Estaba sentado en la sala de espera de un centro médico, obviamente esperando que nos atendieran cuando de pronto vi como salía del ascensor un chico de ojos grandes y celestes como el cielo, pelo rubio y desaliñado, con un polerón celeste que hacia resaltar sus ojos y unos jeans bastante ajustados marcando sus bien torneadas piernas, me había quedado embobado mirándolo y el pareció darse cuenta porque cuando nuestras miradas se toparon me sonrió ladinamente y se acerco a mí, me fije mejor y vi que detrás del había una mujer la cual debía ser su madre, se sentó al lado mío y la mujer al lado de él. Me puse de pie y le susurre a mi madre que iría al baño.
Llegue al baño que tenía un enorme espejo y abrí la llave del lavamanos, me las moje y las pase por mi rostro y cabellos, ese chico de ahí fuera me había dejado bastante intranquilo, me apoye en el lavamanos mientras miraba mi reflejo en el espejo, cerré los ojos y suspire pesadamente.
-¿Qué ocurre, Anthony?-abrí los ojos rápidamente y busque en el espejo el reflejo de la persona que me hablaba, era él, me quede observándolo y vi como sonreía con sorna-¿te comió la lengua el ratón acaso?-
Comenzó a acercarse despacio pero decidido, me gire y me volví a topar con sus ojos. Ahora que estaba más cerca y lo observaba más detenidamente, ese chico me parecía familiar.
-Anthony despierta-chispeo los dedos y me mordí el piercing que tenía en el lado derecho de mi labio inferior.
-¿Cómo sabes mi nombre?-mi voz sonó rasposa, vi como ensanchaba su sonrisa-¿Qué quieres?-
-Pues porque eres bastante famoso en el instituto-chasqueo la lengua-…al igual que yo, por tu culpa-me dedico una mirada llena de odio, no comprendía nada, ¿era alguien del instituto, de mi instituto?
-No te conozco-
-¡Claro que si!-se acerco otra vez a mi acorralándome contra el lavamanos-eres un estúpido engreído que se divierte hostigándome, todo el día durante toda la semana-¿Qué yo qué? Al único estúpido que yo molestaba era a él nerd ese ¿Cómo era que se llamaba? Felipe y ahí caí en la cuenta de algo.
-¿F-Felipe…?-abrí mis ojos hasta no poder mas y se alejo cruzándose de brazos.
-Ajá, por fin te acuerdas, idiota-pero no podía ser el era un debilucho, bien hablado, además el solo usaba ropas anchas, andaba con un gorro y si mal no recuerdo sus ojos eran cafes-¿te sorprende? Te sorprende el hecho de haberte quedado mirando embobado al estúpido y debilucho Felipe el nerd mas nerd del instituto, al que todos pueden humillar porque el gran Anthony Suarez lo dijo, ¡respóndeme idiota!-su sonrisa ya se había borrado- ¿Por qué lo haces? ¿Qué te hice yo?-vi como sus ojos cambiaban del color celeste brillante a un celeste opaco.
-yo…-no sabía que me pasaba, el chico frente a mi era realmente hermoso casi como un ángel totalmente diferente al que yo conocía, sus preguntas eran muy claras pero no sabía las respuestas, nunca supe porque comencé con todo eso-yo no lo sé-
-¿no lo sabes? Tu maltratas y humillas a la gente y ¿no sabes por qué? Es por eso que te odio…-su voz se quebró y comenzó a sollozar-te odio tanto…-no sabía qué hacer estaba llorando, las lagrimas rodaban por sus mejillas.
Esta vez fue mi turno de acercarme, no muy convencido pase mis brazos por sus hombros y lo atraje hacia mí, estrechándolo en un abrazo, su cabeza quedo apoyada en mi pecho, se puso a sollozar mas fuerte, sus brazos que hasta el momento estaban a cada costado abrazaron mi espalda y apretaron mi polerón, cerré los ojos y acerque una de mis manos a su cabello rubio, le acaricie; sus sollozos y llanto fue cesando. Le aleje tomándolo por los hombros, quería ver su rostro, el cual trato de no mostrarme mirando el piso.
-Felipe perdóname, yo si soy un estúpido, idiota, engreído y todo lo demás que dijiste…en realidad no sé porque te hacia todo eso yo… juro nunca más volver a acercarme a ti…-solté sus hombros y pase por su lado hacia la salida- espero algún día me perdones-no sé qué había sucedido, ver su rostro mostrando toda esa pena y rabia hizo que mi pecho doliera. Salí del baño y volví a la sala de espera donde estaba mi madre esperando.
-Tony ¿Por qué tardaste tanto?-
-Nada mamá solo que me entretuve hablando por teléfono con Laura-me senté y escondí mi rostro entre las palmas de mis manos y ahogue un suspiro.
No entendía nada.
“Anthony Suarez, Señor Anthony Suarez, por favor pasar a la consulta 403”
-Tony es nuestro turno-escuche decir a mi madre, así que me levante y camine junto a ella a la consulta que nos habían indicado.
Entramos me senté el médico me reviso la garganta, estaba resfriado y con mi garganta inflamada, me dio una receta y salimos de la consulta.
-¿Hijo que pasa? Has estado muy callado y distraído-mi madre era una gran observadora.
-No se la conversación con Laura me dejo medio raro eso es todo-pero gracias a que ella era así, yo me había vuelto muy bueno en mis mentiras.
-Te preocupa bastante esa chica ¿están saliendo?- en verdad no estaba preocupado por ella pero si me había dejado confundido la reacción de Felipe y esa opresión en el pecho al verlo llorar.
-No, solo somos amigos nada mas-desde ya hace algún tiempo Laura me perseguía hacia todas partes, tratando de ligar conmigo pero no llamaba mi atención como para salir con ella, aunque esta vez me había servido de escusa.
- no te creo para nada pero si tu lo dices está bien-
Llegamos a la misma sala de antes y ahí estaba Felipe junto a su madre, esperando, cuando me vio pude notar un pequeño sonrojo en sus mejillas y cuando sus ojos celestes se toparon con los míos agacho la cabeza y jugueteo con sus dedos, estaba nervioso y avergonzado. Que tierno se veía de esa forma. Sonreí y seguimos caminando hacia la salida.
Desde la puerta de salida se podía ver perfectamente el lugar donde estaba Felipe así que le mire otra vez y vi que el también lo hacía, sonreí de nuevo y me despedí con la mano. Nunca más cruzaría una palabra con él, era como un adiós.