parecía sorprendida, pero se mantenía calmada.

—Sí... Pero no importa. No quiero hablar mucho del tema, ¿Sí? –La mujer pelirroja lo miró con unos ojos que transmitían tanta compresión, que cualquiera habría podido asegurar que eran madre e hijo.

—¿Y qué con el viaje de fin de curso? Ya está a la vuelta de la esquina, eh. –Le guiñó un ojo, dándole a entender que ya no mencionaría el tema. Matt le sonrió, a veces amaba que su madre fuera así de comprensiva.

—Ya sabes, todo lo que implica un viaje de fin de curso.

—No lo digas con tanto desánimo... Será divertido, ya lo verás. –El pelirrojo suspiró pesadamente, pensando que sería incómodo todo a partir de entonces. Ya no podría tocarle en la misma habitación que a Mello sin que pensaran otra cosa.

Se dio una palmada internamente al darse cuenta de lo negativamente que estaba pensando. Su situación tenía puntos a favor y en contra, que a decir verdad, eran más los buenos. Pero era difícil no enfocarse en los malos. Y así era la vida, pues si no hubiera puntos "malos", y todo fuera color rosa, se volvería rutinario, y por lo tanto, aburrido. Además de que, para conocer la verdadera felicidad, primero se debió de haber pasado por otras situaciones.

Como era costumbre, su padre, Chris, no había llegado a comer. Por lo tanto, ninguno dijo nada más durante toda la comida. Su madre se levantó y lavó los platos en silencio, mientras él se dedicaba a ver la televisión, aunque sin prestarle atención. Cuando se aburrió de cambiar canales al azar, subió a su habitación y se recostó en su cama.

La graduación estaba cerca, y pronto sería un alumno de preparatoria. Inevitablemente, pronto comenzaría a tener que pensar en su futuro, y a decir verdad eso le aterraba un poco. ¿Cambiarían algunas cosas? ¿Estaría en la misma escuela que Mello? ¿Cómo serían las personas con las que se encontraría?

Más cambios.

Sin duda alguna, ese año, había sido el más extraño de todos. Colocó un brazo sobre su cara, tratando que la luz no le molestase, y comenzó a recordar cada uno de los sucesos.

Primero, estaba el encuentro que cambiaría su vida. De como pasó a ser un chico "invisible" a el que las personas llamaban "El perrito de Mello", por comenzar a estar siempre detrás de él. Su cumpleaños, que no había recordado, y que días después mandó un mensaje diciendo "Felicidades atrasadamente, princesa." Recordaba ese apodo. Mello lo odiaba, y como en ese entonces no hacía más que molestarlo, se había acostumbrado a llamarlo así. Ni él mismo se dio cuenta cuando dejó de hacerlo, tal vez por las circunstancias.

También estaba el incidente en la casa de Alice. Y justo, los que se habían metido con él, eran Víctor y su grupo de amigos. Llegó su cumpleaños y los nuevos "problemas" con Alice. Las incómodas charlas sobre sexualidad, que en ese momento resultaba gracioso recordarlas, el campamento, la confesión, el beso... Ese frío y lluvioso día dos de Marzo, la cafetería y su baño, los padres de Matt, sus abuelos... ¡Pff! ¡Había tantas cosas!

Puede que hubiera sido complicado, pero sin duda algunas era lejos el mejor año de toda su vida, y no lo cambiaría por nada.

Pensando en eso, tomó su celular, y antes de siquiera pensar en llamarle a Mello, comenzó a sonar. La canción que sonaba le indicó que era el rubio quien le llamaba, por lo que contestó de inmediato.

—¿Mell?

—¿Podrías decirle a tu molesto "amigo" cubierto de lavandina que se calle? –Matt se imaginaba lo molesto que estaba Mello, por el tono que había usado, y sabía que se refería a Near por el hecho de decirle "cubierto de lavandina".

—¿Qué? ¿A Near? ¿Qué dice? –No entendía absolutamente nada de la situación, ¿A qué se refería?

—No para de hablarme por chat. Dice que no volverá a pasar lo de hoy, y toda una biografía más, pero claro, en su 'idioma'. –Matt rió, a pesar de que eso no ayudaba demasiado.

—Simplemente ignóralo. Sabes, a Near a veces se le nota la inmadurez, pero que se le puede hacer, hay que recordar que se adelantó unos años. –Suspiró.

—Oh, y eso no es todo. –A través de la otra línea, Mello soltó una carcajada sarcástica. —No sabes lo que hay de novedad en las redes sociales... Adivina, todos dicen cosas sobre lo que pasó en la escuela. Sin embargo eso no es el problema, exactamente. Además de Ailyn y Alice, hay un grupo de chicas que nos "defiende" de esos comentarios. Y son... Extrañas...

El gamer arqueó una ceja, sin comprender a qué se refería con el término 'extrañas'. Además, eso se suponía que era bueno, ¿O no? ¿Por qué sería más malo que los comentarios negativos? Seguro había algo además de eso. Al ver que se creó un silencio, Mello siguió hablando.

—Como parece que no entiendes, seré directo y te leeré un comentario. "Por favor, déjenlos... ¡Ahora sé que tengo oportunidad de verlos teniendo sexo contra el muro de un salón, oh dios, que emoción!" –Atento a lo que decía el rubio por teléfono, puso los ojos en blancos.

¿¡Qué clase de broma era esa!?

—¿¡QUÉ!? –Espetó, cuando por fin reaccionó.

—Ves, ahora entiendes a qué me refería. Conste que leí uno de los más... 'Leves'.

Y era cierto, ahora no entendía. ¿Quién se pondría feliz al saber que unas chicas extrañas tenían pensamientos pervertidos de ellos dos teniendo sexo? Y si ese comentario no era de los peores... Ni se quería imaginar los otros.

—Genial, antes fantaseaban contigo, y ahora con nosotros teniendo relaciones. Que bonito. –Contestó, con notable sarcasmo en su tono de voz.

—Si no nos involucrara a nosotros, esto podría ser gracioso, admitámoslo. Pero... En realidad será un verdadero problema, no sabes lo molestas que se ven, diciendo que conseguirán fotos y más cosas realmente molestas. –Ambos chicos tenían un tic en el ojo, y se notaba a kilómetros su molestia.

Si la flojera no le ganara a Matt, habría prendido su computador para revisar los comentarios de los que hablaba Mello, pero estaba "demasiado lejos", tenía tarea, y por alguna razón intuía que terminaría con un trauma si los leía.

—Aunque ahora que lo pienso... Pobres niñas, ellas fantasean con eso, cuando tú y yo ya hemos...

—¡YAAA! ¡ENTENDÍ TU PUNTO!

Mello rió, imaginándose la cara roja y avergonzada del otro. Y es que a pesar
de la no agradable situación, como sabía que era algo que les molestaba a ambos, intentaba ver el lado divertido de eso. Aunque eso desapareciera cuando seguía leyendo las cosas tan embarazosas que decían.

Decidieron cambiar de tema, ya tratarían con eso al día siguiente. Comenzaron a hablar de cosas más triviales, y entre charla y charla se les fue el tiempo. Incluso hicieron los deberes mientras seguían al teléfono. No es que así fuera todos los días, pero se habían acostumbrado demasiado a estar juntos los días en los que los padres de Matt habían salido.

El que tuvo que colgar primero fue Mello, diciendo que tenía algo importante que hacer. Por su parte, el pelirrojo jugó con unos cuantos videojuegos, y cuando se aburrió, se recostó sobre su cama. Después de unos cuantos minutos recostado y observando el techo de su dormitorio, pudo quedarse dormido.

Había tenido suerte de que su padre no preguntara nada, o que su madre no se lo haya mencionado, pues seguramente habría hecho un alboroto sobre eso, y lo obligaría a contar con detalle lo que sucedió, lo cual, no era nada recomendable , lo único que faltaba era que las mamás de algunos alumnos se enteraran, para que se les quedaran viendo como si hubieran cometido el peor pecado del mundo. Así estaba la sociedad, no soportaban ver a dos hombres de la mano, pero si en las noticias hablaban de un asalto, les daba igual de lo visto que estaba eso.

* * *
Había pasado ya una semana desde eso, y las cosas estaban por demás extrañas. Mientras había algunos que los seguían observando extraño aunque sólo estuvieran hablando, Matt descubrió que las "admiradoras" de Mello eran el grupo de chicas extrañas que los defendían. Y era extraño porque desde que comenzó a salir con el rubio, siempre pensó que si alguna vez se enteraban sería la peor pesadilla para ambos. Y a decir verdad, era algo parecido, ¡O incluso peor! Alice y Ailyn se reían de eso, y era otro punto irritante. En el receso, no dejaban de hacerles preguntas incómodas que nunca ninguno respondía, y "curiosamente" acababan rojos. En realidad esperaban que se cansaran de insistir con ese tema, ya que si no, terminarían volviéndose locos y nunca podrían volver a estar tranquilos en la escuela.

En ese momento, se encontraban en clase de educación física. El maestro había dicho que formaran parejas, y comenzó a explicar la actividad, que consistía en tomarse de los brazos, quedando las espaldas juntas. Mello y Matt ni siquiera se voltearon a ver cuando dijeron "en parejas", pues sabían que estarían juntos, como siempre lo hacían.

—¿Quién irá adelante? –Preguntó Matt.

—Yo voy atrás, caminar al revés es cansado, no podrás y te caerás.

—¡Hey! –Reclamó con un puchero, pero sabía que era verdad, por lo que no dijo nada más, y ambos se pusieron en la posición.

Una vez todos estaban listos, el maestro dio la indicación que comenzaran, y todas las parejas salieron caminando. De lo que ambos pudieron percatarse, es que algunas chicas se reían mientras les miraban el trasero a ambos, lo cual, resultaba demasiado incómodo.

Y aquello no era todo el problema. Ninguno creyó que sus cuerpos estarían tan juntos en esa actividad, creían que era simplemente caminar, pero al estar uno de espaldas y otro de frente, con la espalda pegada y agarrados de los brazos... Los dos se encontraban sonrojados por el contacto, con la mirada atenta de las chicas sobre ellos.

Estaban a punto de llegar nuevamente al comienzo, cuando de pronto Matt se tropezó, y Mello, tratando de evitar que cayera al suelo, terminó siendo jalando por él, cayendo ambos, en una postura demasiado comprometedora.

Todos detuvieron la actividad, y mientras se miraban completamente rojos de vergüenza, podían escuchar risas y murmullos. Se levantaron y se sacudieron la ropa, aún sonrojados. ¿Por qué justo tuvo que pasarles eso a ellos?

—¿Se encuentran bien? –Les preguntó el maestro, quien en el fondo contenía la risa.

—Sí. –Contestaron, al mismo tiempo.

—Bien, pero...¿Lo acompañaría a la enfermería? –Miró a Mello, y este arqueó una ceja. Ninguno de los dos había notado que la rodilla de Matt sangraba levemente debido al golpe que se dio, y cuando se percataron, estarían mintiendo si dijeran que no se sorprendieron.

—Yo lo llevo. –Sin importarle aún las atentas miradas de los demás, cargó a Matt en la espalda hasta la enfermería, sin imaginarse todo lo que los demás murmuraban mientras ellos se fueron.

—¡H-hey! ¡No es necesario! ¿Sabes el escándalo que se armará por esto? –Dijo, cerrando los ojos con el rostro sonrojado.

—Lo sé. Pero... Me importa más tu rodilla, ¿Sabes? Además... En parte fue mi culpa. –Dijo lo último en tono más bajo de lo normal, sorprendiendo a Matt.

—Eh, no... Yo soy quien debería decir eso, por mi culpa también te caíste. –En ese momento se preguntaba: "¿Tanto se preocupa Mello sólo por un raspón?" Podría sonar simple, pero en parte esa preocupación que se le notaba lo hacía sentir extrañamente feliz. Era una extraña emoción que estaba en su pecho, no sabía como llamarle, pero ahí estaba.

Una vez llegaron, como la mayoría de las veces, la enfermería estaba vacía. Mello lo dejó en una camilla que había, y buscó entre los cajones alcohol y una venda.

—¿Y desde cuando aprendiste primeros auxilios? –Bromeó.

—He, por lo menos sé improvisar... –Sonrió levemente, echando alcohol en la herida del otro. – Cuando era niño siempre tenía que curarme yo mis heridas, y siempre salía horrible. En cambio, cuando me lastimé en el campamento y tú me vendaste la muñeca, quedó perfecto. –Sonrió más ampliamente que antes, recordando aquella escena.

—Oh, claro, ya recuerdo. Pero a como estás vendando mi rodilla, me parece que lo haces bien. –También sonrió, a pesar de que era mentira, ya que en realidad parecía que la venda se le caería a los cinco minutos. Pero no le importaba, le hacía feliz que Mello fuera quien lo estuviera vendando.

—Ha, no es necesario que mientas. –Hizo una mueca que a Matt le pareció graciosa, y no pudo evitar soltar una risa. — Aunque hay otro tipo de primeros auxilios que sí sé a la perfección.

—¿Cuál? –Mello sonrió de lado al escuchar la forma tan inocente en la cual el pelirrojo preguntaba. Como se encontraba hincado frente a él, le fue fácil estirarse un poco hasta llegar a su rostro, y plantarle un beso mientras estaba desprevenido.

Matt le acarició el cabello, mientras sentía como el corazón le daba un vuelco. Seguía sintiendo como si fuera la primera vez que ambos se besaban, a pesar de que ya habían hecho eso miles de veces, se sentía igual que aquella primera vez.

Se separaron cuando creyeron escuchar unos ruidos cerca, pues a pesar de que ya sabían sobre "ellos", sería incómodamente extraño que fuera una de las chicas de las preguntas "extrañas".

—Creo que es hora de irnos, sino comenzarán a decir que no sólo te vine a vendar la rodilla.

Se levantaron y cuando abrieron la puerta de la enfermería, quedaron perplejos al ver lo que veían en el desolado pasillo donde sólo habían dos chicas... ¿¡Besándose!? Y fue mayor la sorpresa cuando reconocieron quienes eran.

—Mjm. –Mello tosió, y Alice y Ailyn se separaron de la forma más rápida que pudieron, con el rostro rojo.

—¡N-no es lo que parece! –Dijeron ambas.

—¿Creen que les creeremos eso? Eso de "no es lo que parece" incluso nosotros lo usamos algunas veces, ni lo intenten. –Mello sonrió con burla, mientras Matt no sabía como reaccionar.

—Ha... Eh... Ni una palabra de esto, ¿Sí? –Alice miró a ambos chicos, y después de que ambos asintieron, sin poder evitarlo, se echaron a reír.

—Esto... ¿En serio? –Dijo Matt, aún riendo.

—No creíamos que fueran así, chicas. –Mello le siguió el juego, mientras también reía.

—Oh, cállense, por lo menos toda la escuela no lo sabe, y no escriben historias pervertidas sobre nosotras. –Ambos dejaron de reír, y la miraron con seriedad, observando como entonces eran ellas las que reían.

—¿A... A qué te refieres? –Preguntó Mello, arqueando una ceja, con algo de temor, pues sabía de todo lo que esas chicas eran capaces.

—Esto, me lo prestaron tus "admiradoras" para que yo y Ailyn lo leyéramos y.. vaya, no saben como nos reímos. –Sonrió de forma burlona, entregándoles unas hojas de cuaderno a ambos.

—Eh... –Ailyn no sabía que decir. Y es que no era agradable que tu mejor amigo de la infancia y antiguo amor te encontrara en una situación así. Por dentro, se moría de vergüenza, pero sabía que no se comparaba nada a lo que estaban pasando Mello y Matt.

—Ya, esta bien, no diremos nada, ¿Creen que no entendemos de estos asuntos? Por favor, creo que somos expertos. –Matt suspiró, mientras Mello asentía comprensivamente, dejando de lado las bromas.

—Que bien, de verdad, gracias chicos. Bueno, ahora que lo saben, ¡Alguna vez saldremos los cuatro juntos! Y lean la historia, es... "Interesante" –Se despidieron con la mano de ambos mientras se alejaban, y Matt hizo lo mismo, sin darse cuenta que Mello ya leía las hojas que les habían dejado.

Por su parte, el rubio estaba completamente perplejo mientras seguía leyendo y leyendo. De un momento a otro, su rostro cambió de color, desde un pálido hasta un rojo carmesí. Fue entonces cuando Matt se percató que leía las hojas, y un leve temor le invadió, como si presintiera lo que venía escrito.

—¿Q-qué dice...? –Preguntó, atento.

Sin decir palabra alguna y sin poder deshacerse de su sonrojo, Mello le pasó las hojas. Leyó rápidamente una parte, arqueando una ceja. Hasta que... Llegó a cierta parte donde...

"-¡Ah.. Ha... Ah~ No... Matty! Ahh! ¡Ahí! -Mello sentia como lo penetraban, y aunque le dolia debia admitir que eso le gustaba"

Su reacción fue casi la misma. Primero su rostro palideció, y después se puso completamente rojo.

—En serio... ¿¡Qué es esto!? –Le pasó nuevamente las hojas a Mello, quien parecía... Muy, muy enojado.

—Malditas mocosas. La ortografía que tienen está horrible. –Después de arrugar el papel completamente, golpeó la pared con fuerza. – ¡ESO NO... YO NO...! ¡MALDITA SEA, YO NO SOY EL PASIVO! –Matt se dio una palmada en la frente al escuchar eso. ¿¡Y por eso se molestaba!?

—Yo debería quejarme, recuerda que soy yo a quien le duele el trasero por dos días, en cambio, a ti sólo te dolerá en la historia. Y ahora que lo pienso, no está tan mal... –Hizo un ademán con los hombros, pensando como sería ser el que "dominara" esa clase de situaciones.

—Ha, no, para nada, recuerda que la otra vez lo intentaste y parecías perro chihuahua por como temblabas. –Rió, haciendo una pose de superioridad. Matt se puso rojo, de tal forma que podía ser por enojo o vergüenza.

—Hm. Estoy seguro que no quieres porque sabes que a ti te dolerá por tres días, y no por dos. –Se cruzó de brazos, queriendo parecer indignado.

—No me hagas reír, "Matty". No me dolería ni cuando termináramos. –Sonrió de forma burlona, haciendo enojar más al pelirrojo.

—¡Entonces intentémoslo! –Espetó.

—Cuando quieras, y entonces veremos si realmente eres capaz.

—Eh... Mejor después... –Se rascó la nunca mientras sonreía nerviosamente. Prefería decir que mejor no, a decir que sí, y en el momento no poder. Eso haría que Mello se burlara menos de él.

—Lo sabía, ¿Ahora quien es la "princesa"? –Seguía sonriendo burlonamente, mientras tomaba a Matt por la muñeca, indicándole que caminara, pues seguramente la clase de educación física ya había terminado y tenían que regresar a clases.

—Sigues siendo tú. "Princesa". –Repuso.

Las cosas recién comenzaban, y el viaje de graduación era en dos semanas. Sin imaginarse todo lo que llegaría a suceder, seguían caminando mientras ambos bromeaban. Tal vez, sólo tal vez, era cierto eso que la noticia los había unido más. Es decir, ahora que ya sabían todos sobre ellos, de alguna forma su convivencia había mejorado bastante. Y probablemente, seguiría mejorando.

Notas finales:

Creo que lo notarán... Este capítulo es muy relajado y como muy... Como dice Mello en el fic de entre páginas y secretos de Pia... *Cof cof, no, nooo, no hago publicidad, para nada, como creen (?* Muy happy-happy (? XD Y es que ese era el punto~ 

Gracias a Fran, que me dio la idea de Ailyn y Alice. xD. Y al final de cuentas, de ahí surgió una situación que resulta bastante graciosa XD (?) 

Ahora se podrán molestar, es momento de vengaza~ Ahaha. 

Y... pero que cosas escriben (? Por si se preguntan, sí, en la parte de la historiaque  escribieron las chicas extrañas, puse mala ortografía a propósito, ese era el punto, que se notara que lo escribieron mal xD 

 

Ah, en fin, nos vemos~ publico el fin de semana :3 

PD: lo del ejercicio de deportes se me ocurrió porque nos dejaron esa actividad, y... Bueno, era inevitable, la posición era extraña XDDDD 


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