… Escuchaba a lo lejos voces de quienes conocía. Las risas de sus compañeros cuando fueron a beber. Los disparos en el campo de batalla. Y lo último que recordaba, a su amada Peggy. Eran tan lejanas, a punto de desaparecer en cualquier instante, hasta que una tenue luz sobre su rostro se iba intensificando.
Con pesadez abrió los parpados sintiendo dolor de ver la luz luego de años de oscuridad.
A pesar de su estado miro detenidamente cada rincón de la habitación, creyendo que había probablemente, sido capturado por el enemigo.
Reunió todas sus fuerzas y se levanto de un solo impulso lo que provoco que cayera al suelo mareado, causando un gran estruendo al llevarse por delante la lámpara de la mesita de noche que estaba junto a la cama.
¿Dónde estoy? –jadeaba intentando levantarse. Se sentía demasiado débil si quiera sostenerse
Fue en eso que una enfermera entro en la habitación. Se acerco con apuro al verlo sobre el suelo, para ese entonces Rogers poco a poco perdía la conciencia, los sonidos se hacían lejanos, las imágenes frente a el eran distantes y borrosas, casi surreales hasta que quedo sumido en la más profunda oscuridad. Nuevamente
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No faltes. Te esperare…
Una lagrima se deslizo lentamente por su blanca mejilla acompañada de un profundo suspiro. Luego vinieron las demás.
Volvió a abrir los ojos esta vez con una profunda tristeza, algo le decía que donde estaba no quedaba nadie más de los que tanto amaba.
Nuevamente una enfermera entro a la habitación. Se acerco al soldado con una forzada sonrisa ya que no podía ocultar del todo la pena por la situación del capitán Rogers.
Buenos días Señor Rogers –musito suave la joven mujer. Le e traído su desayuno –continúo
Rogers por su parte no estaba ahí. Sus ojos miraban a la nada, si bien la enfermera lo veía era como si estuviera sola en la habitación.
Señor creo que lo mejor será alimentarlo por sondas. Dijo a través de un comunicador.
Haga lo que deba hacer y comuníqueme cualquier mejoría –Se escucho como respuesta. Era Nick Fury. El más interesado en que el Capitán América pudiera salir de ese estado de shock. Había dedicado demasiado tiempo junto a su equipo para permitir que todo el esfuerzo no valiera nada.
Señor Rogers –repitió la mujer. Debe comer, por favor.
Rogers levanto la vista lentamente y se quedo mirando fijo a la mujer quien para su buena o mala suerte tenía mucho de parecido con peggy.
Peggy –dijo Rogers con ternura y desesperación en la voz. Gracias al cielo, eres tú. Su cara se había transformado y a la joven mujer le daba miedo la mirada fija que caía sobre ella. Presiono el botón de pánico junto al interruptor de luz desesperada viendo como aquel fornido hombre se abalanzaba sobre ella
¡Señor Rogers por favor reaccione! –Grito desesperada al momento en que dos Agentes de S.H.I.E.L.D irrumpieron violentamente en la habitación tomando al confundido soldado por los brazos mientras una segunda enfermera ya veterana entraba con una jeringa en las manos.
¡Peggy! ¡Peggy soy yo!. Steve Rogers. ¿No me recuerdas? –le hablaba con miedo en la voz intentado luchar ya que además de sentirse muy débil no entendía nada de lo que ocurría a su alrededor.
Lo siento Capitán –La muchacha rompió a llorar saliendo de la habitación. Los agentes por su parte junto a la veterana, se encargaron de amarrarlo bien a la cama y esperaron a que el tranquilizante hiciera efecto, y para su sorpresa El soldado cayó cansado de luchar a los pocos minutos.