-Se lo dirás hoy, verdad?- Preguntaba el Kitsune mientras besaba el cuello de su amante.

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-Donde estás? - 

-Estoy en la casa de Naruto, ya te dije...-

-Ah, y que haces alli?-

-Visitarlo...-

Naruto y yo, comenzamos a vernos a escondidas de ella, desde aquella fiesta que tuvimos y ambos nos pasamos de alcohol, no hicimos nada, pero dicen que las personas dicen la verdad cuando están borrachas, y es cierto, yo le confesé mis sentimientos, y gracias a no se quién, los de él eran los mismos. 

-Sakura debo decirte algo importante...-

-Si, yo también...-

Él era Sasuke Uchiha, director de Sharingan.Inc, una de las cadenas de tiendas departamentales más conocidas en Japón y un hombre famoso por su entereza y atractivo no por nada era uno de los solteros más codiciados.

Un hombre como él no se ponía nervioso. Y no estaba nervioso  se repitió a sí mismo, llevaba una hora esperando en aquel maldito avión y si tenía  que volar a diez mil metros del suelo en una lata tendría que hacerlo, eso era todo. De modo que no estaba nervioso si no impaciente.

Sasuke frunció el ceño cuando las primeras gotas  de lluvia empezaron a resbalar por la ventanilla del avión y trago saliva al ver la limosina atravesando la pista a toda velocidad. De inmediato, dejo de jugar con sus manos y el nudo en su estómago, que cabe mencionar no eran nervios, se convirtió en un nudo que le dificultaba la respiración.

-Él estaba allí.

Con cuidado flexiono los dedos  sobre la mesa e intento respirar. No estaba nervioso, Naruto Uzumaki no lo ponía nervioso.

Naruto tenía miedo, pero estaba nervioso ante la sola idea de verlo de nuevo, sentado en la limosina mientras iban al aeropuerto, repasaba la lista de cosas que necesitaba por si había olvidado algo y preguntándose qué iba a decir cuando lo viera, lo que sentiría.

-No lo mejor es que no sienta nada, está decidido.